🐯 Cap 08

Los días seguían transcurriendo y la unión entre la familia de rayaditos se fortalecía. Sus fines de semana se habían convertido en los días favoritos del alfa y omega. Su cachorro junto con los canes los hacía sonreír.

Cada salida era acompañada de risas, gritos de felicidad y ladridos, eran una familia, una que vivía en su burbuja de amor.

Ahora omega y alfa se encontraban en la empresa, trabajando, y manteniendo su distancia. Aunque para JungKook era inevitable seguir escapándose de su oficina para buscar al omega y verlo de lejos, y así admirar como sonreía cuando trabajaba.

Ver esa hermosa sonrisa geométrica era su energizante para soportar el trabajo día a día.

El azabache dio un pequeño paseo por los pasillos de la empresa. Ya había visto a su destino, y como se había acostumbrado desde hace unos meses atrás; después de viajar en sus pensamientos, al lograr su objetivo, pasaba a saludar a los demás empleados.

Ese día decidió entrar al baño de empleados, su vejiga le avisó que no aguantaría hasta subir a la oficina. Cuando estaba a punto de salir del baño, escuchó el nombre de TaeHyung, y su curiosidad hizo acto de presencia. Así que de nuevo ingresó a uno de los cubículos, bajó la tapa del inodoro y se subió en esta.

Sin imaginarse que en uno de los cubículos otro chico imitaba su acción.

Los dos estaban muy interesados en escuchar lo que hablaban de cierto omega.

— < Conque por eso es que Jeon buscaba a TaeHyung. — El chico hablaba por teléfono. — Y con razón TaeHyung nunca mencionaba al padre del engendro. — Chasqueó la lengua. — El maldito mocoso que me mordió, posiblemente es hijo de Jeon. — JungKook apretó sus puños y el chico en el otro cubículo se tensó. — Tenían bien escondido su secretito...

— < BoGum, estoy en problemas. — El chico al otro lado de la línea telefónica, caminaba en círculos. — Cuando te mostré el retrato del omega que buscaba Jeon, jamás pensé que ese chico era buscado porque es la pareja de ese alfa...

— < No estás en problemas. — Cerró la puerta de los baños. — Jeon jamás se enterara que tú, querido amigo, no le dijiste que el omega que tanto buscaba estaba en su empresa.

¿Qué mierda? — El alfa habló en su mente. — ¿Por qué carajos no quería que me enterara del paradero de Tae?

— < Eso dices BoGum...

< Cállate y escucha. — Las dos presencias escondidas en los cubículos estaban esforzándose para no hacer ningún ruido.

— < ¿Qué vas a hacer?

— < Estoy casi seguro que el engendro es hijo de Jeon. — Pasó una de sus manos por su cabellera. — TaeHyung siempre ha evitado que Jeon lo vea, e incluso jamás había traído a ese mocoso a la empresa. Así que presionaré a TaeHyung para que se acueste conmigo, y su mocoso será la clave.

Lo toca y lo mato, lo mato, infeliz. — Gruñó en su mente el azabache. — Quiero arrancarle la lengua. No tiene ningún derecho de expresarse de esa manera de mi cachorro y omega.

— < Ya deberías de dejarlo en paz. Por tu obsesión con tenerlo, es que estoy en problemas. Jeon se va a enterar que le oculté información...

— < Mira amigo, yo no te obligué a que le mintieras a Jeon.

— < Pero...

— < Cállate, voy a tener a TaeHyung para mí. Todos estos años detrás de ese culo y resulta que ahora puedo presionarlo para tenerlo en mi cama.

Por personas como esta es que mi rayadito tiene esos miedos. — El chico en uno de los cubículos estaba a punto de llorar. — Quiero escuchar que planeas...

— < No creo que te resulte ese plan.

— < Claro que resultará. TaeHyung ha ocultado su hijo de Jeon, y el cometió el error de contarme su miedo a ser juzgado como oportunista y aprovechado. Jamás entendí a qué se refería, hasta hoy, todo es por ese mocoso, su engendro con Jeon.

— < Le diré al señor Jeon que el omega que me pidió encontrar, siempre ha estado en la empresa...

— < Tú no le dirás nada. Lo haces, y entregaré las pruebas de que te aprovechaste de la recepcionista de la empresa.

— < Tú también aprovechaste que estaba ebria.

— < Me importa una mierda, de mí no hay evidencia...

Vamos a ver si no encuentro pruebas. — Pensó JungKook.

— < Aléjate de ese omega, es de Jeon...

— < Ese omega estará en mis sábanas, quiera o no, ya me cansé de esperar. Ahora se acostará conmigo, de lo contrario, me encargaré de hacerlo quedar cómo un oportunista que se embarazó de Jeon, quedará como putita frente a la sociedad y los medios. Además tengo que cobrarme el maldito mordisco de su engendro rabioso. — Miró su reloj. — Mierda, ya he estado mucho tiempo en el baño. — Se miró al espejo. — Amigo, te quedarás callado, mejor desaparece del mapa, y no te metas en mis planes. Ese omega estará en mi cama, porque de lo contrario me encargaré de que se quede sin trabajo y con la reputación en el piso...

— < BoGum, espera, tienes que saber que Jeon...

— < Adiós y gracias por darme un arma contra TaeHyung. — Sonrió de lado. — Su bastardo con Jeon será la razón por la cual lo tendré sin peros y complicaciones...

Mis rayaditos no son algo de lo cual sacaras provecho...

BoGum salió del baño, con una gran sonrisa en el rostro y pensando en que día citaría a TaeHyung para poder ponerlo entre la espada y la pared. Al fin ese niño le serviría para algo y no solo para frustrar sus planes.

JungKook se bajó del inodoro, abrió la puerta y salió del baño, pasando por los pasillos para llegar a su oficina. Tomó su celular, y marcó el número de Jackson. Mientras esperaba que el susodicho contestara, sólo pensaba en su rayadito.

— < Hola, estaba a punto de llamarte.

— < Dime que tienes la maldita investigación de BoGum.

— < Primero que todo... buenas tardes...

