┆O.62

─ALIANZA SHINOBI─

• • •

Y aquí estamos, después de varios días preparándonos, las cinco grandes aldeas se unieron formando así las Alianza Shinobi para enfrentar la 4ta Guerra Mundial Shinobi.

Había tantas emociones encontradas desde serenidad hasta desespero por el miedo de lo que se avecina. No sabíamos sí íbamos a regresar a nuestras casa con vida.

Nos agruparon en 5 tropas dependiendo de las habilidades que poseemos para el combate. Por ejemplo, yo estaba en la 1era división especializados en ataques de medio alcance, iba a estar en largo alcance, pero dijeron que mis habilidades serían mejores en esta tropa. Nuestro capitán era Darui, la mano derecha del Raikage.

──¡Yumei! ─sentí como me abrazaron con fuerza. ──. Me alegra saber que no voy a estar sola.

──Al Hyuga le tocó estar solo. ─comenté recordando su unidad. ──. Aunque bueno, está con su prima. A diferencia de Gai-sensei y Lee, tu y yo, sí está solo. 

──Pobre de él. ─miró a su alrededor. ──. Me siento un poco nerviosa por todas las personas que hay.

Claramente no era la única.

──Mientras no te fijes en eso, tu cuerpo se relajara. ─aclaré mirando a los lados.

Tenía claro que el Nara estaría en la unidad de largo alcance junto a Chouji, dirigido por Gaara. En cierta parte, me gustaba estar separados, así no me distraerá tanto en mirarlo para ver que sigue con vida. Aunque estar lejos tampoco me agradaba

──¡Aquí están los capitanes!

Al azar la mirada encontramos a los cinco hombres al mando de cada tropa en su correspondiente fila. De cierta forma me alegraba no ser líder de una tropa, pero no corrí con tanta suerte, pues era la sublíder de esta unidad.

Una estupidez.

──Etto... ¿Quién es nuestro capitán? ─preguntó Tenten.

──El rubio que tiene cara de distraído. ─conteste mirando al capitán sin mucho ánimo de estar ahí.

El silencio reinó un poco, mismo que provocó que las personas comenzaran a hablar sobre la desconfianza que habitaban entre las aldeas. Poco a poco se fueron culpando de acontecimientos que han pasado hace años y así fue como se comenzó una revuelta casi a golpes.

Todos se separaron gracias a la arena del Kazekage llamando la atención de todos los presentes.

──Para beneficio y ambición del país y de la aldea. ─comenzó a hablar Gaara captando la atención de los ninjas. ──. Los Shinobis nos hemos odiado y lastimado mutuamente por un largo tiempo, las tres guerras anteriores son prueba de ello.

Después de unos minutos, se echó un discurso muy prometedor.

──Suna... Iwa... Konoha... Kiri... Kumo, ya no existen. ¡Ahora solo hay... shinobis!

Gaara había logrado cambiar la mirada de todos con aquellas palabras.

──El enemigo quiere al amigo que me salvó la vida ¡Si el enemigo se apodera de él, sería el fin del mundo! ─advirtió el pelirrojo. ──. ¡Quiero proteger a mi amigo! ¡Quiero proteger a este mundo! ¡Soy muy joven e inexperto para proteger al mundo! Por eso.. ¡Les ruego a todos, Les pido que me ayuden!

Y con eso, fue suficiente para que todos gritarán aceptando aquella petición. Las disculpas no tardaron en aparecer entre los que se pelearon y el ambiente tenso se esfumó de poco a poco.

──¡El que comparte mis sentimientos, que me siga!

Y con esas palabras, ya estábamos corriendo directo a nuestro territorio a escasas horas de que aparezca el enemigo.

Solo esperaba que nada malo pasara.

Pero en la guerra pasan cosas.





• • •





Esperar.

Es lo único que nos tocaba hacer para que el enemigo apareciera. Los nervios se sentían al flote y el miedo se intentaba guardar, pero era imposible para algunos.

──Ya me cansé de estar parada. ─suspiró Tenten recargando su cabeza en mi espalda. ──. Sí van a aparecer que sea ahora.

──No llames a lo malo. ─le reñí mirándola de reojo. ──. Que lo lamentarás después.

──Dudo que aparezcan solo por decirlo.

──Aquí vienen. ─escuchamos al capitán.

Al mirar al frente, vimos a un enorme grupo de Zetsus blancos salir del agua.

──¿Tenías que abrir la boca? ─la miré de reojo.

──Ups. ─soltó una leve risa nerviosa.

