┆O.18

━SUNAGAKURE━

• • •

──Bien, la estrategia es la siguiente. ─me coloqué en cuclillas en el suelo, mis compañeros imitaron mi acción. ──. Haremos una alineación, en la cabeza iras tu Kenzo.

──¿Yo? ─pregunto nervioso.

──Ves a otro Kenzo por aquí, ¿no verdad? Ahora cállate y presta atención. ─él bajó la cabeza, no entendí el porqué. ──. Tú eres un ninja sensorial, puedes saber si hay enemigos a tu frente. Si lo hay puedes usar el Doton para hacerlos salir del escondite.

──Entiendo. ─dijo seguro de sus habilidades.

──Yo estaré en medio, así puedo observar a los lados. El viento nos defenderá de los ataques sorpresas y en mi lugar puedo darles indicaciones dependiendo de cómo vea el terreno. ─dibuje con mi dedo en la tierra la formación. ──. Por último estarás tú, Suki.

──Hmp. ─dijo cruzada de brazos.

──Con tu Byakugan puedes observar si hay enemigos a nuestra espalda. Eres buena reaccionando rápido así que si te atacan puedes contraatacar. ─me levanté sacudiendo mis manos. ──. Nos tomará tres días y tres noches, hagamos lo que hagamos. Descansaremos únicamente lo debido y necesario.

──Es lo mejor suponiendo que nos esperan ninjas renegados. ─habló la castaña mirando a otro lado.

──¿Nadie tiene miedo? ─miramos a Kenzo. ──. Digo, no sabemos cuantos o de que rango son.

──Posiblemente cinco de rango jounin. ─dije con simpleza. ──. O hasta más. Nunca se está con certeza sobre el enemigo.

──Yumei, de verdad, ¿no tienes miedo? ─pregunto Kenzo sería.

──¿Por qué? ─lo mire cruzada de brazos, tenía curiosidad por su respuesta.

──Porque a mi me da miedo. ─confesó. ──. Porque a nosotros nos da miedo. ─señalo a Suki, pero ella parecía tranquila o fingía aquello. ──. El simple hecho de pensar de que probablemente no volveremos a Konoha. Lo sientes, ¿no? Es como si sintieras un pésimo presentimiento sobre esto. Como si ya no fuéramos a volver.

Caminé pasando por el medio de ambos.

──Ya somos tres. ─dije en susurro.

Mi vista cayó en las grandes puertas de Konoha escuchando los pasos de mis compañeros.

──¿Tienes miedo? ─preguntó Suki.

No dije nada, solo seguí mi camino llegando a las afueras de la aldea. Respire profundamente analizando tomo a mi alrededor, como si ya no lo fuera a ver.

──Ya se despidieron de sus familiares y amigos, ¿cierto? ─sentí sus miradas en mi.

──Yo sí. ─dijo Kenzo. ──. Les dije que volvería en una pieza. ─sonrió confiado.

──Yo igual, ¿por qué preguntas? ─los mire.

──Por si no volvemos, o por al menos solo uno de nosotros si volverá. ─la sonrisa de Kenzo se borro, Suki cerró sus ojos sabiendo que era verdad. ──. Andando.

Los tres comenzamos a saltar por los árboles como lo había dicho anteriormente. El viento se veía tranquilo, sin noticias de enemigos. Kenzo se miraba atento a su frente mientras que Suki lo estaba a sus espaldas aunque no parecía muy atenta.

Todo iba bien, espero y sea así todo el camino.

Dos días y sus dos noches se hicieron rápidas, ya estaba por atardecer terminado el tercer día dando inicio a la tercera y última noche.

En el transcurso de nuestro camino no han atacado, pero no significa que no nos estén siguiendo. Suki y Kenzo lo saben, los tipos esperan la mejor oportunidad perfecta para hacerlo.

──Descansemos. ─órdene deteniendome en un árbol.

──¿Segura? ─pregunto Kenzo agitado. ──. Yo puedo seguir todavía. ─alcé una ceja al verlo como intentaba estar en un buen estado.

Moví mi mano mandando una pequeña ráfaga de viento a sus piernas. Al tocarlo este cayó rendido en el árbol, a pesar de tener una buena resistencia no hemos descansado desde hace dos días.

──E-esta bien... tu ganas. ─murmuró. ──. Descansaremos por el bien de ustedes. ─dijo con la respiración entrecortada.

