🐯 Cap 07
Transcurrieron dos horas de haberse dormido, JungKook se había despertado, y decidió admirar a su omega. Acariciaba los cabellos ajenos y sin llegar a despertarlo, le regalaba pequeños besos en la frente.
TaeHyung se encontraba con su rostro sobre el pecho del alfa, abrazado a la cintura contraria y con una de sus piernas sobre los muslos del alfa.
JungKook estaba encantado al tener a su destino en sus brazos, con solo verlo dormir se sentía más que feliz, sonreía en demasía. Pero de un momento a otro el omega inició a removerse inquieto, murmuraba esas palabras con las cuales lo habían herido anteriormente. El alfa con cuidado tomó la barbilla del omega y pudo observar que estaba llorando.
Su precioso destino lloraba dormido, tal como había dicho su cachorro.
Su corazón dolió.
— Mi vida, no llores. — Besó los parpados cerrados del omega.
— Por favor no me pegues más. — Decía el omega en sueños. — Papá, no quiero sacarle dinero a mi pareja. — Lágrimas salían de sus ojos cerrados.
— Mi vida... — El alfa trataba de despertarlo con besos.
— ¡Nooo, no te lleves a mi tigre del demonio! — Gritó. — Papá, no le sacaré dinero al padre de mi cachorro. Dámelo, devuélveme a mi bebé. — Aun en sueños el omega se aferró al cuerpo del alfa y lloró más fuerte. — ¡Mi bebé! Por esto no quería que se enterarán de que JungKook es mi alfa. Los perderé a los dos...
Los ojos del alfa se oscurecieron al ver el dolor de su omega, inhaló profundo y acarició la espalda del chico. — Despierta, mi vida, por favor despierta. — Le susurró dulcemente.
— ¡JungKook! — El mencionado se apartó del cuerpo del omega. Pensó que se había despertado, pero no. — No le des dinero a mi padre, yo no lo mandé a pedirlo. Ayúdame a recuperar a nuestro hijo.
— Omega. — Sus ojos se cristalizaron, le dolía escucharlo así.
— Te juro que me iré de aquí, me llevaré al cachorro y jamás volverás a saber de nosotros.
— Mi omega, despierta. ¿Cuánto daño te hicieron para que sueñes esto?
— Alfa, solo quiero a mi bebé, protegerlo de mi padre y de cualquiera que se quiera aprovechar del hecho de que sea tu hijo.
— Rayadito, mi vida, abre los ojitos. — Tomó las mejillas del omega y las besó. — Despierta, mi vida.
— ¡Perdóname JungKook! — Gritó y sus ojos se abrieron.
— Rayadito... — Sus ojos conectaron con los de su omega.
— ¿Q-qué pasó? — Sintió sus mejillas húmedas. — JungKook... — El mencionado solo lo apegó a su cuerpo abrazándolo. — ¿Estaba hablando dormido?
JungKook besó su cabellera. — No solo hablabas dormido, estabas llorando...
— Dime que no dije...
— Rayadito, ¿Tu padre no solo te abofeteo? — El omega se tensó. — Por favor dime...
— Mi padre... Mi padre, me abofeteó y golpeó en el vientre hasta que caí inconsciente. — Con sus manos empuñó la camiseta del alfa.
— Entonces... ¿No fue una recuperación de un par de días?
— Fueron un par de semanas. — Miró al alfa.
— Tu padre, es un animal... — TaeHyung escondió su rostro en el pecho del alfa. — Rayadito, ¿Tienes miedo de que él aparezca y se lleve a nuestro cachorro?
— Sí, tengo mucho miedo.
— ¿Y tu madre?
— Ella falleció un año antes de que me graduara.
— Lo siento mucho...
— Ya no duele, pero la extraño.
— Ella está contigo, así no esté en este mundo terrenal. — El omega asintió sollozando. — Por lo que escuche en tu sueño, tu padre...
— Kookie...
— Mi vida, eso es nuevo.
— ¿Qué es nuevo?
— Me estás llamando Kookie.
— ¿No te gusta?
