Celos, cerveza y dolores de cabeza

___ EREN ___

El reciente recuerdo de sus labios amoldándose a los míos hace que mi mente divague durante un instante, arrastrándome a un sueño donde juego a imaginarme sobre el cuerpo de Mikasa, enredando mis piernas con las suyas  y enterrando los dedos en su melena. 

Sin embargo, para mi infortunio, la ilusión no dura mucho, pues la mano de mi calvo vuela hasta mi cabeza para propinarme una colleja.

— ¿Estás escuchando o qué?— gruñe Connie, molesto.

Yo le lanzo una mirada fulminante, pero suavizo la expresión cuando siento las miradas de los chicos puestas sobre mí. Estamos en mi casa aprovechando que mi padre ha vuelto a tener que irse una semana por asuntos laborales, y a pesar de que estábamos hablando sobre el concurso que será dentro de una semana, lo cierto es que no puedo centrarme más de cinco minutos en el mismo tema sin que la imagen de Mikasa acuda a mi mente como un huracán, dispuesto a ponerlo todo patas arriba.

Connie se pasa una mano por la cara mientras suspira de pura exasperación, hastiado. Armin, Marco y Jean, por el contrario, me observan con un deje de preocupación. 

— ¿Estás bien, Eren?— pregunta el rubio.

Yo finjo mi mejor sonrisa y hago un ademán para restarle importancia al asunto.

— Es solo que no he dormido bien.

Y es cierto: eran las cinco de la madrugada cuando Mikasa y yo decidimos volver, y a pesar de que me dejé caer en mi cama una vez llegué a casa, no pude pegar ojo pensando en lo acelerado que tenía el corazón y la sonrisa de gilipollas que llevaba.

Armin alza una ceja en una expresión interrogante y yo me encojo de hombros. Marco, por su parte, decide cambiar de tema para que el ambiente no se condense demasiado. La conversación vuelve a enfocarse en la batalla de rap del próximo viernes, el evento que tanto hemos esperado y cuyo primer premio son cinco mil libras.

Habíamos pensado en repartirnos el dinero y costearnos un pequeño viaje después, y aunque la idea no me había parecido nada mal al principio, ahora tengo dos opciones distintas en las que preferiría invertirlo: mi madre y Mikasa.

En algún momento de nuestra animada charla, siento la aguda mirada de Jean taladrándome la nuca, y no puedo evitar girarme para devolverle el favor, molesto. La única razón por la que he hecho el esfuerzo de invitar al caracaballo, es porque Marco ha insistido en que sería de apoyo para terminar de hacer los últimos retoques al rap. Y aunque no se ha equivocado, su presencia me irrita.

— ¿Qué miras?— le espeto lo suficientemente bajo como para que solo él pueda oírme.

Él tuerce el gesto, como si escuchar mi voz le produjera una jaqueca insoportable, pero no dice nada y desvía la vista hacia el resto. Frunzo el ceño y tengo que hacer un esfuerzo para no mandarlo a la mierda. Solo me queda pensar que se ha enterado de mi escapada con Mikasa y que los celos le están comiendo la punta del nabo.

Connie abre otra lata de cerveza y me la tiende con una sonrisa cómplice. Es el único que sabe cómo combatir mi mal humor. 

— Bien, ¿entonces hemos terminado?— inquiere Armin tras haber repasado todos los puntos que hemos tratado.

— Eso parece— suspira Connie, y se deja caer pesadamente sobre el colchón—. ¿Lo celebramos esta noche?

— Déjame que lo consulte con el vacío espacial llamado "ahorros"— declara Marco dramáticamente.

Connie pone los ojos en blanco, pero finalmente hace un gesto con la mano para quitarle importancia.

— Bah, esta noche invito yo. Pero solo si Eren paga las tres últimas rondas.

— Eh, a mí no me metas de por medio...

— Pues decidido entonces— canturrea Armin.

Yo estoy a punto de protestar, no obstante, la voz de Marco eclipsa la mía.

— Eren. Mira el móvil— exige tras consultar el suyo.

