uno

⚠️BDSM.

En ropa interior, sentada sobre sus talones con las manos sobre los muslos y su barbilla pegada en el pecho esperaba Jiwoo en la habitación donde esperaba a la que era su ama hace cuatro semanas, Ha Sooyoung.

Sooyoung era una experimentada dominante que vio en la castaña algo especial, luego de algunas citas le habló del mundo del BDSM explicándole que veía en ella, la pequeña, tierna e inocente Jiwoo, a su sumisa ideal.

Un par de semanas después ambas habían firmado el contrato entre dominante y sumiso, y esa noche era su cuarta sesión.

Nunca le había interesado el BDSM a pesar de saber de qué se trataba, pero la imagen de una Sooyoung dominante que destruyera todo su poder de decisión sobre sí misma la hizo aceptar casi de inmediato cuando la mayor le propuso ser su ama y tutora.

Miró el cuarto a través de sus pestañas, estaba en el departamento de la mayor en una habitación especial para sus sesiones, tenía una cama grande de cuero negro sin sábanas con cajones en la base de esta, en los postes de la cama había hebillas para pasar cuerdas y tenía una pared donde exhibía látigos, fustas y esposas, de sólo mirarlos sentía sus bragas un poco húmedas.

Oyó los pasos de la pelinegra fuera de la habitación y respiró profundo, entrando en su condición de sumisa. Bajó la mirada a sus manos, escuchó la puerta abrirse para luego volver a cerrarse, la mayor comenzó a desplazarse por la habitación y Jiwoo solo esperó, tratando de calmar los latidos de su corazón.

Pronto los pies de su ama aparecieron en su campo de visión. No dijo una palabra, sabía que estaba escaneando su cuerpo y su postura, respiró con dificultad mientras cerraba los ojos para concentrarse.

-Levántate, te traje un regalo. -dijo con voz profunda. Su corazón dio un vuelco en su pecho y se apresuró a salir de su incómoda postura. Una vez de pie, dejó sus brazos a los lados de su cuerpo con la vista aún en sus pies. -Mírame. -exigió.

-Sí, Ama. -dijo la menor brevemente para subir su vista lentamente por el cuerpo de la mayor, quizás demorando más de lo debido.

Sooyoung llevaba una camisa blanca bajo un corsé y unos pantalones negros de látex. La castaña suspiró débilmente cuando por fin miró el rostro de su ama viendo como tenía unas perfectas cejas alzadas mientras le devolvía la mirada profundamente.

-¿Te gusta lo que ves? -le preguntó burlonamente mirando directamente a sus ojos, las mejillas de Jiwoo enrojecieron y torpemente trató de responder.

-Eh... y-yo...-Sooyoung la interrumpió con su movimiento, avanzó un paso y tomó a la menor por la mandíbula ejerciendo un poco de presión, elevó un poco su barbilla para mirarla directo a sus dilatadas pupilas.

-Responde, Jiwoo, ¿te gusta cómo me veo? -preguntó nuevamente empleando un tono de voz que erizó los vellos del cuerpo de la menor. Jiwoo tragó con dificultad ante la diversión que flotaba en los ojos de la mayor.

-Sí, Ama, me gusta como se ve. -respondió suavemente sin dejar de mirarla, hipnotizada. El brillo de la aprobación se reflejó en los ojos de Sooyoung mientras una sonrisa se expandía en sus labios.

-Perfecto. -concluyó, dejó ir la mandíbula de la menor sin alejarse de su cuerpo. -Ahora bésame.

Sooyoung inclinó un poco su cabeza hacia abajo para que la menor pudiera alcanzarla, Jiwoo se estiró un poco y posó sus labios sobre los de su ama, iniciando un lento baile. La pelinegra la besó de vuelta con delicadeza, pasó su mano por la desnuda cintura de la menor y la atrajo con fuerza hacia su cuerpo sacándole un jadeo de sorpresa en medio del beso. La besó con deseo, acarició sus labios con la lengua y le mordió suavemente el belfo inferior.

-¿Recuerdas la palabra de seguridad, Jiwoo? -preguntó separándose y dando un par de pasos atrás. Jiwoo recordaba la palabra; manzana.

Asintió una vez aún mirando los ojos de la mayor, olvidando momentáneamente su posición como sumisa, se dio cuenta de sus errores cuando los ojos de la mayor la vieron con desaprobación. No le había contestado verbalmente y seguía mirándola a los ojos sin su permiso, básicamente se había puesto a la misma altura que su ama cuando, en ese momento, no eran iguales.

