┆O.53
━VUELVE━
• • •
El viento sopló llevando las nubes blancas lejos del cielo para dejar ver las nubes grises cargadas de humedad. Poco a poco las gotas de lluvia caían y entre más nos acercábamos a Konoha, más fuertes se hacían.
Haciendo la vista ciego a los dos equipos que nos cruzamos hace un día, apresuramos nuestros pasos hasta poder divisar la enorme entrada indicando que habíamos llegado a nuestro destino. Pasamos la guardia sin ser vistos, al ser ANBU conocíamos los puntos ciegos de la barrera de la aldea.
Es lo primero que tienes que saber inmediatamente al ingresar al ANBU.
En un parpadeo, me detuve encima del edificio de la torre Hokage observando los rostros de los antiguos Hokages, inconscientemente mi mirada cayó en la de mi padre. Desvíe la mirada cuando sentí a mi escuadrón llegar al frente mío.
──Descansen. ─ordené sin mirarles. ──. Yo me encargo del reporte. Mañana a primera hora habrá entrenamiento, no lo olviden. ─les recordé.
Poco me importaba que les molestara levantarse a las dos de la madrugada para llegar a las tres a los entrenamientos.
──Eso es todo. ─dejé escapar un suspiró cuando me quedé nuevamente sola.
Que quedé unos pocos minutos observando el rostro de piedra de mi padre. En algunas ocasiones me he preguntado cuál sería su reacción al ver a su hija en el ANBU. O qué diría cuando se enterara que no pude proteger a mi compañero en aquel día. De solo pensar en su mirada de desaprobación me lastimaba, pero cómo él ya no estaba aquí no me molestaba en lo absoluto.
Cerré mi ojo y en un segundo ya estaba dentro del despacho de la Hokage, inclinada en forma de respeto.
──Así que ya has llegado, Yumei. ─dejó sus deberes de lado. ──. ¿Cómo estuvo este tiempo afuera? ¿Algo relevante?
──Hemos estado persiguiendo a muchos ninjas renegados que anteriormente se dieron por desaparecidos. ─comencé a informar. ──. Todos ellos tenían una marca de maldición.
La escuché soltar un suspiró.
──Orochimaru, ¿no? ─preguntó, pero sonó más como una afirmación. ──. Continua.
──Algunos de los criminales activaban la marca de maldición, pero su fuerza no opacaba a la nuestra y logramos eliminarlos sin problema. ─anuncié, recordando algunos cuantos de los que asesiné. ──. Algo que nos llamó la atención fue escuchar las misma palabras en todos ellos antes de morir.
──¿Palabras? ¿Cuáles?
──Milady, Uchiha Sasuke asesinó a Orochimaru. ─levanté mi mirada observando su expresión de seriedad.
Cerró sus ojos soltando un suspiró mientras se levantaba de su silla para observar por la ventana la lluvia caer.
──Jiraiya me lo había dicho hace no mucho. ─comentó.
No me extrañó, después de todo en medio de "nuestro camino" encontramos algunos ninjas que eliminamos retrasando nuestra llegada a la aldea. Además, que hice aquella "misión".
──Hace un día de llegar a la aldea noté la presencia de dos equipos dirigiéndose a una de las villas vecinas. ─comenté, no era estúpida y reconocí al equipo del Hatake y Kurenai. ──. Ambos equipos tienen que ver con Uchiha Sasuke, ¿no?
El silenció fue la respuesta más clara que podía darme.
──Les asigne una misión especial. ─me miró de reojo. ──. Atrapar a Uchiha Itachi.
Cerré mis ojos soltando un pequeño suspiró. No me sorprendía que diera aquella orden.
──Sí esa es toda la información, puedes retirarte a descansar. ─tomó asiento nuevamente en su silla. ──. Más adelante le echaré un ojo al reporte escrito junto a la lista de los ninjas renegados eliminados.
──Con su permiso, Hokage-sama.
