𝟎𝟐
𝟎𝟐 │ they hide behind a mask
Una vez en casa, Willow se había quitado el disfraz, se había puesto una sudadera y unos pantalones de chándal y se había hecho un moño, buscando estar lo más cómoda posible.
Todos se habían reunido en el apartamento, cansados después de aquella fiesta y dispuestos a estar allí un rato antes de volver a sus respectivas habitaciones.
Willow y Tara estaban en la cocina, ambas riendo mientras comían unas galletas y charlaban animadamente.
Ethan observaba a la pelirroja desde el sillón con lo que creía que era disimulo hasta que Chad se plantó delante de él con una servilleta.
—Toma —Le indicó, teniéndole el papel.
El castaño frunció el ceño, notablemente confundido.
—¿Para qué me das esto? —preguntó mientras cogía la servilleta.
—Para que te limpies la baba —Dijo el moreno con una sonrisa burlona y señalando el borde de sus labios.
Ethan arrugó el papel y se lo lanzó mientras Chad reía para después hundirse en el sillón y observar las noticias de brazos cruzados.
—Tienes que admitir que fue un poco divertido —Le dijo Willow a Tara con una sonrisa.
—Bueno, a ver...
—Tú solo olvídate del hecho de que te lo ibas a tirar, ¿vale? —Tara hizo una mueca con las palabras de Willow—. Sí, lo sé, fue una pésima decisión pero ibas a hacerlo. En fin —La pelirroja continuó con lo que estaba diciendo—, tú imaginate que estás en una fiesta universitaria y una desconocida que no va a la universidad entra y electrocuta a un gilipollas en los huevos. Es que solo con decirlo ya suena increíble —Dijo Willow entre risas y Tara no tardó en unirse a sus carcajadas.
El primer día que había llegado a aquel piso, Willow tenía miedo de no ser capaz de formar una buena relación con sus compañeras, pero Tara la hizo sentir cómoda nada más entrar por aquella puerta y se habían hecho muy unidas desde entonces. Le tenía mucho cariño a aquella chica.
Las dos continuaron riéndose hasta que la voz alarmada de Mindy llegó a sus oídos.
—¡Chicos! ¡Tenéis que ver esto! —Exclamó desde el sofá.
Willow y Tara se miraron con el ceño fruncido y fueron al salón mientras Chad se asomaba por el hueco de las escaleras para avisar a Sam, la cual estaba en el recibidor del edificio, asimilando lo que había pasado en aquella fiesta.
Las noticias estaban puestas y el titular de un asesinato de dos chicos de la universidad de Blackborn resaltaba en aquella pantalla donde un reportero informaba sobre lo que acababa de pasar.
—Estoy aquí, delante del apartamento en el que...
—¿Qué está pasando? —preguntó Sam mientras entraba en el apartamento seguida de Danny, el vecino guapo con el que siempre se lanzaba miradas.
—...los cuerpos descuartizados...
—El tío bueno —Señaló Quinn, la otra compañera de piso de Willow y las hermanas—. Guay —Anunció con una sonrisa.
—...han sido encontrados. Sus nombres acaban de ser revelados por la policía: Jason Carvey y Greg...
—Hostia puta —Habló Mindy—. Ese es el rarito de nuestra clase de cine.
Ethan observó a Willow, que se había tensado al lado de Tara y que observaba la televisión con la cara un poco pálida.
—El que está obsesionado con Argento —Añadió.
—...también encontraron en la escena del crimen varios disfraces de Ghostface, un personaje popularizado por la franquicia de 'Stab'.
Tara miró a Sam, sabiendo lo que su hermana tenía ya en mente.
—Haz la maleta —Ordenó la mayor mientras caminaba hacia la cocina—. Nos vamos en diez minutos.
—Sam —Tara se levantó del otro sillón y siguió a su hermana, dispuesta a hablar con ella para poder quedarse—. Espera, ¡Sam!
—Nos vamos de la ciudad —Dijo Sam sin inmutarse por las peticiones de su hermana.
—¿Qué? —preguntó el vecino guapo.
—¡Sam!
—Muchísimas gracias, tío nuevo y sospechoso, pero creo que nosotros nos ocupamos del resto —Dijo Chad mientras empujaba a Danny hasta el exterior del apartamento.
