🎃𝐄𝐬𝐩𝐞𝐜𝐢𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐇𝐚𝐥𝐥𝐨𝐰𝐞𝐞𝐧 🐯 𝐇𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐏𝐚𝐫𝐚𝐥𝐞𝐥𝐚.
Hola mis kokoros darks.
🤘Antes de leer el capítulo, por favor tengan presente lo siguiente:
Les traigo un capítulo especial. Este capítulo no será relevante en el desarrollo de la historia.
Lo narrado aquí es un universo alterno. En ningún momento se conectará con los sucesos que se presentarán en las siguientes actualizaciones.
Bueno, sin más que decir, espero disfruten mi especial de Halloween. 🖤
Eso sí, es un especial a mi manera, al estilo Tsunade Dark.
Las leo en la nota al final del capítulo 😅
El omega se encontraba sentado junto a la cuna de su pequeño de cuatro años de edad, acobijándolo y rogando a la Luna para que el pequeño tigre por fin cayera en su sueño profundo.
— No me duelmo sin papá Kook. — Se esforzaba por mantener sus ojitos abiertos.
— Tigrecito, por favor, duerme. — Le acarició las mejillas.
— Quielo a papá Kook. — Bostezó.
— Yo también lo quiero... — El infante cerró sus ojitos lentamente. — Duerme bebé, sueña con los angelitos.
— Te quielo papi. — Expresó antes de caer ante el sueño.
— Te amo mi tigrecito.
Miró el reloj con motivos de conejitos que colgaba en la pared, las manecillas marcaban las ocho de la noche. Suspiró profundo, le dio un besito en la frente a su pequeño y se dirigió a su habitación.
— Creo que aun tardaras en llegar, Rayitas. — Expresó con algo de pesar. En todo el día había extrañado a su amado alfa.
Se adentró en el baño, desnudándose por completo para tomar un baño. Aseó cada parte de su cuerpo, cerrando los ojos e imaginando que el que enjabonaba su figura era su alfa.
Salió del baño, secó su cuerpo, hidrató su piel con una crema corporal, buscó una de las camisas del alfa. Cubrió su cuerpo con la prenda, abotonando los primeros cuatro botones. No le era posible abotonar los que restaban. Por sus piernas deslizó un pantalón corto, y sonrió al verse al espejo.
Volvió a la habitación de su hijo, y allí encontró a su alfa, sonriéndole al pequeño que dormía profundamente. Recargó su cuerpo contra el umbral de la puerta y lo observó en silencio.
— Espero hoy no hubieses hecho correr a tu papi por toda la casa. — Susurró el alfa. — A veces eres un demonio de Tasmania, y tu papi en estos momentos no puede andar corriendo de aquí para allá. — Besó las mejillas regordetas del infante.
— No lo vayas a despertar... — Susurró desde la puerta.
— ¡Mi pequeño rayadito! — Gritó emocionado al ver a su omega.
— JungKook... — Lo regañó con la mirada.
— Perdón, perdón... — Palmeó suavemente la nalguita de su cachorro. — Shh, duerme mi cachorrito, no te despiertes o tu papi me hará dormir en la sala con Tanie y Bam.
TaeHyung sonrió inevitablemente. — Deja de decir que te haré dormir en la sala y ven a saludarme. — Estiró sus labios haciendo un piquito pronunciado.
JungKook asintió en silencio, dejó un último beso en la cabellera de su cachorro, y se dirigió hacia su omega. Con cuidado lo alzó en brazos, sin llegar a apretar el prominente bulto que los hacia separarse un poco.
— Hola mi pequeño rayadito. — Le besó los labios, nariz, mejillas y cuello.
TaeHyung sonrió enormemente al sentir aquellos labios en su piel. — Hola mi rayitas. — Con sus pulgares acarició el cuello del alfa. — Amor... ¿No ibas a quedarte en la fiesta de Halloween de la empresa?
JungKook caminó con su omega en brazos, teniendo cuidado de no tropezar y lastimar a su rayadito. Llegaron a la habitación; y el alfa con delicadeza sentó al omega en la cama.
— ¿En serio pensaste que me quedaría en una fiesta de Halloween, mientras mi precioso omega está en casa con su pancita llena de huesitos y un pequeño tigrecito que a veces parece veinte niños con mucho azúcar en su sistema? — TaeHyung asintió. — No amor, mi lugar está aquí, contigo y mis amores. — Se retiró su saco formal junto a la camisa.