Se apresuró a responder, bajando rápidamente la mirada.

-S-sí, Ama, la recuer...-fue interrumpida.

-Veo que aún no aprendes, ¿eh? -recriminó Sooyoung con un tono de voz que recorrió su columna vertebral, dándole escalofríos. -Creo que aún me falta disciplinarte un poco, ¿no crees?

-Si mi Ama lo considera adecuado...-respondió suavemente la menor, supo que no fue una buena elección de palabras cuando oyó lo que su ama dijo después.

-Eso sonó como si no quisieras aceptar las consecuencias de tus errores, Jiwoo. -comenzó a caminar a su alrededor escaneando su semi desnudo cuerpo, otra vez. -¿Es eso así?

Se posicionó detrás de ella, su aliento acariciaba la nuca de la castaña y esta sintió sus rodillas fallar. Imaginar a Sooyoung castigándola era algo que siempre la ponía y esta vez no fue la excepción, sus húmedas bragas eran prueba de ello.

-Sí Ama, merezco que me castigues. -dijo con seguridad sin querer enfadarla más. Podía sentir su ardiente mirada recorrer su cuerpo dejando un rastro de fuego por donde pasaba, Sooyoung acarició levemente sus brazos con la punta de los dedos y se alejó.

Jiwoo la oyó caminar en dirección a la gran cama que estaba en la habitación, la palma de sus manos estaba sudorosa y su centro palpitaba aún sin tener ningún tipo de estímulo.

-Ven aquí, chica insolente. -demandó su ama. La castaña se dio la vuelta viéndola sentada al borde de la cama, tenía una ligera idea de lo que se vendría.

Caminó hasta ella parándose a un paso de distancia, Sooyoung tomó sus caderas y le dio la vuelta con brusquedad arrancándole un jadeo por la sorpresa del inesperado movimiento, dejándola de espaldas a ella. Con sus largos dedos tomó el borde de sus bragas y comenzó a bajarlas dejando en evidencia su intimidad y la humedad que yacía ahí.

-Mira todos esos fluidos, realmente eres una puta caliente, ¿eh? -dijo con burla, llenando de vergüenza a la castaña. -Ni siquiera te he tocado para que estés así de mojada.

El rubor subió por las mejillas y las orejas de la menor ante las degradantes palabras de su ama, Jiwoo mordió su labio para retener un gemido que amenazaba con salir mientras su ama dejaba una leve caricia sobre su glúteo derecho, preparando la suave piel de su sumisa para el azote a mano abierta que dejó a continuación, arrancándole un alarido de dolor y excitación a la inexperta chica. La tomó por las caderas nuevamente y la volteó igual de brusco que la primera vez, dejándola frente a ella.

-Ven aquí, puta. -ordenó Sooyoung mirando directamente a los nublados ojos de su sumisa mientras palmeaba su regazo, exigiéndole que se recostara allí para recibir su castigo.

Jiwoo obedeció y se acostó sobre sus piernas, su trasero quedó elevado, a merced de la mayor, y su rostro estaba contra el frío cuero de la cama. Sooyoung sujetó sus manos contra su espalda, dejándola inmovilizada.

-Vas a contar cada azote que deje sobre tu precioso culo, ¿oíste? -sentenció admirando la blanquecina y suave piel de su sumisa, ansiosa por marcar su mano en ella.

-Sí, Ama. -contestó la menor inmediatamente, preparándose mentalmente para lo que se vendría.

-Bien. -finalizó la mayor, acarició suavemente el trasero de su sumisa por un momento antes de dejar un fuerte azote sacándole un gemido ante la sorpresa y el escozor sobre su piel. -Cuenta, Jiwoo.

-Uno. -gimió la castaña. Otro azote llegó en el glúteo contrario haciéndola gritar y mojar más su entrepierna. -Dos.

-Muy bien, me gusta cuando obedeces, Jiwoo. -dijo con aprobación. Volvió a acariciar y dejó otro azote un poco más fuerte, probando la resistencia de la menor.

-Tres. -contó nuevamente, no sabía cuántos azotes planeaba darle, solo esperaba que no notara la chorreante excitación que comenzaba a correr por sus muslos. El cuarto azote llegó tomándola desprevenida. -¡Cuatro!

El ardor comenzó a aparecer en su trasero y la sensibilidad de su piel aumentó considerablemente, podía sentirlo en las caricias que su ama dejaba en ella para aminorar la sensación de dolor. Y como no, la humedad en su entrepierna crecía con cada golpe sobre su piel sonrojando a la menor.

