dos
⚠️BDSM
—Ve.—dijo Sooyoung apretando suavemente el trasero de Jiwoo y contradictoriamente aprisionando el cuerpo de la menor contra el suyo.
—Sí, Ama.—contestó la castaña en un suspiro, sintió como los labios contrarios se posaban sobre los suyos por unos segundos y el brazo que aprisionaba su cintura la dejó ir. Caminó hacia la habitación de la pelinegra sin mirar atrás, sintiendo en cada fibra de su cuerpo el ardor que dejaba la mirada de Sooyoung al pasearse por su anatomía.
Ese día cumplían un año con su relación dominante-sumisa y salieron a cenar para celebrarlo, pero claro, no podía ser una salida normal. Antes de salir, Sooyoung aplicó un gel con efecto de calor en el centro de la menor y masajeó un poco su clítoris provocando que la sustancia hiciera efecto de inmediato, además introdujo dos bolas de acero unidas por una pequeña cuerda en su interior que la estimulaban con cada paso que daba al caminar, y por lo tanto, teniéndola increíblemente caliente durante toda la cena.
Al llegar al departamento de la pelinegra esta la liberó de la tortura de las bolas chinas en su muy húmedo interior y le ordenó que fuera a la habitación, después de una muy acalorada sesión de besos.
Al llegar a la habitación encendió la tenue luz, se despojó de su ropa rápidamente, solo quedando con sus muy mojadas bragas y dejó todo en un pequeño cesto al lado de la puerta. Caminó hasta su lugar habitual y se posicionó como siempre que esperaba a Sooyoung, sentada sobre sus pantorrillas con las manos sobre sus muslos.
El calor entre sus piernas se estaba volviendo insoportable y su ama se estaba demorando más de lo habitual, con la curiosidad liderando su nublada mente levantó un poco las caderas dejando su peso sobre sus rodillas y metió una mano en su ropa interior. Soltó un gemido ante el contacto de sus dedos con su hinchado clítoris, sabía que no debería estar haciendo eso pero simplemente no pudo parar, acarició suavemente la extensión de su intimidad sintiendo la humedad que se alojaba allí.
Introdujo un dedo en sí misma soltando un grave gemido, sus penetraciones fueron ganando intensidad a medida que su calentura aumentaba, los jadeos se hicieron cada vez más fuertes mientras que con el dorso de su mano acariciaba su clítoris.
—¿Qué mierda crees que haces?—preguntó una voz grave en frente de la menor, Jiwoo abrió sus ojos con sorpresa y sacó rápidamente la mano de sus bragas, se sonrojó al ser atrapada masturbándose y bajó la mirada al piso, volviendo a su posición habitual.
—A-ama, yo...—fue interrumpida por los rápidos pasos de la pelinegra quien se había puesto a su altura y tomó sus cabellos con fuerza, haciéndola levantar su rostro.
—¿Tú qué, Jiwoo?—la miró intensamente a los ojos, la menor vio el brillo en sus ojos y supo que estaba en problemas, tragó en seco e intentó hablar nuevamente siendo interrumpida incluso antes de empezar.—¿Vas a explicarme por qué estabas masturbándote sin mi permiso?
—A-ama...—habló torpemente la castaña sin poder apartar su mirada de los ojos de su ama, detalló sus cejas levemente fruncidas y sus labios un poco entreabiertos, la mano en su cabello jaló un poco más fuerte haciéndola soltar un pequeño gemido de dolor.
—Estoy esperando, Jiwoo.—habló apretando un poco más su mano, escaneó rápidamente el rostro de la menor buscando algún indicio de incomodidad, no lo encontró. Las mejillas de la castaña estaban rojas, sus ojos entrecerrados por la elevada temperatura de su cuerpo y de sus labios salían pequeños jadeos de excitación.—Más te vale tener una buena razón para estar tocando tu coño sin tu ama presente, ¿la tienes?
