🐯 Cap 10

TaeHyung mordió sus labios en nerviosismo, ya había tomado valor para pedir su recompensa, y si el alfa se iba al cuarto de lavado, quizás cuando regresara no sería capaz de decirlo.

— Rayitas, espera, por favor.

— No tardamos, espéranos allí, sentadito. — Avanzó unos cuantos pasos. — Me cambiaré de ropa, y antes de irme a casa, me dices lo que deseas cómo recompensa... — Un agarre en su mano libre lo detuvo. — ¿Omega?

— ¿Papi? — TaeHyung tenía su mirada gacha.

— ¿Qué pasa?

TaeHyung levantó su mirada, mordió fuerte su labio inferior y conectó miradas con los orbes del alfa. — ¿Po-podrías quedarte a dormir esta noche con el cachorro y conmigo?

— ¡¿QUÉ?! — Gritaron fuerte.

— No me griten. — Deshizo el contacto con el alfa, y retrocedió unos pasos. — ¿Por qué me gritan? — Jugueteó con sus dedos índices.

Alfa y cachorro se miraron extrañados. — Perdón rayadito, no quise gritarte, es que... — Caminó hacia el omega, y detalló las mejillas carmesí. — ¿Tienes fiebre? — Alargó su mano para verificar la temperatura del omega.

— Cleo que se enfelmó.

— ¿Qué? No, no me enfermé.

— Cachorro, creo que debemos llamar al Doctor Sprite... — Expresó tocando la frente del omega.

— Mi papi anda delilando pol la tempelatula... No debielon jugal bajo la lluvia.

— ¡No! ¡No tengo temperatura! — Se apartó del tacto del alfa. — Deja de tocar mi frente, estoy bien...

— No estás bien, creo que tienes fiebre y por eso pediste...

— Voy a buscal a...

— ¡No! ¡Déjenme hablar! — Se jaló los cabellos. — No estoy enfermo, no tengo fiebre, no necesito que venga el Sol del demonio...

— Rayadito... Espera, habla lento... — El alfa lo abrazó.

— Eres un tonto... — Cerró sus puños en el pecho del alfa. — Quiero que te quedes a dormir con el cachorro y conmigo...

— Pero tú, tú...

— Cállate, déjame hablar, me vuelves a interrumpir y te saco del apartamento.

— Papi...

— Tú también me gritaste, cachorro, me asustan... Me ponen más nervioso, ¿Por qué reaccionan así? Es solo...

— Omega...

— Silencio los dos... — Los Kookies apretaron sus labios. — Escúchenme bien... — Asintieron. — Jeon JungKook quiero que te quedes a dormir, esa será mi recompensa por aguantarme la curación del Sol del infierno. — El alfa abrió sus ojos en grande. No creía lo que escuchaba. — Y tu Kim JungKook, dormirás conmigo y tu padre...

— ¿Puedo hablal? — TaeHyung asintió. — ¿En selio no estás...?

— Shh, shh, tigrecito no digas nada...

TaeHyung negó con su cabeza, y se separó del alfa. — Olvídenlo, no dije nada, no quiero nada.

— Pelo papi...

— Rayadito, entiende nos tomaste por sorpresa. — Se acuclilló frente al omega y lo tomó de las manos.

— Ya no importa, ve por tu ropa, y nos vemos otro día, total, acabo de confirmar que cuando decías que querías quedarte era mentira... — Apartó su mirada. — Tonto TaeHyung, solo a ti se te ocurre pedir esas cosas...

— Papi, no hagas calitas, peldón pol glitalte, peldón pol intelumpilte...

— No importa, me voy a dormir, ustedes sigan con su camino a la lavandería, y hagan de cuenta que lo que dije es porque estoy ardiendo en fiebre. — Se levantó de su lugar. — Rayitas, por favor lleva al cachorro a su habitación y después ve con cuidado a tu casa...

— Detenlo papá Kook, no dejes que se vaya...

JungKook lo tomó de la cintura y lo alzó en el aire. — ¡Suéltame!

— Ni desquiciado te suelto. — Afianzó su agarre en el cuerpo contrario. — Cachorro, cierra tus ojitos y cubre tus oídos. — El infante obedeció.

— ¿Q-qué vas a...?