Cuatro azotes más llegaron en ráfaga.

Jiwoo gimió ante la sensibilidad de su piel contra la gran palma de la mano de su ama y las corrientes eléctricas que esta le provocaba en cada nuevo azote.

-Sigue contando, Jiwoo. -le recordó la pelinegra, su voz sonaba más grave dejando en evidencia que ella estaba disfrutando del momento al igual que la chica en su regazo.

-Cinco, seis, siete, ocho. -contó con dificultad la menor.

Las caricias sobre el sensible trasero de Jiwoo se detuvieron abruptamente.

-Espera, ¿qué es esto? -preguntó seriamente la mayor hundiendo dos dedos en su resbaladiza humedad, Jiwoo gimió con fuerza ante el tacto contra sus mojados pliegues. -Estás mojada como la mierda Jiwoo. Se supone que esto es un castigo y que estás siendo corregida, ¿te pone caliente que te castiguen, ¿eh? ¿Es eso? -recriminó la mayor, las mejillas de la menor se encendieron ante la humillación de ser descubierta.

-P-perdón, Ama. -se excusó la castaña jadeando con dificultad, los dedos de la mayor aún se paseaban por su intimidad bajando a acariciar su clítoris con un dedo, robándole suspiros entrecortados y un profundo gemido cuando metió un dedo en su entrada, embistiéndola lentamente.

-Pedir perdón no bastará, Jiwoo, veo que eres ese tipo de puta desagradable y que necesitas un castigo con el que tu coño no se moje como una perra desesperada, como ahora. -dijo, Sooyoung mentía, sabía que cualquier castigo que le pusiera a su sumisa terminaría de la misma manera; con su centro empapado.

Pero decirlo le daba la satisfacción de humillar a la menor y a esta de ser humillada, como le gustaba.

-S-sí, Ama. -tartamudeó la menor, los dedos de su ama se alejaron de su centro y dejó salir un pequeño bufido de frustración que Sooyoung fingió no oír.

La mayor dejó ir sus manos y la tomó por un brazo para ponerla de pie, se levantó y le quitó el sujetador, dejándola completamente desnuda.

-Quédate allí. -le ordenó dejándola en el centro de la habitación, Jiwoo volvió a su sumisa postura con los brazos a los costados de su cuerpo y la mirada en el piso. Podía escuchar el caminar de la pelinegra por el piso alfombrado y se concentró en suprimir la vergüenza que aún sentía mostrar su cuerpo desnudo.

Su rostro se sentía en llamas al igual que el resto de su piel, la humedad de su centro comenzaba a molestarla y el solo pensar lo que le haría Sooyoung solo hacía que esta aumentara.

Unos segundos después Jiwoo sintió la presencia de la mayor detrás de sí, tomó su cabello y lo hizo a un lado exponiendo su cuello, los suaves labios de Sooyoung cepillaron contra su oreja bajando lentamente por su piel sacándole leves suspiros a su sumisa en el camino. De pronto se alejó y rodeó lentamente su cuerpo, dejándole ver a la castaña lo que tenía en su mano.

Una fusta.

Los ojos de Jiwoo se ampliaron y su boca se secó ante la sorpresa, no pasó por su cabeza que su ama fuera a usar una fusta con ella aún. La idea no le molestaba para nada, es más, la llenaba de curiosidad, su vientre se contraía ante la excitación provocada por sus pensamientos sobre la vara de cuero.

Su mente volvió a la realidad cuando la profunda voz de Sooyoung le habló.

-Abre un poco tus piernas. -Jiwoo obedeció y la mayor ubicó la fusta a centímetros de sus húmedos pliegues mirando directamente a sus ojos. -¿Por qué te estoy castigando?

-P-por no contest...-la castaña fue interrumpida por el golpe de la fusta sobre su centro, un alarido se escapó de sus labios al sentir el ardor que dejó el cuero sobre su sensible piel y sus pequeños pezones se endurecieron de excitación.

-Respuesta equivocada, intenta de nuevo, amor. -Sooyoung comenzó a caminar alrededor de su sumisa acariciando su suave cuerpo con el doblez de cuero que había en el extremo del juguete, la castaña intentó reprimir las cosquillas y ordenar sus pensamientos; que no le contestara anteriormente no era le motivo del nuevo castigo así que tampoco debería ser haberla mirado a los ojos sin permiso. -Responde. -dijo la pelinegra cortando sus pensamientos y volvieron a azotar con la fusta, esta vez en su cadera.

Entonces lo supo.

