🐯 Cap 01
La noche era iluminada por la brillante luna llena, acompañada de unos cuantos luceros que titilaban en sincronía. La oscuridad acobijaba el cuerpo de dos almas que estaban destinadas a encontrase esa noche.
TaeHyung salía corriendo de un callejón, su cabello un poco revuelto a causa de su huida. Sus ojos demostraban miedo e imploraban ayuda y cuando choca con un cuerpo el pánico se apodera más de él.
— Con cuidado chico. — El azabache sostiene el cuerpo tembloroso de TaeHyung.
Sus miradas conectaron y sin poder controlarlo sus ojos brillaron del color característico de sus formas animales.
— N-no me lastimes. — Suplicó bajando su mirada. — Solo déjame ir, no quiero trabajar más en ese lugar y por eso renuncié. — El azabache lo veía con incertidumbre. — ¡No entienden que no quiero entregarme a ese viejo asqueroso por un aumento! — TaeHyung luchaba por zafarse del agarre que le impedía seguir corriendo lejos de ese lugar. Aunque el azabache no lo estuviese sosteniendo fuerte, el chico luchaba, su cuerpo y mente le dictaban que siguiera corriendo.
— No sé de qué me hablas. — Observó como dos presencias se acercaban hacia ellos. — Tranquilízate y habla más despacio que casi no te entiendo nada.
— Por favor déjame seguir con mi camino. — Dijo casi en un susurro. — Solo quiero alejarme de ellos...
TaeHyung percibió nuevos aromas, los cuales ya conocía, y para su desgracia eran las esencias de los hombres de los cuales huía. Volteó ligeramente su rostro y cuando confirmó que eran esos hombres; rugió dando a entender que se defendería.
— ¿Ellos te quieren lastimar? — TaeHyung asintió rápidamente. — Ponte detrás de mí. — Ordenó. — Nadie te va a tocar. — El azabache enderezó su postura. — No te muevas de tu lugar, yo me encargo de ellos.
TaeHyung obedeció, no confiaba del todo en el azabache; pero algo dentro de él le decía que estaba más seguro con aquel hombre. Así que dejó un poco de su desconfianza a un lado y se dedicó a observar como el azabache se movía frente a él y lo cubría con su cuerpo.
El azabache inhaló profundo en un acto de pensar su siguiente paso para tratar con los individuos. Pero un aroma en particular llegó a sus sentidos y esto lo hizo querer sacar de ese lugar a aquel chico. No lo conocía en lo absoluto, pero su animal interno le gritaba que no lo abandonara, y lo protegiera.
— ¡Kim TaeHyung! — Uno de los hombres lo llamó a gritos. — El jefe aún no termina contigo.
— Lo siento señores pero el joven Kim ya terminó con su jefe y se irá conmigo. — El azabache se plantó frente a los dos hombres y metió sus manos en los bolsillos de su pantalón formal.
— Él se irá con nosotros y nadie lo impedirá. — Uno de los chicos avanzó hacia el azabache e hizo el amague de agarrar uno de los brazos de TaeHyung.
— ¡¿Son sordos?! — Dijo el azabache quitando la mano que casi toca al cuerpo que se encontraba detrás de él. — Lo tocan y les parto la cara. — Chasqueó su lengua en un acto de controlar a su animal. Por alguna razón la acción de que quisieran tocar al chico hizo que sus instintos territoriales y protectores amenazaran por salir.
— Solo déjanos llevarnos al chico.
— Les digo que eso no pasará. El omega se va conmigo. — Un leve rugido salió de su pecho y sus colmillos salieron sin permiso. Leves rayas de su animal interno se hicieron presentes en una de sus manos. En un segundo volteó su rostro para ver al chico que protegía, y pudo divisar como sobresalían las puntas de unas orejas rayadas en la cabeza de TaeHyung.
— No te metas tigre. — Dijo el hombre tratando de empujar al azabache.
— Se los advertí. — En un rápido movimiento sujetó el brazo del híbrido pantera que nuevamente trataba de tocar a TaeHyung. Le torció la extremidad ejerciendo tanta fuerza que sus huesos crujieron. — Será mejor que se larguen y le digan a su jefe que si se acerca a mi rayadito le arrancaré la garganta. — Sus ojos se oscurecieron, clamaban sangre y si esas panteras querían dársela, gustoso la recibiría. — ¡Lárguense ahora mismo! — Rugió fuerte y sus manos se hicieron puños. Luchaba para que su animal no tomara el control.