— Te voy quitar ese ceño fruncido con un beso de lengua. — Le susurró.

— ¡JungKook! — Golpeó los hombros del alfa.

— No me golpees con tu mano lastimada, o llamaré a Hoseok Sprite...

— Entonces, bájame...

— Rayadito, ¿Puedo besarte? — TaeHyung asintió, y un dulce beso reposó en sus carnosos labios. — Cachorro, ojitos abiertos y manos fuera.

— ¿Besaste a papi? — JungKook asintió con una gran sonrisa. — Con lazón ahola sonlíe.

— Rayadito, quiero quedarme a dormir con ustedes, no te arrepientas. — Lo bajó, y abrazó por la cintura. — Entiéndeme, te pusiste rojo, enserio pensé que te había dado calentura y...

— Deja de pensar que estoy enfermo.

— El que está enfermo en este momento soy yo.

TaeHyung se alarmó y posó su mano en la frente del alfa. — ¿Te duele algo? ¿Tienes fiebre? Rayitas, te enfermaste por mi culpa.

— Tranquilo... — Tomó la mano del omega y la besó. — Estoy enfermo de amor por ti...

El omega sonrió bonito. — Rayitas, me asustaste... — Acunó las mejillas del alfa. — Deja de coquetearme.

— Tlanquilo papi, mi papá Kook está muy bien, y si está contigo es casi inmoltal.

— Ay no, este hombre inmortal sería un peligro. — Bromeó.

— Papi, no digas eso.

— Déjalo cachorro, puede que tenga razón. — El infante lo miró sin entender. — Seré un peligro para el que se atreva a lastimarlos.

— Uy, yo te ayudalía en lo pegliloso...

— Nada de peligros. — Regañó con una gran sonrisa.

— Mi eterno amor, volviendo al tema... — Acarició las manos que aún estaban sobre sus mejillas. — Me quedaré a dormir con ustedes, pero ponme reglas.

— ¿Reglas?

— Sí, necesito que me mandes, ponme reglas.

— ¿No te puedes comportar sin que yo te ponga límites?

— Sí, pero me gusta que me mandes...

— A mi papá Kook le encanta que le des látigo.

— ¡Tigrecito del demonio!

— Uy, eso no ela pensamiento. — Sonrió en inocencia. — Mentilas, mentilas, a papá Kook no le gusta el látigo.

— Pequeño tigrecito, ya me exhibiste. — Sus dientes delanteros hicieron acto de presencia ante su hermosa sonrisa.

— Aquí no hay látigos... — Intentó no reír, pero le fue inútil ante la mirada coqueta del alfa. — Señor Jeon, ¿Te vas a quedar a dormir con nosotros?

— Soy tu rayitas... — Corrigió. — Es tu recompensa, tú lo quieres, y lo haré.

— Yupiii, dolmilé con mis papis y Tanie. — Brincó emocionado.

— Okay rayitas, voy a ponerte las reglas. — El alfa asintió emocionado. — Dormiremos en mi habitación, me abrazarás por la cintura, y yo abrazaré al cachorro, Tanie dormirá en los pies de la cama...

— Glacias al cielo a papi le gustan las camas glandotas.

JungKook miró a TaeHyung, y este lo miró advirtiéndole que no dijera lo que pensaba. Así que guardó sus pensamientos. 

No sólo te gustan las camas grandotas. — Sonrió en picardía.

— No pienses en esas cosas, y concéntrate en las reglas. — Expresó. — Tu sonrisa me dice que andas pensando en... No Tae, no pienses en lo que puede pensar el alfa, o dormir con él será...

¿Qué cosas piensan?

— Nada cachorro. — Contestó el omega.

— Estoy pensando en darle besitos a tu papi hasta que se quede profundamente dormido...

— Esas cosas son bonitas, hazlo, dale muchos besitos.

Alfa endemoniado. — Expresó al ver la sonrisa coqueta del azabache. — Sigamos con las reglas. — Alfa y cachorro prestaron atención. — Tus manos lejos de mi piel... Ya sabes que partes de mi cuerpo puedes tocar.

— Mi papá Kook no es mano lalga.

— Eso, no soy mano larga. — Expresó. — Pero regla aceptada, no toco tu linda piel.