— Jun-JungKook... — Tartamudeó y tragó saliva al ver al alfa desnudarse hasta sólo quedar en bóxer.
— ¿Cómo se portaron mis tres mosqueteras? — Se acurrucó frente al omega y posó sus manos sobre el prominente vientre. — ¿Extrañaron a papá? — Un movimiento en el vientre del omega fue la respuesta.
— Estuvieron muy inquietas... — Sus manos acariciaron a las del alfa. — Y cuando escuchaban al tigre del demonio; se movían cómo si yo hubiese comido kilos de chocolate.
— Mis niñas inquietas... — Dejó tres besitos en el vientre.
— Rayitas, esas niñas me patearon las entrañas cómo si estuvieran en un campeonato de fútbol. — Puchereó.
— Mi amor, mi pequeño rayadito... — Apoyó sus manos en el borde de la cama, impulsándose para llegar a la altura de los labios del omega. — Espérame, voy a bañarme, y te daré mimos para compensar este día de patadas. — Lo besó tierno y dulce.
TaeHyung sonrió en medio del beso. — ¿Hoy también les contarás un cuento?
— Por supuesto... — Se separó del omega. — Hoy le contaré una historia de terror... Cha cha chan. — Sonrió dejando ver sus dientes de conejo.
— ¿Historia de terror? — Acarició su vientre al sentir una patadita.
—Sí, amor...
— ¿Cuál historia?
— La historia del día en que me aceptaste cómo tu alfa.
— Eso no es una historia de terror.
— Claro que lo es...
— ¿Según tu por qué? — Cruzó sus brazos por sobre su vientre. — Jeon JungKook...
— Porque ese día, bueno más bien noche, sentí el verdadero terror... — TaeHyung le gruñó. Estaba pensando que el alfa insinuaba que emparejarse fue una pesadilla. — Oye, amor, no me gruñas. — TaeHyung apartó su mirada del alfa. — Mi pequeño rayadito... — Acunó el rostro del omega y con delicadeza lo guío para que lo mirara. — No pienses cosas que no son. — Lo besó en el pucherito que había formado. — Te digo que esa noche sentí el verdadero terror, porque por poco pierdo a mi omega, el canijo andaba con planes de fuga, y eso asustó a mi pobre corazón que se enamoró con sólo verlo...
— Alfa... — Sus ojos brillaron.
— Enserio, que sustote tan brusco, para mí fue de terror, sentir la cama vacía y ver a cierto rayadito en la puerta a punto de irse...
— ¡Iba al restaurante del hotel, a comer! No quería despertarte con el servicio a la habitación.
— Eso dices tú, pero...
— Ve a bañarte y vienes a calmar a las futbolistas con tu supuesto cuento de terror. — Sonrieron, juntaron sus narices y las rozaron en un besito esquimal.
El alfa se aseó lo más rápido que pudo, secó su cuerpo y cubrió su gloriosa desnudez con su pantalón de pijama. Dormiría sin camisa, cómo siempre. Además amaba caer en los brazos de Morfeo; sintiendo el calor del rostro de su omega sobre sus pectorales.
Se dirigió a la cama que compartía con el omega, se adentró en las mantas y se sentó al lado de TaeHyung, recostó su espalda contra el espaldar de la cama. Estando cómodo; con cuidado, tomó posesión de la cintura del omega, y con toda la fuerza de sus brazos, lo subió sobre su regazo. Las nalgas del omega reposaban sobre la pelvis del alfa, sonrieron en picardía, últimamente amaban estar en esa posición antes de dormir.
Sus ojos brillaron mostrando su parte animal, alfa y omega dejaron a la vista sus orejas de tigre, sus colas se enredaron entre sí, abrazándose a su manera.
Las manos del omega se apoyaron en los hombros del alfa, bajaron por las clavículas y acariciaron los pectorales y abdomen.
JungKook abrió la camisa que portaba el omega, dejando a la vista ese gran vientre que lo hacía ver adorable. Jugó con los bordes de la camisa, con la caída de aquella tela por sobre ese vientre, le hacía proyectar una linda imagen de un ángel con sus alitas a los lados, sin intención de tomar vuelo.
Sonrió bonito, enamorado, besó los labios del omega y posó sus níveas manos en el vientre. Acarició con ternura, sus dedos dibujaron corazones invisibles por sobre el ombligo de TaeHyung.
