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EN CASA

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Inhale aire.

Después de estar corriendo por tres días y sus noches, descansando lo necesario, por fin habíamos llegado a la entrada de la aldea. Gai-sensei había llegado primero siendo Lee quien terminara en segundo lugar. 

O eso pensaba él hasta que Gai-sensei le dijo que Kakashi era quien había llegado en segundo lugar. 

──¡Me acaba de brindar una evaluable lección, sensei! ─lo escuché llorar mientras anotaba esas palabras en su libreta. ──. ¡Aún tengo mucho que aprenderle!

──A penas es de mañana y ya comienzan con sus estupideces. ─solté mientras me llevaba mis manos a la cintura. ──. Las mañanas son estúpidas. 

──Ni que lo digas. ─escuche al Hyuga a mi lado. ──. Nunca me acostumbraré a su nivel ridículo de intensidad.

──Aún así corriste como loco, ¿eh, Neji? ─dijo Tenten con una risita.

──Qué absurdo. ─negó aquello.

──No niegues lo que es cierto, mi querido Hyuga. ─palmeé su hombro. ──. Todos lo vimos.

──Hmp. ─evadió mi mirada. 

──Muy bien, ¿ya llegamos todos? ─habló Gai-sensei llamando nuestra atención. ──. Vayamos con Lady Tsunade a reportarle todo ahora mismo.

──Em, ¿Gai-sensei?

──¿Qué pasa? ─le preguntó a la pelirrosa.

──Kakashi-sensei... esta. 

La mirada de todos cayó en el Hatake inconsciente en su espalda.

──Primero al hospital y luego a lo del reporte. ─aclaró mirando a su amigo. 

──50 ryuu a que está muerto. ─le aposté al Hyuga mientras comenzábamos a caminar al hospital.

──Hecho. ─ni siquiera lo dudo.

──Yumei te encanta perder dinero, ¿cierto? ─preguntó la castaña a un lado del Hyuga.

──Algún día ganaré. ─me encogí de hombros sabiendo que aquello era imposible. 

──No tienes arreglo. ─susurró. 

Simplemente pasé de largo con su comentario terminando nuestra conversación. Llegamos al hospital donde no tardaron en atender al Hatake, le avisamos a la Hokage que nos encontrábamos en el hospital y a los minutos ella llegó examinando a Kakashi.

Para mi suerte, el Hatake abrió su ojo.

──Oigan, ya despertó. ─informó Naruto.

──Ya estamos de vuelta, ¿eh? ─murmuró.

Miré de reojo la mano del Hyuga extenderse a mi dirección. 

──Tsk. ─chasqueé sacando mi monedero del porta armas pagando lo que aposté. 

──Una puesta es una puesta, Sarutobi. ─soltó con una casi visible sonrisa arrogante.

──Cállate, Hyuga. 

La puerta se abrió dejando ver a Lady Tsunade junto a Shizune.

──Buen trabajo, Kakashi. ─felicitó. ──. Bien hecho.

──My lady. ─susurró Sakura al verla.

──Lady Tsunade. ─el platinado intentó levantarse, pero se le dificultó. 

Cuando hizo eso, la sábana que cubría su rostro se bajó un poco captando la atención de Naruto.

──No, Kakashi-sensei. ─lo detuvo su pupilo mujer. ──. No debe esforzarse.

──Sakura tiene razón. ─estuvo de acuerdo la Hokage. ──. Te examiné hace un rato y tardarás un tiempo en recuperarte y tendrás que estar en cama al menos una semana. 

──Ya no me sorprende. ─dijo en susurro sin darse cuenta de un Naruto curioso por su rostro.

──Creo que tendrás que entrenar un poco más para perfeccionar ese nuevo Sharingan. ─sentí su mirada en mí. ──. En cuanto a ti Yumei, te revisaré luego.

──Claro. ─si me negaba me iría peor, además de que mis compañeros no me dejarían irme sin que lo hiciera. 

Sakura notó las intenciones del rubio y con una mirada bastó para que dejara de hacerlo. 

──El equipo Gai descanse. ─nos miró. ──. Presenten el reporte después. 

──Bien. ─dijo el sensei. 

──Vamonos, Shizune. ─ordeno la Hokage. ──. Tu vienes a que te revise, Yumei.

──No tengo opción. ─suspiré siguiendo a las dos mujeres.

──¡Te esperamos, Yumei! ─dijo el sensei antes de salir de la habitación.

La Hokage no me llevó muy lejos, solo a la sala de urgencias para una revisión rápida. 

──¿Por cuánto tiempo lo usaste? ─preguntó quitando el mechón de cabello para observar el Byakugan. ──. Conoces el seguimiento, sigue mi dedo.

──Por unas horas, no mucho. ─contesté sintiendo la luz de aquella linterna siguiendo su dedo como indico. 