— Solo era por aclarar, no se pongan gruñones... — Les guiñó un ojo. — Tienes que llamar a tu casa, quiero ver a Bam por videollamada, y decirle que te robaré por esta noche...

— Reglas aceptadas y claras.

— Yo pondlé una legla extla... — Los adultos lo miraron. — Quielo que papá Kook se tome una foto con nosotros, en la camita y luego la pegamos en el álbum.

— Hecho. — Dijeron al unísono.

JungKook alzó de manera nupcial a TaeHyung, el cachorro salió brincando a su habitación para tomar su peluche de felpa; un osito marrón.

Cuando los adultos llegaron a la habitación, arreglaron la cama para la hora de dormir. Llamaron a Jisoo, y allí tuvieron su video llamada con su otro hijo peludo. Se cepillaron los dientes junto a su cachorro, cuando terminaron, se tomaron de las manos. Con el cachorro en medio de los adultos, cada quien tomando una manita del infante, lo elevaban un poco del piso y lo hacían saltar hasta que llegaron a la cama. Tanie ladraba emocionado, y giraba alrededor de la familia.

Como lo había dicho TaeHyung, el alfa lo abrazó, con uno de sus brazos cubrió aquella esbelta cintura, su brazo libre fue usado como almohada por parte de su omega.

TaeHyung abrazó a su cachorro y le lleno de besos su pequeña cabellera, de vez en cuando el alfa dejaba de abrazar al omega, para estirar su mano y darle mimos a su cachorrito.

El alfa cubrió sus cuerpos con las mantas y después de pedirle permiso a su omega, dejó salir un poco de sus feromonas. Esa esencia logró que cachorro y omega sonrieran ante la inminente paz que les generaba ese acogedor aroma.

Pasaron los minutos y los primeros en dormirse fueron el pequeño tigre y Tanie.

— Rayitas... — Lo llamó en un susurro, y el alfa lo besó en el cuello. — Gracias por acompañarme esta noche. — Cerró sus ojos.

— Gracias a ti por darme tan lindo regalo. — Sin llegar a tocar la piel descubierta del omega; por debajo de las mantas, bajó la tela del pijama que se había subido y dejó al descubierto parte de la piel del abdomen de su rayadito. — Descansa, te veré en sueños, mi eterno amor.

— Te veré en sueños, mi rayitas. — Inhaló el aroma del alfa y cayó dormido.

El alfa sonrió bonito, enamorado y emocionado, aun no se creía que estaba durmiendo con su familia. Acomodó un poco su brazo; el cual el omega olfateaba dormido, besó la cabellera azabache y cerró sus ojos.

Una presión sobre su cuerpo, lo hizo abrir sus ojos, y un susurro de una voz que amaba escuchar, lo hizo despertarse rápidamente.

— Alfa, eres mi alfa... — TaeHyung hablaba dormido, trepado sobre el azabache y sonriendo.

JungKook miró hacia donde se encontraba su cachorro, y este estaba abrazado a su osito de felpa. — Rayadito, bájate... — Susurró.

— Alfita, eres mío, no quiero bajarme. — Se acostó sobre el pecho de JungKook. — Eres mi alfa, ya no quiero negarlo, eres mío, mío. — Restregó su cuerpo con el del alfa.

— Rayadito, me hace feliz escuchar esto, pero dormido no es muy justo. — Sonrió al sentir la nariz del omega olfateando su cuello. — Quédate quieto, tendré problemas allí abajo.

— No quiero.

— Diosa Luna, ayúdame, este omega es una tentación, y mi cachorro...

— Kookie, mi alfa. — Rodó por sobre el cuerpo del alfa y abrazó a su cachorro. — Rayitas, el cachorrito es muy lindo, lo amo tanto. Es tu hijo, mi tesoro, el hijo de mi alfa.

JungKook se levantó con cuidado, encendió la pequeña lámpara, y se quedó de pie; observando la figura del omega. — Diablos, ¿Por qué? — Expresó cuando TaeHyung sacó una de sus acaneladas piernas por sobre las mantas y empinó su trasero. — A bañarme con agua helada... — Con las mantas acobijó al omega. — No es momento para ponerte tieso... — Regañó a su miembro.

— Alfa~. — Giró de nuevo, y en el proceso se destapó por completo, dejando ver la piel de su abdomen.