— Será mejor irnos. — El chico tomó a su compañero que tenía el brazo dislocado, y salió casi corriendo de allí. — No pienso perder la garganta por un alfa puro y menos si es un tigre.
— No olviden decirle a su jefe que los quiero lejos de mi rayadito. — Esperó hasta que ya no tuvo a la vista a aquellos hombres y giró en su eje para encarar al omega.
TaeHyung se asustó al ver los ojos del azabache y trató de salir huyendo. Pero el contrario lo tomó del brazo y se lo impidió. — De-déjame ir... — El azabache aflojó un poco su agarre. — Tengo que irme.
— No puedes irte solo...
— ¿Po-por qué no?
— Porque acabas de entrar en celo, y vendrán otros imbéciles a querer poseerte. — TaeHyung olfateo el ambiente y abrió sus ojos en grande.
— Se supone que mi celo llegaría en unos días.
— Pues según veo y olfateo... Se te adelantó tu ciclo. — Se acercó lentamente al cuello de TaeHyung y este último solo se quedó quieto. — Es hora de irnos y llevarte a un lugar seguro, no quiero que vengan más imbéciles tras de ti.
— ¿Có-cómo sabe que quieren poseerme?
— Porque sus asquerosas caras lo decían y tu lenguaje corporal me dijo que estabas huyendo de un posible abuso.
— Y-yo no soy un objeto el cual poseer.
— Claro que no lo eres. — Se acercó un poco más al cuerpo de TaeHyung. — Vamos, te llevaré a un lugar seguro. No quiero que se aprovechen de ti.
— Y usted no se aprovechará de mi ¿Verdad?
El azabache chasqueó la lengua y suspiró. Dio un paso atrás sobando el puente de su nariz. Allí TaeHyung pudo observar que el hombre que lo acaba de proteger tenía su mano tatuada.
Tomó una bocanada de aire controlando sus pensamientos. Los tatuajes eran una debilidad que tenia o más bien era como un fetiche. Pero en ese momento no estaba para andar pensando en cosas calientes con esa mano tatuada, o quizás si porque su celo lo estaba llevando a un estado de calor muy intenso.
— Claro que no. — El azabache caminó hacia su auto y abrió la puerta de este. — No me aprovecharía de ti, ni de nadie.
— Si como no. Todos son iguales y se quieren aprovechar de mí.
— Créelo o no... Yo no te tocaré, y mucho menos tomaría ventaja de tu estado. — TaeHyung lo observó buscando la mentira en sus ojos. — Te llevaré a una habitación de hotel y me iré. Todo quedará pago por esta noche y todo el día de mañana. Solo por favor no salgas de allí hasta que alguien de confianza vaya por ti.
— ¿En serio no me hará daño?
— No rayadito. No sería capaz de eso. — Dijo tratando de transmitir seguridad en sus palabras. Necesitaba que el chico se relajara. — Ahora vamos. — Señaló el asiento del auto indicando que ingresara al vehículo.
El azabache ayudó a TaeHyung a subir a su automóvil y se dirigió al hotel donde dejaría al chico para que pasara esa noche de celo, ya después el chico decidiría si se marchaba al día siguiente o se quedaba allí hasta que alguien fuera por él.
No sabía que tan intensos eran los celos del omega que subía a su auto, y mucho menos si tendría pareja o cómo trataba su ciclo de calor. Pero eso no importaba. Ahora tenía que dejarlo sano y salvo en el hotel, y se iría a descansar.
Ya juntos dentro del automóvil, el azabache dio arranque y se dirigió a su destino. Bajó un poco la ventana del lado del conductor para así combatir un poco el aroma que lo llamaba. El aire fresco lo ayudaría a calmar eso que rasguñaba por dentro.
— Disculpe... Señor. — Habló TaeHyung después de varios minutos de silencio.
— ¿Qué ocurre?
— ¿Cómo se llama?
— Me llamo, Jeon JungKook. — Por un momento dejó de ver la carretera y volteó a ver al chico que estaba en el lado del copiloto, y le sonrió mostrando sus dientes delanteros. — Es un placer conocerte, Kim TaeHyung.
— El placer es mío, pero quiero el otro placer de conocerte. — Susurró.
— ¿Qué dijiste?
— Que mucho gusto JungKook.
El azabache volvió su mirada a la carretera y en pocos minutos llegaron al hotel. Allí acompañó a TaeHyung hasta la habitación, ya que cuando intentó separarse del chico en la recepción; este solo inicio a llorar y se colgó a él como koala.
