┆O.15
━MIERDA━
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Solté un bufido que no pasó desapercibido por mi hermano.
──Yumei no te pongas así. ─colocó una mano en mi cabeza. ──. Sé que no quieres estar aquí, pero debes entender que lo hago por tu bien.
──¿Por mi bien? ─alcé una ceja mirándolo.
──Entiende que si no venías con nosotros implicaba quedarse con Anko. ─comentó Kurenai.
──Pues es mucho mejor que estar escuchando sus palabras de amor. ─rodé mis ojos. ──. Ya háganse novios que siempre termino siendo la que limpian la miel que dejan en el piso.
──¡Yumei! ─Kurenai se sonrojó mientras mi hermano sonreía mirando a otro lado nervioso.
──Solo dije lo que veo. ─me encogí de hombros restando importancia. ──. Además no veo lo difícil en decir que se gustan, solo diselo y punto Asuma o hazlo tu Kurenai no esperes que un hombre lo haga.
──Yumei, algún día entenderás que no es tan fácil aunque esas personas se gusten cuando están juntas los nervios llegan a ser más fuertes que el valor. ─me susurró la pelinegra.
──Patético. ─ella solo soltó un suspiro. ──. Aun no entiendo porque le vamos comprar dangos a la loca de Anko. Si tanto quería hubiera venido en mi lugar.
──Ella está ocupada en cosas de la aldea, por eso quisimos hacerle el favor.
──No me involucres en tu "hacerle" yo solo quería entrenar, pero el idiota del tomate de Banri decidió ser una buena persona y ayudar a Suki a entrenar a solas. ─solté, la Hyuga ya se encontraba bien. ──. Ojalá y Sasuke se lo coma. ─susurre lo último.
──Acaso lo que escucho son celos de que te haya rechazado el entrenarte, ¿creí que lo odiabas? ─mire Asuma.
──Tal vez sea azabache, pero no soy un Uchiha para odiar a las personas. ─aclaré. ──. Banri y yo no nos llevamos bien. Pero bueno, no puedo negar el que sea un gran maestro y me ayude con los entrenamientos.
──Si, claro~ ─posó una media sonrisa. ──. Solo admite que te está cayendo bien.
──Ni en tus sueños húmedos con Kurenai voy a decir algo que no es cierto. ─Kurenai se sonrojo al ver la mirada avergonzada de Asuma.
Al llegar al restaurante de dango me tope con el peligris leyendo su libro.
──Hola, Hatake. ─nos miró sobre su libro de porquería.
──¿Que hay Mei? ─cerró su ojo visible sonriendo debajo de la máscara. ──. Ustedes dos cada vez se llevan mejor, ¿o no, Yumei? ─cerró su libro mirando a mi hermano y a Kurenai.
──Idiota. ─Kurenai se sonrojo mientras mi hermano fumaba. ──. Anko nos pidió que fuéramos por unos dangos para ella.
──¿Tu que haces? Además de estar en tu profunda lectura. ─preguntó Asuma.
──Quiero comprar algo para ponerlo en una tumba. ─su voz cambió a una seria. ──. Además, acabo de encontrarme con alguien. ─miro de reojo los dangos, una carpas cubrían la visión así que el viento hizo que se movieran un poco dejando ver a dos personas que vestían capas negras con nubes rojas. ──. Y Sasuke no tarda en llegar.
──A Sasuke no le gustan mucho los dangos, él prefiere los tomates. ─los tres me miraron curiosos por saberlo. ──. No me pregunten como se eso y ni se les ocurra pensar que lo acosó. Es solo que conocía a su hermano y se la pasaba hablando de Sasuke cosa que me hartaba.
Y no mentía, Itachi en algunas ocasiones era quien se encargaba de sacarme de la oficina de mi padre cuando era niña. Lo bueno de él, era que no me hacía moretones simplemente me decía que me compraría un dulce si salía y como buena niña que soy aceptaba hasta que un dia decidió llevarme a su casa donde conocí a Sasuke. Quien me miraba mal porque según él, quería quitarle a su hermano, pero cuando conocí a Shisui deje a un lado a Itachi haciendo que Sasuke dejara de mirarme de esa forma.
El que me gusten los dangos es culpa de ambos Uchiha 's, pero más de Itachi. ─pensé mirando el local con ganas de comer dangos.
