🐯 Cap 03

Con su pecho contra el escritorio y las palmas de sus manos totalmente abiertas, el omega forcejeaba para liberarse de la posición en la que lo tenía el alfa azabache. JungKook apoyaba su pecho contra la espalda del chico y sin llegar a aplastarlo le hablaba al oído.

— Te dije que si intentabas huir de nuevo...

— Suélteme señor Jeon...

— Pero si no te estoy agarrando. — Sonrió en picardía.

— No me deja salir de debajo de su cuerpo. — Se removió intentando salir de la prisión que era el escritorio y el cuerpo del alfa. — ¡Ah! — Gritó cuando JungKook se separó de su cuerpo y con su mano tintada le regaló una nalgada. — ¡Está loco! — Volteó rápidamente su cuerpo encarando al alfa.

— Te lo advertí. — Sonrió ladino y se arremangó hasta los codos la camisa. — Estoy loco por mantenerte a mi lado. — Volvió a acorralarlo contra el escritorio y lo volteó para dejarlo de nuevo de pecho contra la superficie. — Te dije, rayadito, te dije que si volvías a intentar escaparte, te cargaría en mi hombro y te nalguearía con la mano tatuada. — Le recordó susurrándole muy cerca de su oído con su voz profunda. — Ahora aquí va otra nalgada. — El alfa estampó su mano tintada en la nalga derecha del omega.

— Ah~...

— Creo que te estoy premiando, rayadito. — Tomó las caderas del omega, lo giró y acarició suavemente por sobre la ropa. — ¿Intentaste escapar por qué querías esto?

— N-no. — Se sostuvo del borde del escritorio. — No lo hice por esto.

JungKook acercó sus labios a los del omega. — Pues parece que si lo hiciste por esto. — Le dijo rozando sutilmente los labios carnosos con los propios. — Tú quieres sentir mi mano estampándose contra tus magníficos glúteos.

— De-deje de decir locuras y déjeme ir...

— No te dejaré ir. — Nuevamente lo giró para tenerlo de espaldas hacia él, con las nalgas del omega a su disposición. — Te voy a dar tus buenas nalgadas por ser un omega fugitivo. — El alfa cacheteó cada nalga del azabache y este dejó escapar un jadeo de satisfacción. — Te gusta esto. — JungKook se recargó contra el cuerpo del omega y restregó su virilidad aprisionada en sus pantalones formales.

TaeHyung estaba perdiendo todo rastro de cordura. Tener el cuerpo del alfa tan cerca y ser el receptor de las fuertes pero satisfactorias nalgadas que le regalaba JungKook, le hacía considerar si enserio había intentado escapar solo para obtener ese contacto físico.

— ¡Alfa!

— Ahora me dices alfa. — La mano tatuada tomó posesión del cuello de TaeHyung. — ¿No soy el señor Jeon?

— Ya no sé cómo llamarte. — Dijo con su respiración un poco agitada. — So-solo sé que me gusta lo que haces...

JungKook sonrió en grande y lamió la mejilla del omega. — Hace unos momentos forcejeabas para que te dejara ir de aquí. — Mordió con delicadeza el lóbulo del azabache. — Creo que ya no te daré más nalgadas...

— Deja de jugar y continúa...

— Ese es mi omega mandón y fugitivo. — Apretó levemente el cuello del azabache y un dulce jadeo escapó de los labios del omega. — ¿Quieres más nalgadas? — Aflojó un poco su agarre y le acarició el cuello.

— ¿A caso no estabas cumpliendo con tu advertencia? — Inquirió cuando giró un poco su rostro para observar las facciones del alfa. — Termina con lo que iniciaste. — JungKook lamió sus labios y TaeHyung imitó la acción.

— Tú lo pediste...

— Y tú lo vas a terminar.

— Claro que lo haré. — Inclinó al omega hacia la superficie de madera. — Levanta ese hermoso trasero que tienes. — TaeHyung obedeció. Ya no quería huir, al menos no en ese momento. — Si me paso en la fuerza de las nalgadas, me dirás de inmediato que me detenga y lo haré. — El azabache asintió con su cabeza. — Aquí vamos.