La forma en que me mira y la seriedad que ha asediado su rostro hace que un sudor frío me recorra la espalda, pero no solo debo de haberlo notado yo, pues un silencio tajante nos envuelve a los cinco. 

Me pongo en pie y cruzo mi dormitorio de dos largas zancadas para coger mi móvil, el cual he dejado cargando sobre la mesita de noche. Tres llamadas perdidas. La última, de hace tres minutos.

— Disculpadme un momento— murmuro por lo bajo cuando confirmo mis sospechas, saliendo de la habitación—. Connie, hay más cerveza en la nevera. Sírvete.

El calvo se frota las manos, se pone en pie de un salto y se apresura a abandonar la sala para desaparecer escaleras abajo, hacia la cocina. Yo, por mi parte, me encierro en el dormitorio de mi padre, una habitación al final del pasillo que huele a alcohol y libros viejos.

Casi no me he dado cuenta de lo nervioso que estoy hasta que veo temblar mis manos sobre la pantalla del móvil cuando marco el número de uno de mi proveedores. Siento las pulsaciones del corazón en los oídos cuando escucho los primeros tonos al otro lado de la línea. Él descuelga y un silencio sepulcral se hace entre ambos.

Está enfadado.

— Hola, Zeke.

Esperaba no tener que escribir un mensaje así en ninguna de mis historias, y menos en "Mientras caiga la lluvia", pero visto cómo se han puesto las cosas, no me queda otra:

Estoy jodidamente cabreado. 

Yo entiendo y me alegra de corazón que haya gente con ganas de leer esta obra porque le encanta. Y me gusta leer un "actualiza pronto" en los capítulos porque me anima a seguir mis proyectos. Pero de eso, a que al poco tiempo también se me envíen mensajes por privado o se escriban en mi tablón obstinadamente, ya me toca un poco los cojones. 

Lo peor de todo es que, a diferencia de muchos escritores, no solo intento actualizar diez historias diferentes (no sé si sabréis que tengo más obras y, además, otra cuenta con otras cinco), sino que me tomo la molestia de planificar una FECHA APROXIMADA en la que yo me pongo un plazo para ponerme a escribir como un puto loco mientras vosotros solo tenéis que limitaros a esperar. Y aun así, todavía hay gente que sigue exigiéndome (porque es que ya supera el límite de mi paciencia, que no es poca) un capítulo porque la fecha fue hace tres días y todavía no he subido nada.

Si no te sientes aludido, este mensaje no es para ti, descuida. Pero si eres uno de los que en este último mes me ha estado bombardeando con el tema con un mensaje por semana, déjame abrirte un poco los ojos: 

"Mientras caiga la lluvia" es una historia que todavía no tiene un final determinado, por lo que me cuesta el doble escribirla. Y en segundo lugar, a diferencia de la mayoría de escritores en Wattpad, el grado de autoexigencia que tengo me obliga a mantener un nivel a la hora de narrar que muchos no consiguen por pereza. Sí, hablo de esa narración que muchos habéis elogiado a lo largo de los capítulos. Pues eso no se consigue en tres horas frente a la pantalla. 

Me jode de sobremanera (de verdad que no os podéis hacer una idea) tener que escribir una historia que me encanta bajo la persistente presión de cuatro sujetos que no se han parado a pensar en el trabajo y todos los bloqueos literarios que hay detrás de "Mientras caiga la lluvia". 

Así que, puesto que os parece más importante tener un capítulo a tiempo que uno escrito detenidamente, aquí tenéis vuestra esperada actualización.

Lo siento por la gran mayoría, cuya paciencia y apoyo siempre agradezco, pero esta opción (capítulo corto + bronca) me parecía mucho mejor que enviar la historia a borradores o simplemente ignorar comentarios. 

Porque ya sabéis lo muy en cuenta que os tengo A TODOS

Así que espero que esta sea la última vez que dais tanto por culo por una actualización.

~ el rey Pulga hablando en nombre de todos los escritores que odian trabajar bajo presión >=V99

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top