Tenía miedo de que lo lastimaran y los síntomas del celo no le ayudaban a pensar claramente.
JungKook subió al ascensor con TaeHyung en brazos y lo llevó hasta la habitación. Ingresaron y después de recordarle que todo estaba pago, trató de irse de nuevo.
Un agarre en su muñeca lo detuvo de salir de la habitación.
— No me dejes solo. — Suplicó haciendo un pequeño puchero.
— No puedo quedarme contigo. Eso es peligroso para ti.
— Dijiste que no me dañarías.
— Y por eso mismo es que debo irme. — Trató de soltarse del agarre de TaeHyung. — He estado luchando con mi instinto para no pasar el límite. Estás en celo, eres omega y uno muy atractivo para mis ojos. Así que déjame ir.
— No te vayas. — Sus ojos brillaban. — Tú también lo sentiste. Por favor no me dejes solo alfa...
— Rayadito... No podemos quedarnos solos aquí.
— Pero yo quiero.
— Nos acabamos de conocer, estás en celo. Tu mente no está clara y no voy a...
— Tu sentiste lo mismo que yo. — Posó sus largas manos sobre el pecho de JungKook. — Sí, sí estoy en celo y no pienso bien. Entonces hagamos esto...
— Sí lo sentí y por eso no quiero tomar ventaja en este momento.
— Solo por esta noche. Y no nos volvemos a ver. — Interrumpió al azabache. — Si no nos enlazamos y solo será por esta noche, no pasará nada.
— No.
— Alfa, no seas así.
— No puedo hacer eso. — Juntó sus manos con las de TaeHyung. — ¿Cómo voy a dejarte después de pasar la noche contigo y no volver a verte? ¿Cómo? No puedo...
— Entonces ¿Qué vas a hacer?
— Te ayudaré en el celo y no te dejaré solo. — TaeHyung sonrió. — Pero mañana en la mañana hablaremos de una relación formal.
— ¿Qué?
— Lo que escuchaste, es eso o nada.
— Está bien... — JungKook se acercó a TaeHyung.
— No me gusta hacer las cosas así. Hubiese querido cortejarte o al menos invitarte un café.
— No me gusta el café...
— Solo decía. — Acarició la mejilla de TaeHyung. — A mí no me gustan las donas de limón. — Ambos sonrieron. — La cosa es... Que no es mi estilo. Primero hacer esto y luego iniciar una relación.
— Mañana hablamos de eso. — Jaló a JungKook tomándolo de su saco formal. — Ahora ayúdame con el maldito celo.
— No maldigas.
— Ya perdón. — Sonrió coqueto. — Rayitas ayúdame ¿Si?
— Mañana tendremos una larga conversación.
— Si, cómo digas. — El alfa sonrió y TaeHyung lo hizo de vuelta.
Ambos conectaron miradas e iniciaron un beso que subió de nivel. JungKook tenía claro que no dejaría ir a su futura pareja ya que se había dado cuenta que eran destinados. Pero no sé imaginaba que TaeHyung pensaba otra cosa muy distinta, aun sabiendo que el azabache era su alfa.
La mañana llegó y JungKook con sus ojos aún cerrados; estiró su mano para sentir el cuerpo de su rayadito. Abrió los ojos de golpe cuando sintió la cama vacía. Se levantó y se dirigió al baño con la esperanza de encontrar a TaeHyung allí, pero su corazón dolió al ver el lugar vacío.
Volvió a la cama y se sentó a la orilla de ésta, restregó sus ojos tratando de contener sus lágrimas. Enserio anhelaba que aquel tigrecito no lo hubiese dejado allí solo. Tomó una profunda bocanada de aire y decidió agarrar el teléfono de la habitación para llamar a recepción.
Necesitaba al menos saber a qué hora se había ido su omega rayadito y mandón.
Cuando sus ojos divisaron una hoja de papel junto al teléfono, una llama de esperanza se encendió en su triste corazón.
Pero cuando leyó la nota, el sentimiento de tristeza lo inundó por completo.
TaeHyung le había dejado escrito que estaba cumpliendo con su palabra y se iría después de esa noche. Que olvidara que en algún momento estuvieron juntos y que le agradecía la ayuda que le dio al estar escapando de esos hombres. También le pedía perdón por haberlo engañado al aceptar su propuesta para que lo ayudara en su celo.