──Descansaremos 10 minutos. ─aclaré al verlo casi muerto.

Kenzo se acomodo en el árbol, pero la rama no aguantó su peso y cayó a otra rama debajo suyo.

──Que sean 20. ─al decir eso se escucho la rama caer ahora hasta el suelo. ──. Media hora es más que suficiente.

Cerré mis ojos recargando mi cuerpo en el árbol. Suki fue ayudar al pelirrojo medio muerto. Me mantuve alerta por si el enemigo se acercaba, hemos estado aparentando que no nos hemos dado cuenta de su presencia.

Baje del árbol llegando a un lado de los chicos, me senté recargando mi espalda en el árbol. Suki había hecho una pequeña fogata, sacamos nuestra comida que teníamos guardado.

──No lo entiendo. ─habla Kenzo con semblante serio. ──. Nos llevan persiguiendo dos días y no atacan. ¿Qué esperan?

──Su oportunidad perfecta. ─contesta Suki comiendo.

──Pero estamos a nada de llegar a Sunagakure. Eso no les conviene para nada. ─dijo el pelirrojo comiendo de su bento.

──Están esperando. ─ambos me miraron.

──¿Qué esperan? ─pregunto la Hyuga con indiferencia.

──La razón de su misión. ─mire la fogata. ──. Ellos quieren el pergamino, pero lo quieren firmado. ─los mire. ──. Cuando estemos de regreso a la aldea, será la verdadera misión de sobrevivir.

──Eso será un gran problema. ─murmuró Kenzo.

──Aun así, son más de siete. ─dice Suki. ──. ¿Por qué tantos ninjas con solo tres, dos genin y un chunin?

──Porque nos conocen bien. ─los mire. ──. Conocen nuestras habilidades, y sabían que solo un equipo no iba a poder con nosotros. Harán tres equipos que combatan con cada uno de nosotros.

──No vienen solo por el pergamino, ¿cierto? ─ninguna de nosotros contestó la pregunta de Kenzo. ──. También vienen por tu Byakugan. ─miro a la castaña.

──Es una gran oportunidad para ellos, no la van a desperdiciar. ─le dijo con un semblante serio.

──Saben que posees un Byakugan puro a pesar de estar en la familia secundaria. ─aclaré. ──. Las cosas se pondrán fuertes.

Suki hizo una mueca de enfado al decir lo de la familia secundaria. Era la primera vez que la veía así.

──No te preocupes, Suki. Yo te protegeré con mi vida. ─la chica sonrió con falsedad mirando al pelirrojo.

Se me hizo raro que no lo golpeara, realmente me da igual lo que haya entre ellos.

──Es hora. ─me levanté. ──. No perdamos más tiempo.

──¿Puedo ir al baño primero? ─Kenzo levantó la mano.

──Rápido y no te alejes mucho.

──¡Gracias! ─solté un suspiro.

──Emm. ─miré a la castaña, está miraba al frente. ──. ¿Puede ir al baño también? ─alcé una ceja ante su extraño tono de voz.

──3 minutos. ─dicté. ──. Sino cortaré los árboles para encontrarte.

──Intentaré no tardar. ─habló, no dije nada, solo la miré adentrarse al bosque.

Llevaba esperando casi cinco minutos y ninguno tenía indicios de aparecer o eso creía.

──Uff. ─el pelirrojo salió de los árboles. ──. Si que me moría por ir al baño. ─decidí ignorarlo. ──. ¿Y Suki?

──Eso mismo me preguntó. ─mi vista se enfocó por donde la castaña se fue. ──. ¿Puedes sentirla?

──Claro. ─se colocó en cuclillas, cerró sus ojos colocando sus dedos en el suelo intentando encontrar su chakra. ──. Pero... ─abrió sus ojos sorprendido.

──¿Qué pasa? ─me acerqué al ver su extraña expresión. ──. ¿Ocurre algo?

──¿Eh? ─me miró como pensando en algo. ──. No, no, es solo que está aún en el baño. ─soltó una risa nerviosa.

Unos sonidos me alertaron, tomé un kunai esperando a que alguien saliera.

──¿Sucede algo? ─me relajé al ver a la castaña.

──¿Por qué mierda tardaste tanto? ─pregunté seriamente.

