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DESCANSA

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Un suspiró de alivio salió de mi al ver como el Nara se levantaba y cortaba el cuello del platinado por lo superficial sorprendiendo al hombre.

──Hijo de... ─balbuceó. ──. ¿Cómo es que aún sigues vivo? ─intentó moverse, pero su sombra estaba atrapada.

──Porqué antes me estaba haciendo el muerto. ─limpió la sangre en su mejilla revelando que no había ninguna herida. ──. La sangre en tu guadaña no es la mía. Es la de tu compañero.

La sorpresa en él era más de la que había en mi. No sabía que él había trazado con mucha cautela una gran estrategia para acabar con su vida. Mi idea para acabar con él era cortarlo en pedazos y quemarlo vivo, esto parecía menos doloroso y más ingenioso.

──Da igual quien lo hiciera, con tal de conseguir una muestra de la sangre de ese tal Kakuzu, es que la que estaba aquí. ─informó mostrando aquella pequeña jeringa. ──. Y cuando por fin tuve la muestra en mi mano... te engañe.

Cerré mis ojos por unos instantes. Parecía que después de todo, Asuma y Kenzo descansarán en paz gracias a él. No iba a intervenir, mientras el objetivo sea el mismo no valía la pena interponerme en su estrategia. Él también tiene derecho a terminar lo que empezó, después de todo conozco ese sentimiento de perder a tu sensei.

──En eso consistía nuestro plan. ─sonrió de medio lado, orgulloso de que su plan saliera bien.

──Maldito mocoso. ─gruñó enojado.

Al ser inmortal se confió en que nadie era capaz de matarlo, así que pronto su expresión de enfado cambió a uno burlón.

──Tendría que ser idiota para no descubrir los puntos débiles de tu técnica tras haber caído en ella una y otra vez.

La voz del hombre sonaba con cinismo mientras comenzaba a levantarse poco a poco.

──Se nota que ya no tiene tanta fuerza como al principio. Prueba de ello es que puedo moverme. ─llevó su mano a la lanza aún clavada en su pecho. ──. Cada vez que la usas contra mí noto que tiene menos fuerza. Es menos efectiva y dura menos.

Mi cuerpo se tenso al verlo ponerse de pie poco a poco.

──Así que tu técnica, de la sombra... va perdiendo efectividad a medida que la usas más. ─en un segundo ya estaba de pie por completo. ──. Ya apenas te queda chakra, ¿eh? ¡¿Verdad?!

Le abalanzó con su lanza en alto dispuesto a matarlo, pero la sombra estrangulante lo detuvo.

──Sí todavía crees en Jashin-sama quizás él te pueda salvar de esta situación. ─habló con risas. ──. Sí quieres creer en él justo ahora, estate seguro de que... ¡no serás perdonado, maldito infeliz!

Iba a usar el viento, pero el Nara usó su sombra para atrapar su cuerpo en los hilos rodeado con papeles bomba.

──Bastardo. ─murmuró al no poder moverse.

Pronto, la tierra bajo sus pies cayó dejando ver un agujero sorprendiendo al inmortal.

──¿Cuando realizaste-...?

──Realice esto por adelantado, no demasiado. ─se levantó tomando una cajetilla de cigarros. ──. Tu maldición es un arma de doble filo.

Buscaba el zippo para encenderlo, pero parecía que no lo encontraba. Tomé el mío, que me regaló Asuma hace tiempo, sin pensarlo se lo lance. Él lo noto dándome una leve mirada.

──Maldeciste al amigo de mi amada y lo mataste. ─encendió el zippo. ──. Maldeciste a mi sensei y lo mataste. ─terminó encendiendo el cigarro. ──. ¿Pensaste que después de eso podrías ir por ahí tan tranquilo?

Hidan sudaba frío cuando noto que ese cigarro si lo llegaba a tocar lo iba hacer pedazos.

──Este agujero será tu tumba. ─terminó de decir dando una calada al cigarro.

Aquello solo le causó gracia al sujeto.

──No moriré. ─aclaró. ──. A pesar de que me hagas mil pedazos, a pesar de que solo sea una cabeza volveré y morderé tu garganta.

──Este bosque es especial en todo el país del fuego. ─anunció.──. Solo mi clan está autorizado a entrar, nadie más lo hace.

Aquella información pareció ser suficiente para hacerlo callar por unos segundos.

──Mi clan siempre ha estado vigilandote. ─se quedó en silencio, sorprendido y más al ver de reojo a los venados, pero después relajó su semblante mirando a un lado suyo. ──. Gracias. ─susurró sin tener idea a quien.

Sin pensarlo mucho, arrojó el cigarro a Hidan e inmediatamente una enorme explosión lo terminó.

──Buen viaje, sensei.