— < Jackson... — Subió un poco su voz.

— < Por Dios, estás muy molesto, ¿Qué pasa?

— < Quiero matar y comer del muerto.

— < Okay, esto me indica que enserio estás enojado.

— < Dime. — Se sobó el puente de la nariz. — ¿Qué averiguaste de BoGum?

— < Pues el señor Park BoGum es una joyita.

— < Envíame toda la información al correo.

— < Entendido.

— < Necesito que investigues al imbécil que contraté para buscar a mi omega, y quiero esa información para dentro de dos días.

— < Es muy poco tiempo.

— < Sé que tú puedes. Solo búscame qué vinculo tiene con BoGum, con quién se ha metido. Y me refiero al personal de la empresa. — Le ordenó mientras leía la información de BoGum, — Y por último, busca a las chicas y chicos que tuvieron problemas con el maldito de Park. Habla con ellos, y diles que mis abogados tienen una propuesta para ellos.

— < ¿Qué estás pensando, Jeon?

— < Voy a enseñarle a cierto bombombum, que con mis rayaditos nadie se mete. — Llegó a su oficina y se encerró. — Y si el dichoso investigador quiere salir del país... Encárgate de que lo detengan de alguna manera.

— < Entendido.

— < No lo olvides Jackson, en dos días, no tengo tiempo que perder. — Colgó la llamada. — Te prometí protegerte y eso haré, rayadito... — Aflojó su corbata y pasó sus manos por su rostro. — No entiendo de dónde saque la serenidad para no salir y matar a golpes a ese maldito.

Mientras JungKook organizaba su plan para detener a BoGum, un temeroso omega se encontraba en el cubículo del baño, sentado en la tapa del inodoro, con sus manos sobre su pecho y sus ojos llenos de lágrimas.

— ¿Po-por qué? ¿Por qué siempre alguien quiere hacerme daño? — Bajó sus manos hacia sus muslos y las empuñó. — ¿Qué voy a hacer? — Se limpió sus lágrimas con rabia. — Odio esto, odio el hecho de pensar que mi alfa y mi cachorro puedan salir heridos por un maldito pene caliente que sólo quiere acostarse conmigo. — Salió del cubículo y se refrescó el rostro. — Y para rematar mí desgracia... Tengo que averiguar quién fue el que salió del baño después que BoGum, y evitar que divulgue lo que escuchó.

La mente de TaeHyung estaba hecha un lio, y tenía unas enormes ganas de ir a golpear a BoGum.

— Maldito, por algo mi cachorro nunca te quiso cerca de mí. — Apretó sus dientes. — ¿Cómo te atreves a llamar a mi bebé de esa manera? Y peor aún, querer utilizarlo para chantajearme. — Pasó sus largas manos por su rostro. — Tengo que pensar con cabeza fría, algo podré hacer.

La jornada laboral terminó y para desgracia de TaeHyung, el beta lo esperó a la salida de la empresa.

Con una sonrisa hipócrita que escondía sus oscuras intenciones, Park se acercó al omega. — Hola, Tae.

El nombrado no pudo evitar ocultar su cara de fastidio. — ¿Qué necesitas Park? — Miró a todos lados, esperando que JungKook no los viera.

— Tengo algo que decirte, y esperaba que me concedieras un momento a solas después del trabajo.

— Dímelo ahora, no creo que sea necesario reunirnos a solas.

— La verdad TaeHyung, es mejor que sea a solas.

— BoGum, sabes que no me gusta reunirme con los compañeros del trabajo a solas, y menos fuera del horario laboral.

El beta se acercó al omega. — Mira Kim, sólo te digo que es mejor que aceptes verte conmigo a solas.

— ¿Me estás amenazando?

— No es amenaza... Pero solo te digo que si no aceptas... — Le susurró en el oído. — Tu secreto con Jeon saldrá a la luz mañana en la noche.

— ¿Cuál secreto? — Fingió no saber a lo que se refería.

— Eso lo sabrás mañana cuando nos reunamos, y espero aceptes lo que te propondré. — Le sonrió sínicamente. — Te veo mañana Tae. — Se alejó rápidamente del omega cuando vio salir el auto de JungKook del edifico.

— ¿Qué voy a hacer? — Sus ojos luchaban para no llorar. — Hizo su movimiento demasiado rápido. — Respiró profundo y caminó hacia el lugar de encuentro dónde el alfa lo esperaba para llevarlo a casa. — No quiero escucharlo mencionar a mi cachorro y mucho menos que hable de Kookie.

Caminó las cuadras necesarias hasta llegar al punto de encuentro. Un sonriente JungKook lo esperaba con una camelia blanca y una caja de chocolates blancos.

TaeHyung al verlo, sonrió enormemente, ese alfa lograba tranquilizarlo con sólo verlo de lejos.

— Mi rayadito fugitivo, te extrañé mucho. — Le entregó el detalle. — Mira, una flor del eterno amor, para mi eterno amor. — Sonrió achicando sus ojos y arrugando su nariz.

— Gracias rayitas. — Le regaló una sonrisa geométrica y le dio un fugaz beso en la mejilla. — Vamos a ver a nuestro cachorro.

El alfa abrió la puerta del auto y ayudó a subir al omega, luego ingresó al auto y le indicó al conductor que podía arrancar.

En el camino al apartamento, el omega estuvo observando la flor, sonreía cuando de vez en cuando conectaba miradas con el alfa. Pero no pronunció palabra alguna. Sólo decidió apoyar su cabeza en el hombro del azabache y se perdió en sus pensamientos hasta caer dormido.

El pensar en qué haría para detener a BoGum y haber llorado en la empresa, lo había agotado por completo.

Mientras el omega dormía, el alfa acariciaba una de las mejillas de su rayadito, y enviaba instrucciones para sus futuros planes.

Finalmente llegaron a su destino, cuando el auto se detuvo; JungKook llamó dulcemente al omega, pero este se removió en su lugar y se aferró al cuello del azabache. Después de varios llamados hacia su omega dormilón y obtener como respuesta varios gruñidos, decidió no insistir más.