— Claro que me gusta. — Se separó del omega y con su rostro recostado en la almohada, hizo que lo mirara. — Solo me sorprendí al escucharte llamarme así.
TaeHyung sonrió aun con sus ojos llenos de lágrimas. — Kookie...
— Mi vida, ¿Qué te dijo tu padre cuando te golpeaba?
— En medio de su ambición y rabia, me dijo que si no era con ese alfa, seria con otro. — JungKook le acarició los labios. — Le sacaría dinero a cualquier alfa que estuviera conmigo, y que si llegaba a quedar en cinta, se encargaría de utilizar a mi bebé para sacar provecho. — Cerró sus ojos y pensó en su tigrecito del demonio. — Kookie... Me dijo que de ser necesario me arrebataría a mi bebé, lo utilizaría para extorsionar al padre y si no tenía éxito... Lo vendería. — Su cuerpo empezó a presentar temblores.
— Mi vida, cálmate. — Lo abrazó.
— No quiero que mi padre aparezca, y me quite a nuestro hijo, que lo utilice para sus mierdas o peor aún que...
— No lo digas. — Apretó el cuerpo ajeno contra el suyo. Deseaba ser un manto protector para su omega. — Si tu padre aparece, y se atreve a tocarte, amenazarte o siquiera intentar llevarse a nuestro hijo... Le arrancaré la garganta.
— No quiero que tu...
— Si se meten contigo o el cachorro, no responderé de manera pacífica.
— Espero que mi padre este muerto.
— Yo también lo espero. — Acarició la espalda del omega. — ¿Puedo averiguar si aún está vivo?
— No, no hagas eso.
— Pero tenemos que asegurarnos...
— No, por favor. Déjame pensar que está muerto.
— Mi vida...
— Kookie, sabiendo esto ¿Aún quieres ser mi alfa?
— Rayadito, con más razón soy tu alfa. — TaeHyung dibujo una débil sonrisa en su rostro. — Y por esto lo buscaré, necesito estar seguro de que ese hombre no vendrá a lastimarte a ti o a nuestro cachorro. — Pensó. — Soy tu alfa, mi vida.
— Tengo tanto miedo de que mis pesadillas se hagan realidad.
— Haré lo posible para que eso no pase.
— Por eso también estaba huyendo, si no saben quién es el padre del tigrecito, no corre peligro de que lo utilicen para dañarte o extorsionarte. Estoy protegiendo a nuestro hijo.
— Lo vamos a proteger juntos, no huyas más.
— Tratare de no huir, por ti, por nuestro cachorro...
— Confía en mí, te voy a cuidar. — Tomó posesión de la cintura del omega y en un hábil movimiento lo subió sobre su regazo. El alfa se acomodó, quedando sentado, con su espalda contra la cabecera de la cama. — Mírame a los ojos, mi vida. — TaeHyung lo miró. — Conmigo no vas a pasar por humillaciones, cuidaré de ti y de nuestro cachorro.
— Confiaré en ti. — Juntó su frente con la del alfa. — Gracias por entenderme. — Un besito esquimal fue la respuesta a las palabras del omega. — Kookie, de nada sirvió dormir, ahora tengo los ojos más hinchados que antes.
JungKook besó los parpados del chico y sonrió. — Vamos, te lavaré ese lindo rostro. — Se removió en su lugar y bajó de su regazo al omega. — ¿Me dejarás refrescar tu bello rostro? — TaeHyung asintió.
— ¿Solo el rostro? — Inquirió en broma.
— Omega...
— ¿Qué?
— Si quieres que te bañe el cuerpo. — Se bajó de la cama y extendió su mano hacia el chico. — Eso no pasara hoy.
— Le quitas lo divertido a la vida.
— Si tú, no me digas. — El omega se carcajeó. — Tú eres el primero en decir que no te bañe.
— Cierto, se me había olvidado.
JungKook lo sujetó de la cintura y juntó sus cuerpos hasta que sus rostros quedaron demasiado cerca. — Te lavaré el rostro. — TaeHyung relamió sus labios. — Ya después tendremos el momento indicado para bañarte de pies a cabeza.