Cerré mis ojos sintiendo un enorme peso encima mío quitado. Podía sentir como respiraba con más calma sabiendo que Kenzo podrá descansar en paz.

──Siento que haya pasado tanto tiempo. ─murmuré para mí misma.

──Me alegra ver que la venganza no te consumió por mi muerte. ─sentí un brazo en mi hombro.

Mis ojos se abrieron cuando escuché su voz nuevamente. Miré sobre mi hombro encontrando aquella sonrisa, para sorpresa mía parecía tener mi edad.

──Descansa en paz ─sonreí al ver cómo se iba desvaneciendo. ──, Kenzo.

El suave viento sopló abrazando mis brazos mientras alejaba la cortina de humo que la explosión género. Pronto, una inmensa risa se presentó dentro del agujero.

──¿Pero qué mierda es esto? ¿Cómo te atreves hacerme algo así? ─su irritante voz sonó por todo el agujero. ──. ¡Te juró que Jashin-sama te dará tu merecido! ¡La fé de Jashin te juzgará!

El Nara se acercó al agujero con kunais amarrados a un hilo con más papeles bomba.

──Mira como tiempo de miedo. ─soltó con sarcasmo, él estaba sereno. ──. Cada uno de nosotros tiene sus propias creencias. Yo creo en la Voluntad de Fuego.

Sentí la sombra soltar mi cintura dándome movilidad.

──Pero tu dios no es ese estúpido Jashin o como se llame. ─habló Shikamaru. ──. Ahora mismo soy yo. ¡Y yo voy hacer el que té juzgue!

Lanzó los kunais detonando otra explosión causando que las piedras comenzaran a caer.

──¿Ves? ¡Ya te lo dije antes! Te dije que la fé de Jashin te juzgará. ¡¿A qué sí?! ─gritó mientras los escombros caía sobre él. ──. ¡Más bien seré yo el que te juzgará! ¡Y para hacerlo solo me bastará con mis dientes! ¡¡Te masticaré a conciencia y te haré pedacitos!!

Cuando uno está en lecho de muerte dice muchas estupideces, él era la prueba de ello. En un parpadeo baje llegando al lado de él observando las piedras enterrarlo por completo dejando un gran pedazo de profundidad.

──Doton: Piasupirā.

Hice los sellos correspondientes haciendo que la tierra se elevara al nivel de la superficie escuchando algunos gritos de su parte cuando los pilares con la punta afilada lo traspasaron.

El silencio reinó solo sentíamos al viento soplar suavemente nuestros cabellos mientras observábamos la tierra. Cerca nuestra se encontraba la guadaña enterrada en la tierra. Me acerqué a esta tomándola entre mi mano. Deje las tres hojas al nivel de mi rostro reflejando mi rostro en este, la giré en mi mano para colocarla en mi espalda.

Me la iba a quedar.

Camine hasta quedar a su lado de dirección contrario a él.

──Gracias. ─agradecí y él sabía el porqué.

Sin decir más camine dispuesta a salir del bosque sintiendo a los venados observarnos.

──Lo siento. ─me detuve al escuchar su voz. ──. Te prometí que lo iba a proteger y falle. ─su voz sonaba quebrada, en verdad lo sentía y esa era la razón por la cual no me podía ver la cara.

──No es la primera vez que me decepcionas. ─dije con hostilidad y sin verle seguí mi camino.

──Asuma... él... ─me detuve nuevamente. ──. Él me pidió que te dijera-... ─lo interrumpí.

──Los muertos no hablan. ─corté con frialdad. ──. Y no me interesa tu lastima, Nara. ─lo miré sobre mi hombro con frialdad. ──. Desde hace días que tú moriste con Asuma.

──¿Q-qué significa? ─preguntó con lágrimas en sus ojos.

──Qué no te quiero ver nunca más.

Me miró a los ojos esperando ver alguna pizca de mentira, pero se quedó sin palabras cuando notó lo vació que mis ojos reflejaban.

──Y al igual que ustedes... yo también morí.

Sin decir más retomé mi camino ignorando sus gritos de disculpa.

Ignorando el hecho de que le rompí su corazón.

Poco me importaba. Sí iba a ver morir a todos los que quiero, prefiero destrozar sus corazones y que me odien a verlos muertos por estar cerca mía.

Solo traigo desgracias.

──¿Yumei? ─justo al frente mío aparecieron Sakura y Sai siguiendo a Pakkun. ──. ¿Te encuentras bien?

Preferí ignorarlos pasando por su lado siguiendo mi camino junto al venado que caminaba por mi lado. No era la primera vez que venía a este bosque, cuando Naruto no estaba mi hermano creía que era buena idea ayudar a entrenar al Nara. Shikaku también lo creyó y por ello los venados no me impidieron el paso.