— Mis pequeñas futbolistas, hora de su cuento...
— Rayitas, mucho cuidado con el cuento.
— Sólo contaré cómo casi me matas del susto al pensar que me dejarías abandonado en una habitación de hotel.
— Yo jamás te dejaría abandonado en una habitación de hotel. — JungKook sonrió. — Te dejaría abandonado en el estacionamiento de la tienda de conveniencia. — Se carcajeó.
— Qué graciosito...
— Perdón, es que me da risa que pienses que te voy a abandonar... — Con sus dedos delineó los tatuajes del alfa. — Eso jamás pasará.
— En esta realidad, no. Pero quizás en un universo paralelo; si te la pases abandonando a tu alfa.
— Tonto, ya dejar de decir eso. — Lentamente se acercó a los labios del alfa. — Cuenta el cuento alfita.
JungKook no pudo resistirse a degustar el sabor de aquellos labios, y lo besó con tanta intensidad que casi le roba el aliento.
— Bueno mis niñas... Aquí va el cuento de esta noche. — TaeHyung volvió a su lugar y JungKook continuó con las caricias en el abultado vientre.
TaeHyung posó sus manos sobre las ajenas y siguió los movimientos del alfa. Escuchando atentamente su relato, perdiéndose en aquellos labios que sonreían ante cada palabra que iba narrando...
La noche de Halloween había llegado, un hermoso omega caminaba por el oscuro callejón, alegando estar cansado de su trabajo, deseando por fin descansar de los viejos verdes que siempre se sentaban en las mesas que estaban a su cargo para según ellos; cortejarlo.
Ese día había sido tan horrible para el omega, que se olvidó por completo de escribirle a su amigo. Bueno no importaba mucho, igual no se verían ese día. Eso se dijo el omega mientras continuaba caminando.
Unos pasos en la oscuridad alertaron al omega, miró hacia dónde provenía el ruido, y allí divisó a dos híbridos panteras, sus rostros eran cubiertos por unas mascaras muy populares en esa noche de disfraces.
Aceleró sus pasos, pero las panteras lo alcanzaron y lo acorralaron contra un muro del callejón.
— Dejaras de hacerte el difícil con nosotros...
— Difícil se las voy a poner, porque los voy a dejar sin huevos. — Pateó a uno de los hombres.
El hombre cayó al suelo, por la intensidad de dolor en sus partes. El otro hombre al ver a su compañero en el suelo; intentó golpear al omega.
— Le tocas un pelo a mi omega, y no quedará ningún maldito rastro tuyo. — Una voz muy conocida para el omega se escuchó en aquel oscuro lugar.
La presencia de un híbrido de tigre; se dejó ver a través de los pocos rayos de luz lunar. Sus colmillos avisaban que no dudaría en arrancar gargantas.
— ¿JungKook? — Inquirió el omega antes de darle una fuerte patada al hombre.
— Rayadito, ven para acá... — Estiró su mano llamando al omega.
— ¿Qué haces aquí?
— Vine a buscar a mi omega, el cual no me llamó para avisarme que saldría en medio de un callejón exponiéndose a unas malditas panteras degeneradas.
— JungKook, es que...
— TaeHyung, ponte tras mis espaldas, y cierra los ojos, voy a tirar unos cuantos colmillos de pantera.
— ¡Espera! No hagas locuras. — Lo sostuvo del brazo, y JungKook le dio la espalda a los híbridos. — No soy tu omega, ¿Por qué actúas así?
— Eres mi omega, pero te niegas a aceptarme...
— Es que nuestra amistad...
— ¡Jefe! — Detuvo al hombre que pretendía atacar a JungKook por la espalda. — ¡Maldita pantera! — Inmovilizó al hombre.
— Gracias Kai, ve por el otro imbécil, y entrégaselos a la policía.
— Entendido Jefe.
— Van a pagar por el hecho de querer meterse con mi omega.
— JungKook, deja decir que...
Sus labios fueron silenciados por un beso. — Eres mi omega... Carajo, TaeHyung, deja de escapar de lo que sentimos, llevo tres años enamorado de ti. — Lo apegó a su cuerpo.
— Kookie... — Sus dedos se posaron en los labios del alfa. — Lo mejor es huir de estos sentimientos, así no arruinaremos nuestra amistad.