-Por mojarme cuando me estabas corrigiendo, Ama. -dijo Jiwoo cerrando los ojos, centrándose en el tacto del cuero contra su piel.

-Así es, chica lista, muy bien. -dijo la mayor con aprobación, el pecho de su sumisa se llenó de orgullo ante sus palabras y Sooyoung pudo ver como esta apretaba sus labios para retener una sonrisa. -Por ser una puta que se moja cuando la castigan, repítelo. -exigió posicionándose frente a la menor y levantando su barbilla con la fusta, haciendo que sus ojos se encuentren.

-Soy una puta que se moja cuando la castigan y necesito ser corregida, Ama. -se arriesgó agregando lo último y supo que le gustó a su ama cuando sus ojos brillaron con satisfacción ante sus palabras.

-Muy bien, así que ahora vas a tomar el castigo que te dé, ¿verdad? -preguntó la pelinegra acercando su rostro al de la menor dejando sus labios a solo unos milímetros, su aliento fresco a menta entraba por las fosas nasales de Jiwoo, embriagándola.

-Sí, Ama. -la mayor presionó sus labios contra los de su sumisa en un casto beso y se alejó volviendo a caminar alrededor de su cuerpo, acariciando su piel con la fusta.

Sin previo aviso azotó la cadera contraria en un golpe seco, el dolor rápidamente se esparció por la suave piel de la menor dejando un leve ardor, enviando punzadas de excitación su centro, Jiwoo mordió su labio conteniendo un gemido cuando el cuero aterrizó sobre la sensible y probablemente roja piel de su trasero.

Sooyoung siguió acariciando y soltó otro golpe en la curva del glúteo de la menor, las gotas de sudor comenzaban a recorrer sus sienes mientras trataba de reprimir los jadeos de sorpresa que instintivamente se formaban en su garganta cuando un nuevo azote maltrataba su piel.

La mayor continuó con sus caricias recorriendo las costillas, los brazos y el abdomen de su sumisa, se deleitó cuando el cuerpo de Jiwoo saltó al recibir un azote en cada erecto y rosado pezón, tenía los ojos cerrados y las piernas apretadas, probablemente tratando de ocultar la gran cantidad de fluidos que escurrían por sus muslos y de los que Sooyoung ya era consciente.

Bajó con la fusta nuevamente y con un pequeño golpe en el monte de venus de la menor le indicó que abriera las piernas, fue obedecida al instante y posicionó el cuero en su entrepierna.

-Mírame, Jiwoo. -le demandó con voz grave, la castaña abrió los ojos para encontrarse con las dilatadas pupilas de su ama, sus ojos brillaban intensamente y humedeció sus labios brevemente antes de hablar. -No gimas. -ordenó simplemente.

La menor no entendió hasta que la mayor comenzó a masajear su clítoris con el cuero de la fusta, todos sus músculos se tensaron ante la orden recibida y su deseo por complacer a su ama, mordió su labio con fuerza cuando Sooyoung aumentó la velocidad de sus caricias enviándola al borde del abismo ante el caliente escenario.

El orgasmo se fue armando poco a poco gracias a las caricias que Sooyoung dejaba en el centro de la menor, su caliente mirada no se apartaba de los llorosos ojos de la menor, podía ver como su cuerpo se retorcía y su pecho se elevaba para luego dejarse caer en una dificultosa respiración. Empujó la fusta contra los pliegues de su sumisa haciendo que el cuero quede en su entrada y la varilla se frote contra su hinchado clítoris con delicadeza, los dientes de la menor aprisionaron su labio inferior cuando la pelinegra dejó un pequeño golpecito en la zona.

A pesar de todos los movimientos y provocaciones de la mayor Jiwoo no dejó salir ni un solo gemido, tal como se le ordenó. El esbelto cuerpo de su ama se acercó a ella y habló, sin dejar de acariciar su centro con la fusta.

-Buena chica, Jiwoo. -felicitó brevemente, los ojos de la menor brillaron de emoción. -Tomaste muy bien el castigo y lo último que ordené, creo que mereces una recompensa, ¿no?

-Si m-mi Ama cree q-que lo merezco, en-entonces lo recibiré c-con gusto. -logró decir patéticamente entre jadeos, Sooyoung sonrió con gracia y dejó caer la fusta a sus pies.

Rodeó la cintura de la menor con un brazo y reemplazó el cuero por sus dedos, Jiwoo gimió ronco por el contacto y la pelinegra masajeó su clítoris con fuerza un par de segundos para luego penetrarla con dos dedos, comenzó a embestirla con rapidez haciendo que las piernas de la castaña pierdan fuerza y sus ojos lagrimeen de placer.