Jiwoo lo pensó rápidamente y se dio cuenta de que no, no la tenía. Su ritmo cardiaco se aceleró cuando abrió sus labios para responder.
—No, Ama. No tenía una buena razón para tocar mi coño sin su permiso.—dijo casi en un susurro, vio como una sonrisa quiso asomarse por los labios de Sooyoung y como esta lo reprimió pasando su apetitosa lengua sobre estos, lubricándolos.
—Ya veo...—dijo tentativamente.—¿Entonces por qué lo hiciste?—preguntó dándole una mirada sugerente a su sumisa.
Jiwoo sabía lo que su ama quería oír y ella estaba más que contenta de complacerla.
—Porque soy una puta desesperada, Ama.—dijo sonrojándose furiosamente sintiendo la vergüenza de sus palabras, su interior se estremeció cuando una comisura de los labios de Sooyoung se elevó.
—Así es, bebé.—dijo dejando una caricia con su pulgar sobre los labios de la menor.—Eres una puta desagradable que desobedece a su ama para masturbarse a sus espaldas.
—Sí, Ama.—correspondió Jiwoo aún sintiendo las caricias sobre sus labios.
Sooyoung se levantó dejando a su sumisa en el piso, caminó lentamente hasta su pared donde exhibía sus juguetes y paró, observando lo que había ahí.
—¿Crees que mereces ser castigada, Jiwoo?—preguntó sin mirarla, sabía que esta estaba detallando su cuerpo con la mirada.
La pelinegra estaba vestida con una blusa negra transparente que dejaba ver el sujetador que llevaba, un pequeño corsé negro que cubría solo la mitad de su abdomen junto con una pequeña correa que acentuaba su cintura y sus habituales pantalones de látex negros, Jiwoo sintió su boca comenzar a salivar con la visión de su ama con esa vestimenta.
—Sí, Ama.—contestó simplemente, bajó su sonrojado rostro y fijó la mirada en sus manos.
—Bien.—dijo la pelinegra caminando hasta el centro de la habitación.—Ven aquí, chica desobediente.
Jiwoo se levantó y caminó hasta su ama aún con la vista en sus pies, paró frente a ella y sintió como la mano de la mayor tomaba su barbilla y la hacía elevar su rostro. Se miraron intensamente durante unos segundos hasta que Sooyoung habló.
—¿Recuerdas la palabra de seguridad?—preguntó.
—Sí, Ama. La recuerdo.—contestó la menor, nunca había llegado a usarla ya que nada de lo que hacía Sooyoung le incomodaba, solo le hacía sentir placer.
—Bien.—contestó la mayor, se alejó un poco del cuerpo semidesnudo de la menor y le enseñó lo que tenía en su mano; una venda para los ojos. La tomó con ambas manos y la acercó al rostro de su sumisa, la vendó y se alejó un par de pasos más.
Todos los sentidos de la menor se pusieron alerta, podía sentir el inexistente tacto que le daba su ama a su cuerpo con la mirada, oía su propio corazón martillear dentro de su pecho y su sentido se agudizó aún más cuando oyó los pasos de la mayor por el alfombrado piso de la habitación.
La mano de la pelinegra tomó el antebrazo de la menor y la guio lentamente hacia la gran cama que dominaba la habitación, la hizo acostarse justo en el medio y esposó sus cuatro extremidades a los postes, dejándola completamente a su merced. La boca de Jiwoo estaba seca y le costaba tragar, era un revoltijo de nervios tratando de respirar para tranquilizarse, sabía que estaba en buenas manos y confiaba completamente su ama, pero el no saber qué iba a hacerle la estaba torturando.
Oyó los pasos de Sooyoung alejarse unos cuantos metros, pasaron unos minutos en completo silencio y la menor comenzaba a pensar que su ama la dejaría allí, hasta que se sobresaltó con la grave voz de esta en su oído izquierdo.