— ¡Ah! Eres terco, carajo. — Miró a Kai; que tenía totalmente sometidos a aquellos hombres. — Te voy a enseñar que no puedes huir de lo que sentimos. — Lo cargó en su hombro. — Kai, te dejo el auto, avisa en la empresa que no llegaré a la fiesta.
— ¡JungKook! — Pataleó. — ¡Suéltame, suel...! ¿Por qué estás vestido de policía?
— Te voy a soltar cuando estemos en la habitación del hotel. — Afianzó su agarre. — Pues iba a una fiesta de disfraces, pero mi querido amigo, que es mi omega, no se comunicó conmigo, así que me preocupé, y vine a buscarlo disfrazado...
— JungKook, ¿Esas esposas son reales?
— Sí, y si se te ocurre huir, te voy a esposar...
— ¡Tigre demente!
— Rayadito terco... — Paró un taxi. — Intenta salir del taxi y te juro Kim TaeHyung que te buscaré y esposaré de pies y manos a mi cama.
— ¡JungKook! El taxista escuchó eso.
— No se preocupen, en esta noche salen muchas cosas con esa temática de disfraces, y seguramente esto es algún juego de pareja entre ustedes. — Habló el taxista.
— Ves, hasta el taxista nos ve como pareja...
— Yo no diré nada. — Se cruzó de brazos e hizo un puchero.
— Por favor llévenos a este hotel. — Le mostró la dirección.
El recorrido fue rápido, gracias a la Luna el hotel estaba cerca.
JungKook le pagó al taxista, estiró su mano para que TaeHyung la tomará y así salir del taxi. Estando fuera del taxi; el alfa en un hábil movimiento subió en su hombro al omega.
— Yo puedo caminar...
— Y no lo dudo, pero tus ojitos me indicaron que ibas a salir corriendo, y no me voy a arriesgar.
— Odio que me conozcas tan bien. — Decidió no luchar.
— En cambio yo amo conocer todo aspecto tuyo...
Caminó con el omega en su hombro, se dirigió a recepción, no les prestó atención a las personas que los observaban, pidió la llave de la habitación, y subió al ascensor. Cuando llegaron a su destino, JungKook se adentró en el lugar, cerró la puerta, bajó al omega y lo acorraló contra la pared.
— Kim TaeHyung, por favor, deja de huir de esto que sentimos... — Olfateó el cuello ajeno. — Eres mi omega, te amo con cada raya de mi pelaje híbrido. — Dejó a la vista sus orejas de tigre. — Mira, tu animal reacciona al mío. — Acarició las orejas que sin previo aviso se asomaron en la cabeza del omega. — Eres mi pequeño rayadito, mi omega, mi amor, mi todo... — Recargó su frente en el hombro del omega.
— JungKook... — Su corazón se aceleró al escuchar tales palabras. — ¿Y nuestra amistad?
— Seremos amigos, amantes, novios, esposos, destinados... Todo junto.
— Mi rayitas... — Acunó el rostro del alfa que lloraba. — No llores...
— Es que no puedo evitarlo, me aterra la idea de que sigas huyendo de mí, de nuestros sentimientos. — Besó cada mejilla del omega. — Te amo con todo mí ser, y no quiero ser solo tu amigo...
— No llores, no huiré más... — Lo besó de vuelta. — Yo también te amo con todo mí ser...
— ¿En serio? — Preguntó con un brillo esperanzador en sus ojos.
— Muy enserio, te amo, no puedo seguir huyendo de lo que mi animal, alma y corazón me gritan. — Se abrazaron. — Eres mi alfa, mi rayitas...
— Mi omega, mío...
— Todo tuyo...
Decidieron dirigirse a la cama, hablar un poco más sobre sus sentimientos. Se besaron tantas veces que perdieron la cuenta.
— Gracias por ir a buscarme...
— No podía estar tranquilo, algo me decía que corrías peligro.
— Esos hombres son los que van al restaurante.
— No te volverán a molestar.
— Voy a renunciar.
— Te contrato en mi empresa, allí necesito un talentoso fotógrafo.
— Acepto, pero allí no me vas a besar...
— Eso lo veremos.
— ¿Vamos a quedarnos a dormir aquí?
— Si tú quieres, sí.
— Sí quiero, pero primero me quiero bañar.
— Eso me hace muy feliz. — Le acarició la mejilla. — Trataré de no hacerte el amor, por ahora.
— Ya andas pensando en cochinadas.
