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VERDAD

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Retome mi postura indiferente, con la mirada vacía sin demostrar alguna emoción en mi persona. Ahora tenía que cubrir mi ojo izquierdo con un mechón de mi cabello.

El silencio en la habitación era muy sofocante, pero no podía hacer mucho para detenerlo. No hacía más de 15 minutos que el Hokage me había llamado a su despacho. Y no solo a mí, sino que en la habitación se encontraba tanto el clan Hyuga y Hitomi junto a mi Hermano y Banri.

Yo estaba en medio de todos sintiendo la mirada de odio de ambos clanes, pero la más intensa era la del clan de Kenzo.

──Bien. ─susurró la rubia con sus dedos cruzados frente a su escritorio. ──. Seguramente te has de preguntar porque te mande a llamar, ¿no, Sarutobi Yumei? ─preguntó seriamente.

──No necesito preguntarme nada, Hokage-sama. ─hablé severamente. ──. Se perfectamente porque estoy frente a usted sintiendo las miradas de odio de ambos clanes. ─poco me importo si les falte respecto a los clanes.

──Yumei. ─ignore a mi hermano.

──Esto es un tema delicado. ─habló de nuevo la Hokage, soltó un suspiro quedando unos segundos en silencio. ──. Tu misión fue completada.

No es cierto. ─pensé con mi típica cara inexpresiva.

──Hubo bajas. ─aclaró. ──. Solo se halló el cuerpo de Hitomi Kenzo sin signo de vida. ─leyó unos papeles. ──. La autopsia reveló que murió por daños severos en diferentes órganos vitales de su cuerpo.

──Supongo que la guadaña es el arma que la autopsia reveló de la razón de tanto daño, ¿no? ─dije mirando aquellos papeles en su mano.

Me miró unos segundos.

──Es correcto. ─cerró sus ojos unos segundos. ──. El cuerpo de Hyuga Suki no se encontró, sin embargo, tú posees su ojo izquierdo. No sabíamos si murió o el enemigo se la llevó, por lo tanto la dimos por muerta. ─informó dejando los papeles.

La habitación se quedó en completo silencio y una tensión se comenzó a sentir, cosa que me dio igual.

──Hace unos minutos Hatake Kakashi nos contó lo que le dijiste que pasó en la misión. ─me comentó recargando sus codos en su escritorio nuevamente.

──Eso significa que hizo su misión por completo. ─sabía que Kakashi no estaba en mi habitación solo por su cuenta.

──Él era el único en comprender tu situación perfectamente. ─cerró sus ojos unos segundos. ──. Sin embargo el hecho de contarle lo que "sucedió". ─hizo comillas con sus dedos. ──. Sobre la traición de Hyuga Suki es... ─se quedó pensando en una palabra apropiada para lo que iba a decir. ──, poco creíble.

Me mantuve inexpresiva con mi cabeza en alto, no iba a mentir que el enojo comenzaba hacerse presente en mi cuerpo.

──Por lo que muchas personas me han dicho sobre ella es que es o era... ─corrigió. ──, una chica con buenas calificaciones, sincera y muy risueña. ─me miró esperando alguna reacción de mi parte, pero no tuvo ninguna.

──Hyuga Suki, literalmente se paró al frente mío escupiendo con asco que la avergoncé frente a toda la aldea y que nos vendió solo por poder porque iba a matarnos a todos y no se a que se refiere con todos. ─di un paso al frente. ──. El mismo tipo, que ella le pagó para que nos tendieran la trampa, le arrebató su ojo, ¿y que hizo ella? Usó su mano arrebatando el mío y antes de que hiriera a Kenzo me interpuse recibiendo la herida en mi ojo. ─llegue colocando mis manos en el escritorio mirándola enojada. ──. De una vez le advierto que no me importara nada más que asesinar con mis propias manos a Hyuga Suki. No descansaré hasta saber sus motivos para después asesinarla.

Mi voz salió con rabia e ira, pero mis palabras eran sinceras al igual que mi mirada. No iba a permitir que todos siguieran pensando que la castaña era un rosa indefensa cuando esta tenía espinas con veneno.

──Pueden llamarme mentirosa, traidora, antipática, asesina, adelante no me importa, pero... no permitiré que digan que Suki es inocente porque le aseguro que esa perra es todo, menos inocente. ─la mire fijamente con mi ojo. ──. Puede que sea la chica más antipática que conozca, y le haya importado una mierda la muerte del hombre que se hacía llamar mi padre. Pero no voy a quedarme de brazos cruzados, no después de ver morir a mi camarada y amigo frente a mis ojos.

Me aleje del escritorio volviendo con mi semblante inexpresivo. Todo quedó en silencio, buscando alguna pizca de mentira en mis palabras y mi expresión de rostro.

──Antes de que llegaras por petición de ambos clanes y los consejeros. ─habló después de un tiempo. ──. Llegamos a la conclusión de descubrir si es verdad lo que dices. Vamos a ir a la División de Inteligencia de Konohagakure. ─informo. ──. Solo así sabremos si dices la verdad.

Todos esperaban mi negación en cambio di media vuelta caminando a la puerta.