──Tu no eres de los que se encuentra a alguien. ─Asuma resalto la palabra "alguien" mirando de reojo el local junto a Kurenai. ──. Es por Obito.
──¿Obito? ─pregunte, según lo que sé es que salvo a Kakashi y murió como un héroe y la razón por la cual el espantapájaros llegue tarde a todas partes.
──Eh, más o menos. ─miraba a los sujetos.
──Kakashi-sensei, es raro que usted aparezca antes. ¿A qué se debe? ─habló Sasuke llegando a un lado de su mentor.
──A veces tengo que. ─miró el local.
Sasuke imitó su acción mirando el local donde las dos siluetas desaparecieron.
──Comamos en otro lado, no se me antoja este lugar. ─su mirada cambió, pues era el lugar favorito de Itachi.
──Te dije. ─solté.
Kakashi miró a Kurenai y Asuma.
──Yumei tu encárgate de los dangos de Anko. ─antes de hablar los dos desaparecieron.
──Idiota.
Susurre entrando al local pidiendo la orden de Anko alrededor de unos diez minutos me lo entregaron. Camine en silencio a donde se encontraba la loca de la pelimorada.
──Maldita loca. ─la llamé, esta me miro.
──Yumei, tardaste mucho. ─sonrió como loca. ──. ¿Dónde está lo que te encargue?
──Ten tus estúpidos dangos. ─se los lance en la cara. ──. A la otra manda a otra persona o ve tú.
──Maldita mocosa, mis preciosos dangos. ─esquive un kunai.
──Ojalá te atragantes con uno y mueras lentamente.
Di media vuelta retomando mi camino por la aldea ignorando sus gritos y sintiendo a mi armadura de viento regresando sus kunais.
Después de caminar por unos minutos el viento se movió bruscamente a mi alrededor y sabía lo que significaba. Moví mi brazo a un lado creando una gran ventisca cortando dos árboles donde salieron dos siluetas.
──Casi nos matas. ─mire a mi hermano y al instructor de grandes cejas.
Sin embargo, miré a otro lado, pues había sentido a alguien más y no eran ellos. Eran dos chakras distinto aunque uno se me hacía ligeramente conocido, además, era un poco parecido al de Sasuke.
──Ustedes que me estaban siguiendo. ─me crucé de brazos dejando de pensar aquello. ──. ¿Qué hacen aquí?
──No hay tiempo de explicación iras con Gai en busca de Sasuke.
──¿Sasuke? ¿A dónde fue? ─pregunté. ──. Espero y a comerse al idiota de Banri. ─susurré por lo bajo.
──Fue detrás de Itachi. ─me sorprendí no creí que hiciera semejante estupidez, además de que no sabía que Itachi estaba aquí.
Antes de poder decir algo el hombre a su lado habló.
──No hay tiempo que perder pequeña, Yumei. ¡Deja que la llama de tu juventud brille! ─me tomo de mi mano comenzando a correr como nunca. ──. Tienes que seguir mi ritmo.
──¿Por qué a mí? ─solté un suspiro pesado.
Me soltó y corrí llegando a su par, los entrenamientos matutinos de Banri si que son de gran ayuda.
──No pensé que fueras tan veloz como yo. ─se señaló a sí mismo con su pulgar. ──. Al ver tu potencial decidí algo. ─se detuvo por lo cual yo lo hice.
──¿Qué hace? ─lo mire sacar algo de su bolsillo, sonrió y un brillo salió de sus dientes.
──Aquí lo tienes. ─mostró el mismo traje que el suyo y de su hijo perdido.
Si dice que lo use, lo golpearé. ─una vena salta de mi frente.
──Es cómodo, retiene la humedad y ofrece una completa libertad de movimiento, todo en el mismo modelito. Si lo usas al entrenar notarás la diferencia de inmediato. ─lo agitaba a los lados.
──Ni lo sueñes. ─le di la espalda.
──Pero, ¿¿por qué...?!
Llegamos a un hospedaje donde se supone que están los hermanos Uchiha's, en el camino Gai me contó todo lo que pasó y la razón por la cual ellos estaban en la aldea.
──Tenemos que ser precavidos y sobre todo pasar disimulados. ─dijo escondidos entre los pasillos.
──Con usted, lo dudo. ─dije intentando mirar a las personas. ──. ¿Quiénes son los que están ahí?