— Okay, mi rayadito dormilón y gruñón. — En sus manos tomó su abrigo. — Te llevaré en brazos hasta el apartamento. — Con cuidado dejó al omega apoyado en el asiento del auto y se bajó. — Ven mi vida. — Lo acobijó con su abrigo y con cuidado de no golpearlo con alguna parte del auto; se lo llevó.

Llegó al piso del omega y tocó el timbre, Lisa abrió la puerta, y se saludaron. Un pequeño tigre hizo acto de presencia, estaba a punto de gritar por la emoción de ver a su padre alfa...

— Cachorro, no grites que despertarás a tu papi. — El pequeño infante asintió con su cabeza y le sonrió. — Hola mi tigrecito.

— Hola, papá Kook. — Se acercó a sus padres. — Mi papi Tae... ¿Está muy cansadito? — Susurró.

— Sí, cachorro, y no pude despertarlo. — Se agachó levemente y el infante le dio un besito en la mejilla. — Dale un besito a tu papi, y acompáñame a su cuarto.

— Hola papi gluñón. — Besó la cabellera ondulada del omega. — Se ve tan lindo dulmiendo.

— Se ve igual que tu cuando duermes. — Dijo el alfa. — Lisa, muchas gracias por cuidar a mi cachorro. — La chica realizó una pequeña reverencia. — Abajo te espera mi chofer, y te llevará a casa.

— Muchas gracias señor Jeon. — Tomó sus cosas y se dirigió a la salida. — Nos vemos mañana pequeño JungKook.

— Adiós, Lisa mona lisa. — La chica le sonrió y se marchó del lugar.

— Tigrecito, vamos a dejar a tu papi en la habitación y nos encargamos de la cena.

— ¡Siiii! — Cubrió su boquita al darse cuenta que había gritado. — Shhh, shhh, lo siento papi Tae, sigue dulmiendo... Alulu mi papi, alulu mi gluñón. — Susurró cantando la última parte.

— Amo cuando le cantas a tu papi. — JungKook lo miró con ternura.

Llegaron a la habitación y con delicadeza; el alfa recostó al omega en la cama, le dio un pequeño beso en la mejilla, y se apartó.

— ¿No le vas a ponel el pijama? — Inquirió el infante cuando JungKook le retiró los zapatos al omega.

— Cachorro... Eso no lo debo hacer.

— ¿Pol qué? — Ladeó su cabeza esperando respuesta.

— Porque tendría que... — Se detuvo, no quería decirle que debía desnudar al omega y no sabía si sería tan fuerte para controlar la necesidad de delinear la piel desnuda del omega. — Verás, tu papi está inconsciente, y por respeto a su cuerpo, es mejor no hacerlo sin su permiso.

— Pelo dolmilá incómodo. — Puchereó.

— Cachorro, entiendo eso. — Lo alzó en brazos. — Pero siempre debemos tener el consentimiento de la otra persona para tocarlo o cambiarlo de ropa. No debemos pasar ciertos límites, ¿Lo entiendes?

— Ósea que si papi te dice que le pongas el pijama... ¿Tu si lo halías? — JungKook asintió. — ¿Es como con los besitos? — Esta vez el alfa ladeó su cabeza, y el cachorro se dio cuenta que el alfa no había entendido. — Concéntlate papá Kook.

— No me regañes, te pareces a tu papi.

— Peldón. — Acarició la mejilla del alfa.

— ¿Qué querías decir con lo de los besitos?

— Pues, papá Kook... Que hasta que mi papi Tae te dejó que lo besalás en sus lunales y mejillas, tú lo hiciste...

— Ahora entiendo. — El infante se dio un golpe en la frente y lo miró entrecerrando sus ojitos. — Si te pareces a tu papi. — Pellizcó ligeramente la nariz del cachorro. — Exactamente, es como con los besos.

— Entonces... Sin pelmiso de papi, tú no lo besas, no lo tocas y no lo cambias de lopita. — JungKook asintió. — Anotado pala cuando tenga paleja.

El alfa abrió sus ojos en grande. — Oye, tú, tigrecito... No vas a tener pareja hasta los noventa años.

— Eso dices tú. — Una pequeña risa salió del infante. — Lecuelda que soy cómo mi papi.

— Tigrecito del demonio...

— Ya se te plendió la manela de llamalme así. — Puchereó. — Mi papi es mala influencia pala ti.

— Cada día te pareces más a nosotros. — Lo bajó de sus brazos. — Vamos a preparar la cena. — Se acercó a TaeHyung e intentó retirarle el abrigó que lo acobijaba.

— No se lo quites...

— Kookie, no me dejes. — Habló en sueños, y se aferró al abrigo. — Rayitas, quédate conmigo.

— Jamás te dejaré. — Buscó una manta y lo cubrió. — Estoy tan aferrado a ti, cómo tú en estos momentos a mi abrigo. — Lo besó en la frente y TaeHyung sonrió dormido. — Duerme mi bello fugitivo.

— ¿Pol qué papi decía que no le dejalas? — Inquirió el infante cuando llegaron a la cocina.

— No sé, tigrecito.

— Poblecito mi papi.

— No te preocupes, jamás los dejaré. — Miró directamente hacia los ojos de su hijo. — Hasta siendo fantasma estaré con ustedes.

El azabache se encargó de toda la cena, y su pequeño cachorro dejó la camelia en un pequeño florero.

El aroma a comida despertó a TaeHyung, se sentó en la cama y abrazó el abrigo del alfa, olfateando su perfume.

— ¿Será que te digo lo que escuché en el baño? — Expresó con un poco de duda. —No. Tengo que solucionar esto yo solo. — Suspiró pesadamente.

El pequeño JungKook subió a buscar al omega, sus pasos eran suaves, caminaba de puntitas y tapando su boca para no hacer ruido. Pero cuando llegó a la habitación y vio a su padre despierto; no lo pensó dos veces y corrió a los brazos de su progenitor con una enorme sonrisa. TaeHyung lo recibió gustoso y dejó a un lado el abrigo del alfa.