Dejó un recorrido de besos en el cuello del contrario antes de separarse y observar la maravillosa imagen del omega, con su redondo y carnoso trasero dispuesto a recibir la fuerza de sus manos.

Cuando iba a impactar su mano contra las montañas de carne, la puerta fue abierta abruptamente, haciendo que el alfa y omega saltaran por la intromisión al lugar.

— ¡Papi! ¡Papi! — Gritaba el pequeño infante.

— ¡¿Tigrecito?! — Inquirieron al unísono.

— ¡Despierta!

TaeHyung abrió sus ojos de golpe y diviso a su pequeño tigrecito corriendo hacia él.

— ¡Demonios era un sueño! — Susurró. — ¡¿Qué estás diciendo Kim TaeHyung?! — Se regañó.

— Buenos días, papi. — El pequeño JungKook subió de un brinco a la cama del omega y le regaló un pequeño beso en la frente. — ¿Estás enfelmo? — Inquirió posando su pequeña manito sobre la sudada frente de TaeHyung.

— ¿Qué?

— Papi, ¿Estás enfelmito? — Puchereo.

— Buenos días mi pequeño tigrecito. — Abrazó a su hijo. — No. Bebé, no estoy enfermo.

— Entonces ¿Pol qué estás todo sudado y lojito?

TaeHyung cerró sus ojos y allí vinieron las imágenes de su sueño. — Es por culpa de tu papá. — Contestó en su mente. — Por lo que me dijo en el baño de la cafetería tuve ese sueño con él. — Abrió sus ojos y conectó miradas con el pequeño tigre. — No te preocupes, bebé. — El infante continuaba con su manita en la frente de su papi. — Estoy bien, solo que sudé un poquito mientras dormía, está haciendo mucho calor en la habitación.

— Pensé que estabas enfelmito. — TaeHyung negó con su cabeza y besó la cabellera de su hijo. — ¿Estás segulo que no te sientes mal? — Lo miró entrecerrando sus ojitos. — Si estás enfelmito voy a llamal a papá Kook...

— ¡No! No hagas eso. — Se levantó de la cama con su hijo en brazos. — Estoy bien. Además ¿Cómo lo vas a llamar? — El infante sonrió dejando ver su sonrisita de conejo.

— Pues lo llamalé pol el teléfono.

— Que gracioso. — Pellizcó tiernamente la nariz de su hijo y sonrió. — Lo que te estoy preguntando es ¿Cómo lo harás si no tienes su número? — El infante se removió en los brazos de su padre y este entendió que el tigrecito quería bajarse.

Así que con cuidado lo dejó en el suelo.

— Si tengo su númelo.

— ¿Qué?

— Mi papá Kook me dio un papelito con el númelo de su casa, oficina y celulal. — Salió corriendo hacia su habitación y TaeHyung corrió tras él.

— Ese alfa...

El infante rebuscó en su ropita del día anterior y sonrió victorioso cuando encontró el papel que le había entregado su papá. — Mila. — Le pasó el papel al omega. — Mi papá Kook me dijo que podlía llamarlo cuando quisiera.

— Tú no sabes marcar números de teléfono. — El pequeño se cruzó de brazos y lo miró entrecerrando los ojos. — Y es pol eso que mi papá Kook me dijo que cuando pudiela te quitala el celulal y el gualdalía los números con nombles que tuvielan conejos. — Sonrió orgulloso de la idea de su padre.

— ¿Me robaste el celular?

— ¡No! Eso suena feo. — Arrugó su naricita. — Lo tomé plestado sin que tú te dielas cuenta pol poquito tiempo.

— ¡Tigrecito!

— Peldón, papi. — Hizo un pucherito y sus ojitos brillaron en suplica. — Es pol una buena causa.

TaeHyung negó repetidas veces con su cabeza y después sonrió. Ese gesto de su hijo era su debilidad.

— ¿Cuándo me lo quitaste?

— En la cafetelía.

— ¿Por qué no me di cuenta?

— Polque estabas muy concentlado milando pol donde te ibas a escapal.

— ¡Tigrecito del demonio!

— ¡Papi fugitivo!

El plan de agendar los números del alfa en el celular del omega, inició cuando padre e hijo subieron a la oficina.