──Déjamelo a mí. ─lo miré usar su banda como espejo. ──. Ajá. ─sonrió. ──. Ya te tengo. ─me miró. ──. Vamos, pequeña Yumei. Deja que la llama de tu juventud explote.
──¿Qué? ─solo me quedé mirando al hombre.
──¡Andando! ─gritó antes de correr por el pasillo. ──. ¡Entrada dinámica!
Solo mire a Gai darle una patada a uno de los tres Legendarios Sannin y discípulos de mi padre. Mientras Gai se disculpa y habla con el sennin mire a Sasuke quien parecía estar muerto.
──Entonces Sasuke murió, ¿o qué? ─moví con mi pie su brazo, pero no hubo indicios de vida. ──. Llegamos tarde, ya murió. ─di media vuelta. ──. No hay que perder tiempo aquí, andando.
──No está muerto, solo está inconsciente. ─aclaró el señor de cabello largo.
──Ni morir puede. ─susurre.
Sentí la mirada del pupilo de mi padre.
──Veo que te has convertido en una gran shinobi, Yumei. ─dijo, lo miré con mis brazos cruzados. ──. Si lo preguntas, te conozco desde que naciste.
No dije nada, supongo que es porque no tenía nada que decir.
──Ero-sannin, Sasuke va estar bien, ¿cierto? ─preguntó Naruto preocupado por el Uchiha.
──Su físico sí, pero me preocupa lo que pudo haberle hecho en su mente. ─contestó con seriedad.
Me imagino que Itachi uso algún genjutsu para dejar al pobre así. Naruto temblaba de rabia apretando sus puños al ver a su rival en ese deplorable estado.
Por lo que escuche, Itachi y su compañero pertenecen a una organización llamada Akatsuki y buscaban el legado del Yondaime Hokage; en pocas palabras querían a Naruto o lo que hay dentro suyo.
Deje de escuchar cuando gire por el pasillo para salir del hospedaje. Ya no había razón para quedarnos en este lugar.
Sentía a Gai caminar con el azabache cargado en su espalda detrás mía, también escuche un poco de su conversación sobre traer de regreso a Tsunade, la Princesa Babosa para ser la Godaime Hokage cosa que me dio igual.
Al llegar a la aldea me separe de Gai quien llevó al Uchiha al hospital donde Kakashi también se encontraba internado, mientras tanto yo caminaba por las calles buscando un buen lugar para comer ya que no había comido en todo el día.
──Yumei. ─alguien me hablo a mis espaldas.
──Yoshino-san. ─ella me sonrió.
──Vamos cariño, solo llámame por mi nombre o dime suegra. ─lo último lo susurro haciendo que mis mejillas se enrojecieron.
──¿Qué dice Yoshino? ─me hice la desentendida.
──Conmigo no tienes que fingir, se que Shikamaru y tú... ─mire su sonrisa. ──. Se besaron.
No sabía cómo irme de ahí, el que ella lo haya visto es... no se como decirlo, siento como mi cara se cae de la vergüenza.
──Lo siento. ─no se porque, pero me disculpe.
──No tienes porque disculparte, se que los dos se quieren aunque Shikamaru sea un flojo y no lo demuestre mucho.
Si, claro no lo demuestra. Si él fue quien me beso y tan calladito que se veía. ─pensé al recordar el beso.
──Solo fue un beso, no es para tanto. ─reste importancia.
──Así comenzó todo con Shikaku, un beso y después otro y a los nueve meses ya teníamos a Shikamaru. ─me miró. ──. ¿Cuántos besos se han dado?
──D-dos... ─recordé sus palabras. ──. Pero aún somos jóvenes para eso.
──Tranquila, no quería insinuar que ya quiero nietos. ─solté un suspiro. ──. A no ser que...
──¡No! ─me apresure a decir. ──. No, nada de bebés o al menos no a nuestra edad.
──Eso quiere decir que si quieres tener hijos con él. ─movía sus cejas de arriba hacia abajo.
──Y-yo, eh... bueno no quise decir que si, pero tampoco no, es solo... que... ─mire a otro lado sin saber qué decir. ──. No le diga Asuma sobre el beso.
──¿Qué beso? ─me tense al escuchar a mi hermano detrás mío.
Mierda... ─pensé.
Gire mi cabeza sin decir nada, sudando frío.
──¿De qué beso estás hablando, Yumei? ─trague grueso, su semblante no era bueno.
Nuevamente... mierda.
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