Más bien lo escondió bajo la almohada. No pensaba devolverlo.

— Papi bonito, mi papá Kook nos plepaló pasta calbonala pala cenal.

— Mi tigrecito precioso... — Lo besó en las mejillas regordetas. — ¿Por qué no me despertaron para ayudar en la cena?

— Mi papá Kook te tlajo en blazos, todo dolmidito. — Llenó de besitos el rostro del omega. — No te quiso despeltal. — Con sus deditos tocaba los lunares del rostro del azabache. - Y tampoco quiso ponelte el pijama.

TaeHyung abrió sus ojos. — Gracias al cielo no hizo eso. — Se sonrojó.

— Me dijo que mientlas tu no le des pelmiso, él no te cambialá de lopita. — TaeHyung sonrió. — Y que pol lespeto a tu cuelpo no lo halía.

— Qué alfita tan respetuoso.

— Debelías dejal que te ponga el pijama.

— ¡No!

— ¿Pol qué no?

— No quiero que... — Se detuvo, no diría la inseguridad hacia su cuerpo. — Porque no quiero, yo me puedo poner el pijama solo.

— Estando dolmido no. — TaeHyung entrecerró sus ojos. — Pol eso es mejol que papá Kook te cambie, y si no quieles que vea tu cuelpito... Yo le cublo los ojitos y lo guio.

— Kim JungKook...

— La pasta ya está lista, te espelamos en el comedol. — Salió corriendo de la habitación.

— Enserio este niño cada día me sorprende con lo que dice. — Se levantó de la cama. — Ese alfa no verá mi cuerpo desnudo, no señor. — Se levantó la camisa y observó su vientre. — No quiero que vea esto. — Acarició las marcas que quedaron en su piel por el embarazo.

Cenaron amenamente, el pequeño JungKook tomaba un vaso de leche mientras observaba a sus padres ordenar la cocina y lavar los trastes sucios. El celular del omega vibró y este revisó la notificación.

Torció el gesto y apretó la copa de cristal que anteriormente estaba secando. — Ya sé que tengo que verme contigo. — Rompió la copa. — No tienes que andar recordándomelo con tus mensajes de acosador.

Su enojo era tan grande que ni sintió que se había cortado la mano.

— ¡Papi! — Corrió hacia TaeHyung, pero el alfa lo detuvo con un movimiento de su mano.

— Ve por el botiquín, tigrecito, ve. — JungKook se acercó al omega el cual andaba ido en su nube de ira. — Rayadito... — No obtuvo respuesta. — Vida... — El omega no respondía, sólo miraba la pantalla del celular. — ¡Kim TaeHyung! Tu mano, amor. — Retiró el celular de la mano ajena.

— ¿Qué? ¿Qué pasó con mi mano? — Observó el rostro preocupado del alfa.

— Mi vida, ¿Cómo es posible que no sientas lo que te hiciste? — Lo llevó a una de las sillas de la isla en la cocina. — ¿Qué decía ese mensaje que recibiste? — Revisó la mano del omega.

— Auchs, JungKook, no toques. — Su mano sintió un ardor cuando el alfa presionó levemente la herida. — Kookie, me duele. — Evitó la pregunta del alfa. — Kookie, no toques, duele, ¡duele! — El alfa limpió la herida; buscando pequeños cristales.

— Tae, la herida es un poco profunda...

— No creo que sea para tanto. — Revisó la herida. — ¡Ay! Me retracto, duele mucho.

— ¡Papá Kook! — El infante regresó a la cocina. — No alcanzo el botiquín.

— Cachorro, cambio de planes... Ve por un abrigo para ti, y trae el abrigo de tu papi.

— Sí señol. — Miró a su padre omega, y este le sonrió. — ¿Te duele mucho?

— Un poquito.

— Ya vuelvo.

— Tae, dime, ¿Por qué rompiste la copa en tu mano?

— Es que... JungKook. — El sonido de una notificación los interrumpió. Y TaeHyung se levantó para tomar su celular, y leyó el mensaje.

<< No olvides que tu secretito con Jeon, corre peligro. Mañana a las ocho de la noche te espero en la cafetería frente a la empresa. >>

Los ojos del omega se cristalizaron. — Maldito infeliz. — Conectó miradas con los orbes del alfa. — JungKook, yo iré solo a que me curen la mano... Por favor vete a tu casa.

— No haré eso.

— ¡¿Por qué?! Sólo un día, quiero un día en donde me dejen en paz. — Sus labios iniciaron a temblar. — Lo siento, JungKook, lo siento, pero déjame solo en este momento.

El azabache se acercó al omega, y acunó las mejillas del chico. — Algo te está pasando... Dímelo, puedo ayudarte, TaeHyung, confía en mí. — El omega negó efusivamente.

— Por favor, JungKook, dame tiempo. — Lágrimas escaparon de sus ojos.

Siento que esto es obra del bombombum. — Limpió las lágrimas de su omega. — No llores, amor... — Lo abrazó. — Vamos a hacer esto... — Le susurró en el oído. — Te llevaré a que curen tu herida, volvemos aquí, y mañana hablamos a solas, después del trabajo, y sin que el pequeño tigre esté rondando.

— Lo siento, Kookie... Pero mañana no podemos vernos. — Dijo con amargura.

— ¿Por qué? — Lo tomó de los hombros.

Porque tengo que verme con BoGum para escuchar su propuesta asquerosa, y tratar de protegerte a ti y al cachorro. — Contestó en su mente. — Tengo que hacer unas cosas.

— Yo te acompaño...

— Jeon, por favor, ¡Déjame respirar por un día!

— Entiendo, te dejaré respirar. — Dijo triste. — Voy por el cachorro. Se está tardando demasiado. — Se alejó del omega. — No vayas a tocar los cristales del piso. — Dibujó una leve sonrisa en su rostro. — Cuando te traiga a casa de nuevo; lo limpiaré. — Salió de la cocina. — Park BoGum, vas a pagar por esto, tú lo alteraste... Estoy seguro que eres tú el que lo anda mensajeando.