—¡No! —Exclamó Tara.
—Que tengas una buena noche, que duermas muy bien. Vete, vete, vete —Continuó Chad para después cerrar la puerta una vez el hombre se había ido.
—¡Sam! —Volvió a llamarla Tara mientras su hermana fingía no oírla y escogía el cuchillo más grande de la cocina—. Sam, ¿qué...? Woah. ¡E-espera!
Sam caminó con decisión y con el cuchillo en la mano hacia el salón.
—Vamos.
—No, espera, vamos a hablar de esto —Le pidió Tara mientras la seguía—. Porque puede que esto no tenga nada que ver con nosotras.
—¿Estás hablando en serio? —preguntó Sam, incrédula.
—¡Es una ciudad gigante! ¡Es Halloween! ¡Todo el mundo lleva máscaras! —Argumentó la menor de las hermanas.
—Sí, pero normalmente no matan a gente con ella. Eso solo lo hacen los payasos asesinos —Habló Willow mientras ladeaba la cabeza. Sam la señaló, indicando que tenía razón y Tara bufó, desesperada.
—¡Tara! Esto no es una coincidencia —Le explicó Sam—. ¡Tú lo conocías!
—No mucho.
—¡Chad! ¡Mindy! ¡Apoyadme! —Pidió Sam.
—Bueno, a ver, es un poquito... —Empezó Chad.
—...cercano a nosotros —Finalizó Mindy mientras comía palomitas.
—¿Ves? —Dijo Sam.
Tara miró a su alrededor, desesperada, y lo único que pudo hacer Willow fue dedicarle una sonrisa apenada. Sí, le tenía mucho cariño a aquellas chicas y las iba a echar de menos si se iban pero prefería que estuvieran lejos y a salvo que en Nueva York y muertas. Tara le había contado muy por encima lo de los ataques que habían tenido lugar en su antiguo pueblo el año anterior cuando Willow le preguntó por la cicatriz que la menor de las Carpenter tenía en la mano, así que estaba un poco al corriente de lo que estaba ocurriendo de nuevo.
—Quinn —Habló Tara, aferrándose a la esperanza de que aquello no les estuviera pasando otra vez—. Tu padre es poli, ¿no? ¿Puedes llamarlo y averiguar lo que está pasando? Antes de que tú tomes la decisión de abandonar mi educación universitaria y largarnos del maldito estado —Finalizó mirando a Sam.
Quinn, un poco agobiada por aquella discusión cogió su móvil de inmediato.
—Lo estoy llamando ahora mismo —Dijo con el teléfono en la oreja.
—Gracias.
El sonido de un teléfono inundó el salón y todos dieron un respingo, girándose hacia el móvil de Sam, que sonaba sobre la mesa del comedor.
Willow miró a Anika con preocupación mientras que Sam se acercaba hacia su teléfono con la respiración agitada para ver quién era.
—¿Quién es? —preguntó Tara, tensa.
Sam suspiró y colgó al ver que solo era Gale Weathers, la reportera de Woodsboro.
—¿Por qué se ha asustado todo el mundo cuando sonó su teléfono? —preguntó Ethan, confundido.
—Tío, tienes que ponerte al día —Le dijo Anika.
—¿Enserio? Hasta yo lo sé, y eso que no veo películas de miedo —Habló Willow, haciendo que el ceño de Ethan se frunciera aún más—. Ya sabes... ¿Cuál es tú película de miedo favorita? —La pelirroja imitó aquella voz distorsionada y todos la miraron raro—. Perdón, perdón —Se disculpó.
—Sam, mi padre quiere hablar contigo —Habló Quinn mientras se acercaba a la mayor.
—Señor Bayley, hola —La chica escuchó lo que le decía el hombre antes de responder—. Mi hermana cree que estoy exagerando.
Hubo silencio mientras Sam escuchaba lo que el padre de Quinn le decía y Willow aprovechó para sentarse ya que estaba empezando a sentirse un poco mareada.
—¿A qué se refiere? ¿Qué está pasando?
Otro silencio.
La cara de Sam cambió por completo a una que fue difícil de descifrar para sus amigos. Luego colgó.