──Den la señal de batalla. ─ordenó el rubio e inmediatamente se ejecutó.

──Es una cantidad asombrosa. ─comentó Tenten detrás mío.

──Y no es sola la cantidad. ─aclaró Hiashi con su dojutsu activo. ──. El cuartel estaba en lo correcto, distingo a muchos de élites con mi Byakugan.

Lo miré de reojo negando a usar mi Byakugan. Nos habían comentado que el enemigo iba a usar el Edo Tensei y revivir a los muertos para combatir contra ellos.

──Eso significa. ─murmuré por lo bajo. ──. Que tenemos suerte de perro y nos tocó enfrentar a zetsus y revividos. ─solté un leve suspiró. ──. Que estupidez.

Alcé mi cabeza quedando helada ante lo que mis ojos mostraban.

──No puede ser... ─escuche el murmullo de tristeza y enojo de Tenten a mi lado. ──. Esto es muy cruel.

──Así que no volvemos a ver... Banri... Kenzo.

Saliendo del agua distinguí sus rostros tan difícil de olvidar, ellos se encontraban juntos y lo que me molestó, fue ver a Kenzo diferente... exactamente de mi edad. Podía jurar que Kabuto tenía que ver sobre eso.

──Yumei, a las 10 en punto. ─me señaló Tenten.

Miré en aquella dirección notando la presencia de mi hermano junto al padre del Hyuga y el enamorado de Lady Tsunade.

──Un cuento de nunca acabar. ─suspiré por lo bajo.

Me dolía volver a verlos y más en estas condiciones, pero no me iba a doblegar a llorar y negar a pelear, pues soy la única de aquí que puede detenerlos. La razón de no derrumbarme, son las palabras que me dijo Dai, para que ellos descansen tranquilos, les debo demostrar que sigo siendo feliz y vivo con tranquilidad... con y sin ellos.

Y eso era el miedo de mi sensei y amigo.

Y para cerrar con broche de oro, el avaro de Kakuzu estaba aquí también. Pero lo peor, son los hermanos Kinkaku y Ginkaku, los hermanos que se enfrentaron con el Nidaime Hokage.

──Una unidad resucitada por el Edo Tensei. ─comentó la castaña. ──. La guerra finalmente ha iniciado.

──Si somos honestos, la fuerza del enemigo sobrepasa la nuestra. ─aclaré lo obvio.

──Shikaku está ideando una estrategia en el cuartel. ─aseguró Choza-san. ──. Ese sujeto es un genio. Se le ocurren asombrosas tácticas que yo nunca imaginaría.

──Creo que nadie, de hecho.

──Sí. ─estuvo de acuerdo conmigo. ──. E Inochi nos los trasmitirá sin errores. ─claramente conocía a sus amigos mejor que nadie. ──. Confiando en ellos, nosotros ganaremos aquí.

Tanto Tenten como yo lo miramos con atención.

──Sí. Confía en nuestros compañeros.

──Confía, ¿eh? ─murmuré e inconscientemente miré a Kenzo a lo lejos, caminando sin voluntad propia.

Sacudí mi cabeza para quitar ese pensamiento. Lo pasado se tiene que superar, no puedo vivir con miedo siempre. Este era mi momento de cerrar mis heridas para sanar.

Tengo que seguir adelante y comenzar de nuevo.

──Tiene razón. ─habló Tenten. ──. Debemos contener al enemigo por el bien de nuestros compañeros. Gracias, Choza-san.

Miré al frente, el enemigo permanecía a una distancia sin atacar.

──Que fastidio. ─soltó Darui al frente de todos. ──. Pero les mostraré porqué resguardo la costa.

El silencio reinó por unos segundos.

──¡Lanzaré el primer ataque! ─anunció. ──. Siganme.

Lleve mis manos a mi porta armas tomando entre ellas mis dos abanicos de manos. Todos tomaron sus armas poniéndose en guardia. Darui ataco con un jutsu de rayo negro logrando sacar de la linea a varios zetsus. Pero gran parte saltaron directo a nosotros.

Gracias al viento, logré mantenerme en el aire para agitar mis abanicos brindando mi ataque.

──Fūton: Tatsu no Ōshigoto. ─un enorme dragón se comió a varios zetsus terminando con otros en el agua. Estilo de viento: Dragón Marino.

Quería lucirme un poco y creo que destaqué de más, pues muchos admiraron mi delicadeza de jutsu y lo efectivo que fue.

──Yumei. ─caí al suelo a un lado de Choza. ──. Yo me encargo de tu hermano.

Me sorprendí, supongo que no quería que me enfrentara a él.