El orgasmo golpeó con fuerza a la menor arrancándole un fuerte gemido desde el fondo de su garganta, sus paredes apretaron los dedos de su ama en su interior mientras sus piernas fallaban, Sooyoung apretó su agarre en la cintura contraria para que su sumisa no cayera. Las oleadas de placer recorrían el cuerpo de la castaña sacándole pequeños jadeos, se apoyó en los hombros contrarios mientras se recuperaba, sintiendo las pequeñas caricias en su cabello.

-Lo hiciste muy bien, bebé. -felicitó la mayor dejando un beso en la cabeza de su sumisa, sus manos bajaron a acariciar los costados del pequeño cuerpo mientras Jiwoo seguía recargada contra su pecho, recuperando la respiración. -¿Puedes pararte bien?

-Sí, y gracias Ama. -respondió su sumisa alejándose un paso y mirando directamente a sus ojos, Sooyoung le regaló una pequeña sonrisa provocando que en el rostro contrario igualmente naciera una. Se acercó a tomar las suaves mejillas de su sumisa y la atrajo en un beso caliente, dejándole sentir el deseo y el cariño que sentía por ella, Jiwoo le correspondió de la misma forma.

-De nada, pequeña. -el corazón de la menor latió con fuera ante el apodo de su ama y sus mejillas tomaron color. -Ahora déjame darte el regalo del que te hablé. -un cosquilleo recorrió la espalda de Jiwoo ante la curiosidad por el misterioso regalo que su ama tenía para ella.

Sooyoung caminó hasta la puerta donde había una bolsa negra de papel, se inclinó sobre esta y sacó una caja mediana cubierta por terciopelo negro. Caminó hasta su sumisa nuevamente con una pequeña sonrisa en sus labios y el misterio reflejado en sus ojos, una vez frente a la menor le ofreció la caja.

Jiwoo la recibió, la abrió con manos temblorosas y sus ojos se expandieron con sorpresa.

Era un collar.

Un collar de sumisión.

Su centro se contrajo al mirar el collar negro de cuero sintético, lo tomó en sus manos sin dejar de mirarlo, no era muy grueso, tenía un lazo color borgoña decorándolo y bajo este había una hebilla donde se podía enganchar una cadena, miró a la caja y efectivamente ahí se encontraba la cadena para engancharlo. Subió su aún sorprendida mirada hacia su ama quien la miraba ligeramente ansiosa.

-¿Te gusta, Jiwoo? -preguntó.

-Me encanta...-dijo apresuradamente, vio la desaprobación en el ceño ligeramente fruncido de su ama y se corrigió rápidamente. -Ama. Me encanta, Ama, muchas gracias.

-Me alegra que te guste. -dijo la pelinegra dejando pasar el error de su sumisa, tomó el collar de sus pequeñas manos y lo dirigió a su cuello, lo ajustó dejando un espacio para no asfixiarla y tomó la caja para sacar la cadena, la enganchó en la hebilla debajo del lazo que decoraba la prenda para luego alejarse un paso, miró a la castaña a los ojos y jaló de la cadena haciéndola chocar con su cuerpo, sonriendo con malicia.

Un gemido se escapó de los labios de Jiwoo ante la colisión de su cuerpo con el de la mayor, su ama tomó sus labios en un beso jalando de la cadena nuevamente, su centro se lubricó de nuevo ante la excitación de ser manipulada con una cadena.

Jiwoo sabía que el que Sooyoung le regalara un collar era una simbolización de compromiso a cuidarla, protegerla y aceptar su sumisión con responsabilidad, y que ella como sumisa al aceptarlo le entregaba su cuerpo, alma y mente, depositando su total confianza en ella, había investigado.

El beso subió de intensidad, los labios de la mayor se movían contra los suyos en un baile frenético, su aterciopelada lengua la acariciaba y mordió sus apetecibles labios con fuerza provocando que se hinchen ante el maltrato, se separó de la castaña y soltó la cadena, haciendo que esta golpee su monte de venus sacándole un jadeo.

-Desnúdame, Jiwoo. -ordenó dando un paso atrás. La menor se acercó y tomó los lazos delanteros de su corsé, aflojándolo y dejándolo caer al piso, prosiguió con los botones de su camisa fallando en repetidas ocasiones gracias a los nervios que provocaban la intensa mirada de la mayor sobre ella.