—¿Lista para recibir tu castigo, amor?—preguntó con su aterciopelada voz causando escalofríos en el cuerpo de la menor.
—S-sí, Ama.—tartamudeó la castaña mordiendo su labio inferior preparándose mentalmente para lo que su ama tendría para ella.
Sin aviso previo Sooyoung golpeó el abdomen de la menor con un látigo de tiras, la castaña gimió ante la sorpresa y el escozor en su piel, sintió los dedos de sus pies encogerse en un vago intento de protegerse. Un nuevo golpe llegó en su cadera, la corriente eléctrica que recorrió su cuerpo la dejó sin habla haciendo que el aire se atore en su garganta, dos golpes seguidos en el interior de sus muslos la hicieron jadear fuertemente.
La pelinegra disfrutaba ver como el pequeño cuerpo de Jiwoo se retorcía ante sus golpes, si bien estos no eran tan fuertes para provocar dolor real el factor sorpresa de no saber cuándo ni dónde llegaría el próximo hacía que la menor jadeara de excitación.
Sooyoung golpeó un poco más fuerte sobre su monte de venus haciendo que algunas tiras de cuero golpearan sobre el clítoris de su sumisa, un fuerte gemido escapó de la garganta de la castaña quien trató de esconderlo mordiendo fuertemente su labio, la pelinegra cambió el rumbo de sus golpes yendo hacia el norte del pequeño cuerpo sobre la cama, dejó un golpe en los pechos de la menor azotando sus pezones en el proceso.
El cuerpo de Jiwoo se retorcía ante la combinación de dolor y placer, sus fluidos ya estaban vergonzosamente esparcidos sobre la cama y sus muslos estaban empapados.
Una ráfaga de latigazos barrió su cuerpo, su piel ya estaba sensible y los gemidos escapaban involuntariamente de su boca, su cuerpo se arqueó cuando su ama dejó el último y más fuerte azote sobre su centro golpeando su clítoris, sus labios y su entrada, pudo oír el sonido del cuero impactando sobre la humedad y se sonrojó hasta las orejas mientras soltaba un grito de placer.
Cuando su cuerpo cayó sobre la cama nuevamente no oyó nada más, su mente estaba completamente nublada y sus hormigueantes extremidades no respondían, los latigazos no habían sido suficientes para hacerla correrse así que estaba en un estado de desesperación máximo. Cuando logró relajarse un poco agudizó su oído para saber dónde estaba su ama, para su sorpresa no pudo oír los pasos de la pelinegra sobre la alfombra y nuevamente se desesperó un poco.
Pasaron unos cuantos segundos y el cuerpo de Jiwoo se estremeció, ahogó un jadeo y tiró de las esposas de sus muñecas fallando patéticamente en su intento de liberarse, Sooyoung estaba pasando hielos por su cuerpo, observaba atentamente como los pezones de su sumisa se endurecían y los músculos de su abdomen se contraían dando pequeños saltitos, bajó con el casi consumido hielo por el cuerpo de la menor dejándolo sobre su ombligo donde se derritió y, gracias a los movimientos del cuerpo de Jiwoo, el agua fría corrió hasta llegar a su centro.
La castaña jadeó fuerte al sentir el frío líquido en contraste con su caliente centro, trató de apretar las piernas para aliviar un poco su necesidad pero las esposas en sus tobillos no la dejaron hacer mucho, volvió a sobresaltarse cuando otro hielo jugó en el valle de sus pechos y se paseó por sus pezones deteniéndose ahí un rato, el dolor provocado por el hielo hizo a Jiwoo lloriquear y Sooyoung, para ayudar un poco a su sumisa, tomó sus pezones con su caliente boca y atendió cada pecho por algunos segundos, arrancándole varios gemidos a la menor.