El azabache se arrojó en la cama y con su antebrazo cubrió sus ojos. Estaba llorando. Había perdido a su omega destinado y no sabía la razón exacta. En su otra mano arrugaba aquella nota. Con un suspiro más que doloroso, limpió sus lágrimas y se quedó mirando el techo de la habitación.
— Te voy a encontrar Kim. — Se prometió. — Así me tarde años, te voy a encontrar. — Con su dedo pulgar acarició sus labios recordando la noche anterior.
A unos kilómetros de aquel hotel se encontraba Kim. Estaba en su cama, recién bañado y hecho bolita. Lloraba desconsolado. Le dolía tanto haber dejado a su alfa en aquella habitación.
Pero tenía miedo del que dirán. Después de haberse dado cuenta de la persona con la que había pasado la noche; sus miedos e inseguridades se hicieron presentes.
Cerró sus ojos intentando buscar paz en su corazón, pero solo lograba visualizar las vividas y recientes imágenes de su encuentro con el alfa azabache.
— Tenías que ser mi destinado, mi alfa, mi salvador y... — Sollozó. — Espero te olvides de mí y no me busques. — Dijo tratando de convencerse de que no le dolía pensar en su alfa con otra persona y olvidándose de él.
Pasaron una sola noche juntos, con un único encuentro sus corazones ya se habían enlazado.
Alfa y Omega desde la distancia y en la soledad de sus habitaciones; recordaban cada beso, caricia y contacto físico que habían tenido la noche anterior.
Besos suaves que subieron de tono, pequeños mordiscos en sus labios, pequeñas marcas de sus dedos en las pieles contrarias y uno que otro arañazo en sus espaldas; eran la prueba de que su vida estaba enlazada y no solo de manera carnal.
El inevitable intercambio de ADN que se efectuó por medio de sus besos, en dónde entregaban sus lenguas en una danza en dónde buscaban tener el control del contrario.
Las manos del alfa se deslizaron dentro de los pantalones del omega buscando aquel lugar donde próximamente sería abrazado de una manera tan necesitada, urgida pero al mismo tiempo tan desesperante para su animal interno.
No pasó mucho tiempo para que la estorbosa ropa estuviese tirada en algún lado de la habitación. Sus cuerpos desnudos era la mayor obra de arte ante los ojos del contrario.
Jadeos roncos y leves gemidos se escapan de los labios del omega. Su piel ardía por el contacto del alfa con su necesitado cuerpo.
Con su espalda contra el mullido colchón y su cuerpo ligeramente cubierto de gotas de sudor, a causa de las oleadas de calor; el omega estaba totalmente a disposición del alfa.
Los dedos del azabache se deslizaban por sus piernas hasta llegar a aquel lugar en dónde la humedad lo recibía gustosa.
— No juegues más y solo hazlo. — Demandó el omega con un leve rugido.
— Si no te preparo te va a doler.
— ¡No quiero preparación! — Gritó. — ¡Estoy en celo! Me encuentro más que preparado.
— Eres muy mandón.
— Y tú me obedeces.
El alfa solo sonrió al ver cómo su omega daba órdenes y a él le encantaba. Si era por su rayadito, se dejaría dominar bien gustoso.
Besó cada parte del cuerpo de TaeHyung, lentamente pasaba su húmeda lengua por los duros pezones del jadeante omega, y al mismo tiempo bombeaba enérgicamente el miembro palpitante, lubricado y rojizo de su destinado.
El azabache después de varios rugidos de su ansioso omega, se posicionó en medio de las piernas contrarias y alineó su húmeda y goteante virilidad en la necesitada entrada del omega.
— Tú no quisiste preparación. — Besó los rojizos e hinchados labios.
— N-no la necesito... Mngh~
— De eso me di cuenta. — Alejó un poco su miembro de la entrada del omega. — Estás muy mojado. — Con uno de sus dedos acarició el músculo de anillos.
— ¡No juegues y mételo!
— Si te duele, me dices...
— Mngh... ¡Mételo ya! — El azabache lamió el dedo que había sido humectado por el lubricante natural de su omega.
— Mandón. — Enredó las piernas acaneladas en su cadera y alineó de nuevo su miembro en la palpitante entrada que ansiaba ser profanada. — Quiero ver las orejas, cola y ojos de tu tigre, rayadito. — Dijo ingresando la punta de su miembro en aquella cavidad apretada.