— Rayadito, ayúdame a ayudarme... — Se acercó para cubrirlo de nuevo. — Wow... — Detuvo sus movimientos al detallar la piel descubierta. — Pero qué belleza de marcas... — Sus dedos se movieron en un intento por acariciar las estrías que se marcaban en aquella piel. — No... JungKook, no toques... — Se regañó, y continuó con su objetivo inicial. — Definitivamente, tu cuerpo es lo más hermoso del universo, y esas rayitas en tu piel te hacen ver extremadamente sexy... — Besó la frente del omega. — Son rayitas de amor, y cuando llegue el momento, besaré cada una cómo si mi vida dependiera de ello. — Buscó una toalla y salió de la habitación. — Ahora voy a bajar esta erección. — Se encaminó a la habitación del cachorro. — Agua fría, fría, aquí nada de manosearme. — Se repetía. — Omega, fue hermoso escucharte decir que soy tuyo. Seguiré esperando a que me lo digas en tus cinco sentidos.

Minutos después, TaeHyung se despertó. Estiró su mano buscando a su cachorro, y sonrió al sentir el pequeño cuerpito. Pero cuando sintió el vacío en donde se suponía que debía estar el alfa, su ceño se frunció.

— ¿Me dejaste en medio de la noche? — Susurró mientras salía de la cama. — Rayitas, ¿Me dejaste como yo lo hice hace años? — Buscó en su baño y no encontró al alfa. Una leve punzada se instaló en su pecho. — Así debiste sentirte cuando despertaste hace años...— Escuchó un ruido en la habitación de su cachorro. — Genial, ahora tras de abandonado por el rayitas... Se metió un ladrón... — Agarró el bate que mantenía tras la puerta y cerró la habitación. — Bueno, ladrón, mal momento para meterte en mi apartamento, porque en este momento ando triste y quiero desquitar mi tristeza a golpes... — Abrió la puerta de la habitación del cachorro. — ¡Maldito ladrón!

— ¿La-ladrón?

— ¡Jung-JungKook! — Soltó el bate ante la imagen, y cubrió su boca.

— Silencio, rayadito, no grites... — Alargó una de sus manos para tomar la bata. — Cierra los ojos, TaeHyung, no veas. — Se apresuró a cubrirse. — No veas, no veas...

— No vi nada, no veo... — Dijo ocultando su rostro tras sus largas manos. — ¿A quién engaño? Sí vi, maldición, te vi todo encuerado, mojado y... Ay por mi tigre, no inventes estás, estás...

JungKook había terminado de ducharse y no vio necesario secarse en el cuarto de baño, y mucho menos cubrir su desnudez con la bata. A esa hora de la madrugada, su rayadito estaba totalmente profundo, igual que su cachorro. Así que no lo pensó mucho, y salió del baño totalmente desnudo. Cuando la puerta se abrió, giró y pudo ver a su rayadito, con un bate a punto de golpearlo, pero no lo hizo, porque el omega del impacto, perdió fuerzas en sus manos. ¿Y cómo no iba a soltar el bate? Ver al alfa, desnudo, con gotas de agua escurriendo por su trabajado cuerpo, y maldición le vio el trasero, JungKook tenía un maldito trasero que lo dejaba sin palabras. Ahora estaba peor, porque sus ojos inevitablemente miraron la entrepierna del alfa y allí se veía bien, claro y palpitante. Jodida mierda, estada ¿Duro?

— ¡¿Por qué estás duro?! — Señaló la entrepierna del alfa. — Digo, ¿Po-Por qué te estás bañando a esta hora?

— No mires, no señales mi entrepierna, y no pienses en mi erección.

— M-me voy, JungKook, voy a tomar agua. — Salió corriendo hacia la cocina. — Maldición, ¿Qué acabo de ver?

— Espera rayadito... — Susurró intentando no despertar al cachorro.

TaeHyung llegó a la cocina, llenó un vaso con hielos y sirvió agua. — Pero, ¿Qué vi? ¿Estaba erecto? ¡Y desnudo! ¡Desnudo! — Tomó un largo sorbo de agua helada. — ¡Ay, mierda! — Sus manos se posicionaron en su cabeza. — ¡Me congelo el cerebro!