──Entonces, déjeme a mí a Banri y Kenzo. ─él se sorprendió más.

──Pero, Yumei... ─Tenten me miró angustiada. ──. Ellos–

──Estaré bien, Tenten. ─la tranquilice brindando una sonrisa. ──. Soy la única capaz de detenerlos.

Ella quedó asombrada, y se dio cuenta, que ahora sus muertes no me afectaba como siempre lo hacían.

──Eres alguien admirable. ─comentó Choza asombrado por mis palabras . ──. Contamos contigo.

Asentí para verlo irse. Miré por última vez a Tenten para alejarme de ella en busca de aquellas cabelleras rojas. El sonido de gritos me atrajo hacía la escena de ninjas muertos por picos de tierra y unas cadenas que les impedían moverse.

──Fūton: Kazekiri no Jutsu. ─moví mis abanicos destruyendo el domo de tierra que venía directo a mí. ──. Así que me sentiste, ¿eh? ─aterrizé de espaldas sintiendo el polvo desvanecerse. ──. Aunque bueno, tu habilidad sensorial siempre fue perfecta, Kenzo.

Giré mi cuerpo quedando frente aquellos dos rostros conocidos. Al mirar detalladamente, se sorprendieron de verme frente a ellos.

──¿Y-yumei? ─tragué seco al escuchar nuevamente esa voz. ──. ¿En verdad eres tú?

Giré mi rostro levemente dejando ver mi rostro, el polvo no dejaba distinguir mi figura con precisión, y viceversa, no podía verlos bien. Fue entonces, que la leve cortina de humo se desvaneció dejando ver aquellos hombres que formaron parte importante en mi vida.

Mis piernas temblaron inconscientemente al ver esos ojos nuevamente. Un nudo se formó en mi garganta y mis ojos se cristalizaron anunciando probabilidades de lluvia.

Kenzo sonrió como siempre lo hacía cuando sus ojos chocaron con los míos, o al menos con mi esmeralda.

──Me alegra ver que sigues con vida, Yumei.

Ver su sonrisa tan dulce provocaron que una lágrima se deslizara por mi mejilla, tan pronto como cayó, la limpié.

──Yumei. ─habló Banri, su voz sorprendida y preocupada me heló la piel. No quería ver sus ojos, temía recordar aquel fatídico día, cuando sus ojos se apagaron en mis brazos sin poder ayudarlo. ──. ¿Cuánto tiempo ha pasado? Siento que fue hace minutos que te vi.

Cerré mis ojos soltando un leve suspiro intentando deshacer el nudo en mi garganta para poder hablar.

──H-han... ─suspiré profundo conectando nuestras miradas. ──. Han pasado casi cuatro años desde la última vez que nos vimos, Kenzo. ─aclaré mirando su rostro sorprendido, casi no queriendo aceptarlo. ──. Y han pasado diez meses desde esa misión, Banri.

──¿Diez meses? ─balbuceo para sí mismos, sus ojos parecían cristalizarse. ──. Entonces...

Sonreí para mis adentros. Él anhelaba tanto un hijo, y el dolor de perderlos era inmenso.

──Felicidades, sensei, tuvo un pequeño Kenzo igual a usted. ─merecía saberlo, después de todo él se fue con esa preocupación. ──. Kata y él están sanos y salvos. Más fuertes que nunca.

Pude ver como unas pequeñas lágrimas bajaban por su mejilla, cosa que me sorprendió. Parecía que aquello era lo que más le dolía al morir y ahora podía descansar en paz.

──Ya veo. ─sonrió mientras una luz blanca lo envolvía, parecía que los sentimientos eran más fuertes que el vínculo que lo ataba en el mundo humano. ──. ¡En verdad me siento tan feliz de escuchar eso! ¡De verte con ese brillo en tus ojos! ─su cuerpo se iba agrietando. ──. Cuida de ellos por mi. ─su alma salió de las cenizas acumuladas en el suelo. ──. Te lo encargo, Yumei. Es mi última voluntad.

Vi su alma desaparecer en el cielo sintiendo una tranquilidad en mi pecho. Por un momento creí que sí me iba a enfrentar a él, pero saber que su esposa e hijo están bien... liberó su alma de la atadura. Una prueba de que los sentimientos no se pueden manipular por más fuerte que seas.

──Descansa Banri. ─murmuré mirando el cielo.

Para mi mala suerte, no podía permitirme distraerme. Enfoqué mi mirada en la de mi difunto amigo, notando su mirada en mí.