— ¡Mnhg! Y-yo quiero ver las tuyas~. — Enterró sus uñas en los muslos del alfa.
JungKook penetró lento y con cuidado a TaeHyung, en el proceso dejó besitos en las clavículas del contrario. Ambos cerraron sus ojos para disfrutar de la sensación de estar unidos íntimamente.
Cuando abrieron sus ojos cada quien tenía un brillo hermoso; rojo rubí para el alfa y verde esmeralda para el omega. Las orejas y cola de los amantes sobresalían de sus respectivos lugares.
TaeHyung movió sus caderas dándole la señal al alfa de que se podía mover. Acción que no tardo en ejecutar.
Embestidas profundas pero delicadas eran recibidas por el cuerpo caliente de TaeHyung. Las paredes anales del omega abrazaban con su calor y humedad al jugoso y grueso miembro del alfa.
— Po-por fa-vor... Más rápido. — Dijo el omega enredando su larga cola en el brazo tatuado del alfa.
— Eres hermoso. — El alfa enredó su cola de rayas blancas y negras alrededor de una de las piernas del acanelado.
El vaivén de los cuerpos hacia que la cabecera de la cama chocara contra la pared. Sus pieles sudadas y calientes rozaban ante cada estocada. Los gruñidos de ambos híbridos se escuchaban fuerte y claro en la habitación. Sus ojos conectando miradas todo el tiempo, les gritaban que se pertenecían en más de una forma.
— ¡Rayitas! ¡Mngh! ¡Ah!~
— Quiero que lleguemos al orgasmo juntos. — Penetró profundo y certero al omega tocando su punto dulce. — No dejes de mirarme y córrete conmigo~.
— ¡Ah! ¡Me encanta!~ — Gimió en un grito cuando otra estocada fue ejercida y la cabeza del pene de JungKook golpeó de nuevo su punto de placer.
Con sus miradas perdidas en el otro y sus pieles cubiertas de cristalinas perlas de sudor, ambos llegaron al clímax en medio de jadeos y gruñidos guturales. TaeHyung explotó en placer manchando el marcado abdomen del alfa, y este último no pudo evitar anudar y dejar correr su semilla en la cálida y apretada cavidad del omega.
JungKook se dejó caer sobre el cuerpo de su rayadito sin llegar a aplastarlo y le llenó de besos el rostro. TaeHyung le sonreía aun dejando ver las orejas y ojos verdes de su animal.
— Te anudé.
— Y me encantó.
TaeHyung acariciaba la espalda del alfa. Siguieron besándose, en ese instante sus besos eran más dulces y delicados. Solo querían mimarse y ambos ronroneaban en satisfacción.
Pasados varios minutos el nudo del alfa bajó. Con pequeñas caricias en el cabello del omega y sutiles ronroneos, cayeron en un sueño profundo. Al menos el alfa.
Casi cinco años habían pasado, y sus corazones anhelaban un encuentro. TaeHyung sabía en dónde encontrar a su alfa, incluso estaba muy cerca del azabache. En cambio el azabache ni se imaginaba lo cerca que habían estado en ese tiempo.
JungKook no dio con el paradero de su omega. Al parecer se lo había tragado la tierra. ¿Quizás estaba buscando más allá de lo que debía buscar? Pero la vida te da sorpresas.
Ese día el azabache iba caminando hacia el salón de eventos de su empresa. Sus ojos tenían toda su atención en una imagen que destacaba en la pantalla de bloqueo de su celular.
Veía con detenimiento y embobado el retrato de un bello chico de cabellos azabaches y ondulados, con sus dos orejitas color naranja con rayitas negras asomándose de su cabellera.
Ese retrato lo pintó el mismo, pasado tres días de haber iniciado a buscar a TaeHyung. El arte original se encuentra en la habitación del azabache, justo frente a su cama. Así todas las noches antes de cerrar sus ojos para dormir, admira con anhelo los ojos verdes de su destino.
Recordando la noche que pasaron juntos. Pero no se enfocaba en el acto sexual, sus recuerdos se centraban en las facciones del omega, cada lunar de su rostro, sus labios carnosos y sonrisa geométrica. Adorada tener bien claro el recuerdo de los ojos verdes esmeralda, las preciosas orejas del tigre al cual su animal y él habían elegido como pareja de vida.
Su corazón suplicaba por un encuentro, necesitaba tanto verlo y enamorarlo. JungKook no solo había enlazado su cuerpo con aquel chico, también enlazó su alma y corazón. Basto esa noche para que su corazón y mente solo gritaran el nombre de su rayadito.