— No tomes agua helada tan rápido. — JungKook le retiró el vaso, y procedió a masajear las sienes del omega. — Te congelaste las ideas...

— Acabo de congelar la imagen de un alfa desnudo y erecto... — JungKook se quedó quieto. — Digo, no sé qué digo.

— Hagamos de cuenta que no viste nada.

— Pero vi, y Dios sí que vi...

— Rayadito, toma agua...

— No quiero, está muy fría y se me congela mi cabeza.

— Okay, no tomes, pero entonces, dime, ¿Qué ibas a hacer con ese bate?

— Golpear a un ladrón. — En su mente se reproducía la imagen del alfa desnudo.

— ¿Ladrón? Pero si era yo. — Lo sentó en la isla de la cocina.

— Pues no pensé que fueras tú. — Observaba los labios del alfa. — Kookie, pensé que me habías dejado en medio de la noche, así cómo yo a ti hace...

— Shh... — Posó uno de sus dedos en los carnosos labios. — No sería capaz de dejarte... — Ajustó el nudo de su bata. — Sólo estaba tomando un baño...

— ¿Por qué estabas bañándote a esta hora?

Mierda, ¿Cómo le digo que fue porque me excité al tenerlo encima de mí?

Otra pregunta... ¿Por qué estabas erecto? ¿Soñaste cosas sexys?

— No preguntes, sólo necesitaba un baño...

TaeHyung enredó sus manos por detrás del cuello del alfa. — Soñaste cosas sexys... ¿No me vas a contar?

— No.

— ¿Aun estás erecto?

Sí. — Respondió en su mente. — No te lo diré.

— Yo digo que sigues bien firme. — Bajó su mirada a la entrepierna del alfa. — A ver... — Quería jugar con el alfa. Su niño travieso estaba haciendo acto de presencia.

— No te pongas inquieto, y deja ese asunto quieto. — Con sus dedos pulgar e índice lo tomó de la quijada e hizo que lo mirara. — ¿Quieres volver a la cama? — TaeHyung le sonrió coqueto. — No en ese sentido.

— Perdón, es que creo que el agua no me enfrió muy bien las ideas.

— Omega...

— No dije nada. — Puchereó. — Además el cachorro está en la habitación, así que no podemos hacer nada...

— Hablando del cachorro... ¿Por qué no se despertó con el alboroto?

— Tiene el sueño profundo.

— Es bueno saber eso...

— ¿Por qué es bueno? — Humectó sus labios. — Te hace pensar, ¿Que quizás te pueda ayudar con tu firmeza de allí abajo?

— Sí. — Humectó sus labios. — Digo, no, no me ayudarás con la firmeza.

— Acabas de confirmarme que estás...

— No lo digas... — Lo interrumpió. — Si sigues con esto; me veré obligado a callarte con...

— Callarme con un beso... — TaeHyung lo besó. Sus labios danzaron lento, delicado, una pequeña corriente se instaló en los belfos de la pareja. — Ups, me adelanté. — Expresó al separarse del beso.

— ¿Eres así de travieso cuando te despiertas en las madrugadas?

— Solo si veo a un alfa desnudo, erecto y muy guapo en mi apartamento.

— No juegues con fuego...

— ¿Quién te manda a encuerarte en mi apartamento? — Se encogió de hombros.

— Cuando llegue el momento, enserio voy a disfrutar castigarte. — Lo besó de nuevo. — Ahora, vamos a dormir. — Lo bajó de la isla de la cocina.

— ¿Pero me vas a chuzar con tu...? — JungKook lo miró haciéndole entender que no continuara. — Ya, no digo nadita. — Apretó sus labios conteniendo la carcajada.

— Para eso existen las almohadas... — Lo abrazó por la cintura. — Voy a poner una almohada en medio de los dos.

— No. — Delineó los tatuajes del alfa. — Voy a subirte mi piernita y la entrelazaré con la tuya.

— No creo que pueda resistir...

— Vas a resistir, y además me dormiré con mi carita recostada en tu pecho. — Se giró para encarar al alfa. — Quiero dormir con los latidos de tu corazón retumbando en mis oídos. — Le robó un besito. — ¿Podríamos dormir así?