—Ahora vuelvo. Tengo que ir a comisaría. Quedaros aquí y no salgáis hasta que yo vuelva, ¿entendido?
Nadie tuvo tiempo para decir nada porque Sam simplemente salió por la puerta tras coger su chaqueta. Tara bufó antes de seguirla.
Los otros seis se quedaron en silencio dentro del apartamento intentando asimilar lo que había pasado o lo que estaba comenzando.
—¿Y ahora qué? —preguntó Ethan, rompiendo el silencio.
—Esperamos, supongo —Dijo Anika.
Los chicos se volvieron a quedar en silencio con el murmullo de las noticias de fondo, aún hablando sobre los asesinatos. Willow, agobiada, cogió el mando de la televisión con rapidez y la apagó, llamando la atención de todos. Sin embargo, nadie dijo nada.
La pelirroja soltó un suspiro y se dejó caer en el sillón, cansada y un poco asustada.
El sonido de un teléfono inundó la estancia de nuevo y todos dieron un respingo. Willow, al reconocer su tono de llamada comenzó a tocar sus bolsillos para saber dónde estaba su móvil, pero nunca sabía dónde lo dejaba.
—Mierda —Murmuró mientras se levantaba para buscar su teléfono y sus amigos se miraban entre ellos.
Ethan no dudó en levantarse y seguirla hacia la cocina.
—¿Estás segura de que quieres cogerlo? —preguntó el chico—. ¿Y si es el asesino?
—Bueno, no estoy muy segura de lo que pasa cuando no respondes a las llamadas pero no quiero quedarme sentada a comprobar que no coger el teléfono puede ser mucho peor —informó Willow antes de empezar a levantar objetos para ver dónde estaba aquel aparatejo mientras seguía sonando.
La pelirroja ignoró lo nerviosa que le estaba poniendo la intensa mirada de Ethan junto a su propio tono de llamada para después apartar la tostadora y encontrar por fin su teléfono. Sin pararse a pensar en cómo había acabado aquello en ese lugar, Willow lo cogió y vió quién la estaba llamando.
Soltó un sonoro suspiro de alivio que relajó a los presentes antes de descolgar.
—Hola, Emma —Dijo, saludando a su hermana.
Los otros seis chicos abandonaron sus tensas posturas y se relajaron mientras Willow hablaba con su hermana.
—Hey, ¿por qué has tardado tanto en contestar? ¿Va todo bien? —preguntó la mayor, preocupada.
—Sí, sí, va todo bien —Mintió mientras se pasaba la mano por la cara—. Es que mi móvil estaba detrás de la tostadora y no lo encontraba.
Chad se giró hacia ella con el ceño fruncido y Willow se encogió de hombros antes de apoyarse en la encimera con la cadera.
—Bueno, ese es un lugar nuevo.
Willow ladeó la cabeza.
—Ya —Sus ojos se clavaron en Ethan, que la observaba con las cejas alzadas—. Em... Bueno... ¿Necesitabas algo? Normalmente no me llamas, solo me mandas mensajes.
—Ya, lo sé. Es que... tengo buenas noticias —Emma le sonrió a Jake, su novio, el cual la observaba desde la isla de la cocina de su propio apartamento—. ¿Te importaría venir a mi casa? Es que prefiero dártelas en persona.
—Em... —Willow se lo pensó durante unos pocos segundos, pero las ganas de ver a su hermana después de varios días sin hacerlo la invadieron—. No, no hay problema. Nos vemos ahora, tardo 10 minutos —Dijo Willow, ganándose una mirada alarmada de todos los presentes.
—Genial, nos vemos. Te quiero.
—Yo también, chao —Dijo con una sonrisa antes de colgar.
—¿Estás loca? —preguntó Ethan mientras Willow buscaba dónde había metido las llaves del apartamento de su hermana.
—¿A dónde vas? —preguntó Anika con el ceño fruncido.
—A casa de mi hermana. Dice que tiene buenas noticias que quiere darme en persona —Explicó la pelirroja mientras abría varios cajones.
—¿Qué? ¡No! ¿Acaso no has oído lo que dijo Sam? Tenemos que quedarnos aquí —Protestó Chad.