Lo siento, enserio lo siento, rayitas. — Apretó sus ojos, intentando retener las lágrimas. — Perdóname por hablarte de esa manera. No quiero que me dejes solo, pero no te quiero ver enfrentado al imbécil de BoGum. — Se encaminó a la salida del apartamento. — Tus ojitos tristes me duelen más que la maldita herida en mi mano.

JungKook se encontraba apuntando el abrigo del cachorro. — ¿Le va a dolel la culación a Papi?

— No mucho, además, tu papi es muy fuerte, él puede con una herida y mucho más.

— Sí, papi es muy valiente y fuelte.

— ¿Tu cómo sabes que soy fuerte? — Le cuestionó al azabache.

Alfa y cachorro le sonrieron. — Porque desde que te vi, me demostraste que aunque llores y patalees, no te dejarás doblegar de nada o nadie. — Se acercó al omega y le colocó el abrigo. — Tú eres un tigrecito muy fuerte, en todos los sentidos. Eso jamás lo dudes. — Pellizcó la nariz de TaeHyung.

JungKook había cambiado su mirada triste por una amorosa.

— JungKook... Yo...

—Tranquilo, te daré tu espacio.

— ¿Espacio? ¿Cuál espacio? — Inquirió el infante.

— Cuando lleguemos del doctor te digo. — Respondió el alfa. — Vamos, esa herida tiene que ser revisada por un profesional. — Tomó al cachorro y lo alzó en uno de sus brazos. — ¿Podrías darme tu mano apenas cierres el apartamento? — Le preguntó al omega y este asintió.

¿Cómo puedes seguir tratándome de esta manera?

Y cómo si el alfa hubiera escuchado sus pensamientos, le contestó.

— Rayadito, recuerda que te trataré de la manera más dulce y amorosa, sin importar nada, porque te amo...

— Yo también te amo, papi.

— Par de Kookies, me harán llorar. — Los miró con amor.

— Si lloras... — Alfa y cachorro se miraron. — Te llenamos de besitos. — Dijeron al unísono.

La mano del omega recibió unos cuantos puntos de sutura; ya que la herida fue un poco profunda. El regreso al apartamento fue bastante silencioso, el cachorro durmió en el trayecto. TaeHyung y JungKook se perdieron en sus pensamientos, y no cruzaron palabra alguna.

Cada quien buscaba la manera de lidiar con BoGum.

De vuelta en el apartamento, el alfa bañó y cambió de ropa al cachorro, esa rutina no cambiaría. Bueno tal vez estaba a punto de cambiar por unos días.

— Entonces, nos vemos en unos días. — Dijo el alfa en la salida del apartamento. — Te voy a extrañar...

— JungKook, lo siento pero será mejor que esta semana no nos veamos.

— Pero, ¿Y mi cachorro?

— Lo llamas antes de dormir y hablas con él.

— Va a preguntar qué pasa, y ni yo sé lo que pasa.

— JungKook, yo le explicaré, le diré que necesito esta semana para unas cosas, y no es posible que nos veamos.

— ¿Y el fin de semana?

— No puedo confirmarte nada en este momento.

— Sabes que puedes contarme lo que te tiene de esta manera. — Se acercó al omega. —Tú tienes algo, estás muy raro. Pero está bien, respetaré tú decisión... Te daré tu espacio, pero ni creas que dejaré que te me escapes.

— En su momento te lo diré. — Inhaló profundo para así disfrutar del perfume del alfa. — Deja de pensar que me voy a escapar.

— No puedo evitarlo, parece que fueras Runner, sólo quieres correr. — Le sonrió.

— Tan gracioso el rayitas.

— Yo siempre. — Besó la mejilla del omega. — ¿Tampoco tendremos videollamadas?

— Payaso cómo tu hijo. — Cerró sus ojos disfrutando el roce de los labios ajenos en su mejilla. — Te diré mañana por mensaje de texto.

— Eso me suena a que tampoco te veré antes de dormir.

— No me hagas caras. — Expresó al ver los ojitos de bambi del alfa.

— Dame un beso, y no te hago caras, ni drama.

TaeHyung negó con su cabeza y sonrió. — Un beso, solo uno y ya. — El alfa asintió.

— Okay, solo no enloquezcas...

— ¿Por qué enloquecería? Es un beso en la...

TaeHyung acercó lentamente su rostro al del alfa y posó sus manos sobre los hombros contrarios. — Perdóname por hablarte feo, y perdóname por separarnos esta semana.

— No tienes que disculparte...

— No enloquezcas por favor. — Lo interrumpió.

TaeHyung necesitaba fuerzas para el siguiente día, además anhelaba tanto sentir ciertos labios contra los suyos. No le importaba nada en ese momento, quería recordar lo que se sentía probar los labios del alfa.

Un pequeño recuerdo para poder soportar lo que se venía.

— Rayadito sigo sin entender por qué voy a enloquecer.

— Ya lo vas a entender. — Sin esperar un segundo más, el omega unió sus labios con los del alfa. Se quedaron quietos, con sus labios unidos, un pequeño cosquilleo los inundó por completo, y sus ojos se perdieron en el otro. — Rayitas, bésame. — Habló con sus labios unidos a los del azabache. — Quiero que me beses.

— ¿Seguro? — Tomó posesión de la cintura ajena.

Sus respiraciones se mezclaban ante la cercanía. 

—Sé que quieres besarme cuando te acepte cómo mi alfa y...

— Eso es lo que más deseo que me aceptes como tu alfa... Y en verdad anhelo con el alma que tu mente sea libre de esos pensamientos que te lastiman.

— JungKook... — Humedeció sus labios. — Un beso, un besito fugaz.

— Rayadito fugitivo...

— Dijiste que querías un beso. — JungKook asintió. — Pues yo también quiero, incluso lo necesito. — Sus labios rozaban los ajenos cada vez que hablaba. — Bésame ya.

— Rayadito... El beso que pedí es en la...