Allí JungKook le explicó lo que debían hacer para poder comunicarse. Ya que el pequeño es bastante inteligente para su edad, pero aun no podía identificar números de teléfono.

El alfa sentó a su cachorro en la silla y se acuclillo frente a él. Tomó su celular y en el blog de notas hizo un simulacro de como guardaría cada número. El cachorrito prestaba total atención a lo que le decía su papá Kook.

JungKook inició con el número de su celular, allí le dijo que ese contacto tendría un emoji de conejo, solo uno. Después siguió con el de su oficina, en ese tendría dos conejos y por último su casa, allí serian tres conejos. El cachorro asentía con su cabecita a cada palabra de su padre.

No fue tan difícil, cuando JungKook iba a explicarle por tercera vez, el cachorro lo interrumpió diciéndole...

— Un conejo, tu celulal. Dos conejos, tu oficina. Tles conejos tu casa. — JungKook asintió orgulloso de su hijo y lo besó repetidas veces en las mejillas.

TaeHyung buscó su celular y allí vio los tres contactos con los emojis.

— Ustedes dos juntos son peligrosos. — Su hijo sonrió en grande. — Ya entiendo como lograras identificar cada número. — El cachorro asintió con su cabeza. — Ahora ¿Cómo lograron quitarme el celular?

— Eso fue fácil. — El cachorro aplaudía chiquito.

— ¿Fácil?

— Sí.

— Dime ¿Cómo lo hicieron?

— Pues...

Kim JungKook logró apoderarse del celular de su padre omega, cuando se dirigía de los brazos de un padre a otro en la cafetería. Cuando se levantó de la silla y fue hacia su padre alfa para después decirles que los dejaría solos para que hablaran. En el momento en que se despidió de su padre omega, allí tomó el celular de TaeHyung.

Se lo llevó con él hacia la piscina de pelotas, y cuando volvió para tomar las bebidas, se lo entregó a su padre alfa cuando lo ayudó a sentarse. JungKook inició a agendar sus números cuando los llevó al baño. Le devolvió el celular a TaeHyung cuando se hicieron los desmayados en la salida de la cafetería.

Padre e hijo trabajaron en conjunto para que su plan saliera a la perfección.

— Y así loglé tenel los númelos de papá Kook en tu celulal. — Dijo totalmente orgulloso y sonriente.

— Ustedes dos me van a volver loco.

— No digas eso papi.

— ¿Por qué haces planes con tu papá?

Pala que papá Kook pueda hacelte feliz. — Respondió en su mente. — Es pol una buena causa.

— Buena causa...

El estómago del pequeñín rugió por el hambre.

— Mejor voy a prepararte el desayuno. — Tomó la mano de su hijo y se dirigieron hacia la cocina. — Después le reclamaré al señor Jeon por lo que te anda enseñando.

El pequeño frenó su andar. — No vas a legañal a papá Kook. — Arrugó su naricita. — El solo quiele estal pendiente de los dos. Él nos quiele.

— Bebé...

— Pol favol, papi. — Suplicó con ternura. — No lo alejes, el enselio nos quiele.

TaeHyung no pudo decir nada más, solo movió su cabeza de arriba abajo. Pensaba en cómo le haría para que su hijo no sufriera cuando se fueran de aquel lugar.

— Ni cleas que me ilé de aquí. — TaeHyung abrió sus ojos en sorpresa. — Tú y mi papá Kook estalán juntos e incluso me dalan un helmanito.

— ¡Tigrecito!

— Vamos papi fugitivo. — El infante jaló la mano del omega para así continuar su camino. — Hazme de desayunal o llamalé a papá Kook pala que me alimente.

— ¡No invoques a ese alfa! — El infante sonrió en grande.

TaeHyung se encontraba en la cocina sirviendo el desayuno de su hijo para llevarlo a la mesa de la sala. El desayuno consistía en un omelette, frutilla picada en trocitos, leche y panqueques.

El omega llevaba la bandeja con el desayuno cuando el timbre de su apartamento sonó, su hijo salió corriendo a abrir, sin preguntar quién era el que tocaba la puerta.

— ¡Kim JungKook! No abras la puerta, no sabes quién es.