Después de unos minutos llegué a donde se encontraban los demás notando que Naruto había derrotado al otro Akatsuki. Ahora estaba siendo curado por Ino mientras Chouji lo felicitaba. Pasé de ellos para acercarme al cuerpo ahora sin vida de Kakuzu gracias al Hatake.

Me quedé observando su cadáver sin expresar mucho en mi mirada. Por unos instantes recordé lo que sucedió hace tres años, él no había participado mucho en esa pelea. Pero sí era el responsable de coser mi cuerpo contra la tierra para dejarme a merced de su compañero.

──Hace tiempo que no te veía, Yune. ─conocí esa voz.

──Es Yumei, Tenzo. ─aclaré. ──. Ya no estoy en ANBU.

──Cierto, lo había olvidado. ─sonrió levemente. ──. En ese caso, llámame Capitán Yamato.

──Así que dejaste el liderazgo del ANBU. ─lo miré de reojo. ──. ¿Hasta cuándo vas a estar en el equipo 7?

──Mi estancia aquí es indefinida. ─respondió con seriedad. ──. Supongo que la Hokage aún no ha encontrado a otro líder apto para ese escuadrón de ANBU. ¿Por qué el interés?

Me limité a regresar mi mirada al cielo viendo las nubes moverse gracias al viento, y sin decir nada di media vuelta para comenzar a caminar de regreso a la aldea.



El silenció se presentó en el despacho después de dar el reporte sobre la "misión". Claramente la Hokage sabía que me había ido, pero parecía que Jiraiya la había convencido de no echarme la bronca.

──Buen trabajo, chicos. ─felicitó. ──. Pero Akatsuki aún está ahí. Así que no podemos relajarnos. ─aclaro soltando un suspiro. ──. Ahora pueden tomar un descanso. Se lo ganaron.

Con una reverencia, los demás procedieron a salir menos yo atrayendo la atención de las mujeres al frente mío.

──Tengo una petición para usted, Hokage-sama. ─hablé quedando de cuclillas frente a ella.

──Adelante, ¿cual es?

──Quiero dejar el equipo Gai y unirme al ANBU bajo su mando nuevamente. ─mi petición no pareció sorprenderle como a Shizune.

──¿Se puede saber la razón? ─inquirió.

──He escuchado que aún no tiene un líder en el escuadrón que era dirigido por Tenzo. ─comenté, respondiendo a su pregunta. ──. Usted mejor que nadie sabe que tengo las habilidades indispensables y conozco los protocolos y las obligaciones del escuadrón mejor que nadie. Mis habilidades solo son desperdiciadas en un equipo Jounin.

──Estás en lo cierto, Yumei. ─afirmó. ──. De hecho, estaba pensando que tú eras la indicada para ese puesto. Pero no pensaba que querías regresar al ANBU.

Sentí su mirada en mí, como si estuviera tratando de averiguar la verdadera razón de mi petición.

──Y dime, Yumei, ¿esto no tiene que ver con Suki o sí? ─cuestionó frunciendo su ceño. ──. Ahora que el Akatsuki que asesinó a Kenzo está "muerto", sólo queda Suki en tu camino, ¿no?

Cerré mis ojos dejando salir un suspiró.

──Usted sabe que mi prioridad ahora es buscar a Suki y acabar con su vida. ─afirmé sus pensamientos. ──. Yo soy la única que puede hacerle frente. Es mi responsabilidad. Entrar al ANBU me ayudará a buscarla y entrenar mis habilidades mejor que nadie, ahora que no tengo a Banri.

La Hokage se quedó en silencio unos cuantos segundos analizando mis palabras mientras sus ojos miraban los míos vacíos y firmes. Terminó por soltar un suspiró.

──Está bien. ─accedió. ──. Serás la nueva líder del escuadrón de rastreo. Yo le daré la noticia al equipo Gai de tu repentina salida de equipo. Comenzarás mañana, descansa hasta entonces.

──Con gusto, Hokage-sama. ─hice una reverencia. ──. Con su permiso.

En un parpadeo desaparecí de su despacho llegando arriba de la torre Hokage. Me quedé observando las nubes moverse gracias al viento. Cerré mis ojos dejando al viento revolotear mi larga cabellera negra sintiendo la presencia de él.

──¿Conseguiste lo que querías? ─preguntó llegando a mi lado observando el cielo.

──Eso parece. ─respondí sin mirarle.

──¿Segura de lo que harás? ─cuestionó con una leve preocupación. ──. Alejar a todos no siempre es lo mejor.

──Lo es si ellos viven. ─lo miré de reojo. ──. Aunque me odien o se enojen por alejarlos, no correré el riesgo de perderlos por mi culpa.