──Me encantaría poder sentarnos y platicar sobre lo que has hecho estos años. ─sincero sonriendo mientras sus manos se dirigían a su porta-armas. ──. Pero mi cuerpo solo quiere atacarte.

Dicho eso, esquive algunos de sus shuriken.

──Te dejé en aquel día y me odio por eso. ─hablaba mientras su cuerpo combatía contra mí en taijutsu.

Cuando mi manopla chocó contra su kunai se formó una ventisca de polvo creada por nuestras fuerzas. Estábamos cara a cara.

──Debio ser dificil quedarte sola. ─detuve con mi cuchilla otro kunai. ──. Mientras moría, me odie por dejarte cargar con todo ese peso.

Ejercí fuerza en mi cuchilla mandando su kunai lejos. Detuve su patada con mi brazo, aproveche el momento para girar sobre mi eje y asentar una patada con fuerza mandándolo lejos.

──Sabía que no te gustaba salir con nosotros ni conocer nuevas personas. Sí lo hacías era porque te obligaba a ello. ─mencionó retomando su postura como si nada, lo que decía era totalmente verdad.

Kenzo era la razón por la que conocí lo que era una amistad y dejaba mi entrenamiento de lado. Cuando entrenaba, él se quedaba conmigo hasta caer desmayada. Me cargaba y me llevaba a mi casa. Me compraba comida y lo golpeaba por decir que era una cita cuando comíamos a solas. Las veces que lo salve de las chicas. Cuando lloraba en mi pecho por que su padre le decía que era una vergüenza para su clan por no controlar sus técnicas.

Siempre éramos nosotros contra el mundo. Suki se la pasaba con Banri entrenando, nosotros nos fortaleciamos entre nosotros mismos.

Es por eso, que Kenzo se odiaba a sí mismo. Haberme dejado significaba ya no ser los dos contra el mundo, se convirtió en ser yo contra el mundo. Sin embargo, me odio más por nunca haberle demostrado o expresado lo feliz que era con él a mi lado, que por el simple hecho de que ni yo misma lo sabía.

Era feliz y no lo sabía.

──Por eso mismo... ¡Me odio por haber sido débil y dejarte sola! ─creo sellos para después atacarme con un jutsu de tierra.

Logre destruirlos gracias a mi viento. En ningún momento hable o exprese algo, mi rostro inexpresivo se mantuvo escuchando sus palabras.

──Te equivocas. ─hablé por primera vez esquivando su puño. ──. No estoy sola. ─él esquivó mis puños con su taijutsu. ──. Tengo amigos y compañeros que me apoyan en todo momento. Nadie me tiene que obligar a salir, porqué lo hago por mi cuenta.

Retrocedí un poco para hacer lo que nunca pude con él.

──Kenzo. ─sus ojos se conectaron con los míos. ──. Gracias a ti... soy feliz.

Y entonces, sonreí. Sonreí como nunca antes lo había hecho. Mis ojos brillaron al compás de mis labios en curva, mi cabello largo danzaba al son del viento.

──Y-yumei... ─su asombro no se iba dejando ver una leve lágrima bajar por su mejilla.

Aprovecho su distracción para atraparlo en una red de viento esperando a que aparezca uno de la tropa de sellados.

──Yumei-san, gracias por detenerlo. ─habló un joven llegando. ──. Ahora mismo lo sellamos.

Asentí.

──Demonios, Yumei. ─soltó Kenzo junto a una risa. ──. Siempre sabes como dejarme callado. ─lo miré mientras lo iban sellando. ──. Estoy tan feliz de ver a esta Yumei. ─su cuerpo cada vez se iba envolviendo en papel. ──. ¿Puedo pedirte algo?

──Lo que quieras.

──Dile a Suki que la estaré esperando. ─me sorprendí de sus palabras. ──. Por cierto, ¿no te dije que te ibas a mirar como una diosa al sonreír? ─sonrió levemente dejando ver sus dientes. ──. Hazme un favor... no dejes de sonreír.

Poco a poco su rostro se iba cubriendo.

──Te estaré observando siempre. ─fueron sus últimas palabras antes de ser sellado.

Escondí una lágrima entre mi cabello. Se sentía muy bien hablar con tu mejor amigo, lo doloroso, es recordar que está muerto. Pasé saliva sintiendo mi nudo irse desvaneciendo.

Había cerrado una herida.

──Bien, Yumei. ─suspiré regresando a mi semblante serio. ──. Esto no ha terminado.

Esto acaba de empezar.

• • •

. no olviden votar en lo que les puse en mi perfil.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top