♡Anyone else but you♡

Kimya Dawson sonrió al público y alzó su guitarra en el aire mientras agradecía desde lo más profundo de su corazón por todos los aplausos y los gritos eufóricos que las personas reunidas dentro de Tacoma Dome le habían brindado durante su presentación. 

Sin duda había sido una noche perfecta, que sólo había mejorado por tener la oportunidad de poder poner sus pies en el escenario antes que su banda favorita en todo el mundo.

Pero eso no sería lo mejor de la noche.

Mientras terminaba de agradecer a la agrupación de personas que esperaba con ansias, vio como Frank Iero salía desde el costado izquierdo hasta el centro del escenario. Caminó hacia ella con su guitarra colgada a un lado de su cuerpo y la mirada un poco confundida.

—Este es mi amigo, Frank —dijo y el público, como era de esperarse, enloqueció con gritos más fuertes, llenos de euforia.

Él se acercó tímido y tomó asiento en la silla del lado izquierdo que habían colocado para él en el centro del escenario. Seguía sin entender porqué Kimya se había despedido del público en ese momento, aún así decidió esperar, acomodó su guitarra sobre su regazo y rasgó algunas cuerdas.

—Oh, estoy tan nervioso —mencionó en el micrófono, tenía  las mejillas sonrojadas.

La morena le miró y sonrió con dulzura, se volvió a su propio micrófono y dijo:

—Este es el chico más dulce.

Frank sonrió y bajó la mirada a sus pies, sonrojándose mucho más. Le respondió después de pensar un poco.

—Le di veinte dólares para que dijera eso.

—Lo habría hecho por cinco —le respondió ella—. Pero hay alguien que me pagó mucho más por obtener este momento —dijo y dicho esto se acercó a Frank para despedirse de él con un corto abrazo.

Frank se levantó y la correspondió extrañado, pensó que ella le diría algo pero Kimya solo se limitó a sonreírle y palmear su espalda mientras las luces se apagaban, dejándolo solo en el escenario.

Pero no por mucho.

El estallido de gritos y aplausos por parte del público lo alertó unos pocos minutos después. Al costado derecho del escenario, bajo la suave luz amarillenta que iluminaba, apareció la figura de Gerard Way caminando con lentitud hacia él.

Gerard saludó con la mano a sus fans y finalmente tomó asiento a un lado de Frank.

—Mi amiga Kimya me ha permitido este espacio en su escenario para que yo pudiera cumplir mi sueño de cantar junto a Frankie —explicó con su delicada voz y extendió su mano derecha hacia a Frank.

El guitarrista correspondió el gesto, comprendiendo porque Gerard había estado tan callado durante el pequeño ensayo que él había tenido con la morena por la tarde. También entendía porque no lo había visto minutos antes en el backstage.

Sus dedos entintados sostuvieron con delicadeza los de Gerard algunos minutos hasta que su pareja besó sus nudillos y recordó, que había público que los admiraba, no eran solo ellos dos en su mundo.

—¿Estás listo? —preguntó con esa sonrisa de dientes pequeños.

Esa sonrisa tímida y pura que le motivaba a luchar por su amor, así tuviera que hacerlo contra el sol, la luna y las estrellas.

Frank asintió y segundos después los primeros acordes comenzaron a sonar de las cuerdas de su guitarra. No lo habían hablado pero no era necesario, estaba totalmente seguro que era la misma canción que iba a cantar con Kimya.

You are a part time lover and a full time friend —cantó Gerard. Su voz suave y delicada combinando en perfecta armonía con los acordes de Frank—. I don't see what anyone can see in anyone else. But you… 

—I kiss you on the brain in the shadow of a train. I kiss you all starry eyed, my body's swinging from side to side. I don't see what anyone can see in anyone else. But you…

Coro a coro iban intercambiando sus intervenciones, sus voces creando el acorde perfecto y el calor que irradiaban sus corazones solo podía compararse con la cálida atmósfera que los envolvía a ambos. Era como si a través de aquellas letras trataran de decirse algo más, o al menos Gerard quería hacerlo.

Sus miradas tan cómplices y las sonrisas que se regalaban hacían creer que eran solo ellos existiendo. Solo Gerard y Frank, siendo felices, haciendo lo que más les gustaba hacer con sus personas favoritas en el mundo.

You want more fans, I want more stage. I don't see what anyone can see in anyone else. But you… —cantó Gerard, sintiendo su corazón latir más desbocado que nunca antes. 

Con cuidado llevó su mano derecha al bolsillo trasero de su pantalón y palmeó la argolla dorada que estaba resguardando con tanto recelo desde sus días en Francia. No le había costado mucho encontrarlo y saber que era el indicado para él; una pequeña pieza, sencilla, de color oro con destellos verdes, del color de la esperanza. Un simbolismo que representaría su unión a partir de ese día en adelante. Una de las demostraciones más grandes y sinceras de su amor por Frank.

Don Quixote was a steel driving man. My name is Frank, I'm your biggest fan. I don't see what anyone can see in anyone else. But you…

La sonrisa espléndida y amplia que Frank le regaló después de cantar su verso fue todo lo que Gerard necesitó para confirmar, una vez más, que unir para siempre el resto de su vida a la del hombre tatuado era la mejor decisión de todas. 

Mientras cantaba su último coro abrazó el anillo contra la palma de su mano, trató de respirar al momento en que sus voces volvieron a ser una sola.

Du du du du du du du du du du du du du du du du du du du… But you

Gerard dejó de pensar en ese momento. Admiró el rostro de su ser amado y se deslizó de su asiento mientras Frank finalizaba la canción. Los aplausos que comenzaban a tomar vigor fueron silenciados cuando el vocalista se hincó sobre su rodilla derecha frente a Frank y extendió su mano con un anillo que brilló a la vista de todos los presentes bajo las luces del escenario.

Frank miró estupefacto el anillo entre los dedos de Gerard y luego sus ojos avellanas brillantes se dirigieron a su rostro, una y otra vez. Había soñado tantas veces con un momento como aquel pero los años habían pasado y nunca se había dado; se había conformado con que simplemente se pertenecían entre ellos, con ese amor eterno que iba a durar más allá de sus días.

Sin embargo, tener a Gerard así frente a él, con un estadio lleno de personas como testigos, hacía que su sueño más grande se sintiera más especial que nunca. Y joder, las lágrimas que escaparon de sus ojos le hicieron saber que no era un sueño, estaba viviendo su dulce realidad.

—¿Quieres casarte conmigo, Frank?

La respuesta salió de sus labios un minuto después y antes de que pudiera pensar en estirar su mano para recibir el anillo que simbolizaba su reciente compromiso, se arrojó a los brazos de Gerard. Fundiéndose en un profundo abrazo que finalizó cuando unieron sus labios en un casto beso.

Los gritos de los fans eran inigualables, al igual que los aplausos por parte de sus familias y sus compañeros de banda que los miraban desde los costados del escenario.

Kimya sonrió mientras limpiaba las lágrimas de sus mejillas.

Nadie más excepto Frank, para Gerard.

Y nadie más excepto Gerard, para Frank.

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