— Eso último sonó sexy...
— No me coquetees, mira que soy fuerte, pero no tanto.
— El señor alfa... — Posó sus manos en los hombros del mencionado y JungKook sintió que iba a caer ante esa sonrisa coqueta y tono seductor.
— N-no hagas eso.
— No estoy haciendo nada. — Besó el lunar en el cuello del alfa.
— Va-vamos a lavarte... El rostro. — Se separó del omega, lo tomó de la mano y lo guío al baño.
TaeHyung sonreía divertido, había logrado poner nervioso al alfa. — Ahora el que huye eres tú.
— No estoy huyendo.
— Si claro.
— Omega, deja de jugar y déjate lavar el rostro. — Le dijo cuándo TaeHyung retiró su rostro del lavamanos y le mostraba la lengua. — Ven mi vida, déjame lavarte el rostro.
— ¿Qué me das a cambio?
JungKook dirigió una de sus manos a su mentón, y lo apoyó sobre sus dedos. — Déjame pensar. — Miró al techo.
— Piensa rápido. — Mojó sus manos y le arrojó agua al alfa.
— ¡Travieso! — Expresó cuando imitó la acción del omega.
— ¡Kookie!
— Te daré un helado. — Le dijo sonriente cuando se acercó al omega y lo tomó de las mejillas. — ¿Me dejas invitarte a comer un helado?
— Quiero un helado triple, de chocolate y fresa. — Le regaló una bella sonrisa geométrica. Esa que solo era posible en el bello omega.
— Vamos por ese helado, mi rayadito. — Bajó sus manos a la cintura contraria y con un suave movimiento lo ubicó frente al lavamanos. — Ahora déjate lavar el rostro. — TaeHyung inclinó su rostro hacia la superficie y cerró sus ojos. — Mi pequeño rayadito, eres tan hermoso y amo verte sonreír. — Terminó con su labor y secó el rostro de su destino.
— Gracias, rayitas.
— ¿Por qué?
— Por todo, por salvarme hace años, por nuestro cachorro, y por ser tan comprensivo y gentil conmigo.
— Es que te amo, te amo mi pequeño rayadito.
— Yo también. — Pensó. — Besito al alfa caballeroso. — Lo besó en la mejilla.
JungKook acarició el lugar en donde habían reposado los labios ajenos. — No me lavaré la mejilla nunca más.
— Eso lo veremos.
— ¿Qué quieres decir?
— Pues que te voy a manchar de helado y de que te lavas, te lavas.
— Eso no se hace.
— Yo hago lo que quiera.
— Eres libre de hacer conmigo lo que quieras. — TaeHyung terminó de ponerse los zapatos. — Excepto escaparte de mí.
— ¿Y si me amarras para que no me escape? — Sonrió coqueto.
— Fetichista.
— Tú lo mencionaste primero.
— Me acuerdo. — Salieron de la habitación. — Cuando seamos pareja oficial...
— ¿Me amarrarás? — Lo interrumpió.
— Solo si tú enserio lo deseas y lo disfrutamos los dos. — Sonrieron cómplices.
Salieron de aquel Hotel, se subieron al auto y llegaron a una heladería que se encontraba a las afueras de la ciudad. El alfa decidió estar lo más lejos posible de los lugares en donde los podrían ver y así protegía a su rayadito.
JungKook compró los dos helados, cuando le entregó el helado al chico, rozaron sus dedos y sintieron una electricidad que los incitaba a no separarse. Salieron de la heladería y caminaron por el parque.
Grandes árboles los protegían del rayo del sol, hojas secas volaban por su alrededor a causa de la pequeña brisa. El cabello del omega se movía al ritmo de la brisa y JungKook solo se perdía en la imagen. Caminaron hasta encontrar una banca, y se sentaron a terminar con el helado.
TaeHyung no perdió la oportunidad de molestar al alfa. Así que tomó un poco de helado con su dedo y le manchó la mejilla al alfa, este solo le sonrió al ver como los ojos del omega brillaban como nunca.
Su destino estaba siendo feliz.