— Sí sé quién es.

— No es cierto, ven para acá y yo miraré quién es.

— Papi, te digo que sé quién es. — El infante tomó la perilla de la puerta y la giró.

— ¡No! Kim JungKook, ¿Por qué haces esto?

— Polque es papá Kook. Lo huelo, es papá Kook. — Abrió la puerta. — ¡Papá Kook! — Se lanzó a los brazos del alfa y este lo recibió gustoso. — ¡Te lo dije papi!

— Buenos días, mi pequeño tigre. — JungKook besó las mejillas regordetas del infante. — Buenos días, rayadito fugitivo.

— Jun-JungKook... — Tembló ante la presencia frente a él. — ¡Demonios! ¿Por qué se ve tan atractivo? — Pensó.

JungKook caminaba con su hijo en brazos. Allí TaeHyung centró su vista en el imponente hombre que vestía unos pantalones negros, rasgados en una de sus rodillas, camiseta negra, chaqueta de cuero y zapatos negros.

Siempre lo había visto en traje de oficina y que llegara vestido de esa manera a su apartamento, le provocaba tantas sensaciones. Ese hombre era un Dios, cualquiera caería a los pies de Jeon JungKook, ya sea vestido de traje, informal o incluso en pijama.

¿Cómo se verá en pijama JungKook? — Se preguntaba el omega sin dejar de sentir que se le iba el aire. — JungKook, ¿Qué haces aquí?

— Ese soy yo, tu alfa. — Cerró la puerta del apartamento. — Pues te dije que nos veríamos hoy, ¿No lo recuerdas? — Sus ojos escanearon al omega frente a él. — Pero que belleza ven mis ojos.

TaeHyung se miró de pies a cabeza y cayó en cuenta de que se encontraba en pijama y despeinado. — ¡No me mires! — Agarró fuerte la bandeja en un intento de controlar el temblor que sentía. — Pensé que lo habías dicho en broma. — JungKook negó con su cabeza. — ¡Deja de mirarme!

TaeHyung vestía una camiseta blanca y una pantaloneta del mismo color, sus largas y acaneladas piernas resaltaban por lo perfectas que eran. Su cabello azabache y ondulado, estaba alborotado. Aun así se veía hermoso, y a los ojos de JungKook era una obra de arte.

— Pero si estás hermoso.

— ¡No! — TaeHyung soltó la bandeja del desayuno. — ¡Maldición!

— ¡Papi!

— ¡TaeHyung!

El alfa bajó a su hijo con cuidado y corrió hacia el omega. — Tigrecito, quédate allí. — Le dijo a su hijo.

— Pero, mi papi...

— Te puedes cortar con los vidrios de los vasos rotos. — Le explicó al infante. — Quédate allí, yo revisaré a tu papi. — El infante asintió con su cabeza.

— Jun-JungKook, vete, por favor, vete. — Dijo cuándo se agachó para recoger el desastre que había hecho.

— No me voy a ir.

— ¿Está bien mi papi?

— Si, cachorro, tu bello papi está bien. — Contestó JungKook.

— ¡Suéltame! — Gritó cuando el alfa lo alzó en brazos y lo sentó en uno de los sillones.

— Te quedaras aquí y yo recogeré el desastre de vidrios y comida.

— ¿No escuchaste que te dije que te fueras?

— Lo escuché. — Dijo. — Pero no te haré caso. — Con delicadeza revisó los pies del omega. Buscaba alguna herida por los vidrios.

— ¡No me mires los pies!

— Deja que te revise. — Dejó un beso en una de las piernas del omega.

— ¡No seas atrevido!

— ¡Papi! — TaeHyung volteó hacia su hijo. — Deja que mi papá Kook te de mimos y besitos.

— ¡Tigrecito, no quiero!

— Si quieles...

— Deja las piernas quietas. — Demandó el alfa. — Por lo que veo, no te cortaste. — Otro beso fue dejado en la extremidad del omega.

— Mi papá Kook te consiente bien bonito. — El pequeño aplaudía chiquito. Lo hacía feliz verlos juntos.

— Tigrecito...

— Tu solo deja que papá Kook te levise las pielnitas.