──No es tu culpa, Yumei. ─intentó persuadirme. ──. La muerte de Kenzo, Banri ni la de tus hermanos han sido tu culpa. El destino así lo quiso.

──Dice que el destino lo único que me trae son desgracias. ¿Qué jamás podré vivir feliz? ─lo miré suprimiendo mi enojo. ──. Yo solo quería una vida normal. Que mi padre me quisiera, vivir feliz con mis hermanos, enamorarme y en un futuro casarme... pero nada de eso está en mi destino. Sólo muerte y dolor es lo que el destino me da.

Cerré mis ojos soltando un suspiró pesado al darme cuenta que sin querer descargue mi ira con él. Cuando él solo ha querido ayudarme a sobrellevar la muerte de Banri y Asuma.

──Tal vez así sean las cosas hoy, pequeña Yumei. ─acarició mi hombro. ──. Pero ya conoces el dicho: "después de la tempestad, viene la calma". Tal vez dentro de unos meses las cosas irán bien.

──Tendré que verlo con mis propios ojos.

──Y cuando eso pase, te diré "te lo dije". ─soltó una leve risa. ──. Por cierto, casi lo olvido. ─llevó su mano dentro de su ropa. ──. Te traje un obsequio. ─dejó ver el nuevo libro.

──¿Ese es...?

──La nueva edición de "Icha Icha Paradise" después de tres años. ─mis manos temblaron cuando tocaron la pasta del libro. ──. Sólo hay dos ejemplares. Esté y uno que le regale a Naruto, pero él se lo dio a Kakashi.

Era un privilegio tener la tercera edición de mi libro favorito y más cuando aún no está en ventas.

──¿Cómo sabía que leía su libro? ─cuestione leyendo la sinopsis conteniendo mis ganas de abrir el libro.

──¿En serio no creías que noto cuando alguien lee mi libro? Lo puedo notar en tus ojos cuando Kakashi lo lee enfrente tuyo. ─desvíe la mirada un poco avergonzada. ──. Además, una vez te vi saliendo de la librería con uno de mis libros.

──No le diga a Ba-... ─negué con la cabeza. ──, mi her-... ─preferí quedarme en silencio. ──. No le diga a nadie que leo esto. ─fue lo único que pude decir.

──Tranquila, tu secreto está a salvo conmigo. ─despeinó mi cabello. ──. Si Tsunade se entera que la hija de Sarutobi-sensei lee mis libros me matará. ─tembló imaginando a la rubia enojada.

──Ya lo creo. ─pasé mis dedos por la portada. ──. Iré a mi casa a descansar.

──Sí, no te preocupes. ─me brindo una sonrisa.

Me despedí de Jiraiya para bajar a la tierra para caminar directo a esa casa. Preferí caminar a una velocidad moderada para pensar en todo lo que pasó en estos días. Había caído en cuenta que perdí a las dos personas más importantes en mi vida en menos de un mes.

Y dolía.

Pero, mi hermano me entrenó para vivir una vida caminando con la frente en alto sin importar las personas que ya no podían caminar a mi lado. Para mi mala suerte, formó parte de una generación que se ha visto obligada a madurar antes de tiempo y afrontar los problemas que el mañana no traerá. Es por eso que no puedo quedarme llorando y lamentarme las muertes.

Cuando me di cuenta ya había llegado a la casa de Kata. Toqué y en menos de unos minutos la castaña abrió brindando una sonrisa al verme.

──Yumei. ─me abrazó. ──. Te estaba esperando.

──Lamento que haya sido tarde. ─noté su bolso. ──. ¿Nos vamos?

──Claro.

A los pocos minutos, mientras caminábamos escuchaba en silencio todo lo que ella decía. Parecía más feliz y animada que hace una semana. Me alegraba saber que poco a poco comenzaba a vivir sin su esposo.

Hoy era día de revisión, lo que significaba que teníamos que venir al hospital. Al ser un embarazo de alto riesgo los exámenes eran cada tres semanas. Por petición suya entraba a la habitación viendo como el bebé se movía cuando le realizaban el ultrasonido.

──Enhorabuena, Srta. Uzumaki. ─sonrió la doctora. ──. Su bebé parece estar más fuerte que la última cita. ─aquello alivio a Kata. ──. Tal parece que se cuida muy bien.

Sonreí para mis adentros cuando en la pantalla se mostró el pequeño. Kata soltó lágrimas cuando la doctora le hizo escuchar el corazón del bebé latir con fuerza.

Parece que es un bebé fuerte.

Mi vista cayó en la ventana, notando a lo lejos las cabezas Hokages. Mi mirada cayó en la de mi padre.

Era mi momento de proteger al rey, ya no están mis hermanos, debo de ser yo la que encabece el Clan y ponga el apellido Sarutobi en alto.

No les voy a fallar.

Es mi tiempo.


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