— Travieso. — Le dijo cuando tomó su helado e imitó la acción del omega. Pero esta vez él se dedicó a dejar helado en el lunar de la mejilla y nariz del chico.
— ¡No me manches de helado!
— Yo te limpio. — Sonrió pícaro. — Solo quédate quieto.
— ¿Cómo me vas a limpiar?
— Así. — Acercó sus labios al rostro del omega y lamió cada lunar donde dejó aquella crema helada saborizada. — El helado es más rico con el sabor de tu piel.
— Me palpita algo. — Pensó. — ¡Kookie!
— Ven, mi vida.
— Yo también quiero limpiarte.
— Pero no tengo helado en...
— Si tienes. — Rápidamente untó su dedo de helado y dejó dos puntitos en cada mejilla del alfa. — Mira, aquí y aquí. — Lamió las mejillas del alfa. — Sabe rico.
— ¿A qué sabe?
— A alfa amoroso y caballeroso.
— ¡Me enamoro!
— No grites que llamas a los curiosos.
— Es que me derrito de amor por ti.
— Kookie, tonto.
— Tonto y enamorado.
— Ya para, me sonrojas.
— Mi rayadito es un tomatito.
— Rayitas coqueto.
— Solo contigo.
— Yo no caí, yo me lancé y sin paracaídas. — Pensó. — Yo creo que es hora de que me lleves al apartamento.
— Y yo que pensaba secuestrarte....
— ¡Eso no pasará!
— Ya veremos, rayadito fugitivo.
— Si me secuestras, quiero que me amarres y...
— Propuestas indecentes.
— Eso era pensamiento.
— Pensamientos calientes.
— Tú culpa.
— ¿Mía?
— Si, por ser tan coqueto.
— Es que no puedo evitar coquetearle a mi bello destino.
— Señor coqueto, vamos que tu cachorro te espera, y tienes que ir con Bam.
— Tú ordenas, yo obedezco.
Se levantaron de la banca, y se dirigieron hasta donde habían dejado el auto. Después de que JungKook ajustó el cinturón de seguridad del omega y le dio un fugaz beso en la mejilla. Se fueron con rumbo al apartamento, en el camino compraron algunas botanas para ver una película en compañía de su cachorro y Tanie.
Llegaron al apartamento y un muy efusivo tigrecito los recibió.
— Tae, señor Jeon. — Dijo Lisa.
— Hola, Lisa. — Dijeron al unísono.
— Se ven felices. — Alfa y omega se miraron.
— Estamos felices. — Dijeron al unísono.
— Disculpen, pero debo irme. — Interrumpió la femenina.
— Cierto, lo siento Lisa. — Se disculpó TaeHyung. — Gracias por la ayuda, nos vemos el lunes.
— Fue un gusto. — Dio una pequeña reverencia. — Con permiso. — Salió del apartamento.
— Adiós, Lisa. — Se despidieron alfa y cachorro.
— Dijelon que estaban felices. — Los adultos asintieron. — Eso quiele decil... — Los miró expectante.
— Eso quiere decir que seguiré intentando conquistar a tu bello papi.
— Y también quiere decir que dejaré que tu padre alfa del demonio, intente conquistarme. — El cachorro sonrió. — Aunque ya me conquistaste desde el primer momento en que te conocí. ¿Cómo no iba a caer enamorado ante el hombre que luchó para no aprovecharse en mi estado de celo y me salvó? ¿Cómo?
— ¡Baile de la felicidad! — Expresó el infante. — Vamos, bailen conmigo. — El cachorrito saltó emocionado y movió sus pequeñas caderas y piecitos. Alfa y omega imitaron al pequeñín. — Olejas y colita afuela. — El cachorro dejó salir lo anteriormente mencionado, y sus padres sonrieron por lo hermoso que era. — Si te intentas escapal, papi, te delato. — Dijo de un momento a otro y los adultos detuvieron el baile.
— Tigrecito...
— Ese es mi cachorro. — Sonrió el alfa.
— Solo quielo velte feliz, y papá Kook te hace muy feliz.