TaeHyung ya no quería hablar, así que decidió mover sus labios incitando a que los labios del alfa imitaran su acción, cosa que no tardó mucho. La humedad de sus labios y el calor de sus bocas se fundieron en una sola. Con movimientos suaves probaban el dulce sabor de los labios ajenos, cerraron sus ojos y profundizaron el beso, sus lenguas danzaban lento, sus papilas gustativas degustaban el sabor de la saliva ajena.

TaeHyung caminó hacia atrás, arrastrando a su paso al alfa, tropezaron contra el sofá, abrieron sus ojos y aun así siguieron besándose, ese beso los llenaba de vida, sus corazones latían en sincronía y sus ojos brillaban en alegría. JungKook no lo podía creer, su destino lo estaba besando, en verdad lo estaba besando.

Sin llegar a despegar sus labios, el alfa sentó al omega en el sofá y lo acorraló contra la superficie. Inclinado y con sus ojos perdidos en los luceros de su rayadito, continuaron con el beso, el intercambio de ADN era único. Sus labios sentían quemarse ante el contacto, ambos soñaban con ese momento, sus labios rojizos y humectados a causa de su saliva, era la más ferviente prueba de lo mucho que ansiaban aquel acto.

La falta de aire los hizo separarse, y un gruñido de protesta salió de los labios del omega.

— Ahora entiendo porque decías que no enloqueciera. — Soportando su peso con un solo brazo, movió la otra mano hasta tener contacto con los labios del omega. — Quiero gritar de euforia. — Con sus dedos acarició los carnosos labios de su destino.

— No vayas a gritar. — Dejó un piquito en los dedos del alfa.

— Pensé que me besarías en la mejilla.

— Pensaste mal.

— Y sé que dijiste que solo sería un beso... — TaeHyung asintió sonriente. — Pero...

— Rayitas deja de hablar, y dame otro beso.

— Mandón, me encantas, mandón. — El omega se levantó del sofá, y en su lugar sentó al alfa. — ¿Me estás besando para soportar esta semana sin vernos?

— Por eso, y porque necesitaba recordar lo bien que se siente besar al padre de mi cachorro. — Se sentó a horcajadas sobre el alfa. — Un último beso, y te vas a casa a dormir juicioso.

El azabache posó sus manos en las caderas contrarias. — Cuidado con tu mano, no la apoyes tan fuerte en mi pecho.

TaeHyung juntó sus rostros, logrando el roce de sus labios. — Quiero otro beso.

— Te amo mi rayadito.

Yo también, alfita.

— Sea lo que sea que te esté rondando en la cabeza, recuerda que tu alfa jamás te dejara solo.

— En este momento me ronda la idea de que me beses. — Le regaló un beso esquimal al alfa. — Uhh, y también ando planeando que me escaparé apenas te descuides.

— Ni se te ocurra dejarme abandonado cómo conejo en soledad, porque me muero.

— Dramático.

— Enserio me muero.

— No te dejaré morir tan fácilmente. — Le sonrió. — JungKook, te pido que me tengas paciencia con mis cambios de humor.

— Por ti tengo la paciencia de buda...

Sus labios se unieron como imanes, inevitablemente se fundieron de nuevo en un beso en donde el alfa le recordaba que lo amaba con el alma, y le agradecía por permitirle probar de nuevo el dulce elixir de sus labios. El omega se entregó a aquel beso como la primera vez. La cercanía del alfa, sus labios, su perfume y el calor de su cuerpo lo hacía sentirse en las nubes, ese hombre lograba que cualquier angustia o dolor se esfumara en un dos por tres.

El alfa luchó para no tumbar al omega sobre aquel sofá, y enseñarle con besos más calientes y caricias intensas; que era su vida, su amor, su todo.

TaeHyung rompió el beso cuando sintió que su entrepierna estaba despertando, en ese momento deseó con el alma que JungKook lo tomará, pero no era el momento y el lugar.

— Kookie, ve con cuidado a casa. — Besó las mejillas del alfa. — Mándame un mensaje cuando llegues.

— ¿Y si me quedo?

— Claro. — JungKook sonrió coqueto. — Digo, no. Ahora ve a casa. — Se bajó del regazo ajeno.

— Por poco y lo logro.

— Sigue soñando.

— Eso haré.

— ¿Qué vas a soñar?

— Voy a soñar que me das más besos cómo el de hace un momento.

— Quizás en sueños si lleguemos a segunda base.

— ¿Tu llegas a segunda base conmigo en tus sueños?

— No, pero casi. — Respondió sin pensar. — Digo, JungKook, ya es tarde. — Lo empujó hacia la salida del apartamento.

— Cuéntame que sueñas.

— No lo haré.

— Omega malo.

— Me saludas a Bam y no olvides mensajearme. — Le cerró la puerta.

— ¿No me darás otro besito?

— No.

— Pero yo quiero... — Dijo en tono consentido. — Unito, chiquito. — TaeHyung sonreía detrás de la puerta. — Rayadito, ¿Me dejaste hablando solito...? — La notificación en su celular hizo sonreír al alfa. — Me conformo con esto, pero cuando nos veamos, esa boca tuya no se salvará.

TaeHyung le había enviado un mensaje con los emojis de besitos.

— Recuerda que le dijiste al cachorro que sin el permiso de la persona; no lo besas, tocas o lo cambias de ropa.

— No lo olvido...

— Pero está bien, cuando nos veamos me podrás besar en la boca, todas las veces que quieras.

— ¡Me voy feliz! — El alfa brincó realizando un pequeño baile en muestra de su alegría por el avance con su omega. — Al final si te saltaste un paso de mi plan en conquistarte... Rayadito, siempre te sales con la tuya, de una u otra manera.

— Adiós, Kookie.

— Adiós, mi pequeño rayadito.

El omega durmió abrazado al abrigo del alfa, la noche transcurrió en un abrir y cerrar de ojos. Se despertó con el sonido de la notificación de un mensaje del azabache.

<<Buenos días, mi rayadito fugitivo de dulces labios.

