Los pensamientos intrusivos atacaban tu mente, no podías creerlo aun, tu alma gemela había muerto, la persona que amabas, la habías perdido otra vez...Gritar, eso es lo que querías, gritar de impotencia a los cuatro vientos para preguntar, ¿Por qué te la arrebataran de tus brazos?.

Un revoloteo apresurado llego hacia ti, y empezó a hablar.

—¡KAMADO-SAMA!, ¡Oyakata-sama a muerto!, ¡Los pilares están en la fortaleza de Kibutsuji!, ¡Necesitamos de su ayuda!—el cuervo que vino hacia ti buscando ayuda, te veía con tristeza y desesperación, en su pico cargaba tu katana 

Pensamientos de venganza atacaron ahora tu mente, te paraste de la silla y agarraste la katana, saliste del hospital con la mirada baja, te arrepentías de algo, no haber completado lo que te propusiste hace años, terminar con los demonios y Muzan, era tu oportunidad.

. . .

Llegaste a un lugar donde todo estaba destruido, la fortaleza Infinita se había destruido cuando mataron al demonio que controlaba eso, a lo lejos, visualizaste a Kibutsuji quien tenia una apariencia nueva, todos los pilares estaban en el suelo inconscientes por un ataque que les llego de frente y que no pudieron parar. 

En un solo movimiento sus brazos fueron cortados y dejándolo aturdido, miro al frente encontrándose contigo en un estado furioso.

No lo dejaste hablar, lo atacaste con tu respiración una y otra vez, utilizando todas tus posturas para dejarlo mal herido, el demonio intentaba contrarrestar tus ataques pero era imposible, atacaban con una fuerza brutal, el enojo te cejo por completo.

En un ultimo ataque cortaste su cabeza, al instante, el sol estaba apareciendo, sabias que el ya no tenia escapatoria, poco a poco se quemaba con el resplandor del sol, tu mirada estaba perdida, no...ya habías terminado tu propósito, alzaste tu katana dirigiéndola a tu cuello y sin pensarlo, lo clavaste haciendo que escupieras sangre y calleras al suelo.

Un grito llamándote "hermana" inundo tus oídos, de reojo miraste hacia el costado viendo a Tanjiro mal herido corriendo hacia ti al ver como te desangrabas.

—¡Hermana!, ¡Hermana!, ¡¿Por qué lo hiciste!?—las lagrimas de tu hermano cayeron encima tuyo mientras intentaba detener el sangrado, lo cual era imposible

Una sonrisa fue lo que recibió, lo único que veías era la sonrisa de Koinatsu diciéndote que te esperaba del otro lado. No querías dejar a tus hermanos, pero no podías soportar volver a soportar una vida sin ella, sin la persona que te alumbro en las noches más oscuras, un único deseo pensaste, que en la otra vida, y si fueran a renacer, tener el cuento de hadas con final feliz que siempre deseo tu bella dama.