Nancy Wheeler y Sia Windsor se encontraban en la casa de la última mencionada. Ya que la castaña ahora solía pasarla con ella, ya que en su casa no estaba del todo cómoda.

Las chicas se encontraban en la habitación de la rubia, mientras que está misma estaba recostada en el regaso de su novia.

La mayor se encontraba acariciando el cabello rubio de la chica. Mientras que la ojiverde se encontraba viendo una revista.

El timbre de la residencia sonó, por lo cuál Nancy frunció el ceño — ¿Esperas a alguien? — preguntó algo confundida.

— No — contestó mientras se paraba de la cama — Ahora vuelvo.

Sia salió de la habitación dirigiéndose a la puerta principal, al abrirla, no había nadie. Sin embargo, notó que la flecha del buzón se encontraba hacía arriba.

Al abrir el buzón, notó que había una pequeña hoja en éste, rápidamente la tomó para volver a entrar a la casa.

Al llegar a la sala principal tomó asiento en un sofá, en su rostro se esbozaba una sonrisa, pues deducía que podía ser de su madre.

Aquella sonrisa fue borrada al ver lo que decía en la parte de arriba.

Para la enferma de Nancy Wheeler.

Sia frunció el ceño ¿Cómo sabían que Nancy estaba en su casa? ¿Acaso la espiaban para ver cuando salía para golpearlas?.

Por el momento no has recibido ningún golpe, mientras que tu estúpida novia seguro tiene su cara y cuerpo llenó de moretones.

Aquello era verdad, el cuerpo de Windsor se encontraba realmente débil.

Prepárate, no saldrás intacta nunca, como nadie de los enfermos lo hace de este pueblo.

Leyó por último, había sentido un temor recorrer su cuerpo. Vió aquella carta sin creer lo que había leído, cualquier persona de Hawkins era capaz de hacer lo que sea.

— Sia ¿Quién era? —

al escuchar la voz de la castaña, rápidamente guardó en su short la hoja. Aunque Wheeler alcanzó a visualizar

— ¿De quién es la carta? ¿De tú mamá? — cuestionó rápidamente emocionada.

— Si, de mi madre — mintió con una falsa sonrisa.

Nancy entre cerró sus ojos, sabía a la perfección cuándo su novia mentía.

— Dámela — pidió al acercarse, la ojiverde no dijo nada — Sia, dámela — exigió.

Sin más que hacer la rubia saco la hoja de su bolso de aquél short, se la entregó lentamente a la castaña. Quién rápidamente la tomó para leerla.

Cada párrafo que pasaba Wheeler, Sia la notaba algo tensa, tal vez asustada también.

Al acabar de leerla, Windsor la volvió a tomar, esta vez para romperla en pedazos, para después tirarla en la chimenea.

Sia notó a su novia más calmada, ni siquiera tenía los ojos llorosos como de costumbre. Algo en el fondo de la chica hizo que sonriera al notarlo.

— Tranquila, ya no voy a llorar por eso — habló Nancy segura.

— Esa es mi novia Nancy Wheeler — comentó la rubia con una risa.

Sia no pudo evitar abrazarla, hundió su rostro en el cuello de la chica, mientras que seguía con esa sonrisa que la caracterizaba.

Nancy correspondió el abrazo levemente, al darse cuenta que su novia no la veía, borró su sonrisa, no sabía exactamente que pasaría, pero estaba segura que lo que tuviera que pasar, sería juntó a la chica que más quería.

Dustin Henderson y Lucas Sinclair se encontraban en el parque, platicando de algunas cosas, exactamente de la pareja de chicas.

— ¿Crees que Sia esté bien? — cuestionó Dustin preocupado.

— Nosé exactamente — contestó Lucas — Sólo sigo sin creer que Mike haya hecho éso.

Henderson vió como el pelinegro se encontraba no muy lejos de ellos. El chico había llegado con otro club, al parecer.

Los dos adolescentes veían como aquellos chicos parecían felicitar a Mike. Pues desde que había sacado a la luz el secreto de su hermana y amiga, todos le aplaudieron su acto.

— El no es el mismo — mencionó Sinclair al verlo reír con tales chicos.

— Lo peor es que seguro todavía le gusta Sia — siguió Dustin.

— Lo peor es que se va arrepentir de lo que le hizo a su hermana y amiga — corrigió Lucas — Y será tardé.

El de rulos asintió levemente, finalmente vió como el pelinegro notó las miradas de los dos adolescentes. Ambos lo saludaron, ya que no querían ser groseros.

Mike sólo les devolvió el saludo rápidamente, para después irse con el grupo a alguna parte de Hawkins.