— No me cansaré de buscarte. — Sus ojos brillaban al recordar la sonrisa del dueño de sus sueños.
Tal era la atención que tenía en aquella imagen que iluminaba la pantalla de su celular, que no se fijó en la pequeña personita que corría hacia su dirección. Cabellos negros rizados, sonrisa de conejo y ojitos oscuros, ese pequeño ser corría sin fijarse por dónde iba, hasta que algo o más bien alguien lo frenó.
— ¡Cuidado! — Expresó ante el choque. — ¿Qué haces? — Sus ojos viajaron hacia sus pies en dónde se encontraba el pequeño ser. — No debes correr. — Dijo dulcemente. — ¿Qué haces corriendo por aquí y con tus orejitas de fuera? — Acarició la pequeña cabellera, y no pudo evitar detallar el rostro del pequeño ser. — Me recuerdas a alguien. — El pequeño sonrió. — Esa sonrisa la he visto en algún lugar...
— ¡Papá!
— ¡¿Qué dices?!
— ¡Eles mi papá!
— ¿Quién es tu papá?
— Papá Kook. — Estiró sus bracitos para que el azabache lo alzara. — ¡Papá!
— ¡¿Qué dices cachorro?!
— No dejes que papi Tae me legañe. — Puchereo estando frente al azabache y moviendo sus manitas esperando que lo alzara en brazos.
— ¿Tu papi quién?
— Mi papi Tae...
El azabache abrió en grande sus ojos. — No puede ser el mismo Tae ¿Verdad? — Habló bajo. — Tengo que ver a ese Tae. — Levantó su mirada hacia la dirección donde venía el infante. — Llévame con tu papi. — Quiso tomar la mano del pequeño niño pero un grito lo detuvo.
— ¡Tigrecito del demonio! — Una cabellera azabache y ondulada se asomaba por la puerta del gran salón. — ¡Ven para acá Kim JungKook!
— ¡No! — Gritó el infante.
— Ven tigrecito...
Las palabras quedaron en el aire cuando alfa y omega conectaron sus miradas.
— ¡¿Kim JungKook?! — Sus ojos viajaron de nuevo al pequeño niño.
— Papá Kook, plotégeme. — El infante se aferró a la pierna del azabache escondiéndose tras su cuerpo.
— Jun-JungKook... — TaeHyung se paralizó.
— TaeHyung...
— Él es mi papi, papá Kook. — Señaló al omega.
— ¡Tigrecito!
— ¿Es tu hijo? — Inquirió el azabache.
— Soy su hijo. De los dos. — Aflojó el agarre que ejercía en la pierna del azabache y mostró dos de sus deditos.
— Tigrecito, Kookie, ven para acá y no digas nada. — TaeHyung estaba perdiendo los colores de su rostro.
— ¡Noooo! Papá Kook...
TaeHyung se acercó rápido a su hijo, lo alzó en brazos y salió corriendo como alma que lleva al diablo. Necesitaba salir de allí, no estaba preparado para ese encuentro.
JungKook estaba en su mundo, conectando puntos y haciendo cuentas en el tiempo. El niño tenía rasgos de Tae y la sonrisa le recordaba a alguien, su animal le gritaba lo obvio; pero él no lo podía creer. ¿Sería posible que en verdad ese niño sea su cachorro?
Reaccionó cuando escuchó al pequeño tigre llamarlo de nuevo como papá Kook. Dejó sus pensamientos a un lado y corrió tras ellos.
— ¡Tae! No huyas.
— Tengo que irme...
— El cachorro dijo que soy su papá.
— ¡No es cierto!
— Si es mi papá. — El infante se removía en los brazos de su padre omega. — ¡Papá Kook!
— ¡No es tu hijo!
— Lastimas a papá Kook.
— ¡¿Qué dijiste?! — TaeHyung al escuchar a su hijo, detuvo sus pasos y observó el rostro triste del alfa. — ¿Tuviste un hijo con otra persona?
— Tú eles papá Kook. — El pequeño infante saltó de los brazos de su padre, y corrió hacia JungKook. — Eles mi papá.
— ¡¿Quién es el padre del pequeño tigre?! — Abrazó al infante y éste último le besó la mejilla. — Por favor respóndeme con sinceridad.