Sin decir más, desaparecí de su mirada llegando encima de la torre. Tomé mi máscara retirándola de mi rostro respirando el aire fresco, poco me importaba mojarme. Guardé mi máscara en mi porta-armas y baje de la torre para caminar por las calles. Hace casi un mes que no pisaba estas calles y de cierta manera las extrañaba.
Había pocas personas caminando por las calles, algunas corriendo para no mojarse y otras usando un protector. Los puestos seguían abiertos esperando que los habitantes compraran o consumieran sus productos.
Pronto un delicioso olor hizo que mi estómago gruñerá exigiendo comida decente. En estos días comer no era una prioridad para mí. Con un poco de hambre me dirigí a mi puesto favorito dónde podía disfrutar mi platillo favorito. Levanté la lona entrando al lugar, agradecí no ver tantas personas.
──Es bueno verle de nuevo, Yumei-san. ─saludó Shiro, un joven castaño hijo del dueño. ──. Hace tiempo que no pasaba por aquí.
──Bueno, ya era hora, ¿no? ─me senté en una mesa retirada.
──¿Le traigo lo mismo? ─preguntó limpiando la mesa.
──Ya sabes que si. ─afirmé mirando por la ventana.
──Qué sean dos, ¿sí no te molesta? ─giré mi cabeza notando la presencia de Jiraiya.
──Para nada. ─negué con la cabeza.
──En seguida les traigo su orden. ─se despidió Shiro.
──Es bueno volver, ¿no? ─tomó asiento al frente mío.
──Supongo. ─cruce mis brazos encogiendo mis hombros. ──. Extrañaba este puesto, sin duda.
Él soltó una pequeña risa.
──He de admitir que la comida de Konoha es la mejor que he probado, y eso que he estado en tantos lugares. ─confesó recargando su mano en su mejilla apoyando su codo en la mesa.
──No le puedo llevar la contraria, Jiraiya-san. ─dije, y no mentía.
He probado comida de distintas villas, países y aldeas, nadie podía llegar a ser tan buena como la de Konoha. Mis ojos se enfocaron en la lluvia cayendo sin indicios de detenerse.
Como si estuviera lamentando la muerte de alguien.
──Parece que no va a parar. ─comentó Jiraiya viendo lo mismo que yo. ──. Es raro que llueva tanto por aquí, sobre todo en esta época del año.
Me limité a quedarme en silencio, sin saber qué decir. Sólo enfocaba mi mirada en aquel charco de agua y en las gotas cayendo sobre ella cada vez más lento.
──Lamento si te hice llegar más tarde a la aldea. ─enfoqué mi mirada en la suya. ──. Pero era necesario aquello.
──Lo entiendo. ─hablé seriamente. ──. Además, mi objetivo tiene comunicación con él después de todo, y además la tormenta ya ha pasado.
Poco a poco la luz del sol iluminaba la aldea dejando ver un pequeño arcoiris que se produjo alrededor de está.
──No te lo puedo confirmar, puesto que no logre estar mucho tiempo en esa aldea. ─miré sus ojos. ──. Deje que un ninja escapara hasta llegar a ese territorio, con eso logre entrar escondiendo mi chakra y presencia, pero aún con eso me sentía vigilada en todo momento.
Me quedé en silencio cuando Shiro nos dejó nuestra orden al frente nuestro. Uno de los paquetes que tenían de tokoyakis y un té negro.
──Ese país no permite que los visitantes duren mucho tiempo. ─comí un poco de mi comida. ──. No parecía que el líder de la aldea siguiera en el liderazgo.
──En pocas palabras.
──Es una probabilidad que el líder de los Akatsuki esté en Amegakure.
Cerré mis ojos relajando mi ser conectando mi cuerpo con el viento, siendo uno solo. Pronto podía ver figuras negras acercarse, escucharlas con más claridad y sentir sus movimientos.
Moví mi cabeza a la izquierda esquivando el kunai, tomé el brazo de quien lo lanzó para tomar el kunai y girarlo entre mi dedo. Asenté una patada en la persona que se acercó por el frente mío mientras de un golpe impulsaba al que anteriormente le quite el kunai, él terminó encima de otros dos. Lance el kunai a la dirección contaría a la que "miraba" rasgando la máscara del ANBU. Salté hacía arriba girando en el aire evitando unas manos tomarme. Para terminar, saque mis dos abanicos de mano y los agite creando un pequeño tornado que impulsó a todos lejos del centro donde caí de pie.
