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Narrador omnisciente.
En medio de la oscura madruga y el cálido aire de las costas había arribado el navío. Dónde gracias al poder de Cole pudo mover ligeramente el barco por encima de la arena para ocultarlo entre unas enormes palmeras a unos metros cerca de unas antiguas trincheras. Pero era demasiado tarde, aquel guardian ya los había visto desde lo alto de las columnas.
Al bajar al suelo, guardo sus alas y se acercó a unos metros para poder ver mejor a los intrusos. Le pareció raro que no hayan atacado, por lo regular en cuando salían del barco se daban a la tarea de destruirlo todo e ir por el gran tirano.
Cuando vio salir del navío a cuatro personas, no eran un ejército ni unos asesinos, eran como el. Entre ellos había solamente uno que se distinguía de los demás, pues era anatómicamente diferente. Era más bajo, de cabello largo y facciones más delicadas, era como Gehena. Jamás había visto una de esas, solamente a su compañera, pero físicamente aunque ambas eran iguales, eran tan distintas la una con la otra.
Se quedó un rato más ahí, hasta que vio como aquella cosa se alejaba de ellos adentrándose un poco más al bosque y el, no dudo un segundo más en seguirla para ver qué haría y si en todo caso ella iba más aya de los límites, la mataría sin dudarlo. Pero su sopresa fue otra, al verla hacer pequeñas cubetas de hielo y metiendo agua de un pequeño arrollo que había por ahí. Puede que ella haya notado que desde que se alejo del navío la habían estado observando.
— Aqui estás. — le escucho a otro chico decir a lo lejos llegando hasta ella para ayudarla con las cubetas —. ¿Qué te pasa?.
— Cole. — le susurro al oido —. Creo que nos están observando, algo entre los árboles o entre los arbustos.
— Estás loca, aquí no hay nada más que animales mutados. — dijo para tranquilizarla —. Y más aya, está la maldad encarnada en el padre de Lloyd.
Gaizka escuchaba todo perfectamente gracias a su gran odio. ¿Garmadon? Acaso ellos sabían que ese hombre, sería el siguiente recipiente del gran tirano, sin duda esa gente no estaba ahí por casualidad. En ese momento, una manada de pequeños jabalíes paso cerca de sus pies, la chica miraba atenta a los pequeños créditos y el joven a su lado sonreía mirando lo pequeños que eran.
Gaizka estaba horriblemente confundido con esas personas, ¿Que acaso no venían a detener al gran tirano, no eran malas personas como su señor se lo había enseñado?. Había pensando tanto las cosas que ya había amanecido y debía irse cuanto antes a la fortaleza antes de que el gran tirano se diera cuenta de su ausencia.
— ¿No hay ninguna novedad, Gaizka?. — le pregunto por primera vez y de buena forma Garmadon que hasta hace unos días no lo había visto por ahí.
— No, ninguna. — respondió —. ¿Durmió bien?.
— Todo perfecto. — dijo sentandose en aquel antiguo trono tomando el casco entre su manos —. ¿Aún así, valdría la pena tener vigilado a ese general Andrew no crees?.
— Si da la orden, con gusto lo asesino. — dijo fríamente sin expresión en su rostro.
— Por supuesto que eso quiero, ¿ese bastardo puede quitarme mi lugar no lo crees? — pregunto a lo que Gaizka solo asintió —. Por mi tienes mi permiso, pero no lo hagas por ahora, me va a ser de utilidad su poder militar.— rio mientras le brillaban aquellos ojos rojos.
— Como diga. — dijo saliendo de la sala.
Al mirar, algunos soldados ya estaban comenzado con la labor del arma maxima. Acarreaban de esa materia oscura como si fuera combustible para esa máquina. Estaba muy cansado como para supervisarlos, así que se fue a dormir en lo que Gehena le reemplazaba.
Durante su siesta no pudo evitar pensar en aquellas personas que había llegado a la isla. Tenía la orden de asesinar a todo aquel que la pisará, porque el gran tirano desde muy niño le advirtió que todas esas criaturas eran malas y que solamente veían a quitarle su territorio, jamás se cuestionó si todos eran iguales, si todo era oscuro cuando claramente ayer vio algo totalmente distinto. No solía ser alguien curioso, pero debía seguir indagando en el tema, debía saber que y quiénes eran ellos.
— ¿Estás segura __________. — le volvió a preguntar Misako a la castaña bastante preocupada —. Qué, anoche aquí había algo?.
— Es que no se. — respondió la muchacha —. Pero se que se había algo vigilandonos, a Cole y a mi en el bosque.
— De ser así el caso es peligroso que alguien del ejército del gran tirano sepa que estamos aquí. — dijo pensativa —. Y peor si va y da aviso a su jefe.
Al cabo de las siete de la noche Gaizka se había levantado de nuevo para continuar con su rutina.
El joven de ojos grises reviso que todo estuviera bien para ir a ver nuevo a esos intrusos, de ser posible los acabaría esa misma noche.
Mientras pasaba por las construcciones se encontró con Gehena.
— El gran tirano me mandó a decirte que no olvides tu recorrido nocturno. — dijo la mujer de cabello negro con una sonrisa —. Hoy tuve el placer de asesinar a cinco hombres que vinieron de la costa sur.
Dijo mostrándole hermosos relojes de bolsillo que había guardado como recuerdo de aquellos hombres que habrían quedado cautivados con la belleza Gehena.
— A eso me iba. — dijo Gaizka —. ¿Dónde está el imbécil de Andrew?.
— El viejo salió desde hace dos horas, fue a explorar las playas este, dice que quería ir a ver cómo iban las cosas por aya. — en cuanto escucho eso supo que había justo a la playa donde estaba el barco de esos intrusos de la noche anterior.
— Bueno, entonces iré a ver cómo va — dijo seriamente llendo en dirección a esas costas.
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