Una vez abierta la camisa posó sus manos en los femeninos hombros de su ama para deslizarla por sus brazos con delicadeza, admirando la suave piel que se descubría ante su mirada. La camisa cayó a sus pies sobre el corsé, recorrió fugazmente el pecho de la pelinegra con la mirada, embobándose con sus pechos apretados en el sujetador de encaje negro.

Cuando bajó las manos para despojarla de su pantalón de látex Sooyoung la detuvo con un gesto, Jiwoo la miró confundida.

-Así no, cariño. -dijo suavemente para luego cambiar drásticamente su tono de voz, erizando los vellos de la piel de Jiwoo. -De rodillas.

El aún desnudo cuerpo de la menor pudo sentir en cada nervio el impacto de su orden; quería que se pusiera de rodillas, desnuda y con un collar de sumisión envolviendo su cuello, para terminar de desnudarla. Y Jiwoo estaba ansiosa por cumplir su orden.

Se hincó sobre sus rodillas regalándole una mirada de falsa inocencia a su ama, los ojos de la pelinegra detallaron su jugada y una comisura de sus labios se elevó, ver a su sumisa a la altura de su entrepierna, desnuda y con el bonito collar que le había regalado hizo que su propio centro se contrajera, acarició el flequillo de la castaña y la instó a continuar.

Con las manos un poco temblorosas la menor tomó la cinturilla del pantalón de látex de su ama y comenzó a bajarlo lentamente dejando expuesta la tersa piel de las piernas de la mayor, una vez en sus tobillos Sooyoung se salió de la prenda y lo dejó con el resto de su ropa.

Tomó la barbilla de la aún arrodillada menor y acarició sus labios con su pulgar, se sorprendió cuando la arriesgada castaña tomó su dedo entre sus labios y lo acogió en la calidez de su boca, acarició su almohadilla con la lengua y succionó suavemente sin dejar de mirar a los ojos de su ama, Sooyoung retuvo un gemido y forzó su dedo contra su boca sintiendo las circulares caricias que su sumisa le daba con la lengua.

Retiró su dedo y le dio la espalda a Jiwoo comenzando a caminar hacia la cama nuevamente, los ojos de la menor recorrieron la perfección del esbelto cuerpo de su ama cubierto solo por ropa interior y un suspiro abandonó sus labios, la vio sentarse al borde de la cama como antes.

Sooyoung acomodó su negro cabello sobre uno de sus hombros, ordenó su flequillo y habló mirando directamente los oscuros orbes de la menor.

-Ven aquí, Jiwoo. -dijo con voz profunda, la sonrojada castaña hizo un ademán para ponerse de pie siendo interrumpida con un breve sonido de negación. -No, amor, ven aquí de rodillas. Arrástrate para complacer a tu ama como la patética cosa que eres.

Su corazón dio un vuelco, el aire se atoró en sus pulmones y su pulso se disparó, podría jurar que Sooyoung era la mujer más atractiva que había conocido en su vida y su centro mojado era prueba de ello.

-Sí, Ama. -obedeció suavemente mirándola directo a los ojos de la mayor viendo cómo se oscurecían cada vez más al verla gatear en su dirección.

El trayecto era corto pero el tiempo pasó lento, la vergüenza invadía el cuerpo de la menor ante la degradante situación, una vez frente a ella Sooyoung empujó sus caderas contra el rostro contrario, ofreciéndoselas.

-Quiero que me comas el coño, Jiwoo. -demandó la pelinegra sin tapujos, las mejillas de la menor se enrojecieron aún más, abrió la boca para hablar, pero su cerebro no logró articular una sola palabra. -Sabes comer un coño, ¿no? No tengo que enseñarte, ¿o sí?

-No Ama, sé cómo hacerlo. -respondió la castaña, su cerebro aún seguía procesando la situación aun cuando su boca ya salivaba ante la idea de probar a su ama.

-Perfecto, comienza de una vez. -exigió.

Jiwoo se acercó a los muslos de su ama bajo su intensa y lujuriosa mirada, repartió besos húmedos sobre la suave piel de sus piernas sintiendo los músculos contrarios tensarse ante su tacto. Una vez frente a su aún cubierto centro dejó un pequeño beso en la zona sobre la tela, con un dedo movió un poco el encaje negro dándose a sí misma una pequeña vista del húmedo centro de su ama, a la pelinegra le gustaba tanto la situación como a ella.

Dejó una suave lamida sobre sus pliegues expuestos y miró a los entrecerrados ojos de la mayor preguntándole implícitamente si podía retirar la prenda, Sooyoung aceptó.