Te deseo un lindo día, mi eterno amor. Saluda a mi cachorro y a Tanie. Recuerda que te amo y jamás me cansare de decírtelo. Mi semana será oscura porque no podré verte a solas, pero la recompensa de probar tus labios me muestra una pequeña luz. Si me necesitas, me gritas fuerte. Aunque si vienes corriendo a mi oficina y te abalanzas sobre mí; sería mucho mejor.

Mentiras, bromeo con lo de la abalanzada. Pero si en verdad me necesitas, solo piénsame con tanto anhelo que de inmediato estaré contigo.

Besitos en tus dulces y carnosos labios. No huyas rayadito, porque sin ti me moriré como conejo en soledad. >>

Mientras leía el mensaje, TaeHyung sonreía ante cada palabra. Ese alfa siempre encontraba la manera de acompañarlo en su día a día.

— Alfa loco, no te imaginas lo enamorado que estoy de ti. — Habló mientras contestaba el mensaje del azabache.

<< Buenos días, Kookie, rayitas con labios besables que me incitaron a caer.

Deja de andar pensando en mis labios, los vas a desgastar y no tendrás nada que besar.

Saluda a mi hijo peludo Bam. No huiré, o quizás sí, quiero ver si vas a cumplir con lo que me dijiste el día que descubriste que teníamos un cachorro.

Tu mensaje será mi luz en el momento en que sienta que todo se torna oscuro en esta semana. Y puede que te vuelvas loco con lo que te escribiré... Pero te extrañaré mucho, señor Jeon, ya no puedo estar tranquilo sin ver esa sonrisa suya o sus comentarios que hacen que mi mente piense cosas raras.

Ya te imagino sonriendo como conejo al leer lo que te escribo, y no hagas caras, lo de Señor Jeon, es broma.

Cuídate rayitas, te envió besitos en... Las mejillas, ni creas que te besaré en los labios tan fácilmente. >>

— ¡Ay! Mierda, esto duele. — Expresó el alfa. Resulta que de la emoción por leer el mensaje del omega, el muy alfa despistado pensó que estaba cerca de la orilla de la cama y se sentó de golpe; pero en verdad estaba alejado de aquella superficie, y se sentó fuerte en el frío piso. — Bam, no te vayas a reír de mí. — El can ladró. — Tu papi escribió que me extrañará, y que mis labios son besables, ¡Besables!

Cada quien dejó los celulares de lado y se dedicaron a alistarse para salir al trabajo.

En la empresa cada quien se concentró en sus labores, ese día estuvo bastante movido. El alfa tuvo reuniones para proyectos, y nuevas contrataciones de personal. TaeHyung por su parte, tuvo que tomar bastantes fotografías para nuevas campañas, organizar las propuestas que una de sus compañeras les mostraría a JungKook.

El azabache no pudo bajar a admirar a su omega, los malditos pendientes no le daban un respiro. Así que por leves momentos revisaba el mensaje del omega, se perdía en sus pensamientos. Hasta que Yoongi, su socio, le daba un leve pellizco para que bajara de su viaje astral.

La hora de salida llegó y TaeHyung sin muchos ánimos se dirigía al lugar de encuentro con BoGum. Ingresó a la cafetería y allí estaba el beta, esperándolo con su estúpida sonrisa.

A lo lejos un hombre lo vio ingresar, y de inmediato tomó su celular para informar de la novedad a su amigo y jefe.

— Terminemos con esto rápido, BoGum. — Se sentó sin darle oportunidad al beta de hacer su supuesto acto de caballerosidad. — ¿Qué es lo que quieres?

— No te portes tan a la defensiva.

— Park, yo me porto como se me dé la gana. — Se cruzó de brazos. — Habla rápido, que debo volver a casa con mi cachorro.

— Volver a casa con tu engendro del demonio, dirás...

— Será mejor que no lo sigas llamando así porque...

— ¿Qué? Le dirás a Jeon que uno de sus empleados anda tratando mal a su engendro.

— El Señor Jeon no tiene nada que ver aquí.

— Eso dices, pero sé que ese hombre está buscando a su omega. — Sonrió sombríamente.

— ¿Y eso que tiene que ver con mi cachorro y conmigo?

— Hice mis averiguaciones y resulta que ese omega eres tú.

— ¿Ya te enloqueciste?

— No, querido, no estoy loco. — Se inclinó sobre la mesa. — Tú y Jeon en algún momento de sus vidas se enredaron, quedaste embarazado, y ahora andas ocultándote bajo sus propias narices.

— Si estás loco.

— Le ocultaste un hijo, y el muy imbécil sigue buscándote, sin imaginarse que estás cerca de él.

— Yo que tú... me callaría, y no mencionaría tus conjeturas locas.

— Mira Kim, resulta que ahora que lo pienso... Tu engendro mordelón; es una copia de Jeon.

— Deja de llamar a mi cachorro de esa manera. — Expresó en molestia.

— Tu cachorro y del imbécil de Jeon.

— Estás hablando de tu jefe.

— Jefe el cual tiene un bastardo. Imagínate que los medios se enteren de esa gran noticia.

— ¿Qué dijiste?

— Puedo demostrar que ese engendro es hijo de Jeon. — Habló muy seguro. — Imagínate el rostro de tu engendrito en los medios y con encabezados...

TaeHyung se levantó de la silla y golpeó la mesa. — Deja de decir estupideces.

— TaeHyung, el investigador que contrató Jeon para buscarte, es mi amigo. — Dijo sin inmutarse ante el acto del omega. — Puede conseguir documentos, fotografías y vínculos que relacionen a ese engendro con Jeon. — Humedeció sus labios. — Además, con esparcir un rumor de que Jeon tiene un hijo sin reconocer... Los medios se encargarían de acosarte, buscar al engendro, y hacerte hablar por la presión de la persecución.

— ¡Déjanos en paz!

— Entonces, TaeHyung...— Lo invitó a sentarse. — ¿Me seguirás diciendo que son conjeturas locas? Ese es tu secretito con Jeon, su mocoso rabioso.

— ¿Qué quieres? — Se sentó sin muchos ánimos.

— Parece que no te lo imaginaras. — Expresó con burla. — Desde que llegaste a la empresa he querido algo de ti, ahora no te hagas el tonto.

