┆O.13
━SALVADO━
• • •
Mis torpes labios se movían intentando seguir los torpes, pero firmes movimientos del Nara. Honestamente no sabía que besar al vago fuera excesivamente bueno. Por lo sorprendida, pero sin desear quitarme, olvide el hecho de respirar o al menos así creían al sentir el aire faltarle a mis pulmones.
Exhale aire en cuanto nos separamos del beso, mis mejillas ardían indicando un sonrojo seguro. Nuestras miradas en ningún momento se desplegaban del uno con el otra, sus manos sostenían con firmeza mi cintura mientras las mía descansaban en su pecho.
Nunca esperé que el Nara fuera a besarme y menos de aquella forma, definitivamente es el mejor primer beso de todo el mundo. Y lo mejor es que me encantó, no quería que se fuera de mi lado, quería que me besara de nuevo, hay algo en él que me está cautivando sin siquiera yo saberlo.
──Shikamaru. ─mi voz se escuchó en un leve susurro, él no quitaba su mirada de mis labios. ──. Bésame. ─hable rozando sus labios con los míos. ──. Por favor.
Una sonrisa ladina se posó en su rostro.
──¿Podrías decirlo más alto? ─sabía que lo hacía a propósito. ──. No te escuche.
Gruñí.
──Entonces es por las malas. ─murmuré tomando con fuerza su barbilla. ──. Yo no pido perdón, que quede claro, Nara.
Sin dejarle hablar, corte toda la distancia en un beso, brusco al principio a medida que movía mis labios se iba haciendo suave, delicado, como si todo a nuestro alrededor se detuviera, como si solo fuéramos nosotros dos y nadie más.
Ahora comenzaba a pensar que cada que doy un beso, se me olvida respirar. Esto solo provocaba que me separara del Nara sin mucho gusto.
──Ya deberías de ir a tu encuentro. ─hablé después de recuperar el aire con un leve color carmesí en mis mejillas y mis labios levemente rojos. ──. Si no lo haces te descalificaran.
──Qué fastidio. ─suspiro con enojo. ──. Bien, me iré. ─sus manos soltaron mi cintura. ──. Deseame suerte.
──Rómpete una pierna. ─solté intentando regresar a mi antigua postura de inexpresiva.
──¿Esa es tu forma de darme suerte? ─preguntó alzando una ceja.
──¿Qué pensabas que haría? ¿Besarte? ─pregunté cruzando mis brazos.
──Eso suena mucho mejor.
──Tus cinco minutos se terminaron. ─mire a otro lugar. ──. Ahora ve y gana el encuentro.
──Qué problemática eres. ─lo escuche dar media vuelta caminando. ──. Esto no se quedará así.
──Primero reza de que tu maestro no se entere y si lo hace podemos hablar si llegas a salir vivo.
──Quieres decir "salir vivos". ─corrigió. ──. No creo que Asuma no te diga nada. ─fue lo último que dijo antes de desaparecer de mi vista.
──Estúpido Nara. ─seguía mirando por donde se fue. ──. Estúpido y sensual Nara. ─me di un golpe en la cabeza. ──. ¡Maldita sea! ¿Qué me pasa? Yo no soy así... ─murmuré. ──. ¿Que me hiciste Shikamaru?
Sacudí mi cabeza, estos pensamientos no eran tan fuertes como ahora, supongo que esto es parte de crecer.
Solté un gran suspiro decidida a no ir con los demás, así que camine directo a los establos buscando entre el público a Banri, cuando lo hice me fui a sentar a su lado.
──Pero si aquí está la ganadora del encuentro anterior. ─me revoloteo mi cabello.
──No fastidies, Banri. ─le di un manotazo regresando a mi inexpresividad.
──Veo que alguien está de mal humor. ─lo ignore, como siempre. ──. ¡Oh, vamos Yumei! ─lo miré sin expresión. ──. Deja esa cara de antipática y pon atención al encuentro de tu novio.
Lo último que dijo recordé los besos que nos dimos, inconsistente me lleve una mano a mis labios los cuales estaban un poco hinchados.
──Y dime, ¿cómo lo hace? ─fruncí mi ceño ante la voz de Banri.
──¿De qué hablas? ─lo miré, él estaba comiendo unos dangos, cuando me miró me sonrió.
──No te hagas la santa, sabes de lo que te hablo. ─lo mire con una ceja en alto.
──La verdad no tengo ni puta idea de lo que hablas. ─cruce mis brazos recargandome en el respaldo del asiento. ──. Así que habla claro, ¿quieres?
──Me refiero a que si el chico besa bien. ─mis ojos se abrieron a más no poder. ──. ¿Creías que tu hermoso y fuerte maestro no se iba a dar cuenta? ─me miró alzando una ceja.
──Cállate, tomate. ─mire al frente.