—Lo sé, lo sé, pero mi hermana nunca me llama por nada y si dice que tiene algo importante que decirme quiero saber qué es. ¿Y si se ha muerto alguien? —Willow se encogió de hombros.
—Pensé que eran buenas noticias —dijo Mindy con una mueca.
—Mi tío Fred siempre fue gilipollas, a lo mejor nos dejó algo de la herencia —La pelirroja bufó al ver que nadie se reía y que seguían con las mismas caras de 'ni de coña vas a salir de aquí'—. Mirad, es un trayecto de 10 minutos en metro, estaré de vuelta dentro de 40 minutos como mucho.
—Vale pero, no vas a ir sola —añadió Ethan.
Willow lo miró, indignada, después de encontrar las llaves y meterselas en el bolsillo.
—Ethan tiene razón —Opinó Anika y la pelirroja miró a su amiga con la misma expresión en el rostro.
—¿Por qué no? —preguntó.
—Pues no sé, tal vez porque hay un asesino por ahí suelto que tiene como objetivo a tus dos compañeras de habitación, ¿qué te hace pensar que no te tiene fichada a ti también? —cuestionó el castaño.
Willow suspiró derrotada y sintiendo el miedo arremolinarse en su estómago.
—A no ser que sea ella —opinó Quinn mientras acariciaba un mechón de su pelo—. Que espero que no pero, casualmente, las dos chicas a las que quiere muertas acaban de abandonar el apartamento. Es un poco raro.
—Sí, es un poco raro —admitió Mindy.
Willow se pasó las manos por la cara con frustración.
—Está bien. Iré andando y os compartiré mi ubicación para que veáis que no me pasa nada o que no hago nada, ¿de acuerdo? De todos modos solo son diez minutos más.
—Sí, vale, y cuando estés parada en la calle por más de un minuto sabremos que ya la has palmado —ironizó Chad.
—Chad tiene razón. Iré contigo —Habló Ethan, Willow se giró hacia él con el ceño fruncido—. Me quedaré en el vestíbulo del edificio si quieres, pero no vas a ir sola.
La pelirroja gruñó.
—Aj, vale, ven conmigo si quieres —Se rindió.
—Aún así quiero esa ubicación —Ordenó Chad.
Willow puso los ojos en blanco antes de sacar su móvil y mandarle un mensaje a todos los presentes con su ubicación a tiempo real.
—Vamos —Le dijo a Ethan, acompañando las palabras con un movimiento de cabeza.
—¡Tened cuidado! —les gritó Anika antes de que cerraran la puerta.
—¡Eso siempre! —gritó Willow de vuelta mientras se deshacía el moño y su cabello caía como cascadas de lava sobre sus hombros.
Antes de bajar las escaleras le dedicó una mirada a la puerta de su apartamento pensando en lo que acababa de ver en las noticias y tragó saliva esperando que no ocurriera nada malo.
El barullo de Times Square zumbaba en los oídos de Willow y Ethan, quienes debían cruzar aquella enorme plaza con pantallas para llegar a la casa de la hermana de la primera. Ambos esquivaban a personas mientras caminaban el uno al lado del otro y 'Welcome to New York' de Taylor Swift sonaba de fondo. En aquella zona solo ponían esa canción o 'Empire State of Mind' de Alicia Keys para recordarle a los turistas en dónde estaban.
—Hey —Dijo Ethan, en un tono alto para que Willow pudiera oírlo—. ¿Recuerdas lo de antes? —preguntó.
Willow frunció el ceño mientras lo miraba, un poco confundida.
—¿Lo del asesino? —cuestionó.
Ethan soltó una risa nerviosa y agachó la cabeza mientras negaba con ella.
—Lo de la fiesta. Lo que... lo que dijiste sobre mí —Explicó.
Willow ladeó la cabeza mientras pensaba y su mueca se transformó en una sonrisa al recordar sus palabras.
—Ah, ya sé, ¿te refieres a cuando dije que eras un buen tío? —preguntó con una sonrisa burlona.
Ethan suspiró al darse cuenta de que aquella chica le estaba tomando el pelo, pero aún así sonrió.