──Es que no hallaba un buen lugar. ─soltó una risa nerviosa mientras rascaba su cabeza. ──. Siento la demora.

De reojo miré la seria expresión del pelirrojo, como si hubiera visto algo que no me quiso mencionar.

──Joder. ─solté un suspiro. ──. Mejor sigamos. ─guardé mi kunai.

──Hai. ─hablaron los dos.

Y con eso, los tres comenzamos a saltar de nuevo, sintiendo a los ninjas avanzar detrás nuestro.

La noche pasó lentamente haciendo que el sol se pusiera nuevamente.

Ya podíamos ver la entrada de la aldea con cada paso que dábamos. Los ninjas que nos seguían se quedaron detrás de nosotros esperando a que regresemos a Konoha.

Esperando para atacarnos.

Los tres nos detuvimos al llegar frente de un shinobi, el que estaba en los exámenes y peleó contra Genma, a un lado de él se encontraban los hermanos.

Me crucé de brazos mirándolos sin expresión alguna en mi rostro. No estaba ahí por gusto y ellos lo sabían de sobra.

──Bienvenidos a Sunagakure. ─nos recibió el mayor. ──. Espero que el transcurso de su camino haya sido tranquilo.

──Sí lo fue. ─comentó Suki.

──Para mi no. ─hablo Kenzo llamando la atención de los presentes. ──. Me caí de un árbol. ─el como lo dijo hizo a los presentes reír menos al pelirrojo y a mi.

──Bien, terminemos con esto. ─hable fría y seca. ──. Llévame con los consejeros. ─miré al hombre. ──. La hija del difunto Hokage está al frente de ustedes. ─se pusieron serios. ──. Querían que viniera personalmente, ¿no? Aquí estoy.

──Nosotros queríamos pedirle disculpas personalmente por los hechos ocurridos. ─el sujeto hizo una reverencia. ──. Se que lo que hicimos no tiene perdón y menos para usted.

──No interesa de todos modos. ─solté mirando a otro lado. ──. Mi padre no era alguien a quien amaba o siquiera quería. De hecho deje de considerarlo como tal. ─susurre lo último, los hermanos me miraron intrigados. ──. De cualquier forma yo debería de pedir disculpa. Orochimaru mató a el Kazekage y él era el alumno favorito de mi padre.

Mire a los hermanos, pues eran los hijos del Kazekage. Ellos entendieron que les pedía disculpas ya que la rubia me sonrió con compasión.

──Lo seguimos. ─terminé de hablar.

──Claro, síganme.

Caminamos varios minutos hasta llegar con los consejeros de la aldea, al igual que los de Konoha eran algunos ancianos.

──Los shinobis de Konohagakure acaban de llegar con el tratado de paz. ─informó el shinobi haciendo una reverencia.

──Ya era hora. ─dijo uno de los ancianos. ──. ¿Dónde está el pergamino?

Me miraron esperando a que les de el pergamino. Sin embargo, solo me quede recorriendo con la miraba a todos sin semblante de amabilidad. Suki me dio un codazo, me limité a mirarla de reojo unos segundos.

Caminé llevando mi mano a mi porta armas sacando un pergamino acercándome al escritorio. Abrí el pergamino alterando a todos, mordí mi pulgar sacando sangre para después escribí unas palabras haciendo posiciones de manos. Un fuerte viento se hizo presente en toda la oficina, cuando se disperso se dejó ver una caja, la abrí extendiendo el verdadero pergamino.

──Veo que es una kunoichi precavida. ─dijo el consejero tomando el pergamino.

──Solo lo hago para proteger al rey. ─murmuré.

Me aleje de ellos llegando con mis compañeros.

──La Hokage nos dijo que tienen hasta el día de mañana para firmar. ─aclaré.

──Es bueno saberlo. ─me sonrió el anciano. ──. Mañana en la mañana lo tendrán firmado.

──Les ofrecemos la torre para que puedan descansar. ─habló otro de los consejeros. ──. Y si gustan pueden conocer la aldea.

──Gracias. ─agradecieron mis compañeros.

──Supongo que... gracias. ─dije dando media vuelta saliendo de la oficina.

──Nosotros los llevaremos a su habitación. ─dijo la chica rubia. ──. Soy Temari, por cierto. ─se presentó. ──. Ellos son mis hermanos, Kankuro y Gaara. ─el castaño levantó la mano mientras que el pelirrojo solo nos miraba de brazos cruzados.