Nuevamente se separó de su cuerpo, dejando una muy caliente Jiwoo con la piel un poco sensible por los latigazos y el frío del hielo, caminó hasta la pared donde ahora había un pequeño estante y sacó una vela de soja junto a un par de fósforos, se despojó rápidamente toda su ropa mientras escuchaba los jadeos de la menor y caminó en su dirección. Mientras caminaba decidió que quería ver la reacción de la menor a la última parte de su castigo.
Llegó hasta la cama y se subió a horcajadas sobre las caderas de la menor, posicionó su centro sobre la pelvis de la menor de modo que esta pudiera sentirla pero no demasiado, Jiwoo se sobresaltó al sentir el cuerpo de su ama sobre el suyo y su clítoris palpitó al sentir la gran humedad en el centro de su ama.
Sooyoung quitó la venda de los ojos de la castaña, esta parpadeó un poco para acostumbrarse a la luz y abrió la boca con sorpresa, su ama estaba completamente desnuda sobre ella, podía ver la perfecta piel de su abdomen y sus firmes pechos, se sintió hipnotizada parpadeando un par de veces.
—Bien cariño, escoge un número.—preguntó con tono divertido, Jiwoo la miró confundida sin imaginar porqué su ama le preguntaba eso, abrió la boca para contestar cuando fue interrumpida.—Pero cuidado, podrías arrepentirte.—dijo maliciosamente.
La curiosidad invadió a la menor y lo pensó por un segundo, no quería escoger un número muy bajo pero le daba miedo uno muy alto, lo pensó un segundo más bajo la juguetona mirada de la mujer encima de su cuerpo y se decidió.
—Uh... diecisiete, Ama.—dijo dubitativamente, vio como los ojos de la mayor brillaron y su sonrisa se ensanchó un poco.
—Diecisiete, ¿eh?—preguntó lamiendo sus labios, los ojos de la castaña miraron la acción atentamente.—Bien, es un buen número.
Jiwoo quiso preguntar por qué pero su pregunta fue respondida antes de verbalizarla, la pelinegra levantó ambas manos para mostrarle a su sumisa lo que tenía planeado para ella. Los ojos de la menor se abrieron con incredulidad y sus labios se abrieron al ver la vela color borgoña y los fósforos en las manos contrarias, su centró palpitó mientras su respiración se irregularizaba.
—¿Qué opinas de los juegos con cera, Jiwoo?—preguntó retóricamente la mayor disfrutando de cada gesto en la cara de su sumisa, la vio lamer sus bonitos labios y tragar fuertemente.
—Y-yo, uh...—cerró sus ojos para ordenar sus pensamientos bajo la divertida mirada de su ama.—Estoy deseándolo, Ama.
Jiwoo nunca había salido de lo vainilla con respecto al sexo antes de Sooyoung, con el tiempo habían probado diferentes cosas y siempre se sintió cómoda con ella, confiaba en ella. El juego con cera sería otra cosa más para agregar a la lista de cosas que ha hecho con su ama.
—Buena respuesta, comencemos entonces.—Sooyoung encendió un fósforo y lo guio a la vela para prenderla.—Serán diecisiete gotas las que dejaré caer sobre tu cuerpo, Jiwoo, y quiero que las cuentes como parte de tu castigo.
—Sí, Ama.—concedió la menor, se alivió por no escoger un número demasiado grande y sus ojos se fijaron en el fuego que ardía sobre la vela.
Sooyoung conectó sus ojos con los de la castaña e inclinó la vela, dejando caer una gota sobre el abdomen de la menor. Jiwoo gimió con la mezcla de placer y el momentáneo dolor que le produjo la cera, los ojos de su ama brillaban de lujuria al verla retorcerse bajo su cuerpo y comenzó a mover levemente sus caderas.
—Cuenta, Jiwoo.—le ordenó.
—U-uno.—jadeó al sentir el pequeño movimiento de las caderas de su ama sobre su pelvis, la pelinegra movió un poco su brazo y volvió a inclinarlo, dejando caer una gota de cera sobre la sensible piel de la menor.—Dos.