— Hazle caso a nuestro cachorro. — TaeHyung lo miró con ganas de darle un golpe. — Creo que me faltó revisar una parte de tus piernitas. — Sonrió ladino mientras acariciaba sin descaro las acaneladas piernas. — Que hermosas piernas tienes omega. — TaeHyung sintió que sus mejillas ardían.

— ¡Cállate! No digas eso.

— No te sonrojes. — TaeHyung cubrió su rostro. — Voy a traer el recogedor y la escoba para limpiar este desastre. — Se apartó del omega. — Quédate quieto, piernas hermosas. — TaeHyung le arrojó un cojín.

— ¡Guela de cojines! — El pequeño cachorro le devolvió el cojín a su padre omega.

— No estoy jugando tigrecito.

— Pero nosotros sí. — Alfa y cachorro tomaron un cojín y se lo lanzaron al omega.

— ¡Par de demonios!

— Cachorro. — El infante miró al alfa. — Manitas a tus oídos y tararea. — El infante obedeció. — TaeHyung... — El omega se tensó en su lugar. — Te puedo demostrar que tan demonio soy. — Le guiñó un ojo.

— ¡No digas esas cosas!

— Solo piénsalo. — Tomó una de las manos de su hijo y este dejó de tararear. — Este par de demonios se retiran a buscar lo necesario para limpiar.

— Ya volvemos papi. — El infante guío al alfa hacia la cocina. — Quietito.

— Quietito, piernas hermosas.

— ¡Señor Jeon!

— Y vuelves a lo de señor.

— Es tu alfa Kook, no señol Jeon.

— Hasta el cachorro lo sabe.

— ¡Tigrecito!

— Es tu alfa, papi. Tú lo sabes, yo lo sé, papá Kook lo sabe.

— Oíste al cachorro. — Le sonrió de tal manera que en una de sus mejillas se hizo un pequeño hoyuelo. — Soy tu alfa Kook.

— ¡Me rindo! — Se cruzó de brazos.

JungKook después de unos minutos salió de la cocina con lo necesario para limpiar. Le pidió a su cachorro que se sentara junto a su padre omega y este obedeció.

El alfa azabache limpió el lugar no sin antes regañar a TaeHyung porque este en su afán de sacar al alfa de su apartamento, se dirigió hacia el desastre de vidrios y comida, forcejó con JungKook el cual no quería que el omega se cortara. Cosa que no pudo evitar, porque mientras el omega alegaba que debía irse de su apartamento, este se distrajo observando el rostro del alfa y se cortó con uno de los vidrios.

JungKook lo cargó como costal de papas y se lo llevó hacia la cocina, su hijo los siguió. Después de limpiar la herida y bajo la mirada juzgadora del pequeño infante, TaeHyung dejó de pelear y manotear.

— Dame tu dedo.

— ¡No!

— Hazle caso al doctol papá Kook.

— ¡No!

JungKook y su hijo se miraron. — Por las malas será.

— ¡No!

— Agalalo fuelte papá.

JungKook tomó la mano del omega y lo jaló hacia su cuerpo, con su mano libre tomó posesión de la cintura ajena. — Dame tu dedo ahora. — TaeHyung negó. — Okay, me gusta que me des pelea. — TaeHyung jadeó. El alfa lo había dicho con un tono de voz profunda. — Te gusta lo que te digo. — Sonrió.

— ¡No!

— Papi dale tu dedo a papá Kook.

El alfa acercó la mano del omega hacia sus labios, con dulzura y mucho cuidado logró tomar posesión del dedo herido. Miró directamente los ojos de su rayadito fugitivo.

— Te va arder un poco, sentirás un leve cosquilleo, pero tu dedo sanará. — JungKook introdujo el dedo impropio y lo chupó con delicadeza.

— Sana que sana, dedito de Tata... — El pequeño cachorro inició a cantar y JungKook sonrió.

Pasaron unos cuantos minutos y el alfa liberó el dedo del omega.

— Ya está. — Dijo. — Y la próxima vez que te diga que te quedes quieto, me obedeces.

— N-no te haré caso.

— Papá telco. — Cruzó sus bracitos. — Hazle caso a papá Kook.

— ¡No quiero!