Abrí mis ojos notando a todos lejos mío tumbados en el suelo con heridas y suciedad en sus ropas. Aunque no lo parecía, habían mejorado.
──El entrenamiento terminó. ─anuncié. ──. Mañana tendremos el día libre para seguir con nuestras misiones.
Escuche un asentimiento de su parte antes de irse del campo. Solté un leve suspiró sacando la mascara para guardarla en mi porta-armas.
Miré el sol, dentro de poco iba a esconderse así que decidí ir a dar una vuelta por la aldea. Hace dos días que había llegado y por estar entrenado no me había tomado la molestia de verla un poco.
El equipo del Hatake junto a los demás parecían que aún no llegaban, supuse que la misión fue más complicada de lo que parecía. No me sorprende, después de todo se trata de atrapar o en el peor de los casos matar a Uchiha Itachi. Un prodigio, no, un genio desde que nació.
Estaba sumida en mis pensamientos que no vi venir a mi antiguo equipo de frente.
──¿Yumei? ─escuche la voz de Lee. ──. ¡¡Yumei!! ─sonrió en grande corriendo hacía mí con los brazos abiertos listo para abrazarme.
Me hice a un lado haciendo que terminará abrazando al suelo.
──¡Me alegra verte, Yumei! ─Tenten se acercó con tranquilidad. ──. No puede ser que me hayas dejado con ellos. ¡No creo poder soportarlos más!
Lloriqueo mirando a Lee aprovechar su caída para hacer lagartijas. Parecía que no estaban en misión, más bien en una salida de amigos.
──Hemos tenido muchas misiones, ¿sabes la tortura que he pasado? ─preguntó dramatizando. ──. Estoy sumamente enojada contigo por dejarme sufrir sola.
Me limité a mirarla sin expresar ninguna emoción. El Hyuga era quien se mantenía al margen de la situación. Por su expresión parecía estar un poco molesto por mi ausencia y el no visitarlos en ningún momento.
──¡Ey, Shikamaru, Ino, Chouji! ─gritó Lee mirando a las personas que pasaban por ahí. ──. ¡Miren lo que el viento nos trajo!
Pronto los tres ex-pupilos de mi hermano caminaron hacía nosotros sorprendidos de verme.
──Es Yumei. ─murmuró Ino. ──. Vaya, después de meses ahora sabemos porqué de su ausencia.
Supongo que mi vestimenta es más que claro que pertenezco al ANBU.
──Pero bueno, nos alegra verte bien. ─la rubia me brindo una sonrisa.
──En especial Shikamaru. ─comentó Choujo mirando a su amigo.
──No sé de qué hablas. ─se hizo el desentendido desviando su mirada.
──No te hagas, Shikamaru. ─Ino lo miró burlón. ──. Chouji y yo ya comenzábamos a cansarnos de tus reproches.
──"Debería hablar con Yumei". ─citó el Akimichi. ──. "Debería regalarle flores y pedirle perdón".
──"Debería paralizarla con la sombra y hacerla que me escuchara" ─completó la Yamanaka soltando una risa.
──Qué fastidio. ─ni siquiera podía mantener su mirada a nadie dejando ver su sonrojo.
──Así que tú también estás preocupado por Yumei. ─Tenten le dio unos codazos de burla al Nara. ──. Neji no ha dejado de preguntarle a Konohamaru sobre ella.
El Hyuga desvío su mirada con su expresión de seriedad, aunque podía ver una pequeña mueca de pena.
Solté un suspiró cruzando mis brazos escuchando su plática sobre mí. Me había limitado a solo escuchar y no hablar.
──Por cierto, íbamos a comer unos dangos, ¿quieren venir? ─preguntó Tenten dejando de hablar sobre mí.
──No suena mal, me parece bien. ─Ino aceptó.
