Capítulo 1: Inició.
La noche había caído sobre Night City, envolviendo la metrópolis en un manto de luces neón y sombras profundas. David se despertó de una siesta agitada, aún sintiendo el peso del cansancio en sus párpados. Se levantó de su cama, estirando los músculos adormecidos, y se dirigió al pequeño comedor de su apartamento. Mientras avanzaba por el pasillo, vio a su madre, Gloria Martínez, durmiendo en el sofá. El cansancio había vencido su batalla diaria contra ella, y ahora yacía rendida, con una expresión de agotamiento permanente dibujada en su rostro.
Desde la perspectiva de David, el mundo de Cyberpunk se desplegaba en toda su cruda realidad. Night City era un lugar donde los ricos vivían como si tuvieran el control de miles de vidas, disfrutando de lujos inimaginables, mientras los pobres luchaban ferozmente por mantener la suya. Era una ciudad de contrastes brutales, donde las promesas de un futuro brillante se desvanecían en el humo de los tubos de escape y las luces cegadoras de los anuncios.
Gloria trabajaba para el EMT, una profesión que la mantenía en turnos dobles interminables. Su esfuerzo era lo que mantenía a flote tanto el alquiler del apartamento como la matrícula de la escuela de David. Ella era una de las tantas personas que sacrificaban su bienestar por la mera supervivencia, una heroína silenciosa en una ciudad que nunca dormía.
David se acercó a su madre con un sentimiento de ternura y responsabilidad. Tomó una sábana del respaldo de una silla cercana y la colocó suavemente sobre ella, cubriéndola con cuidado. En ese momento, el sonido lejano del tráfico y la vida nocturna de la ciudad parecían apagarse, dejando solo el suave sonido de la respiración de Gloria.
Mientras la veía dormir, David se sintió asaltado por una mezcla de emociones. Admiración, tristeza, y una determinación silenciosa se agolpaban en su corazón. Sabía que la vida en Night City era despiadada, pero también sabía que su madre era la razón por la que él aún mantenía la esperanza. Gloria era su ancla, y aunque el mundo exterior estuviera lleno de oscuridad, aquí, en este pequeño apartamento, había un destello de luz que se negaba a extinguirse.
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El metro atravesaba las entrañas de Night City con su característico traqueteo, llevando consigo una amalgama de almas perdidas en el bullicio de la urbe. En uno de los vagones, Tn, el hombre más poderoso de Cyberpunk, se encontraba de pie, observando el flujo constante de pasajeros mientras mantenía una conversación con un hombre trajeado. La situación era tan inusual que el hombre, con una sonrisa sarcástica, no pudo evitar preguntar por qué habían decidido reunirse en un tren.
Hombre: ¿Por qué decidiste reunirnos aquí?
Preguntó el hombre con un tono sarcástico, mirando a su alrededor como si el entorno no fuera digno de su presencia.
Tn, con su habitual serenidad e imperturbabilidad, respondió sin alterar su semblante.
Tn: Tenía una cita previamente agendada.
Dijo, dejando entrever su habilidad para manejar las situaciones más intrincadas con una calma inquebrantable. Su personalidad era un misterio, un enigma que pocos podían descifrar, irradiando un aura de autoridad y confianza que desarmaba a cualquiera que intentara leer sus pensamientos.
El hombre trajeado, intrigado y un tanto intimidado, tomó asiento en un rincón apartado del vagón, alejados del tumulto de pasajeros. Miró a Tn y, con una mezcla de curiosidad y avaricia, preguntó por el rumor que había escuchado sobre un nuevo Cyberware que Tn supuestamente había creado.
Hombre: He escuchado que has creado un nuevo Cyberware.
Dijo, tanteando el terreno con la esperanza de obtener información valiosa.
Tn: Quizás lo hice.
Contestó Tn, manteniendo su aire de misterio intacto, como si el conocimiento del mundo estuviera al alcance de su mano, pero compartido solo con quien él decidiera.
Hombre: ¿Cuánto quieres por la patente?
Preguntó el hombre, sabiendo que estaba ante una oportunidad única. Sin titubear, Tn fijó su precio.
Tn: Cinco millones de nuyen.