──¿Que tiene de malo los tomates? ─preguntó ofendido. ──. Ellos son jugosos y a mi esposa le gustan, con eso me conformo. ─rodé mis ojos.
──Siempre miras el lado positivo de todo, ¿cierto? ─lo mire de reojo.
──Yumei, la vida se vive una sola vez por eso no le tomo importancia a las cosas que los demás hablan, siempre hay que ver el lado positivo. ─sonrió en grande. ──. Nunca se sabe cuando llegará el día de tu muerte.
Lo observe, realmente él tiene un buen punto. Hay cosas de las cuales uno se puede arrepentir y ya es tarde cuando se da cuenta.
──Por eso todo lo que siento y pienso lo digo, así no me arrepentiré de nada.
Gire mi cabeza mirando a lo lejos a mi padre, tal vez deba pedirle perdón por lo que le dije antes.
Preferí hacerlo después de los exámenes, se merece aunque sea un intento de disculpa por mi comportamiento.
──Tienes razón. ─murmuré regresando mi vista al frente, él me miró.
──Y bien. ─lo miré de reojo. ──. ¿Besa bien?
──Cállate. ─tome uno de sus dangos comiendo un poco. ──. Besa jodidamente bien. ─escuche su risa.
──Espero y Asuma no se entere.
──Yo igual, y si lo hace buscaré a Kurenai para que lo detenga. ─tome otro dango. ──. ¿Y Kata? No vino.
──Esta en una misión, llega en unos días, pero dijo que te felicitará por tu victoria.
──Y ella porque me felicito si todavía no ganaba. ─él me miró guiñando un ojo.
──Ella sabe lo fuerte que eres, no necesita ver tu encuentro para saber que ganaras.
──Veo que es lo contrario a ti. ─solté dejando el palillo en su plato. ──. Por cierto, ¿La Hyuga sigue robando oxigeno?
──Yumei. ─su voz se mantuvo sería. ──. Suki está mal herida, no despertará por unas horas.
──Hmp. ─emití. ──. Dime algo que me sea de importancia.
──¿Qué haré contigo? ─se llevó su mano al rostro, soltando un suspiro pasado.
──Por lo pronto, callarte.
Al parecer se lo tomó muy en serio, cosa que agradezco. Dejamos de hablar para prestar nuestra atención al encuentro del Nara.
Le tocaba enfrentarse a la rubia de Sunagakure. Resumiendo el encuentro, el Nara siempre estuvo pensando en tres movimientos a la vez para que la chica creyera que su sombra tenía cierto alcance. Al final logró usar los hoyos del primer encuentro para poseer la sombra de la rubia.
──Bien, se acabó. Me rindo. ─dijo el Nara, todo quedó en silencio total por ello.
──Porque no me sorprende. ─dije cruzando mis brazos escuchando los gritos de la mayoría.
──Ese chico. ─Banri soltaba una risa. ──. Si que tiene lo suyo.
──¿Qué dijiste? ─preguntó la rubia aún con el jutsu en ella.
──Use todo mi chakra en ese Kagemane no Jutsu. ─comentó. ──. Me quedan unos 10 segundos nada más. ─informó con cierto fastidio. ──. Además, lo peor que me puede pasar sería enfrentarme a Yumei. Ella si que es muy peligrosa y quiero evitar morir.
Cerré mis ojos ante eso, no sabía si era un cumplido o que tenía miedo de cierto modo.
──En fin, si hubiera ganado esto, tendría que trabajar aún más. ─soltó con flojera. ──. Y conociendo a Yumei, no saldré en una pieza.
──La ganadora es Temari. ─anunció Genma.
──Parece que conoce la importancia de pelear contra tus compañeros. ─comentó el pelirrojo a mi lado.
──¿Importancia? ─lo miré. ──. A mi no me importa si son compañeros, los golpes son por igual. ─solté sin expresión.
──Me apiado de tus enemigos futuros. ─rió nervioso.
Naruto bajó a reclamarle el porqué se rindió, mejor dicho bajo para gritar a todo pulmón.
──Qué chico tan energético. ─comentó el pelirrojo. ──. Si no me equivoco, por su culpa llegué a tu vida, ¿no?
──Te equivocas. ─demande con seriedad. ──. Naruto no tiene nada que ver para que me jodieras mi vida. Así que déjalo en paz.
Él solo sonrió de medio lado.
──Y le explicaste la verdadera razón de dejarlo de lado. ─lo miré con odio ante eso.
──La razón es clara. ─lo encaré. ──. Tú.
──No. ─movió su dedo a los lados en forma negativa. ──. Es porque la hija del Hokage no debe convivir con el mon... ─un kunai en su cuello lo calló.
──Una palabra más y juro que no me detendré para cortar su garganta. ─el viento comenzó a soplar con fuerza.