──Entonces vamos de una vez. No quiero perder tiempo con estupideces. ─abrí la puerta dejándola abierta, tardé en escuchar sus pasos sorprendidos de aceptar sin poner resistencia.

Mire la máquina en donde me colocaré para que Inoichi utilice el Saiko Denshin entrando en mi mente con los jefes de cada clan junto a la Hokage, Banri y mi tutor, osea mi hermano.

──Puedes acomodarte. ─mire al padre de Ino, a diferencia de su hija él me cae bien. Me dio una leve sonrisa que me dio confianza.

──Bien. ─me senté en el centro de la máquina. ──. Una pregunta. ─me miró. ──. Mientras estés en mis recuerdos... ¿verás todos? ─pregunte.

──Buscaré solo lo que necesito. ─no me había percatado que había más personas en la sala y una de ellas era Shikaku, el padre de Shikamaru.

──Pero, eso significa que podrás ver a los demás mientras los buscas.

──Normalmente los recuerdos que siempre están al inicio son los más fuertes tanto buenos como malos. ¿Hay alguno que no quieres que veamos? ─preguntó con una ceja en alto divertida al ver que preguntaba mucho cuando me sentía avergonzada.

──Hay varios, pero pocos que me importen. ─recordé el beso de Shikamaru. Mierda. Pensé. ──. Una cosa más, ¿qué pasará conmigo mientras buscas en mi mente?

──Estarás en una especie de sueño de los recuerdos que nosotros miremos. ─solté un suspiro. ──. Puede que empieces a balbucear sobre ellos.

──Comienza con esto cuanto antes. ─dije cerrando mis ojos.

──Entendido.

Se acercó a mí colocando su mano en mi cabeza, él cerró sus ojos y unos segundos más sentí mis ojos cerrarse por completo.

Desperté.

No estaba en la división de inteligencia, estaba en los exámenes chunnin.

Estaba observando cuando nos anunciaron quiénes serían nuestros contrincantes para el encuentro.

──Fue un placer conocerte, Yumei. ─apreté mis manos al verla nuevamente. ──. No te preocupes, trataré de no dejarte muy mal herida.

En el recuerdo solo la ignore.

La imagen se distorsiona e inmediatamente aparece mi encuentro con ella. Justo a los minutos de haberle ganado, ella parecía desesperada por ganar y decirle a gritos a todos que me ganó.

Pero, yo fui la ganadora.

Ahora la imagen siguió, caminaba hasta que se detuvo en un lugar en específico.

──Mierda. ─exclamó al verme a mi misma besarme con Shikamaru. ──. Así de bien me miro besando al vago. ─la forma en la que estaba tan pegada a él. ──. Espero que nadie esté viendo esto.

Todo se movió tan rápido dejando ver escenarios diferentes. Eran los ninjas renegados que nos acorralaron. Solo fueron segundos en darme cuenta que era "yo" y mis compañeros peleando con los renegados.

Me quede alejada de ellos observando lo que vive hace días, mi garganta se seco al ver a Kenzo protegerme de la guadaña. Mi "yo" trataba de ayudarlo, pero cada vez que intentaba levantarse caía, Suki ya se había ido después de darle una tremenda golpiza.

Cerré mis ojos al ver el cuerpo de Kenzo caer, no me gustaba volver a ver eso. Suficiente tuve con las pesadillas que no me dejaban dormir, escuchaba claramente las palabras que él decía mientras "yo" lo abrazaba con fuerza.

──¡Kenzo! ─cerré con fuerza mi ojo al escuchar el grito que di ese día.

Escuchaba la pelea que había tenido con el tipo de la guadaña, no quería ver, permanecía con mi vista en un punto muerto.

Hasta que todo se volvió negro, no quería estar aquí. Intenté buscar una salida, pero no había nada, es como si estuviera durmiendo solo físicamente mientras que mi mente se mantiene despierta.

Mordí fuertemente mi labio haciendo que sangrara, el dolor te mantiene vivo, ¿no?

Me desperté sobresaltada levantándome de un salto del lugar donde estaba sentada. Cerré mis ojos tratando de reanudar mi respiración que estaba frenética con lo que había visto.

Sentí la mirada de todos, gire mi cabeza mirando a todos los que vieron mis recuerdos, ellos bajaron la cabeza en forma de lastima y lamentación mientras que el clan Hyuga solo la bajaban con vergüenza y disculpas.

Mi vista cayó en el hombre que no he podido ver a la cara sin sentirme una porquería. Su miraba se veía devastada con los ojos cristalizados.

Pues vio a su equipo quebrarse frente a sus ojos sin poder hacer algo.

Sintiendo un nudo en la garganta me acerqué a él, pude retener las lágrimas y me tiré a sus brazos. Me abrazo fuertemente, necesitaba sentir su tacto para no sentarme tan culpable, él necesitaba un abrazo por igual.

Me importaba una mierda que los presentes me vieran, les tengo noticias yo tengo sentimientos. Me duele la muerte de un gran amigo y camarada. Me odio a mi misma por ser una basura y no haber sido lo suficientemente fuerte para protegerlo.