— Yo a ti no te puedo negar nada. — Lo alzó como bebé. — Pero si te despiertas y no me ves, por favor no vayas a buscarme con un bate.

— Prometido, nomás no hagas sufrir al pobre rayitas firme. — Acarició el lunar en el cuello del alfa. — Libéralo de la presión, o se va a enfermar...

— ¡Ay santos tigres! — Se sonrojó. — ¿Dónde está mi pequeño rayadito tímido y fugitivo?

— Se quedó en la habitación del cachorro, cuando vio a semejante alfa todo mojado y...

— ¡A dormir!

— Vamos a dormir, rayitas. — Apoyó la cabeza en el hombro del azabache.

El resto de noche, durmieron abrazados, el omega se apegó al alfa como Koala, sonriente entre sueños no dejaba de olfatear el aroma de JungKook.

Para JungKook fue un poco difícil conciliar el sueño, tenía rondando en su mente los coqueteos del omega, además de que percibir el calor corporal de su rayadito, lo hacía querer tocar. Pero no lo haría, el respetaba ese cuerpo que en esos momentos lo apresaba con fuerza.

En un momento de la madrugada, el cachorro terminó en medio de sus padres, ambos adultos lo abrazaron y acobijaron con sus aromas.

La mañana llegó y JungKook dejó el desayuno listo para sus dos tigres.

— Papi, no hagas puchelos.

— Es que se fue, y sin despedirse.

— Papi fugitivo, eso no es cierto, te dejó una nota junto con el desayuno.

— Eso no es lo que yo quería.

— No seas caplichoso, y lee la nota.

— No me regañes.

— No te legaño, sólo te digo que no hagas belinches.

— Tu papá Kook, no quiso desayunar con nosotros.

— Ya estuvo bueno. — Se levantó de la silla del comedor. — Tu celulal, ahola.

— ¿Para qué?

— No pleguntes y dámelo.

— Mandón. — Entregó el aparato. — Toma, nomás no contactes a ese alfa abandonador...

El infante buscó el contacto de su padre, y cuando vio el emoji de conejo; marcó. — Ups, demasiado talde. — El tono de llamada ya estaba sonando, y rápidamente se escuchó la voz del alfa.

— ¿Qué hiciste?

— < ¿Rayadito?

— < Papá Kook, habla con mi papi fugitivo.

— < ¿Qué le pasó a tu papi? — Por un segundo pensó en decirle a Kai que se desviara del camino para volver con su familia.

— < Anda diciendo que lo abandonaste, no quiele desayunal, y se niega lotundamente a leel tu nota. — El alfa dejó salir una risa nasal seguido de un suspiro.

— ¡Tigrecito del demonio! — Le retiró el celular al infante. — ¡¿Por qué?! ¿Por qué lo llamaste?

— Polque andabas haciendo belinche. — Se cruzó de brazos. — Ahola, habla con tu alfa.

— < ¿Bueno? ¿Hola? ¿Están allí?

— ¿Ahora qué digo?

JungKook sonrió al escuchar a sus tigres. — Dile que te diga lo que te esclibió en la nota.

— ¡No!

— < Rayadito, me siento en sesión espiritista, contéstame...

— < Ho-hola.

— < Hola mi lindo omega.

— < ¿En serio estabas haciendo berrinches?

— < ¡No!

— Papi mentiloso.

— < Bueno, sí.

— < ¿Por qué? ¿No te gustó el desayuno?

— < Que-quería desayunar contigo... Y te fuiste, sólo dejaste esa nota, y no la voy a leer.

— Y decías que no estabas haciendo belinches.

— Tigrecito delator...

— < Deja de pelear con el cachorro.

— < Es que enserio es delator...

— < Presiento siento que estás haciendo un lindo puchero.

— < Brujo.

— < No, no soy brujo. — Recordó ese adorable pucherito. — Estoy aprendiendo a conocerte, y cuando peleas con el cachorrito; haces pucheritos.

— < No peleo.

— < Claro que lo haces... — El pequeñín se reía en silencio por el comportamiento de su papi al hablar con JungKook. El omega se mordía su pulgar en nerviosismo, sus mejillas estaban coloradas, y caminaba en círculos cada vez que le contestaba al alfa. — Mi rayadito fugitivo, desayuna juicioso, perdóname por no poder quedarme, pero tengo que llegar a la empresa un poco más temprano.