──Ya veo. ─dejó de hacer eso. ──. Veo que tus reflejos son más rápidos que hace un mes. ─la pelinegra a su lado anotaba todo lo que veía y escuchaba. ──. El cansancio no se presenta en los primeros minutos. Fuiste capaz de usarlo durante horas y no pareces requerir estar en cama. 

Mi ojo parpadeó al sentir como usaba el ninjutsu médico en él. Cerciorándose de que todo estuviera en orden. Al haber introducido el Byakugan por mi cuenta sin tener conocimientos. Puede que haya dañado el humor acuoso, que es un líquido incoloro que nutre y oxigena las estructuras del globo ocular. 

──Parece que está mejorando. ─solté un suspiro de alivio, antes había tenido un gran problema con eso que casi me hizo quedar ciega de ese lado. 

──¿Puedo usarlo más a diario? ─pregunté sintiendo unas gotas caer que ella me había echado.

──Por el momento sigue usando como te lo he recomendado. ─respondió guardando las gotas. ──. No hay que forzarlo ahora que está mejorando.

Cerré mi ojo izquierdo cubriendo con mi cabello ese lado. Me levanté de la camilla donde estaba sentada.

──Eso sería todo. ─sonrió mirándome. ──. Ya puedes ir a descansar. 

──Supongo que la veré después. ─dije pasando por su lado. ──. Gracias.

Salí justo cuando Sakura entraba, parecía con prisa por hablar con ella. 

──¡Yumei! ─miré a mi equipo esperarme en la puerta del hospital. 

──¡¿Qué te dijo Lady Tsunade?! ─preguntó Gai-sensei con desespero acercándose a mí.

──¿Mejoró? ─Tenten apartó al sensei para verme más cerca.

──No me digas, ¡te vas a quedar ciega y ya no lo vas aparentar! ─Lee me tomó de los hombros con lágrimas en sus ojos. 

──La están agobiando. ─el Hyuga los apartó de mí. ──. Déjenla respirar. 

Agradecí con la mirada al castaño el alejar a los demás.

──No te dijo nada malo, ¿verdad? ─preguntó de repente sin poder evitarlo. 

Solté un suspiro suave, no me molestaba su preocupación, solo creo que ya me acostumbre a ello desde hace tiempo.

──Lady Tsunade me dijo que mejoró mucho en este mes. ─los presentes suspiraron aliviados. ──. Por el momento pidió seguir como hasta ahora. No había necesidad de forzarlo cuando por fin mejoró. 

──¡Me parece excelente! ─Gai-sensei sonrió. ──. Será mejor ir a descansar. Hemos estado fuera de la aldea por mucho tiempo, no nos vendría mal un poco de descanso. 

──¡Aprovecharé mi descanso para entrenar, sensei! ─gritó Lee con energía.

──Yo prefiero dormir. ─dijo la castaña. ──. He extrañado mi suave cama.

──Tengo que ir a ver a Konohamaru. ─dije pensando en el pelinegro. ──. Y a mi hermano si es posible. 

──Supongo que tomar algo de tiempo me viene bien. ─susurró el Hyuga.

──No se diga más. ─habló el sensei. ──. Nos vemos mañana para nuestro entrenamiento. 

Suspiramos al verlo irse corriendo con energías. 

──Daré 500 vueltas a la aldea. ─dicho eso, Lee comenzó a correr.

──De tanto verlo, más cansancio tengo. ─susurró la castaña. ──. Lo veré mañana, chicos. ─dijo antes de irse caminando. 

──Solo quedamos tú y yo. ─dijo el Hyuga.

──Supongo que es el hecho de que nuestros clanes se encuentren en la misma dirección. ─comenté comenzando a caminar con él a mi lado.

──Significa que somos vecinos.

──Con la diferencia de que vivo cuatro cuadras más lejos que tú. ─aclaré.

El silencio reino. No éramos de muchas palabras o de cómo comenzar una platica. Lo que agradecimos era que el silencio era cómodo. 

──Yumei. ─me llamó, hice un sonido para que continuara. ──. Cuando Kakashi-sensei usó su Sharingan para enviar la explosión a otro lado, ¿no sentiste nada? 

Ante su pregunta fruncí mi ceño ligeramente al recordar aquel tirón.

──Sí. Sentí un tirón, como si estuviera absorbiendo algo mío, ¿sabes? ─lo miré de reojo. ──. Después sentí un peso encima mío. Como si se estuviera aferrando alguien a mi espalda. ─regresé mi vista al frente al sentir su mirada puesta en mí. ──. Suena estúpido, lo se.

──No lo es. ─dijo, lo miré con una ceja en alto. ──. Yo lo vi. 

──¿A qué te refieres?

──Tenía el Byakugan activado y logré ver una especie de conexión, fue por unos segundos, pero parecía un cordón atado de ti con aquella figura humana. ─miré a otro lado pensando en sus palabras. ──. Se aferraba a ti para no ser absorbido por el agujero. 