El hombre trajeado quedó pensativo por un momento, sopesando la magnitud de la cifra. Entonces, Tn, con una voz que no admitía disputa, explicó las características revolucionarias de su creación: un Cyberware capaz no solo de transferir la consciencia, sino también de regenerar tejidos.
Tn: Si no aceptas ahora, puede que la próxima ocasión el precio sea el doble.
Añadió, su tono impregnado de una seguridad que hacía temblar a los más audaces.
Consciente de la oportunidad que tenía ante sí, el hombre aceptó de inmediato. Sacó un papel de su maletín, escribió unas condiciones y se lo pasó a Tn para que lo firmara. Tn, con un gesto seguro, firmó el documento y ambos hombres sellaron el trato con un firme apretón de manos.
Al llegar a la siguiente parada, el hombre trajeado se despidió, bajando del tren con una expresión de satisfacción y alivio en su rostro. Tn, mientras tanto, permaneció en el vagón, su figura imperturbable y serena, como un faro en medio de la tempestad que era Night City. Para él, el tren no era solo un medio de transporte; era un escenario donde se desenvolvía el teatro de poder y comercio que definía su vida en el mundo de Cyberpunk.
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El sol apenas comenzaba a asomarse por el horizonte, lanzando débiles rayos de luz sobre Night City mientras Gloria conducía su viejo auto por las calles congestionadas. A su lado, David miraba por la ventana con una expresión de ligero descontento, sus pensamientos tan oscuros como las sombras que aún cubrían la ciudad.
Gloria: ¿Por qué no pagaste la BCI, David?
Preguntó Gloria, rompiendo el silencio con un tono que denotaba una mezcla de preocupación y frustración. Había oído que su hijo se había metido en problemas por instalar una versión pirata, y eso la angustiaba profundamente.
David se encogió de hombros, manteniendo su mirada fija en el paisaje urbano que pasaba rápido.
David: El dinero lo necesitamos más para otras cosas. No podemos gastarlo en actualizaciones de la escuela.
Gloria apretó el volante con fuerza, sintiendo cómo la tensión se acumulaba en su interior.
Gloria: La escuela es importante, David. No me estoy matando trabajando para que hagas lo que quieras.
Replicó, su voz cargada de una desesperación contenida.
David suspiró, sintiendo el peso de sus propias palabras mientras se revolvía en su asiento.
David: Tal vez lo mejor sería dejar la escuela y empezar a trabajar.
Dijo, su voz apenas un murmullo en el ruido del tráfico.
Las palabras de David golpearon a Gloria como un mazazo. De repente, sus ojos se llenaron de lágrimas y su voz se quebró al responder.
Gloria: No, David, eso no es una opción. Necesitas la escuela para conseguir un trabajo decente. No quiero que termines como yo, luchando cada día solo para sobrevivir.
David, al ver el dolor en su madre, sintió un nudo en el estómago. Había cruzado una línea invisible y ahora se arrepentía de sus palabras.
David: Lo siento, mamá. No voy a dejar la escuela. Solo que... ya no te sobrecargues tanto, por favor.
Gloria respiró hondo, tratando de calmarse mientras secaba las lágrimas de su rostro.
Gloria: Está bien, solo quiero lo mejor para ti. Mañana por la noche quiero presentarte a un amigo.
David arqueó una ceja al oír la palabra "amigo", el instinto protector que tenía hacia su madre asomando de inmediato.
David: ¿Un amigo?
Repitió con cautela, no del todo convencido.
Gloria sonrió, tratando de disipar la tensión.
Gloria: Es un buen hombre. Espero que puedas estar presente para conocerlo.
David asintió lentamente, aunque en el fondo estaba alerta. No era tonto; sabía que este "hombre" probablemente tenía intenciones más allá de la amistad. Pero por ahora, se guardó sus pensamientos para sí mismo, decidido a proteger a su madre a su manera.
Mientras el auto avanzaba hacia el colegio, el silencio entre ellos era más cómodo, lleno de un entendimiento tácito y un vínculo que, aunque a veces se tensaba, nunca se rompía. En el corazón de Night City, donde la esperanza a menudo parecía una mercancía rara, Gloria y David encontraban consuelo en la presencia del otro, enfrentando juntos los desafíos de un mundo que nunca dejaba de exigir más de lo que estaba dispuesto a dar.
CONTINUARÁ...
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