— Te amo mi cachorrito. — TaeHyung lo levantó en brazos y lo abrazó.
— Mis amores. — El alfa los abrazó y Tanie llegó para unirse a la escena.
— ¿Qué vamos a hacel ahola?
— Vamos a ver una película. — Dijo TaeHyung.
— ¿Quieres cachorro?
— Clalo que sí. — TaeHyung lo bajó y el infante corrió hacia el sofá. — Tanie, ven pala acá. — El can obedeció.
— Ya volvemos cachorro. — Avisó JungKook.
— Vamos a buscar unos recipientes para las botanas.
— No talden.
— No lo haremos. — Respondieron al unísono.
— Y nada de besos. — TaeHyung lo miró entrecerrando los ojos. — Papá Kook, papi Tae está castigado y no melece besitos tuyos.
— ¿Castigado? — Inquirió el alfa con una sonrisa.
— Sí, el papi fugitivo me amenazó con bañalme con agua flía cuando estaba celoso de Jisoo. Y pol eso lo tengo castigado.
— ¡Kim JungKook!
— Es cielto papi.
— Ni modo, omega, nada de besos.
— Siempre me molestan. — Se marchó a la cocina.
— Papá Kook. — Lo llamó en un susurro.
— Dime.
— ¿Mi papi ya se deja dal besitos?
— Sí, pero solo lo beso en los lunares. — Le guiñó un ojo a su hijo y este se cubrió su boquita para no gritar de emoción.
— Entonces dale otlos besitos.
— Gracias cachorro. — Chocaron los cinco.
— ¡Alfa del demonio! — Gritó desde la cocina.
— Ya voy rayadito.
— Ve antes de que se ponga gluñón.
Y así pasaron dos horas de película, comieron y se rieron. JungKook de vez en cuando besaba las manos del omega, y el cachorro hacia como que no los veía, el alfa le sonreía a su cachorro en complicidad.
El alfa bañó al cachorro, le puso el pijama, lo acobijó, TaeHyung participó en el momento del baño y acompañó al alfa hasta que el cachorro se durmió. Salieron de la habitación hacia la sala.
— Me saludas a Bam.
— ¿Hoy no quieres que te llame? — Puchereo y bajó su mirada. — Mi omega se aburrió de mí.
— No digas eso, perdón, rayitas.
— ¿Entonces no te aburriste de mí? — Sus ojos brillosos lo miraron.
— Kookie, no me hagas ojitos.
— Contéstame, omega. — Lo tomó de la cintura.
— N-no, no me aburrí de ti, — Tartamudeó. — No me hagas dramas.
— Apenas esté aseado y listo para ti, te haré la videollamada. — TaeHyung tragó saliva. — ¿Hoy si aceptaras verme en bóxer?
— N-no, que-quédate quieto y no me agarres así. — JungKook le acarició la cintura.
— Antichévere. — Levantó sus manos y se separó del omega. — Manos fuera. — Lo besó en la mejilla. — Nos vemos en la videollamada. Y tranquilo, no me apareceré medio encuerado.
— Gracias a la luna.
— Apareceré desnudo. — Salió del apartamento. — Adiós mi vida, te veo en cueros.
— ¡JungKook! — Cubrió su boca al recordar que podía despertar al cachorro.
— Es broma, mi vida, no te alteres. — Le dijo cuándo cerró la puerta.
— Ese alfa, un día de estos me va a matar.
— Si te llego a matar, te mataré a besos. — TaeHyung sonrió cuando escuchó la voz de JungKook a través de la puerta. — O mejor aun... Te mataré a orgasmos.
— ¡Ya vete, alfa del demonio!
— Te amo mi vida. — JungKook se fue.
— Yo también te amo rayitas. — Susurró bajito.
Al día siguiente, JungKook llegó junto con Bam al apartamento de TaeHyung. El cachorro brincaba de felicidad, Tanie y Bam daban vueltas alrededor del infante y después de muchas risas y lengüetazos, se sentaron en el sofá.
Los canes no se separaban del pequeño JungKook.