──Era el viento. ─susurré para mi misma, pero él me escuchó.

──Es lo más probable. 

Me quedé en silencio en el resto del camino. No tenía palabras que decir o qué pensar. Aún de tantos años no lograba saber la razón por la cual el viento me protegía y por qué parecía una figura humana ante la vista de los Dojutsus. En estos casi tres años he leído muchos sellos y jutsus que impliquen el Fūton, pero no encontré nada parecido a mi caso. 

──Te veo mañana. ─salí de mis pensamientos al escuchar la voz del castaño.

Para cuando me había percatado de nuestro alrededor, ya nos encontrábamos frente al clan Hyuga.

──Descansa, Hyuga. ─lo miré antes de seguir con mi camino.

──Tu más, Sarutobi. 

Levanté mi mano en forma de despedida mientras seguía con el camino. Cuando estaba por girar en una esquina una voz se escuchó a lo lejos. 

──¡Yumei! ─me detuve mirando a la izquierda, era Naruto junto al equipo de mi hermano. 

──Estoy segura que hace minutos nos vimos. ─dije dando media vuelta para quedarme frente a ellos. ──. ¿Qué sucede ahora, Naruto?

──No te lo pediría, si no fuera importante. ─hizo ojitos de cachorro. ──. Nuestro equipo está corto de miembros, necesitamos a alguien. 

Suspiré. Sabía por dónde iba esta conversación.

──Imposible. ─dije cruzando mis brazos.

──¿Qué? Pero, ¿por qué? ─preguntó desilusionado. ──. Creí que eras mi mejor amiga, "ttebayo.

──No la chantajees con esa cara de perrito. ─le dijo el Nara al verlo. ──. Yumei acaba de regresar de dos misiones. Está agotada y necesita descansar. 

──Tú no hablas por ella, Shikamaru. ─lo miró con su ceño fruncido. 

──Pero qué fastidioso te has vuelto. ─miró a otro lado.

──Naruto, aunque quisiera no puedo ayudarte. ─esté me miró. ──. Mañana tendré entrenamiento y Gai-sensei es muy estricto con eso.

──Se me olvidaba que ahora eres del equipo de los cejotas. ─llevó sus brazos a la cabeza. ──. Supongo que tendré que buscar a alguien más. 

──Suerte, supongo. ─dije mirando como se iba. 

──Nosotros también debemos irnos. ─anunció Ino. ──. Asuma-sensei nos está esperando, Chouji. 

──Si, claro. ─sonrió el castaño.

──¿Asuma tiene misión? ─pregunté mirando a los chicos.

──Sí, posiblemente estemos unos tres días fuera. ─comento la chica.

──¿Puedes decirle que llegue de la mía?

──Si, no te preocupes. ─sonrieron antes de irse por el camino contrario al de Naruto. 

──Así que, ¿abrazando al Kazekage? 

──Oh, cállate. ─lo miré antes de comenzar a caminar con él a un lado mío. 

──No conocía esa faceta tuya. ─sentí su mirada observando mi perfil. 

──Olvídalo, ¿quieres? 

──Qué fastidio. ─lo notaba más fastidioso que descostumbre. 

──¿Te sucede algo? ─pregunté mirando ahora yo su perfil.

──Hace rato un tipo raro nos atacó a Naruto, Chouji y a mí sin razón alguna. ─dijo, fruncí mi ceño. 

──¿Era de la aldea?

──Sí, llevaba la banda, pero nunca lo había visto por aquí. ─aclaró llevando sus manos a sus bolsillos. ──. Es un maldito fastidio. Al igual que los exámenes chunin.

──¿Sabes? Comienzo a pensar que es momento de que te conviertas en Jounin. ─me miró a los ojos. ──. No te costará trabajo y evitarás que encárgate de los exámenes. Solo tienes que dejar de decir que te fastidia todo. 

Nos detuvimos frente a mi casa. 

──Que fastidio. ─soltó cuando dije aquello. ──. Me gusta más ser un chunin. Así no tengo tanto trabajo, ¿sabes?

──Algún día tendrás un trabajo pesado por ser tan flojo. ─abrí la puerta de mi casa. ──. Te acordaras de mí cuando no llegues a casa a cenar. 

──No digas eso. ─miró a otro lado. ──. De solo pensarlo me da flojera. ─me miró de reojo. ──. Mejor descansa. Te veré después.

──Hasta después, Nara. ─lo miré por última vez para entrar a casa cerrando la puerta. 

Por lo que miraba no había nadie en casa. Sin hacer nada más, fui directo a mi habitación para darme un ducha y poder dormir un rato.

O eso iba hacer antes de tomar mi libro leyendo por décima vez aquella escena ficticia. En estos años nadie se había dado cuenta del género literario que me gustaba leer en secreto. 

──Ouji si que sabe lo que hace. ─susurré cerrando mis piernas leyendo aquellas palabras. 

Y así me la pasé por un buen rato.

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