— No lo imagino. — BoGum lo miró con lascivia. — Lo sé, pedazo de imbécil... Yo estaba en el baño cuando estabas hablando con tu amigo...

— Genial, entonces no tengo que repetirte lo que quiero.

— No lo haré.

— ¿Estás seguro? Pobre de tu mocoso, con su horrible cara en las noticias, y Jeon, pobre Jeon, imagínate lo que dirán los de la empresa, los cuchicheos, y los medios acosándolo para sacar información...

— Deja de mencionar a mi hijo, tu sucia boca no lo tiene permitido. — Golpeó de nuevo la mesa y su herida volvió a sangrar.

Afuera de la cafetería un azabache observaba la escena, con sus manos empuñadas y empujando su lengua contra la mejilla, respiraba lo más profundo posible; para no hacer alguna locura.

Sus ojos podían detallar lo incómodo que estaba el omega.

— No te alteres, estás llamando la atención de los curiosos.

— No puedes hacerme esto.

— Claro que puedo. — Le guiñó un ojo. — Te daré hasta el viernes para decidir... La cosa es sencilla, una noche en mi cama y tu secreto del engendro no llega a los medios, y tampoco le haré pensar a Jeon que desapareciste para años después venir a sacar provecho del mocoso que te hizo. — TaeHyung apretó sus manos y la sangre inició a salir de su herida. — No es tan malo, yo no te dejaré embarazado. — Se levantó de la silla y besó la mejilla del omega. — Ve a curar esa herida. — Le acarició la mejilla, y TaeHyung hizo un gesto de asco, de inmediato limpió su mejilla. — El tiempo corre, y mira que mi paciencia se fue a la cañería cuando tu engendro me mordió.

El azabache al ver la acción del beta tuvo el instinto de ingresar a la cafetería, pero se contuvo. Por su omega, por su cachorro. Recordó que cualquier acción hecha con furia, podría dejar mal parado a TaeHyung.

No debiste tocarlo...  El animal interno del alfa hizo acto de presencia, y un rugido bajo salió de la garganta del azabache.

— Mi bebé debió patearte los huevos... Verdad, esos no tienes.

— Te demostraré que tengo huevos, y unos que te meteré en la boca. — Se alejó de la mesa, y desde la salida de la cafetería observó a TaeHyung.

El omega se desplomó sobre la mesa, apoyó su rostro sobre sus brazos y miró la herida de su mano. — Kookie... — Llamó al alfa en un susurro y sus lágrimas abandonaron sus ojos.

En las afueras de la cafetería, JungKook llamó al hombre que tenía siguiendo al beta.

— < Jackson... No dejes de seguir a Park. — Ordenó. — Aquí estoy mi rayadito. — Sintió un leve tirón en su cuerpo.

— < Entendido. — Miró al omega. — ¿Y tú chico?

— < Yo lo cuidaré... — La lluvia inició a caer, pero le importó muy poco que se estuviese mojando. — Desde la distancia lo haré.

—  < JungKook, tu omega está llorando, y su mano sangrando.

— < Lo sé, lo estoy viendo, y hasta te puedo decir que siento levemente sus emociones y el ardor en su mano.

— <  Wow, creo que tienes un vínculo tan grande con él, que aun sin la marca de enlace lo estás sintiendo.

— < Jackson, desde que lo encontré en la empresa, siento que algo siempre me llama hacia él. — Sus lágrimas se camuflaron con la lluvia. Le dolía ver a su omega llorar y lastimado. — Ve, Jackson, el imbécil de Park ya salió a tomar transporte.

— Kookie... Nuestro cachorro no es un engendro. — El omega susurraba. — Es lo más lindo de este mundo, claro, si es tu misma copia. — Sollozó.

— < Te llamo más tarde para darte el informe de la investigación de hoy.

— < No lo pierdas de vista. — Colgó la llamada. — Nuestro cachorro tiene tu belleza, la tuya mi amor... — Dijo al momento en que le pareció escuchar la voz del omega en su mente.

TaeHyung se limpió las lágrimas y se levantó de golpe, JungKook rápidamente se apartó de la gran ventana de cristal, y se ocultó.

— Genial, ahora llueve. — Arrastró sus pies hasta la salida.

— No vayas a irte con esta lluvia. — Habló el alfa al ver a su omega salir del lugar.

— No es tan malo que llueva. — Se paró en la acera y la lluvia lo empapó. — Hoy me iré caminado hasta el apartamento. — Dio vueltas en su lugar, sintiéndose libre. Con su mirada hacia el cielo y una sonrisa enorme, giró varias veces sobre su eje.

La lluvia resbalando por su cuerpo le hacia sentir que un poco de sus preocupaciones eran liberadas, cada gota de lluvia que tocaba su piel se llevaba consigo un poco de su tristeza.

JungKook no pudo evitar acercarse a TaeHyung, se quedó frente a él, admirando a su rayadito. Sonreía enamorado de la sonrisa de su destino, sus ojos fijos en aquel ser que le producía tantos sentimientos.

Perdón, mi vida, pero ahora no puedo mantener mucha distancia contigo.

— Kookie, te quiero ver. — Estaba tan ensimismado en la sensación de libertad que le daba la lluvia, que no se había percatado de la presencia que lo mirada totalmente enamorado.

— Primero que todo... Tú no te vas a ir al apartamento caminando. — TaeHyung detuvo sus giros. — Segundo, aquí estoy para que me veas las veces que quieras.

— ¡Kookie! — Se abalanzó a los brazos del alfa. — Si sirvió llamarte con la fuerza de mi corazón. — Enredó sus manos alrededor del cuello del azabache, y este último no dudo en enredar sus brazos alrededor de la cintura del omega.

— Siempre llegaré hasta donde tú estés. — Lo levantó un poco del piso.

TaeHyung le sonrió, sus ojos brillaron en un verde esmeralda. — ¡Bésame, JungKook, bésame! Quiero un beso de mi rayitas.

— Rayadito, mi eterno amor... — Los ojos del alfa brillaron en un rojo rubí.

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