Tres, cuatro, cinco, seis. Las caderas de Sooyoung se frotaban con un poco más de fuerza sobre su sumisa, verla retorcerse bajo su cuerpo por el dolor y placer que ella le proporcionaba la calentaba en sobremanera.
Posicionó la vela sobre uno de los pechos de Jiwoo y dejó caer la cera.
—Sie-siete.—jadeó la menor ante el cambio de destino de la cera, los movimientos de su ama sobre su cuerpo la estaban matando de desesperación tratando de elevar las suyas para tener mejor contacto. Otra gota cayó cerca de la última.—Ocho.
—¿Por qué te estoy castigando, Jiwoo?—preguntó dejando caer la cera sobre la blanquecina piel sin dejar de frotarse sobre ella, Jiwoo jadeó y contestó con dificultad.
—N-nueve, p-por tocar mi coño sin el p-permiso de mi A-ama.—sintió como los las caderas de su ama se movían más rápido, soltó un gemido de frustración.
—Repuesta correcta, mi pequeña patética cosa, resiste, queda menos.—vertió pequeñas cantidades continuas de cera sobre los pechos de la sonrojada menor.
Diez, once, doce, trece. El orgasmo de Sooyoung estaba cerca y con el, el fin del castigo de su sumisa, solo faltaba un poco más.
Jiwoo podía sentir el resbaladizo centro de su mayor frotándose con fuerza contra su pelvis, podía adivinar que estaba cerca de correrse y comenzaba a sospechar que el juego de cera no era su castigo, sino ver cómo su ama se frotaba sobre su cuerpo, ver como solo su ama alcanzaba el orgasmo y ella no.
Catorce, quince. La mano de Sooyoung que sostenía la vela se posicionó justo encima de un pezón de Jiwoo, la miró a los ojos viendo lo nublados que estaban los de la menor y sonrió, dejando caer la cera sin dejar de frotarse contra ella.
—¡Dieciséis!—gritó la menor, el dolor de la quemadura sobre su sensible y erecto pezón la hizo estremecerse por completo, impaciente. Vio como se tensaban los músculos de la mayor cuando paró en seco, Sooyoung la miró con los ojos entrecerrados y sonrió maliciosamente cuando dejó caer un chorro de cera entre los pechos de la menor.
Jiwoo chilló por el dolor y su ama se frotó con fuerza contra ella, alcanzando el orgasmo por ver a su pequeña sumisa sufrir por la quemadura de la cera, la castaña vio como las piernas de su ama temblaban y como sus vellos se ponían de punta, los músculos de su abdomen se contraían bajo la mirada de la castaña y apoyó su frente sobre el pecho de su sumisa, sintiendo la cera sólida.
—Diecisiete...—murmuró Jiwoo, extasiada por ver a su ama correrse sobre ella, nunca en su vida se había sentido tan caliente como ahora, su centro palpitaba con fuerza, su respiración estaba hecha un desastre y una capa de sudor cubría su cuerpo.
—Lo hiciste muy bien, bebé.—murmuró Sooyoung una vez recuperada, levantó su cabeza y miró con ojos brillantes a su sumisa, se inclinó para besarla profundamente jugando con su lengua y mordiendo sus labios.—Creo que mereces una recompensa, ¿no crees?
—Estaré feliz de recibirla, Ama.—murmuró feliz y a la vez impaciente, creía que si no tenía un orgasmo en el próximo minuto iba a estallar.
—Bien, primero déjame sacar estas.—habló saliendo de encima de la menor, se movió a sus tobillos y los liberó, Jiwoo movió sus acalambradas piernas, creyó que también iba a quitar las esposas de sus muñecas pero no lo hizo del todo, se las dejó puestas pero la desenganchó de los postes.