Una vez fuera la ropa interior la menor hundió su rostro en el centro de la pelinegra, sintió a su ama vibrar bajo las caricias que su boca dejaba en su humedad, Sooyoung trataba de contener sus gemidos y cualquier otra reacción posible. La castaña acarició su clítoris con la lengua y lo succionó con sus labios como había hecho con su dedo anteriormente, las caderas de la pelinegra empujaron contra su rostro buscando más contacto ante los estragos que su sumisa estaba haciendo en su entrepierna.

La lengua de Jiwoo bajó a tentar la entrada de su ama ganándose un pesado suspiro de su parte, tensó su lengua y la penetró con ella lentamente, la mayor soltó un pesado suspiro ante el perfecto trabajo de su sumisa, con su mano acercó aún más el rostro de la menor contra su centro sintiendo las lamidas y succiones.

Su comenzaron a sufrir espasmos, sus caderas se frotaban con fuerza contra los labios de la menor mientras se corría en su boca dándole todo su orgasmo a su sumisa quien lo recibió gustosa, Jiwoo apartó la mirada de donde su boca trabajaba y la subió por el cuerpo de la mujer en sus labios, la cabeza de la mayor estaba echada atrás dejando expuesto su sudado cuello, los músculos de su abdomen se contraían marcando sus abdominales y su respiración estaba agitada.

Terminó de lamer los restos del orgasmo de su ama cuando su mano la separó de ella, Jiwoo se lamió los labios y habló, extasiada.

-Gracias, Ama. -dijo mirándola directamente. La respiración de la pelinegra luchaba por regularizarse mientras miraba a su sumisa con los ojos entrecerrados.

-¿Por qué? -preguntó confundida.

-Por permitirme complacerte. -respondió simplemente, Sooyoung sonrió ampliamente mostrando su bonita dentadura y asintió una vez, complacida.

-En ese caso, de nada, pequeña. -dijo levantándose. -Ahora acuéstate sobre la cama.

Jiwoo se levantó del piso y se acostó como se le ordenó, la mayor rebuscó algo en los cajones que había en la base de la cama y se levantó con una sonrisa que mostraba malicia, en su mano mostró un strap on doble de color negro y el centro de la menor se contrajo nuevamente, lamió sus labios inconscientemente.

-Por tu reacción puedo suponer que te gusta la idea, ¿no? -preguntó Sooyoung mientras insertaba una parte del strap on en su interior soltando un pequeño gruñido en el proceso, al haber tenido un orgasmo recientemente no sería difícil usarlo sin arnés.

-Sí, Ama. -respondió a la pregunta con los ojos fijos en su entrepierna donde sobresalía el miembro de silicona, su boca salivaba, estaba desesperada por sentirlo dentro.

-Buena chica. -felicitó posicionándose entre las piernas de la desesperada menor. -Entonces lo vas a tomar todo, como una buena puta, ¿verdad?

-Sí, Ama. -dijo en un jadeo, comenzaba a impacientarse por la lentitud de los movimientos de su ama al abrir sus piernas y recostarse sobre su cuerpo.

Sooyoung tomó sus muñecas y puso una a cada lado de su cabeza, alineó la punta del juguete con la entrada de la menor y la penetró lenta y profundamente. Jiwoo soltó un gemido ante la invasión, las caderas de su ama se retiraron lentamente y volvieron a penetrarla a la misma velocidad, lloriqueó ante su lentitud y la pelinegra bajó a besar sus labios suavemente, se retiró nuevamente y mordió su labio inferior con fuerza, penetrándola con fuerza, entrando en ella de una sola estocada.

Jiwoo gimió fuerte sintiendo como el juguete se abría paso en su interior a medida que la mayor aumentaba el ritmo de sus embestidas, su pelvis chocaba con el clítoris de la menor, estimulándola, formando el preciado orgasmo en la base de su vientre.

Las caderas de Sooyoung golpeaban con fuerza las de su sumisa, soltaba graves jadeos en su oído a la vez que repartía besos en el blanquecino cuello de la menor oyendo sus gemidos, sabía que estaba cerca cuando habló.

-No tienes permiso de correrte, Jiwoo. -ordenó con dificultad sin detener sus embestidas.

-P-pero Ama...-lloriqueó la menor ante su orden sintiendo los besos y succiones que la mayor dejaba en su cuello.

-Obedéceme, Jiwoo. -dijo firmemente, la menor no sabía cómo su ama podía hablar tan claramente mientras que ella era un desastre de gemidos. -Si no, dejaré de follarte y no dejaré que te corras.