— Paleces un cacholo, papi.

— Cachorro. — JungKook lo llamó. — Y por eso es que de ahora en adelante será mi pequeño rayadito.

El infante asintió. — Es un pequeño layadito, fugitivo y gluñón.

— ¡Tigrecito!

— Es cielto, papi.

— Bueno, creo que debemos salir a desayunar. — El alfa decidió interrumpir la pequeña pelea de sus rayaditos. — Te voy a bañar y salimos los tres a desayunar.

— ¡No! — Gritó TaeHyung. — No nos vas a bañar. — Dijo. — Corrección, no vas a bañar a nadie. — El alfa tuvo la idea de molestarlo.

— ¿No quieres que te bañe?

— ¡¿Vas a bañal a papi?!

— Si.

— ¡No!

— Pero primero me bañas a mí, papá Kook.

— No bañaras a nadie.

— ¿Quieres que te bañe primero?

— Sí, digo no.

— Lastima. — Expresó el alfa. — Porque la propuesta del baño es para el cachorro y yo solo te estaba molestando.

— ¡Alfa loco!

— No tienes idea de mi locura.

— Me voy a bañar. — Se apartó del alfa y dirigió sus pasos hacia su habitación.

— ¿No piensas pelear para no desayunar conmigo?

— No tiene caso. — Detuvo sus pasos. — Tú y el tigre del demonio me llevaran quiera o no. — Dijo y el pequeño tigre chocó los cinco con su padre alfa. — Así que el cachorro te dirá donde están las cosas de su baño y nos vemos aquí cuando estemos listos. — Salió corriendo a su habitación.

— Vamos a bañarte mi pequeño cachorro.

Después de media hora, el omega y el cachorro ya se encontraban listos. JungKook no podía retirar la mirada de la perfecta imagen que observaba sus ojos.

TaeHyung vestía un pantalón negro, camiseta color beige y un suéter marrón. El alfa pensaba que se había muerto porque estaba viendo un ángel en todo su esplendor.

— Deja de mirarme.

— Lo siento, es que wow, wow.

— Señor Jeon...

— JungKook, tu alfa...

TaeHyung sonrió porque ese alfa no se cansaba de decirlo. — JungKook...

— Te falto el alfa.

— No molestes. — Se acomodó un mechón rebelde. — JungKook ¿Qué le pusiste al cachorro?

— ¿No te gusta papi? — El pequeñín dio una vueltita lenta mostrando su Outfit.

— Claro que me gusta, pero...

— ¡Me parezco a papá Kook!

— Exactamente, te pareces a tu papá.

El pequeño JungKook vestía un pequeño Jean color negro, camiseta y chaqueta de cuero a juego con sus zapatitos. A diferencia de su padre alfa, el pequeño cachorro le había agregado un gorrito pesquero.

— ¡Somos guapos! — Cachorro y alfa modelaron frente a TaeHyung.

— No sean payasos. — Ocultó su sonrisa de enamorado con una de sus manos.

— Entonces ¿No somos guapos? — JungKook enarcó una ceja y su hijo hizo un pucherito.

— A los ojos de papi estamos feos. — El cachorro fingió dolor en su corazoncito y se tocó su pecho.

— ¡Nos lastimas, TaeHyung! Nos lastimas. — El alfa fingió secar una lágrima de su mejilla.

— No sean dramáticos.

— ¡Ahora somos feos y dramáticos!

— Somos feos. — Dijo el infante siguiendo el juego del alfa.

— Bueno, ya. — Negó con su cabeza. — Están guapos, muy guapos. — Los susodichos sonrieron.

— Entonces... ¿Estoy guapo? — El alfa se acercó al omega como si de una presa se tratase. — ¿Te parezco guapo?

— S-sí, digo, n-no...

— ¿Sí o no?

— ¡Si! Eres malditamente guapo, hasta las piernas me tiemblan por verte vestido así o de cualquier manera.

— ¡Papi! — El cachorro reía al escuchar todo lo dicho por su padre omega. — A ti te gusta mucho papá Kook.

— Ustedes me hacen decir cosas...

— Mi pequeño rayadito fugitivo. — Tomó posesión de la cintura del omega y lo apegó contra su pecho. — No nos culpes por lo que sale de esa bella boca.