──Justo lo que pensé. ─en un segundo él había tomado mi kunai. ──. Yumei, tú no controlas el viento, en ningún aspecto.
──¿Qué?
──El viento por cuenta propia te protege, si algo te hace enfadar él no tarda en salir a tu defensa. ─el viento se calmó de golpe, ante mi confusión. ──. Tendrás que trabajar para encontrar la forma de poder ser uno con el viento.
No dije nada, solo miré al frente intentando no demostrar mi sorpresa. De cierta forma creía que yo podía controlar el viento, se que él me protege a voluntad, pero creí que por lo menos lo podía controlar. Ahora tendré que encontrar la forma para controlarlo.
Qué problema. ─pensé.
Seguía el encuentro del Uchiha contra el de Suna, pero el azabache no estaba presente antes de ser descalificado el Hokage le dio diez minutos, sino llegaba perdería.
Intenté salir de mis pensamientos, olvidando aquello que todavía rondaba por mi cabeza hasta que algo llamó mi atención en la entrada del lugar.
──Vaya, pero mirá quien se digna aparecer. ─habló Banri al ver lo mismo que yo.
──Ese idiota. ─solté un suspiro al ver a Kenzo llegar junto a Lee y el sensor de esté.
Y justo antes de que se terminaran los diez minutos un fuerte remolino apareció en la arena dejando ver al azabache junto a su sensor.
──Perdón por el retraso, no creían el tráfico que había. ─la excusa del Hatake es muy creíble.
──Claro, el Uchiha tenía que ser una entrada como la de Naruto. Solo que esta no es vergonzosa. ─suspire al mirarlo como todo un vengador bien emo y peinado de pato. ──. Sabes algo. ─mire a Banri. ──. Si fuera tú, tendría cuidado con él.
──¿Por qué lo dices? ─me miro serio.
──Porque a él le encantan los tomates. ─conté con seriedad. ──. Ya estas advertido. ─una gota de sudor resbaló de su cien.
──¿Quién eres tú y que le hiciste a la antipática de mi alumna?
──Es la última vez que trato de ser graciosa con alguien. ─bufé, después de aquello solo gano el quedar como ridícula.
Mejor preste atención al encuentro. No hay duda de que el Uchiha se hizo fuerte en este mes, su velocidad sobrepasa la mía y sin mencionar que hizo el jutsu de Kakashi ─Chidori─. Mientras que él de Sunagakure comenzó actuar extraño, se encerró en su arena y el chakra que comenzaba a emanar no me daba confianza.
──Banri, esto no me esta gustando. ─mire a mis alrededores y me di cuenta de que había muchos ANBUS. ──. ¿Por qué tanta seguridad de repente?
──No sé, pero no bajes la guardia. ─hablo serio. ──. Varias miradas están fijas en ti.
──Acabar con la hija del Hokage sería lo más razonable. ─murmuré por lo bajo.
──Solo se fijan en ti por el simple hecho de hacer que el viento te proteja a voluntad sin haber usado jutsu de sello. ─lo miré de reojo. ──. Así que no quiero que te separes de mi.
──Puedo cuidarme sola.
──Lo sé, pero aun así estaría más tranquilo si estás junto a mi. ─su mirada era seria.
Un fuerte grito proveniente del campo de batalla nos sobresaltó. El dueño de esa voz era el pelirrojo de Suna, quien gritaba sobre ver su propia sangre.
──Al parecer nunca ha sangrado. ─dije por lo bajo.
Solté un suspiro mientras bostezaba, fue de un segundo a otro cuando sentí unas repentinas ganas de dormir me invadieron. Al observar a mi alrededor caí en cuenta de que la mayoría comenzaba a dormirse.
──Entonces no soy yo. ─murmuré. ──. Banri. ─llamé.
──Lo sé. ─hicimos el mismo sello.
──Kai. ─nos levantamos observando a varios ninja tanto del sonido como de la arena frente a nosotros.
──Veo que fuimos muy descuidados. ─saque mis cuchillas.
──Puede ser. ─pegué mi espalda con la suya. ──. Pero aun así no son nada. ─nos miramos de reojo con una pequeña sonrisa. ──. Luchemos espalda con espalda. ─dijo el pelirrojo.
──Lo peor que pudieron haber hecho fue meterse con shinobis de Konoha. ─dije mirando con frialdad a los ninjas.
Los ninjas no tardaron de abalanzarse contra nosotros comenzando a pelear.
Ya había pasado casi una hora y los ninjas no dejaban de aparecer más y más.
──¿Qué mierda? ¿Acaso se reproducen como malditos conejos? ─un grupo de cinco me acorraló, una ventisca arrasó con ellos. ──. Tsk. ─chasqueé con molestia. ──. Todos se abalanzan contra mí.
