27
—¿¡Que fue eso!?—Emma y Sam saltaban a su lado mientras Jace caminaba más tranquilo sonriendo.
Unos pasos más adelantes iban Emily, Zia y Lynn, parecían estar atacandola con preguntas, estaba igual de jodida que Kat. Desde ese incómodo y raro momento en el cual ambas estaban concientes de que no ser por el celular de Kat se habrían besado; lo que abrumaba a la pelirroja era que deseaba romper su celular por interrumpir el momento, querer continuar la estaba matando, ¿Quería besar a su enemiga? Si, completamente.
—No lo sé.—murmuro avergonzada, ahora debería lidiar con las miles de preguntas por parte de sus amigos.
—¡Casi se besan!—recordó Emma emocionada.
—Shh, no quiero que te escuchen.—pidió Kat viendo a las tres que iban delante.
—Bueno, no es como si tampoco lo hubieran visto.—rió Sam.
Todos lo habían visto, ¿Como mierda se había olvidado de que sus amigos la estaban viendo?
—Ya, dejenla un poco, la estan hostigando, parece un tomate andante.—intervino Jace, ambos amigos soltaron un suspiro antes de salir corriendo a dirección a Lynn para poder hacerle unas mil preguntas a ella.
—Gracias.—suspiro aliviada la pelirroja.
—Ah, ni creas que te salvas, los espante para poder hacer las preguntas yo.—rió su amigo.
Bien, eso era algo obvio viniendo de él.
—Estas así porque tu si querías besarla.—afirmo su amigo mirándola.—No te molesta haber estado a nada de besarla, si no, no haber podido besarla.
Kat arrugó su nariz: mentirle a Jace era mentirse a si misma, a veces le asustaba lo mucho que podía llegar Jace a conocerla.
—Si.—admitió.—Estoy molesta conmigo misma por querer besarla, no debería querer algo así.
—¿Por qué no?
—Porque es Lynn, es mi enemiga desde los 11 años.—dijo.—Es como si de repente quisiese besar a un sapo... bueno no, un sapo es feo y ella no es fea, es muy linda pero eso no va al caso.
Jace soltó una risa, Kat podía ser realmente estúpida (a veces) cuando se ponía nerviosa o cuando le gustaba alguien, aunque siendo sinceros, nunca le gustó nadie de verdad, era algo que duraba menos de un mes. Sus pocos acercamientos siempre fueron a chicos, chicos que por una razón huían de ella después de un tiempo.
—Y si dices la misma mierda cliché que Sam voy a matarte.
—Yo no iba a decir nada.—sonrió inocente.
—¿Que voy a hacer?—se pregunto la pelirroja molesta.—Es un desastre, de tan solo recordar eso me muero de la vergüenza, ¿Como le podré mirar la cara a Lynn ahora?
Y así siguió por un largo rato, simplemente lamentándose pero en ningún momento mostró algun signo de arrepentimiento por casi besarla.
Lynn que iba más delante solo quería mandar al demonio las preguntas y volver donde estaba la pelirroja.
—¿Y ahora que vas a hacer?—Lynn frunció el ceño molesta, ya casi cansada de tantas preguntas.
—No lo sé.
—¿No lo sabes?
—Que no, carajo, no sé que es lo que voy a hacer pero no podré pensarlo si me están preguntando miles de veces lo mismo.—y finalmente las preguntas cesaron.—Escuchen, no sé que voy a hacer pero estoy segura de que si el celular no hubiera interrumpido la habría besado, ¿se lo imaginan? Que horror...
Sus amigos se miraron entre si y estallaron en risas, Lynn era malísima mintiendo.
—Si, claro.—se burló Zia.—Era muy evidente que estabas maldiciendo en mil idiomas cuando tuvieron que alejarse.
Lynn bajo la mirada avergonzada, Zia y Emily se miraron entre si, la diferencia es que había admitido frente a Zia que Kat le atraía un poquito, solamente lo confesó por presión. Giro su cabeza intentando mirar a la chica que iba unos pasos más atrás que ella, apenas pudo cruzar su mirada con ella se dio cuenta de que ella ya la estaba mirando, Kat aparto la mirada de ella con rapidez, en el estómago de Lynn se sentía como cosquilleo extraño y su corazón latió fuertemente nuevamente.
Kat comenzó a morder sus uñas sintiéndose nerviosa, no era tan estúpida como para comenzar a actuar distante con Lynn pero ahora si que no sabría cómo actuar, ¿se puede seguir discutiendo con una ex-enemiga, amienemiga actualmente con la cual casi te besas?
Después de un largo y hostigador día, Kat entro a su casa soltando un suspiro lleno de alivio, aún no había cruzado palabras con Lynn y eso la ponía nerviosa, ¿y si ella decidía alejarse? Bueno, no es como si le importará...
—¿Kat?—su hermano la miraba preocupado. Ella estaba sentada mirando a un punto fijo mientras pensaba.—¡Katherine!
—¡No me llames así!—salió de su burbuja al oír su nombre completo.
—Asi es tu nombre y además, ¿que te ocurre?¿estás bien?—le pregunto su hermano mirándola.
—Si, estoy bien.—murmuró sin atención.—Bueno, es que...
¿Debería decirle? Quizás no, ¿que tal si reaccionaba mal?
Bueno, no creía que reaccionaria mal.
—Es que...–.
Su madre bajo de las escaleras antes de que pudiera terminar de hablar, había olvidado completamente que su madre estaría allí. Incluso a veces olvidaba que tenía una madre aunque sonará cruel pero entendía muy bien que ella trabajará todo el tiempo.
—Katherine, al fin vuelves.—su madre sonrió.—Con Mattheo estamos preparando pasta para cenar, tu favorito.
La mujer le dio un beso en la cabeza antes de entrar a la cocina.
—¿Que rayos paso?—preguntó en un susurro a su hermano.—Ella jamás nos cocina.
—Quizás eso cambie ahora.—alzo sus hombros.—¿Que querías decirme?
Confiaba en Mattheo, más no en su madre...no del todo y no quería que reaccionara mal.
—Te lo diré luego.—le sonrió.
Entraron en la cocina viendo a su madre cocinar, la mujer tarareaba mientras revolvía en la olla la pasta.
Los hermanos no dijeron nada, no les molestaba la presencia de su madre solo no estaban acostumbrados a ella.
—He conseguido un pequeño aumento y me han dado los fines de semana libres.—contó su madre emocionada.—Significa que podré pasar más tiempo con ustedes, ¿que les parece?
—Asombroso.—sonrieron emocionados.
El celular de Kat volvió a sonar, era un mensaje de Lynn.
Su cara era un total poema, el rostro blanquecino y pecoso estaba completamente teñido de un rojo intenso.
—¿Que te ocurre?—Mattheo miro a su hermana preocupado.
Lynn, eso ocurría. La pesadilla andante Loud con sus mensajes directos.
He vuelto
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