TaeHyung suspiró con cansancio. Ya no podía evitar revelar la verdad. Su hijo no ayudaba y ahora tendría que decir todo. Su cuerpo temblaba y sus ojos luchaban por no dejar escapar sus cristalinas lágrimas.
— E-es tu hijo JungKook.
— Tenemos que hablar...
— ¿Papá Kook legañala a papi Tae?
— No cachorro. No haría eso. — Acarició las pequeñas orejas del rayadito menor, y sonrió al ver que tenía una mezcla entre rayitas blancas y naranjas junto con el negro en la puntita de estas.
— Lo siento JungKook, pero tengo que irme. — Se acercó al azabache para tomar a su hijo en brazos. — Vámonos pequeño Kookie.
— ¡No!
— Tae... El cachorro no quiere irse. ¿Por qué tratas de huir?
— Po-porque me vas a odiar aún más, me reclamaras por ocultarte a nuestro hijo y haberme ido años atrás. — Sollozó.
JungKook sostuvo a su hijo con uno de sus brazos, y con el brazo libre atrajo a TaeHyung para abrazarlo.
— No llores, rayadito. — Besó la frente del omega. — Vamos a hablar. — El pequeño tigrecito limpió una de las lágrimas que se deslizó por el rostro de TaeHyung. — No digas que te odiare aún más, porque ten por seguro que jamás te odiaría y mucho menos te reclamaría algo.
— Debes de odiarme.
— No te odio. — Bajó con cuidado al infante para posar sus manos en la cintura del omega. — Al contrario no sabes lo mucho que te... — Calló pensando en lo apresurado que sería decir lo que su corazón le dictaba.
— ¿Que ibas a decir?
— Que... Bueno es que quizás no lo creas. — Suspiró. — Pero mi mente y corazón dicen que te amo rayadito fugitivo. — Un fugaz beso fue dejado en la nariz de TaeHyung. — Vamos a hablar ¿Si?
— ¿Cómo puedes amarme? — Se liberó del contacto físico que tenía con el alfa. — Solo estuvimos juntos una noche. — Tomó la pequeña manita de su hijo. — Aunque yo no puedo decir nada, ya que esa noche no solo te entregue mi cuerpo. — Pensó lo último.
— Vamos a hablar y te contestare como es que puedo amarte. — Sus ojos reflejaban un brillo entre alegría y tristeza. Acaba de enterarse que tenía un cachorro, un pequeño rayadito que no paraba de llamarlo papá, y eso hacía que su corazón saltara de euforia. Pero también le dolía que su rayadito quisiera huir de nuevo. Su omega se empeñaba en irse. — ¿Vamos a hablar?
— Siiii. — Contestó el cachorro.
— A ti no te preguntaron pequeño tigrecito. — El infante estiró sus bracitos para que el alfa lo alzará, y JungKook no tardó en tomarlo en brazos. El pequeño se abrazó al cuello de su papá. — Pero sí, vamos a hablar con tu papá. — JungKook y el cachorro sonrieron. Parecían unos conejitos cuando de sus sonrisas sobresalieron sus dientes delanteros.
— Tengo que ir por mi abrigo a la oficina.
— Ve, nosotros te esperamos aquí. — TaeHyung desvió la mirada y su cachorro entrecerró sus ojitos. — Tigrecito, ven conmigo y esperamos a tu papá aquí. — Intentó retirar de los brazos de JungKook al infante, pero este se aferró más al cuello del alfa.
— Ve con papi, ya vuelvo. — El infante negó con su cabeza. — ¿Por qué no te quieres quedar con tu papi Tae? — Inquirió acariciando la pequeña espalda de su hijo.
El cachorro miró a JungKook y luego a TaeHyung. — Mi papi va a salil coliendo cuando tú te vayas. — TaeHyung abrió sus ojos en grande. Su hijo acababa de delatar sus planes.
— ¡Tigrecito del demonio!
— ¿Ibas a huir otra vez? — Inquirió JungKook.
— Sí. — Contestó el infante. — Papi miló a otlo lado, y eso hace cuando está pensando en salil a colel.
— ¡Tigrecito!
JungKook miró a su hijo y luego caminó hacia TaeHyung, este último retrocedió hasta chocar de espaldas con una pared. — Mira tú, Kim TaeHyung, rayadito fugitivo. — El infante no pudo evitar reír bajito y cubrió su boquita con la pequeña mano para ocultar su sonrisa. Le causaba gracia ver a sus papis así de cerca. — Me voy con el cachorro a la oficina, y me esperas aquí. No creo que huyas dejando a nuestro hijo aquí.
