EL INICIO DE UN DESASTRE.
災害の始まり

Creía que esta vida era buena pero me di cuenta que no. Siento que si mi madre me viera, no dudaría ni un segundo en golpearme. No solo por ser un mafioso, también por haber arrastrado a mi hermano a esta mierda.

Ser mafioso era una mierda. Vivíamos con identidades falsas y perfil bajo. La muerte nos seguía y, a su vez, llevábamos la muerte en polvo arruinando a los jóvenes.

¿En qué momento decidí arruinarme la vida?

¿En qué momento decidí arruinar vidas ajenas?

¿En qué momento dejé de ser humano?

Las personas solo se convirtieron en ratas insignificantes para mí. Las veía como si sus vidas realmente no importarán.
Aunque eso ya no importa en lo absoluto.
A veces mi mente me jugaba en contra, solía ver cómo las parejas comparten y conviven entre sí. Solía pensar que nunca llegaría a sentir eso.

Era un puto animal, ni una mujer pensaría en pasar sus días juntos a alguien que no sabía expresar lo que es el amor.

Cuando hablaba de esto con Rindou, él solía decirme que era una pérdida de tiempo. Me recordaba que éramos seres superiores a los demás. Esa respuesta no me satisfacía.

Teníamos una rutina que ya me aburría, quería probar algo nuevo. No pensé que iba a encontrarlo hasta hoy. Ella había dormido a un sujeto de un golpe que hasta a mí me dolió. Su razón: El hombre estaba molestando a las adolescentes escolares que estaban incómodas por su comportamiento, llamaron a la mesera y ella se hizo cargo del asunto.

Creo que así no se resuelven los problemas en un trabajo formal. Pero como mi trabajo es ilegal, ¿Quien soy yo para opinar?

—¡Itsuki! Hay que sacar la basura.

—¿Otra vez Shina? Es la quinta vez esta semana.

—¿Acaso es mi culpa que haya gente imbécil?

—Okey, no tengo palabras para contradecirte.

Debía admitir que por apariencia se veía encantadora fuera de lo que estaba acostumbrado, mujeres sumisas, seductoras dispuestas acostarse conmigo. En cambio, ella me daba vibras de que si me acercaba iba a golpearme solo por respirar el mismo aire. Pero no perdía nada con intentarlo, ¿Verdad?

Ella se acercaba con una bandeja con los dos cafés que habíamos pedido con rindou. Estaba como si nada hubiera pasado, como si no hubiera noqueado a nadie. Acomodo su flequillo detrás de su oreja y se dirigió a nosotros dos.

—Aquí les traigo su orden —acomodaba con cuidado y firmeza las órdenes.

No dejaba de verla y creo que se dió cuenta de ello. Estaba algo amable de su parte, pero creo que por lo ocurrido anteriormente la dejo de mal humor.

—¿Se te perdió algo?

—Mi corazón en tus ojos, ¿Podrías devolverlos?

Ella arqueó una ceja, vio a Rindou de reojo y volvió a dirigirse a mi.

—A mi se me perderá mi rodilla en tus huevos, disfruten el café —sonrió “simpática” y se fue.

Sonreí al verla irse. Mire a Rindou el cual estaba con expresión de desagrado, negaba con la cabeza viéndome.

—¿Vas a dejar que te diga eso?

—¿Tú viste cómo le dió un correctivo a ese señor? Soy un hijo de puta, pero no un suicida.

—Aun así, ni siquiera lo pienses.

—¿Qué? —sonreía, sabía a lo que se refería.

—Ella no te dará algo nuevo que tú buscas, no.

Quería intentarlo, ¿Que era lo peor que me podía pasar?
Las vibras de esa mujer gritaban destrucción, odio y agresividad. Las mías decían Carisma, belleza y fama. Estaba seguro de que éramos compatibles, y si no era así, podría decir que los opuestos se atraen.

Solo debía buscar una forma de llamar su atención.

Quería conocerla y debia intentarlo por mas arisca que sea la rubia.

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╰► ꒱ • Esta historia es una versión mejorada narradamente y más completa.