──Lo siento. ─susurré entre su pecho. ──. Le falle, sensei. Usted confío en mí, y yo le falle.

Escuché su suspiro.

──No tengo nada que disculparte. ─acarició mi cabello. ──. Y tu no fallaste, fui yo.

Los días pasaron normalmente.

No he salido de mi habitación, ni siquiera para probar bocado, solamente me la paso leyendo sobre los diferentes jutsus sobre el viento. Asuma me trae comida cada que puede, pero nunca llegó a terminarla, solo doy un bocado o a veces se quedó igual.

Konohamaru me platica lo que aprende en la academia, solo lo escucho manteniéndome en silencio, él es quien ha intentado sacarme sonrisas, pero si no sonreía antes, menos ahora.

Para sorpresa mía todos los de mi generación y tres de otra, me han venido a visitar, pero nunca los recibo. Mi hermano es quien me trae lo que ellos me dejan, casi siempre son flores por parte de las chicas, ramen instantáneos, papas fritas, alimentos de animales, dulces y takoyakis.

Toda la aldea sabe que Hyuga Suki traicionó a la aldea provocando la muerte de su compañero Hitomi Kenzo y las heridas de gravedad de Sarutobi Yumei, hija del difunto Hokage. La Hokage no le quedó de otra que declararla una ninja renegada, incluso su propio clan le insistió.

Hablando del clan Hyuga me han mandando presentes como disculpa de lo que Suki hizo. El que las recibe es mi hermano, como siempre, no tengo ánimos para ver a las personas, solo estoy en cama como Tsunade me pidió ya que mis heridas no están curadas por completo.

No sabía con exactitud lo que pasaría conmigo ahora que mi equipo está muerto. Solo quedamos Banri y yo, lo más probable es que me asignen a otro equipo.

Escuche la puerta ser tocada, sabía que era Asuma que me traía la cena, pero al igual que los días pasados no tengo apetito. Estaba sentada en el piso del balcón releyendo nuevamente el pergamino, no tengo nada más que hacer.

──No tengo hambre, Asuma. ─dije al seguir escuchando los toques.

Escuche la puerta ser abierta, no lo mire sabía que me traía la comida o eso creía hasta que sentí que se sentó a un lado mío.

──¿Qué haces aquí? ─pregunte con mi vista en el pergamino.

──No puedo preocuparme por mi problemática. ─me estremecí al escuchar su voz en mi oído.

──Shikamaru... ─lo mire con mi ojo visible. Aunque no lo demuestre realmente necesitaba verlo. ──. Estás aquí.

──Siempre estaré donde tú lo estés. ─me acaricio mi mejilla izquierda por debajo de mi cabello.

Intento quitarme el cabello que ocultaba mi lado izquierdo del rostro, pero me quite antes de que lo hiciera, no quiero que me vea así, no quiero que mire mi cicatriz y sobre todo la perla que llevo ahora.

──Sabes que no me importa lo que haya pasado en la misión. ─tomo mi barbilla haciendo que lo mire. ──. Pase lo que pase, te veas como te veas... siempre estaré contigo. ─pegó su frente con la mía mirándome a los ojos. ──. Recuerda que eres mi mejor fastidio.

Cerré mis ojos sintiendo su mano acariciar mi mejilla retirando lentamente el cabello dejando ver la cicatriz.

──Sigues igual de hermosa como el primer día que te vi. ─susurró.

Abrí mis ojos lentamente dejando ver mi esmeralda junto a mi perla. Me miró detalladamente para terminar dando un beso en mi cicatriz, dio otro y otro hasta que terminó en mi mejilla donde termina la cicatriz. Pero no se detuvo siguió dando suaves besos hasta llegar a rozar mis labios con los suyos.

Nos miramos a los ojos sintiendo nuestro aliento mezclarse, mordí levemente mi labio dando suaves movimientos sobre los suyos hasta que ambos encajaron por completo en un profundo y dulce beso.

Sus labios eran lo único que necesitaba para volver a levantarme sabiendo que él estaría conmigo sin importar nada, ni los obstáculos. De un momento a otro él es la luz que me tomó de la mano para poder seguir avanzando sin caer en la oscuridad.

Me senté a horcadas sobre él apoyando mis manos en su abdomen, él las apoyó sobre el suelo. Mordí su labio haciendo que soltara un pequeño gemido de dolor, sonreí sobre sus labios dando suaves besos en su cuello que lo hacían gruñir al no permitirle seguirme besando. Pase mis labios de nuevo a los suyos iniciando un profundo beso. Solo la luna era testigo de lo que ambos estábamos haciendo.

O eso pensaba antes de que la puerta fuera abierta dejando ver a mi hermano.

Ambos separamos los labios mirando a Asuma que nos miraba en una posición comprometedora haciendo algo comprometedor. Ninguno de los tres nos movíamos o decíamos algo, solo miramos a Asuma y él a nosotros con las manos en sus bolsillos.

──Si no te mueves no nos ve. ─susurré.

──Si los veo. ─dijo llevando sus manos a el porta armas.

──¡Demonios! ─exclamó el vago al verlo sacar las cuchillas de chakra.

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