— Y-ya deja de molestarme.

— No te pongas nervioso.

— Es tu culpa...

— Aceptaré los cargos, joven Kim. — Dejó un beso en la mejilla del omega. — Ahora vamos a desayunar o nuestro tigre no tendrá energía para el día que tendremos.

— ¿Qué día?

— Nuestlo día en familia. — Dijo el cachorro.

— ¿No era solo el desayuno?

— No. — Contestó el alfa. — Desde hoy, y todos los fines de semana siguientes tendremos salidas familiares.

— ¡¿Por qué?!

— Polque yo quielo conocel a papá Kook y tú necesitas salil con tu alfa. — TaeHyung iba a protestar. — Y no te niegues o le digo a papá Kook que te secuestle y te enciele en su casa. Yo te llevalé comidita.

— Esa idea no me desagrada. — Una media sonrisa se dibujó en el alfa. — Niégate y te secuestro.

— ¡Tigres del demonio!

— Vamos papi...

— Vamos pequeño rayadito fugitivo. — Entrelazó su mano con la del omega. — ¿O quieres secuestro?

¡¿Por qué tiene que decir eso?! — Se preguntó. — Ahora tendré un sueño contigo secuestrándome.  Desayunamos y vamos por mi otro bebé.

— ¿Qué? — JungKook borró su sonrisa. — ¿Cuál bebé? ¿Cuántos hijos tenemos?

TaeHyung sonrió con malicia. — Tú y yo, tenemos un hijo. — Dijo. — Y es ese tigre del demonio con el cual me haces dramas. — Señaló al pequeño JungKook.

— ¿Tuviste otro hijo con otra persona?

— Si lo vemos así, pues sí. — TaeHyung se carcajeaba internamente. Le encantaba ver como el alfa tensaba su mandíbula y empujaba su mejilla con la lengua. — Es hermoso y lo amo tanto. Aunque no sé quién es su padre.

— ¡¿Qué?! — Gritó. No podía creer que su omega tenía otro hijo. Bueno si podía tener otro hijo, pero lo que no creía era que no supiera quién era el padre. — ¿Cómo es eso?

— Papi...

— No digas nada bebé, yo le explico a tu papá Kook.

— ¿Vamos pol Tanie? Papi, Tanie nos ha de extlañar.

— ¿Así se llama tu otro hijo?

— Si. — Contestó. — No te imaginas cuanto quisiera saber cómo es el padre de Tanie, pero no puedo.

JungKook estaba que ardía en celos. Su omega tenía otro hijo, con quien sabe quién y lo peor es que ni el mismo sabia. No lo podía creer. ¿Cuándo pasó eso? Se preguntaba.

— Tigrecito, manos a tus oídos y a tararear fuerte hasta que yo te de la señal. — El infante tapó sus oídos e inició a tararear. — Dime ahora mismo ¿En dónde conociste al bastardo que te hizo otro hijo?

— Tranquilo. — TaeHyung luchaba por contener sus carcajadas. Se estaba cobrando lo del robo de su celular. — Es que no recuerdo bien. — Puchereo en inocencia.

— ¡¿Cómo es eso?!

— Es que fue en la calle...

— ¡¿En la calle?!

— Déjeme hablar, señor Jeon.

— ¡No me digas así! — Jaló sus cabellos. Estaba desesperado por saber quién era el padre del otro hijo de su omega. — ¡Soy tu alfa!

TaeHyung no aguantó más y se carcajeo como nunca lo había hecho en su vida.

— ¿Te parece muy gracioso? — TaeHyung asintió y JungKook le dio la señal a su hijo para que dejara de cubrir sus oídos y callara sus tarareos. — ¡Estoy muerto de celos!

— ¿Papá Kook está celoso pol el papá de Tanie?

— Si cachorro...

— ¿Pol qué? — TaeHyung seguía riendo. Hasta sus lágrimas salieron de tanto reírse.

— Porque... ¡Ah! — Se jaló de nuevo sus cabellos. No sabía cómo decirle a su hijo que quería matar al que se atrevió a tocar y embarazar a su papi.

— No puedes sentil celos del papá de Tanie.