Sooyoung la tomó de la mano y la levantó de la cama atrayéndola por la cintura en un beso frenético, su lengua invadió la boca de la menor y dio repetidas mordidas en sus labios, el caliente beso hizo que las rodillas de Jiwoo comenzaran a fallar levemente y se sostuvo de los hombros de su mayor para no caer, sintiendo como esta la apretaba contra su cuerpo sin dejar sus labios.
La pelinegra se separó del beso y la tomó de la mano para guiarla a la pared que estaba a un costado de la cama, la pegó contra esta y volvió a besarla con fuerza, sus hambrientas manos recorrieron el curvilíneo cuerpo de su sumisa haciéndola soltar un pequeño gemido por su brusquedad, nuevamente se separó y vio el estado deplorable en el que se encontraba; sus mejillas estaban muy rojas al igual que sus carnosos labios, su respiración era pesada y el sudor en su frente hacía que su flequillo se pegara ahí.
Sin apartar los ojos de su oscura mirada tomó las muñecas de la menor para engancharlas en unas cadenas con gancho que había instalado en el techo de la habitación hace poco, oyó como la respiración de su sumisa se desestabilizó aún más y dejó un casto beso en sus labios alejándose para darle un vistazo a su cuerpo.
Una Jiwoo completamente desnuda, apoyada contra la pared y con sus brazos encadenados al techo de la habitación, e increíblemente caliente, le devolvía la mirada. Sonrió y vio como su sumisa se lamía los labios.
Sooyoung se dio media vuelta y comenzó a caminar hacia los cajones en la base de la cama, se arrodilló bajo la mirada de la castaña y rebuscó por unos momentos hasta encontrar lo que buscaba. Caminó hasta la menor con sus manos en su espalda ocultando los misteriosos objetos detrás de ella, al llegar ante su sumisa lo único que podía ver en su rostro era la lujuria y las ganas de correrse.
Jiwoo se lamió los labios ante la misteriosa mirada que le daba su ama, detalló la sonrisa que le mostraron sus labios cuando finalmente dejó ver lo que tenía en sus manos; una fina cadena que unía dos pinzas para pezones y el strap on que habían usado múltiples veces.
—Quiero follarte de pie mientras estás encadenada, bebé.—le dijo con una media sonrisa, Jiwoo jadeó suavemente ante la idea y tragó fuerte antes de contestar.
—Sí, Ama, por favor.—contestó desesperada.
La pelinegra se acercó hasta su sumisa y habló en su oído a la vez que dejaba suaves besos en su cuello.
—¿Quieres eso, Jiwoo?—preguntó suavemente dejando una suave succión en su punto de pulso, la castaña gimió.—¿Quieres que te folle encadenada?
—Sí Ama, lo quiero, por favor...—rogó en un gemido la menor.
Sooyoung recorrió su mandíbula con besos.
—¿Lo necesitas?—cuestionó con voz grave mientras tomaba las pinzas con sus manos y las ponía en los erectos pezones de su sumisa, sacándole un fuerte gemido.—Dime cuánto lo necesitas, ruégame por ser follada, esclava.
—A-ama, lo necesito t-tanto, por favor...—dijo en un necesitado gemido cuando su ama tocó su clítoris con sus dedos.—Puedes follarme de la forma que quieras, pero por favor, fóllame Ama, te necesito dentro de mí.
La pelinegra observó los ojos brillantes por las lágrimas contenidas de frustración y sonrió dejando un pequeño beso en los labios contrarios, sacó su mano de la entrepierna de la menor y se puso el strap on con facilidad.
Tomó a Jiwoo por las piernas haciendo que las envolviera en su cintura y la levantó apoyando su cuerpo contra la pared, besó sus labios a la vez que la penetraba lentamente moviendo sus caderas, salió de ella por completo y volvió a penetrarla, esta vez, con fuerza y hasta el fondo, sacándole un fuerte gemido a su sumisa.