──Suki y el es Kenzo. ─señaló a el pelirrojo a su lado.

──Puedes llamarme Ken, hermosura. ─le guiño el ojo.

──Es un idiota por si lo notaste.

──¡Oye! ─se quejó mirando a la castaña.

──Ella es Yumei. ─ignoró al pelirrojo. ──. No se sientan mal si les habla o los mira mal. Ella siempre ha sido así.

──De eso me di cuenta cuando la vi por primera vez. ─dijo el castaño si no mal recuerdo su nombre era Kankuro.

──Perdón si te hizo algún daño. ─se disculpó Suki. ──. Tiene problemas severos de violencia.

──No hice nada malo. ─los presentes me miraron con una ceja en alto menos Gaara. ──. Solo partí en dos su muñeca.

──Aunque no lo crean tiene sus buenos días. ─comentó Kenzo con una sonrisa.

──Y este día no lo es. Así que será mejor saber dónde dormiré. ─mire a la rubia. ──. Si no te molesta.

──Síganme. ─dijo al ver que no tenía ganas de hablar.

Caminamos unos pasillos, nos dio una habitación a cada quien. Me limite agradecer para cerrar la puerta y aislarme de todos. Me tire a la cama mirando fijamente el techo como si fuera la cosa más importante de todo.

Venir aquí era la parte fácil y rápida de completar, lo difícil es regresar a Konoha con el pergamino intacto.

──Es difícil. ─solté. ──. Pero no imposible.

Sentí el viento entrando por la ventana despeinando mis cabellos. Me levanté de mi cama para acercarme al balcón que había en mi habitación.

Cerré mis ojos al sentir la brisa fresca golpear mi rostro de lleno.

──¡Yumei! ─los abrí cuando escuché el grito de Kenzo llamándome.

Miré hacia abajo, el pelirrojo saludaba mientras Suki miraba a otro lado, no iban solos los dos hermanos los acompañaban.

──Vamos a dar un paseo por la aldea, ¿vienes?

──Así estoy bien. ─me recargue en la barandilla. ──. Vayan ustedes.

──Bueno lo intenté. ─se encogió de hombros retomando su camino.

Simplemente los seguí con la mirada, Kenzo parecía coquetear con la rubia mientras que ella solo lo ignoraba, su hermano solo miraba mal al pelirrojo, Suki por su parte solo observaba a los lados como si esperara algo.

Cerré mis ojos al sentir el viento moverse inquieto.

──Sé que estás ahí. ─los abrí al sentir un remolino de arena a un lado mío. ──. Gaara.

Lo miré sobre mi hombro. Él permanecía con la mirada al frente cruzado de brazos. Sin decir nada imite su acción, solo observaba al cielo teñirse de un color anaranjado anunciando el fin del atardecer.

──¿Por qué? ─lo escuche hablar después de minutos en silencio. ──. ¿Por qué el viento te protege? ─sentí su mirada. ──. Sin necesidad de ningún sello.

Su voz sonó severa, pero no como antes. Es como si ahora entendiera que no toda tu vida es una mierda.

──Ni siquiera yo lo se. ─sinceré. ──. Solo lo hace. Desde que nací, si se podría decir. ─lo miré a los ojos, era más bajo que yo. ──. Lo único que sé, es que me siento protegida.

Regresé mi mirada esmeralda al frente sintiendo el viento jugar con mis cabellos aún con la mirada del pelirrojo puesta sobre mí.

──Uzumaki Naruto... él es como yo.

──En efecto. ─cerré mis ojos. ──. Es un héroe por llevar aquel inmenso peso, sólo para que la aldea pudiera seguir en pie. ─lo miré, él parecía sorprendido de mis palabras. ──. Naruto fue mi primer amigo. ─me adentre a mi habitación. ──. Así que, yo seré tu segundo amigo.

Abrió sus ojos sin creer lo que mis labios soltaron, lo miré por última vez dándole una pequeña sonrisa que lo hizo paralizarse por completo.

──Cayó en el genjutsu. ─susurré al ver como no se movía ni un músculo. ──. O se murió del impacto.

Sin más que hacer cerré el balcón para acostarme en la cama. Tenía que reponer energía para mañana, se que no será un buen día.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top