TaeHyung preparó el desayuno, y JungKook lo ayudó en el proceso. En momentos de distracción, el alfa aprovechaba para dejar uno que otro beso en las mejillas del omega, y este último lo manchaba con algún alimento. Le untó mermelada de fresa en el mentón y muy coqueto se la retiró con la lengua. JungKook por su parte, le untaba miel en el lunar de la nariz, le sonreía pícaro, y lo limpiaba con su sin hueso lentamente.
Después del desayuno, salieron al parque con los canes, jugaron juntos y cuando llegó la hora del almuerzo, compraron algo para llevar al apartamento. Pagaron mitad y mitad.
Almorzaron y el pequeño cachorro cayó dormido al finalizar la tarde. Los canes se acostaron al lado del infante y le cuidaron el sueño.
JungKook aprovechó para darle mimos a su omega, se sentaron en el suelo de la sala. Con la espalda recargada contra el sofá, JungKook abrió sus piernas y el omega se sentó en medio de estas.
Observaban a su cachorro dormir plácidamente en la pequeña colchoneta que le habían extendido en la sala.
JungKook, abrazó por la cintura a TaeHyung, y este último posó sus manos sobre las del alfa. Cerraron sus ojos disfrutando del tacto ajeno. Hablaron por un rato de sus vidas, de lo que les gustaba o los hacia felices.
Sus corazones latían en sincronía, sonreían embobados. El omega amaba ver la sonrisa de sus dos conejos, con sus ojos cerrados podía ver de nuevo las imágenes del alfa y cachorro sonriendo en sincronía, y eso le hacía sentir paz y tranquilidad. TaeHyung se sentía seguro con el alfa.
Y JungKook, pues el sentía que moriría, desde que su omega le confesó su pasado, lloraron juntos y pasaron la tarde anterior juntos. El rayadito tenía un brillo especial en sus ojos. Se juraba que haría lo imposible para que ese brillo jamás se desvaneciera.
Llegó la hora en que el alfa volviera a su casa, el cachorro no quería que se fuera y Bam se negaba a salir de aquel apartamento. Después de que hablaran con su cachorro y le recordaran que el alfa seguiría viniendo entre semana, el pequeñín sonrió y se despidió de Bam, allí el can salió sin problema del apartamento.
— Te llamo cuando llegue a casa.
— No me dormiré hasta que los vea en la videollamada.
— Rayadito, no te olvides de enviarme la foto del pequeño tigre con sus orejitas y cola de fuera.
— ¿Para qué la necesitas?
— Para pintar a mi hermoso cachorro y colgar ese retrato junto al de mi bello omega.
— Talentoso el rayitas.
— No te imaginas los talentos que tengo. — Le sonrió.
— ¡JungKook!
— Malpensado. — Se carcajeó. — Rayadito, enserio no olvides la foto. Aunque solo es una excusa para poder chatear contigo.
— ¿Qué dices?
— Tengo muy clara la imagen de nuestro hijo. — Dijo señalando su mente. — Si te pinté a ti hace años y solo te vi una vez. — El omega sonrió tímido. — Aún sigo esperando el día en que me digas que irás a ver ese retrato.
— Sigue esperando.
— Te esperaré toda la vida.
— No lo dudo. — Besó la mejilla del alfa. — Ahora vete, se hace tarde y mañana tenemos que trabajar.
— Nos vemos.
— Con cuidado. — Pidió. — Adiós Bam.
— Y de mí no se despide el rayadito.
TaeHyung sonrió. — Adiós, alfa del demonio.
— Adiós, mi rayadito fugitivo.
Los días entre semana, como JungKook se lo mencionó. Después del trabajo se encontraron a unas cuadras de la empresa. El alfa con ropa informal, esa imagen del guapo alfa, hacía que TaeHyung sintiera perder la fuerza de sus piernas.
JungKook abría la puerta y lo ayudaba a subir al auto, ya estando dentro, el alfa le entregaba una flor. Atardecer tras a atardecer, el alfa lo recibía con ese detalle.
TaeHyung no podía evitar sonreír, el alfa se estaba metiendo cada vez más en su corazón.