──Donde haya comida, iré. ─el Akimichi aceptó por igual.
──¿Y tu Yumei? ─miré a Lee. ──. Te ves algo cansada, ¿quieres ir a comer dangos con nosotros?
──Vayan ustedes, no tengo ganas de perder mi tiempo en estupideces. ─dije, inexpresiva pasando de ellos.
Para los ex-pupilos de Asuma no fue sorpresa al volver a escuchar así como lo fue con mi antiguo equipo.
──Nunca había visto a Yumei tan...
──¿Antipática? ─completo Ino la frase de Tenten.
──Sí, ella no era así.
──¿Primera vez?
──¿De qué hablas?
──La Yumei que conocieron no es la misma que nosotros. ─escuche a la rubia. ──. La verdadera Yumei es una antipática.
──Estar rodeada de muerte la ha cambiado nuevamente.
Dejé de escuchar cuando desaparecí en un parpadeo de sus vistas. Poco me importaba lo que pensaran de mí, no es la primera vez que escucho esas palabras de lo antipática que soy.
Llegué al campo de entrenamiento diez observando aquel gran árbol seguir intacto a pesar de que dentro de poco entraremos en otoño. Me dejé caer en el árbol quedando sentada cerrando mis ojos dejando que el viento jugara con mis cabellos.
Escuché unos leves pasos acercarse hacía mí para luego escuchar el sonido de algo partirse por la mitad.
──Ten. ─abrí mi ojo viendo a Jiraiya tenderme la mitad de una paleta. ──. Apuesto que necesitas una.
Mi ojo se suavizó recordando cómo de pequeña una vez me compró una. La tomé con una pequeña sonrisa en mi rostro. A los pocos segundos él se sentó y sin pedir permiso recargue mi espalda en la suya apoyando mi brazo en su pergamino de contrato.
──Creí que ya había abandonado la aldea. ─comenté comiendo un poco de la paleta.
──Bueno, estaba a punto de hacerlo. ─confesó. ──. Pero no podía irme sin ver a mi pequeña espía o mi contacto de confianza.
Soltó una leve risa. Desde que ingresé al ANBU nuevamente me convertí en su contacto de confianza lo cual implicaba darle información que recolectaba por los países a los que iba.
──¿Otra misión para recolectar información para su libro? ─inquirí mordiendo el hielo.
──Me hubiera gustado que así fuera. ─soltó una leve risa recargando su cabeza con la mía. ──. Pero no lo es.
El silencio reinó por unos segundos sintiendo la suave brisa fresca del viento soplando.
──Hablé con Tsunade, le dije sobre el escondite del líder de los Akatsuki. ─habló con más seriedad. ──. Me he propuesto ir a Amegakure e infiltrarme para confirmar la investigación.
──Eso es muy peligroso. ─dije, terminando mi paleta. ──. No tenemos idea de su poder y tú vas a ir directamente a él.
──Por eso mismo, yo debería de dar el paso. ─lo sentí mirarme de reojo.
──Solo vuelve con vida, ¿quieres? ─pedí bajando mi cabeza. ──. He perdido más de lo que he ganado... no quiero perderte.
──No tienes que preocuparte, pequeña Yumei. ─aunque no lo veía, podía sentir su sonrisa. ──. He hecho una apuesta con Tsunade así que te prometo que regresaré en una pieza, ¿sí eso te alivia?
Mi cuerpo se tenso por unos minutos.
──Odio las promesas. ─cerré mis ojos ocultando mi ojo entre mi cabello.
──No deberías. ─dijo, pero mis ojos comenzaban a pesar. ──. Sabes, me gustaría que dejarás el ANBU. Eres muy joven para alejar a todos de ti.
──¿Mmh? ─hice un leve sonido comenzando a cerrar mi párpado, las ganas dormir me inundaron. ──. Tal vez... lo haría...
Dejé de balbucear cuando caí en la profunda oscuridad que tanto conocía. Deje de escuchar y sentir en cuanto mi cuerpo se sumergió en lo profundo del sueño.
Ajena a lo que estaba por pasar.
• • •
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top