— Jun-JungKook...
— Ya venimos papi. — JungKook giró en su eje con el infante aun en brazos, y subió al ascensor para ir a su oficina. — Te quielo papi.
— Tigrecito...
— No tardamos rayadito. — El azabache presionó el botón del ascensor y la puerta se cerró. — Gracias por decirme los planes de tu papi. — Besó la pequeña mejilla de su hijo.
— Papi se quedala contigo. — Padre e hijo sonrieron.
— Tú me ayudaras a que ese rayadito no se me escape. — Los dientes delanteros del azabache se asomaron ante la sonrisa que le regalaba a su hijo.
— ¡Si!
Mientras padre e hijo se sonreían cómplices en el interior del ascensor, TaeHyung seguía sin creer que su propio hijo había delatado sus planes.
— Ese pequeño tigre es un delator. — Se dijo tratando de recuperar la respiración que sintió perder cuando JungKook se acercó de esa manera a él.
Transcurrieron varios minutos en donde TaeHyung esperó que su cachorro y JungKook aparecieran de nuevo frente a él. Pensaba que ya tenía su mente clara y había tomado el suficiente valor para poder hablar con el alfa después de tanto tiempo.
La charla que tendrían seria rápida y por fin se iría a casa. Eso pensaba, ese era su plan por ahora.
— Hora de irnos. — El pequeño infante corrió hacia su padre omega y lo tomó de la mano sin soltarse de su padre alfa. — No escapaste.
— No iba a abandonar a mi hijo y te dije que hablaríamos. — Observó cómo su tigrecito sonreía enormemente al estar tomados de la mano.
— Es nuestro hijo, nuestro.
— Sí JungKook, es nuestro hijo. — El infante apretó un poco el agarre en la mano del alfa. — Hasta tiene tu sonrisa el tigre del demonio.
— Papi...
— Eres idéntico a tu padre, tigrecito, así que no te quejes.
— Con razón se me hacía conocida su sonrisa. — Inevitablemente TaeHyung sonrió ante lo dicho por el alfa. — Es una hermosa combinación de nosotros. Tiene tu belleza.
— Papá Kook, mi papi Tae se puso lojito de sus mejillas.
— Con sus mejillas sonrojadas es lo más hermoso que he visto y tú le sigues en belleza. — JungKook le habló a su hijo el cual los observaba feliz de tenerlos juntos.
— Vamos cachorro. — Encaminó sus pasos hacia la salida. Pero los dos Kookies lo frenaron. — ¿Por qué no avanzan?
— No nomblaste a papá Kook.
— Eso, no me nombraste. Solo le dijiste al cachorro que se fueran ¿Y yo qué? — TaeHyung casi se carcajea al ver el mini berrinche de esos dos. — No sean dramáticos.
— Tienes que decirlo.
— Si, dile a papá Kook que venga con nosotlos.
— Ay señor, ya sé dónde salió este tigre junior de esa manera. — Pensó. — Okay, par de tigres del demonio... — Los mencionados lo miraron con atención. — JungKook y cachorro Kookie, vámonos ya, ¿Contentos? — Asintieron con su cabeza y sonrieron en sincronía. — Definitivamente de tal palo tal la astilla. — Inició a caminar, y JungKook con su hijo le siguieron los pasos.
Hola, kokoros darks 🤘
Paso a dejar besitos púrpuras a todas aquellas personitas que pasaron a leer esta bebita. Algunas vienen de WhatsApp, leyeron el borrador por medio de mis estados y lo prometido es deuda, aquí están nuestros rayaditos.
Gracias por su apoyo y cariño. 🥺
Por último, saludos y muchos besitos a mis queridas purpurinas taekookas. si llegan aquí, ya saben que me dirijo a ustedes mis hermosas hermanas del grupo donde voy y las saludo con un fanart horny.
Las y los llevo en el kokoro loco. 🖤💜🤘 Nos leemos en los siguientes capítulos.
Hermosa portada realizada por MeiEnrique_v
me encantó, enserio gracias. Te sarangheo.
📌Notita recordatoria: si de aquí al capítulo ocho, ven un comentario de que el pequeño Kookie tiene dos añitos y poquito, pues esa información ya no es así. 😅 Ya que corregí el tiempo en que los rayaditos estuvieron separados. Pasaron de ser casi tres años, a casi cinco años, entonces el tigrecito del demonio tendría cuatro añitos y unos meses.
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