— Si puedo.

— No puedes. — Repitió el cachorro.

— ¿Por qué lo dices, cachorro? — Miraba al omega que se agarraba el estómago por el ataque de risa. — Deja de reírte, no es gracioso rayadito.

— Es muy gracioso, demasiado gracioso. — Le dijo después de calmar un poco sus carcajadas. — Estás celoso de...

— ¿De quién? — Arrugó su ceño y empujó de nuevo su mejilla interna con la lengua.

— Papá Kook, estás celoso del papá de Tanie y él es...

— ¡¿Quién es?! Dime...

— ¡Es un perro! — Gritó TaeHyung y su ataque de risa inició de nuevo.

— ¡¿Qué?!

TaeHyung respiró profundo y habló después de calmar sus carcajadas. — Señor Jeon, no le puedo decir quién es el padre de Tanie, porque mi pequeño es un perro.

— ¿Un perro?

— Sí, mi helmanito peluno.

— Es un pequeño Pomerania, lo encontré una tarde cuando regresábamos de hacer las compras de la semana. Estaba tirado al lado de un basurero y decidí adoptarlo.

— Tu otro hijo es un perro...

— Sí, ya te lo dije.

— Es bien bonito. — Dijo el infante.

— Un perro... ¡Estaba celoso por el padre de un perro! — JungKook bajó del pequeño viaje astral que se había pegado al escuchar la palabra perro. — De un Pomerania, de un perro, celoso de un perro...

— El señor Jeon casi se muere de celos por el padre de un perrito. — TaeHyung se acuclillo y se agarró el estómago intentando no morir de risa.

— Debiste decirlo desde el principio. — Lo miró entrecerrando sus ojos.

— Es que no pude evitar el disfrutar tu cara llena de celos por el padre de un perrito.

— No es gracioso.

— Claro que lo es. — Se carcajeó de nuevo y su pequeño cachorro inició a reír. La risa de su padre lo contagió. — Tu cara, tu cara no tiene precio. Estabas que ardías de rabia.

Se acuclilló frente al omega. — Si para verte reír tan enérgicamente tengo que seguir quedando como payaso por los celos hacia un perro... Lo haré.

— ¿Qué?

— No te imaginas como me enamora escuchar tus carcajadas.

— No es justo, esto era mi venganza por planear el robo de mi celular y agendar tus números.

— Entonces, ya puedes llamarme cuando quieras. — Le guiñó un ojo.

— ¡Quiero venganza!

— La venganza es mala, papi.

— Es cierto, rayadito, la venganza es muy mala.

— Ustedes siempre se unen contra mí.

— Eso te pasa pol telco.

— Y por fugitivo. — Completó el alfa. — Ahora vámonos que tengo hambre y quiero conocer a nuestro bebé perruno.

— Es solo mi bebé.

— Eres mi omega.

— ¡No!

— ¡Si! Y por lo tanto, todos tus hijos son míos.

— Si, vamos. Papá Kook conocelá a su otlo hijo.

— Alfa loco.

— Estoy loco por mantenerte a mi lado.

— ¿Qué dijiste?

— Que estoy loco por mantenerte a mi lado...

— No digas lo mismo que dices en mis sueños.

JungKook lo miró curioso. — ¿Sueñas conmigo?

— ¡No! Claro que no. — Dijo nervioso.

— Dijiste que dije lo mismo que en tus sueños. — Sonrió ladino. — Eso quiere decir que sueñas conmigo... Dime ¿Qué sueñas?

— ¡No sueño nada! — Intentó salir corriendo, pero se tropezó y JungKook lo sostuvo.

— Deja de huir. — Le susurró en el oído. — Algún día me dirás tus sueños. — Se alejó del omega y tomó la manita de su cachorro. — ¡Vamos por ese desayuno!

— ¡Si! Me voy a desmayal de hamble.

— Alfa del demonio me vas a provocar un infarto. — Susurró muy bajito y cerró con llave su apartamento.

Capítulo dedicado a la madrina del rayadito Thv8595 💜
Aquí están los rayaditos 🤧 y sus cosas tiernas y hornys 😅

Nos leemos en el próximo capítulo. 🖤💜🤟

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