— No son cochinadas... — Le sonrió coqueto. — Ve a bañarte.
Cuando TaeHyung se adentró en el cuarto del baño, JungKook inició a brincar en muestra de su felicidad. Gritaba en silencio, y bailó eufórico. Por fin su rayadito lo había aceptado.
Después de tomar una ducha por separado, se acostaron en la suave cama, acariciaron sus cuerpos, sin segundas intenciones. Se besaron muchas veces más, cerraron sus ojos disfrutando del perfume de la piel ajena y se durmieron.
El espacio vacío en donde se suponía que debería estar TaeHyung, sacó de sus sueños a JungKook. Rápidamente con su mirada lo buscó por toda la habitación, y se asustó al ver una sombra que intentaba salir silenciosamente de la habitación.
Su corazón sintió una punzada.
— ¡¿A dónde vas?! — Se levantó rápidamente de la cama, y tomó las esposas. — ¿Vas a huir? ¿Me dejarás solo?
TaeHyung intentó hablar pero JungKook lo dejó sin palabras cuando lo tomó de la mano y lo jaló de vuelta a la cama.
— No huyas, rayadito... — Expresó cuando lo acostó en la cama, y se trepó sobre el omega.
— Espera, JungKook, no estaba huyendo...
— Mi omega, mío. — Gruñó mientras lo esposaba a la cama.
— Jun-JungKook...
— Te gusta huir, y a mí me gusta esposar fugitivos...
— Ah~, espera rayitas, no te muevas de esa manera...
— ¿Vas a huir? — TaeHyung negó. — ¿Entonces...?
JungKook olfateaba el cuello del omega, su cola se enredó en una de las piernas impropias. Besó cada parte de la piel expuesta del omega.
— Rayitas... Ummm~, ah~...
— Rayadito, creo que estoy entrando en celo... — Se bajó del cuerpo del omega. — Perdóname, yo no soy así...
— Oye, ni pienses en dejarme amarrado e iniciado. — Lo miró entrecerrando los ojos.
— Pero...
— ¡Rayitas! Acabas de excitarme con la maldita esposada, y esos movimientos sobre mi cuerpo. — Lamió sus labios. — Eres mi novio, y quiero que me cumplas en este momento, no me vas a dejar con las ganas.
— Estoy entrando en celo...
— Y yo voy a ayudar a mi alfa con su celo... — Se removió en la cama. — Ven aquí...
— Mi rayadito voy a...
— Shh, shh, ¡JungKook! No les contarás eso a las cachorras. — Cubrió la boca del alfa.
— Interrumpiste la mejor parte.
— ¿A eso le llamas historia de terror?
— Te dije que fue terror para mí.
— Terror el que sentí yo.
— ¿Tú?
— Sí, yo... Madre Luna, el paquete que te cargas entre las piernas. — Movió sus caderas en círculos. — Pensé que ese día moriría de una estocada al corazón.
— ¡Rayadito!
— ¿Qué? Es cierto. — Su mano viajó al pectoral del alfa.
— ¿Qué haces?
— Rayitas~, recordar esa noche me...
Una de las manos del alfa se dirigió al trasero del omega. — Amor, ¿Estás...?
— Alfa, creo que algo me lagrimea.
— ¿Qué?
— Me lagrimea y me baja por la pierna. — Se levantó levemente, mientras JungKook lo sostenía por las caderas. — Mira... — Se retiró la ropa de su parte inferior. — La lágrima escurre por mi piernita.
— ¿Te lamo la lágrima? — Inquirió con su sonrisa ladina.
— Lámeme lo que quieras. — Se dejó caer de espalda contra el colchón.
JungKook retiró las prendas que cubrían su poca desnudez, abrió las piernas del omega, y se posicionó en el centro. — ¿Podemos hacerlo faltando tan poco para el parto? — TaeHyung asintió. — Okay, mi rayadito...
Las manos del alfa acariciaron los muslos del omega, con cuidado subió una de las piernas en su hombro, besó el muslo interno. Bajó la pierna y se inclinó sacando la lengua. Lentamente dejó un recorrido húmedo por la piel de su pareja, delineando la pierna, llevándose a su paso la dulce lubricación que se había escurrido por aquellas hermosas piernas.
— Alfa~, te necesito...
— Omega~...
JungKook terminó de lamer cada rastro de lubricante, con delicadeza ayudó a que TaeHyung se sentara de rodillas en el mullido colchón. Se acostó y el omega se montó sobre su pelvis, con las manos sujetando su prominente vientre.