──Tenían planeado el ataque con mucho detalle. ─Banri junto su espalda nuevamente con la mía. ──. Hasta parece que conocen nuestras habilidades.
Observe por unos segundos el lugar donde mi padre estaba, cayendo en cuenta de que estaba peleando dentro de una barrera con los dos primeros Hokages, sus maestros.
Me debato mentalmente si ir o quedarme, pero lo mejor es ayudar aquí, aunque quisiera ir no podré hacer nada además confío en él, por algo es Hokage.
No tengo tiempo para eso. ─sacudí mi cabeza evitando pensar nuevamente en ello.
En eso, sentí al viento soplar llegando a mis oídos una conversación.
──Así que uno se mantendrá atrás y alejara a el enemigo. ─escuche la voz de Shikamaru.
──Uno de nosotros será la carnada. ─esa era la voz de Sakura.
──Así no podrán encontrar a los demás y así podemos escapar. Por supuesto quien sea la carnada tal vez llegue a...
Me quede helada ante las últimas palabras del Nara. Lo conocía como para saber que sería lo suficiente estúpido para ser de carnada.
Cerré mis ojos pensando por unos segundos que podría hacer, el viento me puede indicar donde está y así puedo llegar a tiempo y ayudarlo.
──Ve. ─abrí mis ojos observando a Banri. ──. Conozco esa mirada y sé que escuchaste algo que te dejó inquieta.
──Bien, confío en ti tomate. ─retire la mirada de él. ──. No mueras. No me apetece lidiar con los lloriqueos de Kata.
──No moriré patéticamente, ¿sabes? ─sonrío esquivando los ataques de algunos ninjas.
Corrí hacía donde el viento me indicaba, me costó unos minutos llegar, pero una vez ahí oculte mi chakra.
Observe a ocho ninjas del sonido paralizados por la sombra del Nara, el viento me indico de que había un noveno. Lo busqué y con un rápido movimiento lo deje inconsciente con ayuda del viento.
Mire a los otros ninjas, justo la sombra se deshizo dándole sus movimientos, aunque ellos no hicieron nada solo hablaron.
──Listo, aparece. ─habló uno de ellos. ──. Y cuando lo hagas, cortarle la cabeza.
Salté del arbusto tirando el ninja inconsciente en el suelo, me senté encima suyo con mis piernas cruzadas. Sorprendiendo a todos incluyendo al Nara detrás mío.
──Vaya, hasta que finalmente los encontré. ─hablé mirando a los ocho.
──¡Yumei! ¿Cómo es que...?
──El viento me lo dijo. ─mire a los ninja seriamente. ──. Y no está contento al intentar matarle. ─lo miré de reojo. ──. Al parecer le caíste bien.
Me descruce de piernas golpeando con fuerza la tierra, una enorme ráfaga de viento fue directo a los ninjas dejando varios cortes en todo su cuerpo y no tardaron en caer. No hubo necesidad de usar fuerza física para acabar con ellos.
Shikamaru se dejó caer de lo cansado que estaba al gastar su chakra.
──Bien hecho Nara. Lo hiciste bien. ─lo mire. ──. Aunque muy idiota de tu parte, si no hubiera venido estuvieras muerto ahora mismo.
──Pero, lo hiciste, ¿no? ─me miró. ──. Así que deja de quejarte, que no moriré fácil. ─solté un suspiro.
──Un gracias bastaba.
──Que problemática. ─suspiro. ──. Gracias, Yumei. ─el viento se movió hacia su cara bruscamente. ──...y a ti también. ─me reí al verlo mirar a todos lados sin saber a donde ver para agradecerle. ──. Darle gracias al viento, es un fastidio.
──Tu eres el fastidio para él, así que no te quejes.
Mientras la aldea de Konoha estaba ocupada peleando con los shinobis de Sunagakure y de Otogakure.
Una persona desconocida aprovechaba aquella circunstancia para entrar al hospital en busca de su presa.
Entró en aquella habitación sin importarle nada. Una sonrisa apareció en su rostro siendo ocultada por su máscara, la cual solo se podía ver un ojo. Se acercó a paso lento hasta llegar a la camilla donde descansaba una muchacha de cabello castaño y corto.
──Eres igual a ella. ─habló acariciando su mejilla recordando a una chica azabache, tenía el mismo corte y su misma cara.
Cerré su ojo al recordar a una de las mujeres que más amaba, y de igual forma, se la arrebataron de sus manos.
Soltó un suspiro.
Decidido a no estar por mucho tiempo dejó debajo de su almohada una carta que cambiaría la vida de la chica.
──Hyuga Suki. ─dijo su nombre. ──. Pronto sabrás el terrible secreto en el que has vivido. ─la miró por última. ──. Y te ayudaré en la decisión que elijas.
Soltó una risa siniestra mientras desaparecía en lo que parecía un agujero a mitad de aquella habitación.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top