20| El desayuno
—Buenos días—dije entrando a la cocina tras haber bajado rápidamente de la habitación de Bryce.
Nada más despertarme me propuse a mi misma que este día sería mejor que el anterior, en el sentido de que no me pondría triste, y mucho menos me pondría a llorar.
No quería volver a casa, no después de lo que pasó, aunque mi madre seguramente no sabría nada de lo que había ocurrido con Sophie después de que hubiese entrado a la cocina, pero aún así no estaba dispuesta a volver allí.
Tenía pensado decirle a Bryce que llamase a mi madre, para que le dijera que no volvería a casa hasta unos días, o quizá más, ¿quién sabe?
En la Sway me lo pasaba muy bien, sobre todo si cada dos por tres veía al hombre más guapo del mundo: Bryce.
—Buenos días—dijo Bryce con una sonrisa, y me recordó al momento lo que había pasado la noche anterior.
¿Había quedado claro que me gustaba tras aquel beso? ¿Al correspondérmelo significaba que yo también le gustaba? ¿Y si solo había sido un simple beso para Bryce?
Mil preguntas rondaban en mi cabeza, las cuales ninguna podía contestarme por mi misma.
—Buenos días Lucía—dijo Noah entrando a la cocina muy alegre, cogió algo que se encontraba en la isla y salió de nuevo, como si se tratase de un fantasma.
Me senté en la silla que se encontraba más cercana a mí y empecé a mirar hacia alrededor, por puro aburrimiento, hasta que me encontré algo inesperado: Bryce cocinando.
—¿Estas cocinando, Bryce?—le pregunté levantándome de la silla para situarme a su lado, quería ver qué era lo que estaba haciendo.
—Si pequeña, estoy haciendo tortitas—dijo mientras le daba la vuelta a la tortita que se estaba dorando en la sartén.
—¿Desde cuándo...?—iba a continuar pero me interrumpió Bryce.
—¿Sabes pequeña? No tienes ni idea de todo lo que sé hacer—dijo e hizo una pausa para darse la vuelta, mirándome, mientras que se apoyaba en el poyo—, supongo que tendrás que averiguarlo—añadió picándome un ojo y dándose la vuelta para sacar la tortita de la sartén.
Me quedé en silencio, ¿qué se suponía que tenía que decir ahora? Por suerte, se me ocurrió una idea magnífica que siempre funcionaba: contestarle haciendo lo mismo que había hecho él. Aunque a veces podía ser una horrible idea, pero da igual.
—Si, supongo que tendré que averiguarlo—dije apoyándome en el poyo, haciendo el mismo movimiento que había hecho él—, pero no soy la única que tengo que averiguar cosas del otro, yo también sé hacer cosas que tu no sabes que puedo hacer—añadí picándole el ojo.
Bryce sonrió, ladeando la cabeza mientras soltaba una pequeña risa.
—Eres muy lista, pequeña—dijo mientras ponía la masa de la tortita en la sartén. Estuvo unos pocos segundos sin hablar, como si estuviera pensando. Y no lo dudaba, se le juntaron las cejas como solía pasar cuando se ponía a pensar—. ¿Sabes hacer tortitas?—preguntó de repente.
—Emm.. no—dije encogiéndome de hombros, mientras miraba como la masa de la tortita iba haciéndose cada vez más grande.
—Pues ven, te enseño—dijo agarrándome de la mano para llevarme a la otra parte de la cocina—. Necesitas huevo, leche, harina, un poco de levadura y un poco de azúcar—cogió todos los ingredientes nombrados anteriormente y los puso en un bol, para mezclarlos—. Ahora lo mezclas todo—dijo y me pasó el batidor.
—¿Qué pasa?—le pregunté agarrando el batidor.
—Mézclalo—dijo y soltó una pequeña risa.
Empecé a darle vueltas a la mezcla, como se suponía que debía hacer.
—¿Estás mejor que ayer?—preguntó de repente Bryce susurrando al lado de mi oído, sintiendo su boca rozando mi oreja.
Ese acto me asustó, por lo que sin querer, moví rápidamente la mano en la que tenía el batidor, haciendo así que un poco de la masa que estaba batiendo saliese volando.
Ups—pensé.
Comencé a reírme, y Bryce se unió a la risa.
Lo miré, tenía un poco de masa en su cara, al igual que yo en mi camisa. En ese momento no se me ocurrió otra cosa que acercarme a limpiarle la mancha que tenía en la cara con un trozo de papel que se encontraba en el poyo de la cocina.
Pasé el papel por su mejilla, que era donde se encontraba la masa de tortitas que había hecho volar segundos atrás.