— < Pudiste haberme dicho en la madrugada, y así me hubiese levantado para despedirte. — Dijo rápidamente. — ¿Qué acabas de decir? Contrólate TaeHyung, no andes de intenso.

— < Tenías que descansar un poco más.

— < Me abandonaste mientras dormía.

— < Te admiré mientras dormías.

— < Si ajá, abandonador.

— < No lo soy, te deje una nota, pero el rayadito berrinchudo se niega a leerla.

— < Pues no la leo.

— Telco, belinchudo y gluñón. — Expresó el infante. — Mejol me voy a alimental a Tanie. ¡Suelte papá Kook! Yo de ti, no le vuelvo a dal besos.

— < El berrinchudo se quedará sin besos.

— < ¡Oye, no! No me dejes sin besos.

— < ¿Te gustan mis besos?

— < No te lo diré, además ahora ando de malas porque me dejaste dormido y sin besos.

— < Mi eterno amor, te concedo el poder de cobrarte los besos cuando nos volvamos a ver.

— < ¿En serio?

— < Sí, pero tienes que desayunar y leer la nota que te deje.

— < Trato hecho.

— < Acabo de darme cuenta que por mis besos eres muy obediente.

— < No se acostumbre Señor Jeon.

— < Soy tu Señor Jeon, tu alfa.

— < ¡Milagro! — Expresó antes de morder una fresa. — No hizo dramas por lo de señor.

— < Nada de milagro. Esto te lo voy a cobrar más adelante.

— < ¡Premio!

— < Premio muy satisfactorio para ti...

— < Para los dos...

— < Okay, para los dos. — El auto se estacionó. — Rayadito, tengo que colgar, no olvides leer la nota, come todo el desayuno, te amo mi eterno amor.

— < Adiós rayitas. — Colgaron la llamada. — Te voy a extrañar alfa. — Susurró.

— Entonces, ¿Extlañalás a papá Kook?

TaeHyung escupió el jugo de fresa. — ¡Ah! Hijo... Hijo mío, no me asustes.

— No te asusto, pero contesta.

— No, no lo voy a extrañar.

— Los papis mentilosos no obtendlán besitos de su alfa.

— No me molestes.

— Vas a llegal talde al tlabajo. — TaeHyung miró el reloj. — Sigue con tus belinches...

— Ay no, no me va a dar el tiempo para bañarme.

— ¡Métele nitlo papi! Así cómo cuando huyes de papá Kook.

— Demonio... Eres mi tigrecito del demonio. — Corrió al baño con la nota del alfa y la leyó.

<< No pude quedarme a ver como haces pucheros mientras comes. Me hubiese encantado renovar esa bella imagen de tu boquita abultada cuando estás masticando, y admirar tus preciosos ojitos cuando se iluminan al sentir la explosión de sabores en tus papilas gustativas. Discúlpame por dejarte dormidito, te confieso que acabo de enamorarme aún más de ti, eres aún más angelical en sueños, tu carita irradia luz y ternura cuando estás en brazos de Morfeo...

Odio a Morfeo, te puede tener en sueños, no me gusta que estés en sus brazos. Le voy a partir su madre al Morfeo.

Lo siento se me salió lo celoso.

Mi eterno amor, gracias por regalarme el honor de cuidar tus sueños, amé cada segundo a tu lado. Nos estamos mensajeando, y recuerda, si me necesitas, llámame con la fuerza de tu corazón y yo llegaré a ti.

Te ama el alfa encuerado con una firmeza madrugadora. >>

Una enorme sonrisa adornaba el rostro del omega. — Tonto alfa, y decía que no mencionara su firmeza. — Se sonrojó al recordar la escena de hace unas horas. — Ay no, ahora volvió a mi memoria esa gran imagen. — Se mordió los labios. — Baño con agua helada por cortesía del rayitas.

Hola kokoros darks 🤟🖤
Me tardé un poquito 🤏 pero aquí están nuestros Rayaditos 🤧

Me reí un chingo y re juerte cuando el Tae descubrió al encuerado del JK 🤣😂 ¿Qué cosas no? 🤣😂😅

Besitos púrpuras para ustedes 💜💋

Se les quiere...

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