—Yo estaba pensando más en lo que dijiste después. Ya sabes...
Willow sonrió y le dió un codazo juguetón en el brazo.
—Pues sí, creo que eres guapo. Y además, ahora no llevas todo ese cartón encima y se te puede ver, así que con más razón aún —Explicó, intentando no ponerse nerviosa.
—¿Enserio? —preguntó el castaño, completamente sorprendido.
—Si quieres le preguntamos a un extraño —Bromeó, pero aún así Ethan la agarró del brazo por si acaso.
—Está bien. Te creo.
La pelirroja sonrió antes de tirar de la mano del castaño, guiándolo hacia el piso de su hermana.
—Además, si me permites que te lo diga, esa camiseta te sienta de maravilla. No sabía que tenías músculos —Willow sintió que su estómago empezaba a retorcerse. Estaba hablando de más.
La sangre no tardó en correr hacia sus mejillas. Odiaba irse de la lengua.
—¿Sigues borracha? —preguntó Ethan con una pequeña sonrisa mientras sus manos se separaban.
—Nunca estuve borracha, Landry —Le recordó Willow mientras seguía su recorrido.
Ethan la frenó al ver hacia dónde se dirigía.
—¿Qué pasa? —preguntó la pelirroja con el ceño fruncido.
—No creo que pasar por un callejón sea la mejor opción ahora mismo —opinó el castaño.
Willow observó el callejón por el cuál solía meterse cuando era de día y tragó saliva. Tal vez Ethan tenía razón.
—Bueno, podemos rodear los edificios, aunque nos va a llevar un poco más de tiempo —Dijo la chica señalando hacia atrás con su pulgar.
—Vale, hagamos eso, porque no pienso arriesgarme.
—Bien, daremos la vuelta si tienes miedo de que te pase algo —Aseguró la pelirroja y se dio la vuelta dispuesta a seguir caminando, pero la voz de Ethan hizo que se volviera a mirarle.
—No es por mí por lo que estoy preocupado —Confesó.
Willow sintió un cosquilleo en el estómago y un hormigueo en las mejillas, indicando que se estaba sonrojando, pero aún así no apartó sus ojos azules de los de Ethan, que la observaba con sinceridad y una intensidad que no había experimentado nunca.
—Vamos —Murmuró con la voz que pudo encontrar y haciendo un gesto con la cabeza antes de continuar andando.
Una vez llegaron al vestíbulo del edificio, ambos se pararon al lado del ascensor.
—Bueno, tú espera aquí, será subir ocho pisos y bajar —Aseguró Willow con una pequeña sonrisa y jugando con las llaves.
—Está bien. No te preocupes. Tómate tu tiempo —El chico le dedicó una sonrisa que hizo que una descarga eléctrica dejara un satisfactorio hormigueo en la columna vertebral de la pelirroja.
—Bien. Ahora vuelvo —Aseguró, haciendo girar las llaves en su dedo y metiéndose en el ascensor que acababa de llegar.
Ethan la siguió con la mirada y se metió las manos en los bolsillos. Sus ojos abandonaron el cuerpo de Willow cuando las puertas del ascensor se cerraron. Intentando mantenerse ocupado, bajó la cabeza.
Su ceño se frunció al encontrar un papel doblado en el sitio en el que había estado Willow, y lo primero en lo que pensó fue en que a lo mejor se le había caído del bolsillo o algo. Así que lo cogió y lo abrió con cuidado.
Sus ojos se abrieron mucho con preocupación y su corazón comenzó a latir con fuerza cuando leyó lo que ponía en el papel.
Voy a por ti — G.F.
Bienvenidos a otro miércoles de Mind Games!!
Bueno, aquí se acaba la historia ahora Willow se muere y todos a llorar. (Es bromis)
Also, como una persona que ha tenido la suerte de pasar por Times Square varias veces puedo confirmar que las canciones mencionadas en el capítulos son las únicas que suenan en ese lugar jsjsjs
Estoy muy emocionada porque lean el siguiente capítulo aunque, por desgracia, los exámenes me metieron en una bloqueo horrible y estoy teniendo problemas con una escena, pero espero poder publicar el capítulo la semana que viene.
Nos vemos hasta entonces!!!
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