Ya no quería escapar, de solo pensar en esa idea, su corazón dolía. TaeHyung estaba enamorado, cayó aún más enamorado ante la sonrisa de ese hombre. Las caricias y besos que jamás se pasaban del límite, lo traían viajando en las nubes. Aun no le diría que lo aceptaba como su alfa, el miedo a que algo dañara su burbuja de felicidad lo frenaba. Pero no separaría a su hijo de aquel hombre, su pequeño cachorro ahora sonreía mucho más. La felicidad y bienestar de su hijo estaban antes que cualquier miedo.
Tiempo al tiempo se repetía, algún día le diría a JungKook que era su alfa y que lo amaba.
Cuando llegaban a su apartamento, cocinaban juntos. Sí, ahora Lisa no preparaba la cena.
Un mes después de que iniciaran con su rutina de encuentros lejos de la empresa, TaeHyung le informó a Lisa que ya no era necesario que dejara la cena lista. Ahora cocinaría con JungKook, y su cachorro los acompañaba desde una distancia considerable.
Ante todo la seguridad del pequeño tigre.
La idea de que cocinaran juntos, fue del cachorro, claro en unión con JungKook, pero eso TaeHyung no lo sabía.
Cenaban, lavaban los platos, los secaban y organizaban. Jugaban a la guerra de almohadas y bañaban al cachorro. TaeHyung le cepillaba los dientes y junto a JungKook lo acobijaban y acompañaban hasta que se dormía.
El alfa se iba del apartamento del omega, no sin antes hacerle comentarios en doble sentido y luego hacerse el inocente, logrando sonrojar a su rayadito.
Las videollamadas seguían, enserio TaeHyung no se podía dormir si no veía al alfa y a Bam. Hubo una semana en la que JungKook tuvo que viajar, se mensajeaban antes de dormir, o más bien el alfa le enviaba un mensaje a la media noche para desearle dulces sueños. JungKook había tenido juntas de negocios y salía muy tarde, aparte de que estaba a kilómetros de sus amores.
Ambos esa semana la pasaron muy mal, enormes ojeras adornaban sus rostros. Uno porque el trabajo lo estaba consumiendo y no había podido ver a sus tigres. Y al otro porque sentía miedo de no volver a ver a JungKook, y la rutina que había creado se había vuelto indispensable para poder dormir.
Ver a JungKook y a Bam era algo que le impedía tener esas pesadillas.
A partir de esa semana de infierno, semana que debió haber sido solo tres días, pero los viejos con los que estaba en negociaciones JungKook tomaron la decisión de ponerles trabas a sus propuestas, y así lograron robarle el tiempo que le pertenecía a su familia. Con eso que pasó, JungKook tomó la decisión de informar que no aceptaría reuniones de trabajo nocturnas, sus viajes de negocios serian de máximo dos días y si no les gustaba pues no les rogaría. No le importaba perder dinero, ahora su prioridad era su familia, sus rayaditos.
Después de esa horrible semana, volvieron a su rutina, una flor para el rayadito fugitivo, nunca faltó, pero ahora la acompañaba de chocolates. Cenas y juegos en el apartamento del omega eran su momento favorito al finalizar el día, acompañar a su hijo hasta que se dormía y coquetearse en la videollamada, era el cierre que los alegraba.
Los fines de semana, algunos la pasaban en el apartamento de TaeHyung, claro JungKook seguía sin quedarse a dormir. Pero llegaba temprano en la mañana con su gran sonrisa y su hijo peludo a volver loco a su omega. Algunos fines de semana salieron a parques, jugaban con los canes y alimentaban patos o palomas, comían helado y se acostaban en el pasto a observar las nubes.
Todo iba de maravilla pero siempre hay una mosca en la sopa, y cierto BoGum no se rendía con el omega.
Hola, kokoros darks. 🖤💜🤘
A que no se esperaban capítulo. 😅Pues yo tampoco. 😂🤭 A veces soy una cosa bien loca. 🤭
Bueno aquí dejo a mis rayaditos, 🤧 cada día me enamoro más de ellos. Besitos purpuras. 💋💜 Se les quiere.
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