— Lento, sin prisas, y si sientes algo extraño, paramos de inmediato. — Indicó el alfa.
— No creo que las trillizas decidan nacer hoy. — Su mano tomó el pene del alfa, y lentamente lo deslizó por su húmedo canal.
Cuando se sintió lleno, sonrió en satisfacción, poco a poco sus caderas iniciaron a moverse, buscando placer. Las manos de JungKook lo tomaban por la cintura, ayudándolo a subir y bajar lentamente.
Sus jadeos demostraban lo mucho que disfrutaban estar unidos de esa manera, las paredes del omega abrazaban cálidamente el miembro del alfa. En el proceso de su entrega carnal, JungKook desvió sus manos hacia el vientre del omega, sus manos tomaban con delicadeza aquella redondita bolita.
Sus cuerpos se estremecieron, sus columnas sintieron un fuerte tirón eléctrico, el cosquilleo en sus vientres les avisó de su orgasmo. Gruñeron en el momento en que estallaron en placer, los hilos de esencia blanquecina; cubrieron el abdomen de JungKook. La blanca esperma del alfa fue retenida por el canal del omega.
TaeHyung se dejó caer sobre JungKook. — Espera, amor, las bebés. — El alfa intentó separar al omega de su cuerpo. — ¿Amor?
— ¡Alfa!
— No me grites... — Pidió. — Yo sé que te gusta recostarte sobre mi pecho, pero amor, apachurraras la casita de las bebés...
— ¡La casita de las bebés está sufriendo fuertes contracciones!
— ¡¿Qué?! — Sacó su pene del interior de TaeHyung, y lo recostó en la cama.
— ¡Alfa! — Abrazó su vientre. — Las cachorras decidieron nacer hoy. — Intentó respirar profundo.
— ¡¿Qué hago?! — Desnudo brincaba por toda la habitación.
— ¡Vístete! — Ordenó el omega. — Ayúdame a limpiarme, cámbiame de ropa, y ve a despertar a Hoseok para que venga a cuidar al tigrecito.
— Voy por Hoseok... — Corrió hacia la puerta.
— ¡JungKook! Primero haz los dos primeros pasos que te dije.
— Cierto... — Buscó la ropa para vestirse. — Respira, tú puedes.
— Mira, rayitas del infierno... — Lo tomó fuerte de la camisa. — Deja de hablar, y ve por Hoseok.
— ¡Voy!
— ¡Pero primero límpiame y ponme ropa!
— No me grites...
— Concéntrate alfa... — Apretó sus ojos ante otra contracción. — Ya pasamos por esto con el pequeño tigrecito.
Después de que Hoseok llegará a cuidar al cachorro, JungKook alzó en brazos a su omega, subieron al auto y se dirigieron al hospital. En el camino avisaron a la ginecóloga, la cual ya tenía todo preparado para el parto de TaeHyung. Estando en el hospital; el alfa se preparó para ingresar a la sala de cirugía y así presenciar el nacimiento de sus cachorras.
Los doctores le dijeron que por lo nervioso que lo veían, era mejor que no mirara cómo hacían la cesárea. Pero la curiosidad mató al gato, y en este caso al tigre.
JungKook no pudo evitar mirar y justo en el momento en que sacaron a su tercera cachorra; divisó las capas y capas de piel que habían tenido de cortar para llegar hasta la placenta donde sus cachorras habían estado hasta esa noche. La sangre y la impresión de ver a su omega con esa herida en su abdomen, lo hicieron ver borroso, su mundo se oscureció y se desmayó.
— ¡Alfa! — Gritó el omega al escuchar el golpe del cuerpo de su amado contra el suelo. — Ahora si puedes decir que sentiste el verdadero terror. — Las enfermeras los miraron. — Señoritas, ¿Qué hora es? — Una de las enfermeras le informó que faltaban diez minutos para las doce. — Gracias. — Sonrió al escuchar el llanto de sus cachorras. — Happy Halloween alfa, y felicidades, ahora eres padre de cuatro hermosos cachorros.
Buenoooo, mis kokoros 🤟
Fin del capítulo especial.
Gracias por leerlo 💋
Nos leemos lueguito.
No olviden que después de este capítulo, volvemos a la programación habitual.
Se les quiere un montón, besitos púrpuras 💋💜
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