-Sí, Ama. -obedeció contra toda su voluntad, concentró todas sus fuerzas en no correrse y suprimir su orgasmo, pensó en las cosas que tenía que hacer durante la semana y repasó mentalmente la lista de cosas que tenía que comprar en el mercado cuando fuera en unos días, pero tener a su ama jadeando en su oído y besando su piel hacía que fuera una tarea realmente difícil. -A-ama...

-A-aún no, Jiwoo...-dijo Sooyoung con un poco de dificultad, la menor jadeaba y gemía con fuerza tratando de reprimir las sensaciones.

Siguió así por un par de embestidas más cuando paró, salió del interior de su confundida sumisa, la tomó por la cintura e invirtió sus posiciones, dejando a Jiwoo sobre ella. La castaña la miró con sorpresa y su ama la jaló por la cadena de su collar para besarla.

-Fóllate, Jiwoo. -permitió entre besos. -Fóllate realmente fuerte y has que ese necesitado coño se corra.

Las mejillas de la menor se encendieron ante las palabras de la mayor y asintió, iba a comenzar a moverse cuando sintió un azote a mano abierta en la ya no tan sensible piel de su trasero, corrigiéndola.

-Sí, Ama. -jadeó con sorpresa.

-¿Sí qué? -preguntó profundamente, jalando un poco más de la cadena.

-Me follaré duro para que mi necesitado coño se corra, Ama. -dijo sintiendo el rubor subir por sus orejas, las manos de Sooyoung subieron a su cintura para ayudarla a sostenerse y asintió.

-Buena chica. -finalizó la conversación. Jiwoo levantó un poco sus caderas para alinear el juguete con su chorreante entrada y se dejó caer sobre él.

Gimió con fuerza y comenzó a dar saltitos sintiéndose cerca del orgasmo nuevamente, las manos de Sooyoung la ayudaban a mantener el equilibrio y a la vez la hacían bajar con fuerza, movió sus caderas en círculos unos momentos oyendo los suaves gemidos que escapaban de la boca de la mayor.

Comenzó a dar saltitos nuevamente, los gemidos de ambas fueron en aumento, la habitación estaba llena de jadeos y del sonido de sus pieles chocando.

Ambas se corrieron al mismo tiempo entre gemidos agitados y temblores en el cuerpo, Sooyoung no detuvo sus estocadas incluso cuando todo su cuerpo se tensó alargando las sensaciones del orgasmo de Jiwoo al seguir golpeando su clítoris, enviando corrientes eléctricas a recorrer su columna vertebral.

La menor se dejó caer sobre el cuerpo de la pelinegra sintiendo espasmos en todo su cuerpo, podía sentir la agitada respiración de Sooyoung debajo de ella. Sus manos rodearon el pequeño cuerpo de su sumisa y esta hundió el rostro en su pecho, acurrucándose, acarició sus cabellos con delicadeza y la menor subió la mirada, encontrando sus brillantes ojos con los de su ama.

-Eso fue increíble, Soo. -dijo sonriendo, saliendo de su condición de sumiso.

-Lo fue, amor. -correspondió la mayor riendo levemente, su flequillo se pegaba a su piel debido al sudor y Jiwoo subió por su cuerpo para ayudarla con eso. Ambas encontraron sus brillantes miradas y se sonrieron a la vez, felices.

Sooyoung se levantó tomando el cuerpo de la menor en sus brazos y salieron de la habitación, Jiwoo escondió su rostro en el cuello de la mayor para aspirar su adictivo aroma y dejó débiles besos sin intenciones de más, solo porque la quería.

La mayor la depositó en la cama de su habitación y se acostó a su lado, rodeándola por la cintura para atraerla a su cuerpo.

-Gracias por dejarme compartir este lado de mí contigo, Chuu. -dijo con voz suave, acariciando su cintura. -Lo hiciste realmente bien hoy.

-Gracias a ti por enseñarme y tenerme paciencia, amor. -respondió acurrucándose aún más contra el cuerpo de la pelinegra.

Sooyoung besó sus cabellos una vez más y cayeron dormidas por el cansancio.

Firmar ese contrato definitivamente era de las mejores cosas que le habían pasado a Jiwoo, justo después de conocer a Ha Sooyoung.






Funfact: cuando escribí el borrador de este os tenía al rededor de 4900 palabras, cuando lo edité eran más de 5900, no sé de dónde saqué mil nuevas palabras🤠
Pd. Queda la segunda parte, espérenla(?

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