Cuando retiré el papel de su cara, su rostro se quedó cerca mía, o más bien él acercó su rostro al mío.
En ese momento no sabía que estaba ocurriendo, ¿nos íbamos a besar de nuevo?
—Hola chicos—dijo Josh entrando a la cocina mientras miraba al móvil, por lo que nos dio tiempo apartarnos—. ¿A qué...?—preguntó, pero no terminó la pregunta, ya que levantó la cabeza del móvil y mostró una gran sonrisa— ¡TORTITAS!—gritó y salió corriendo—Voy a llamar a los demás.
Josh salió de la cocina y Bryce y yo nos miramos, por un momento pensaba que nos había visto.
—Ahora tienes que poner la masa en la sartén—dijo haciéndose para atrás para dejarme ir hacia donde se situaba la sartén.
Cogí la masa y la llevé junto a la sartén, y después cogí una cuchara gigante que había en el poyo y la llené de masa. A continuación, la vertí en la sartén.
—Lo haces bien, ¿eh?—dijo Bryce acercándose por detrás. Después posicionó sus manos en mi cintura, atrayéndome poco a poco a él— Serías una buena cocinera—susurró en mi oído para acercarme aún más, sintiendo su gran cuerpo en mi espalda.
—Ya esto... —dije buscando una excusa para salir de ahí. Por mucho que quisiese estar cerca de él, no quería que los chicos nos viesen así—... Creo que me están llamando—añadí intentando salir de ahí.
—Yo no oigo nada...—dijo acercándome aún más a él, haciendo que mi corazón empezase a latir más rápido de lo normal.
—¡Ya estamos aquí, Josh nos dijo que...!—entró Blake gritando por la cocina, encontrándonos demasiado juntos, aunque no de la forma que estábamos antes, ya que me había separado rápidamente desde que comencé a oír su voz—¿Qué...?—preguntó Blake mirándonos extrañamente.
—Y así se hacen unas tortitas—dijo Bryce con una gran sonrisa, haciendo como si nada hubiese pasado—. Aunque creo que se te ha pasado el tiempo—añadió dándole la vuelta a la tortita—. ¿Ves? Ahora está un poco quemada, pero para la primera vez que haces tortitas está bastante bien—dijo y me sonrió—. Ah, hola Blake.
—Hola—dijo y nos miró extraño, después, como si hubiese quitado de su mente la teoría que tenía sobre nosotros, volvió a actuar como si nada—. Bueno, los chicos están viniendo ya, tienen muchas ganas de comer las tortitas tuyas—añadió sentándose en la mesa.
—Es que todo el mundo adora mis tortitas—añadió Bryce llevando las tortitas que tenía hechas, que eran bastantes, en la mesa.
Todos los chicos entraron corriendo y se sentaron. Empezaron a coger las tortitas como si su vida dependiese de eso, y solo dejaron una en el plato. Eso quería decir que era la única tortita que quedaba para mi.
La pinché con el tenedor y la traje a mi plato. Cuando ya me la había comido encontré a Bryce mirándome.
—Toma mi tortita—dijo pasándome su plato, ya que se encontraba delante mía.
—Da igual, cométela tú—le dije pasándole el plato, pero me lo impidió y me puso el plato encima del mío.
—Yo sé que quieres, se nota en tu cara—dijo con una sonrisa.
No le contesté, solo partí la tortita y me la empecé a comer.
Tenía razón, quería más tortitas, pero no sé lo iba a pedir a nadie. La verdad es que me gustaban bastantes, sobre todo las de Bryce, que estaban muy buenas.
—Ustedes dos están muy raros—dijo de repente Kio, señalándome a mi y a Bryce con un dedo.
—Si, yo cuando fui a la cocina...—iba a seguir hablando Blake cuando le di una patada por debajo de la mesa—... ¡Ay!—pegó un pequeño grito, y después nos miró de forma pícara a Bryce y a mí.
—Ustedes son los raros—dije levantándome de la mesa para evitar la conversación.
Llegué a la habitación y cogí la ropa que me pondría esta tarde. Después me metí en el baño y me empecé a desvestir, para meterme en la ducha y empezar a ducharme.
Cuando acabé de tomar la ducha me tiré a la cama y me puse a descansar un rato, lo necesitaba.
¡Hola herms@s! ¿Cómo están?
Decidí hacer un capítulo dedicado mayormente a Bryce y a Lucía, y este fue el resultado.
Espero que os haya gustado, si es así no duden en dejar sus votos y comentarios.
¡Hasta el próximo capítulo!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top