Comenzó a embestirla con rapidez, entraba y salía de ella con facilidad gracias a la humedad y Jiwoo gemía en éxtasis, sintiendo como gracias a la posición su ama llegaba más profundo y golpeaba fuertemente su punto g haciéndola delirar.
Sus alzados brazos comenzaron a cansarse de estar colgados e hizo fuerza para sostener parte de su peso, ayudando así a su ama para que pudiera follarla con más facilidad. Sentía sus profundas estocadas y cómo tocaba su punto dulce, podía oír los gruñidos de Sooyoung en su oído y eso solo la calentaba más.
Sooyoung quitó una mano de las caderas de la menor y jaló suavemente de la cadena que conectaba las pinzas en sus pezones, la castaña gimió fuertemente ante el ardor en sus pechos y ante las olas de placer que recorrieron su cuerpo poco después, con la misma mano que jaló de la cadena bajó a acariciar su clítoris mientras repartía besos y mordidas por su cuello y clavículas, siendo esto el principio del fin de su sumisa.
—A-ama, me voy a-a correr...—avisó la menor al sentir las primeras olas del orgasmo recorrer su cuerpo.
—Hazlo, pequeña.—aprobó la mayor separándose ligeramente del cuello de su sumisa.—Córrete para tu ama como la zorra que disfrutas ser.
Las palabras de su ama la enviaron directamente al clímax y se corrió fuerte, como nunca antes. Su centro disparó una vergonzosa e increíble cantidad de líquido producto de la estimulación en su punto g, mientras los fluidos salían de su intimidad Sooyoung arrancó de un golpe las pinzas en los pezones de la menor arrancándole un grito de placer que hizo sus ojos lagrimear por las sensaciones en todo su cuerpo, su ama seguía penetrándola alargando la sensación del orgasmo y mordió suavemente de sus pezones, haciéndola gritar nuevamente, los espasmos se apoderaron del cuerpo de Jiwoo y los jadeos y gemidos de éxtasis no dejaban de salir de sus labios.
El pequeño y exhausto cuerpo de la menor cayó rendido sobre los brazos de su ama y sus ojos se cerraron involuntariamente, pequeñas olas de placer aún recorrían su cuerpo mientras las manos de su ama acariciaban sus músculos.
Luego de unos minutos de recomposición logró abrir sus ojos, se encontró con la mirada satisfecha de Sooyoung y una sonrisa en sus labios, se estiró para sacar la esposas de las muñecas de la menor, acariciando la roja piel ante el pequeño gemido de dolor de Jiwoo y la tomó en sus brazos.
Sooyoung caminó al baño de su cuarto y depositó a su amante en la bañera con agua caliente, se metió con ella abrazándola por la cintura, atrayéndola a su cuerpo. Dejó pequeños besos en el sudado cuello de la menor y con sus manos comenzó a repartir jabón por su cuerpo, le quitó los restos de cera de su abdomen y volvió a abrazarla.
—¿Estás bien?—preguntó dejando un suave beso en su oreja, Jiwoo se estremeció ante las cosquillas de la acción y sonrió cansadamente.
—Sí...—contestó asintiendo levemente.—¿Qué fue eso, Soo?
—Tuviste un squirt, amor.—contestó la duda de la mujer en sus brazos riendo suavemente, la menor se acurrucó más en sus brazos y suspiró, sonrojada.
—Fue increíble...—murmuró después de unos minutos procesando lo que acababan de hacer.
Sooyoung repartía abstractas caricias en la piel de la menor, cuidándola después de todo el maltrato recibido. Dejaba suaves besos en su cuello y hombros, abrazándola más fuerte cuando habló.
—Feliz aniversario, Jiwoo.—dijo la pelinegra besando su hombro.
—Feliz aniversario, Ama.—correspondió la castaña, volteando para perderse en los labios de la mujer que amaba, y que amaba que la dominara.
Es probable que en algún momento suba otro capítulo, pero no prometo nada:)
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