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PROMESA

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Mi pecho subía y bajaba indicando que mi respiración era acelerada, mis pulmones buscaban el aire que les hacía falta. Sentía todo mi cuerpo pesado, mi chakra estaba por los suelos. No dudaría ni un segundo más de pie.

Miraba a mi alrededor, todo estaba destrozado. Las montañas estaban partidas en más de un pedazo y los pocos árboles estaban talados.

──Lo lograste. ─escuche a lo lejos a Banri feliz, mi vista se comenzó a poner borrosa. ──. ¿Yumei?

──Si no te importa. ─mis manos dejaron caer el abanico al suelo con cuidado. ──. Dormiré un poco, ¿si ─no esperé respuesta, mi cuerpo comenzó a caer sin poder evitarlo, antes de tocar suelo sentí los brazos de Banri atraparme.

──Descansa, has entrenado por semanas sin descanso y pronto terminará los 30 días. ─fue lo ultimo que escuche antes de caer en un profundo sueño.

Comencé abrí mis ojos lentamente acostumbrándose a la luz de la habitación. Termine observando el techo blanco, por el espantoso olor tenía la leve idea que me encontraba en el hospital.

Es lo más seguro, después de todo estuve entrenando por semanas descansando poco.

──Ya despertaste, problemática. ─me reincorpore en la camilla observando al Nara a un lado mío jugando shogi. ──. ¿Cómo te sientes? ─dejó de jugar para prestar su atención a mí.

──Siento como si me hubiera aplastado una estampida de toros. ─mi voz salió ronca, lleve una mano a mi garganta haciendo una mueca. Shikamaru me paso un vaso de agua ayudándome a tomarla. ──. Gracias. ─agradecí una vez que termine de beber todo el vaso.

──Por lo visto también tuviste un entrenamiento duro. ─habló pasando un mechón de mi cabello, que cubría mi rostro, por detrás de mi oreja.

──¿También? ─lo miré. ──. Significa que Asuma te hizo sufrir.

──Jamás lo había visto tan estricto. ─se sentó en la camilla recargando su cabeza en mis piernas. ──. Aunque es entendible, después de todo no le agrada la idea de estar cerca tuya.

──Si no le agrada la idea y lo sabes, ¿por qué lo sigues haciendo? ─lo mire con una ceja en alto.

──Porque se necesita más que eso para alejarme de tu lado. ─lo miré e inconscientemente sonreí. ──. Es un fastidio, pero que se le puede hacer.

Miré a otro lado ante su atenta mirada en mi. Mi vista se clavó en una camilla a mi lado, alcé una ceja al ver una cabellera rubia sobresalir de las sabanas.

──¿Ese es Naruto?

──Si, pero no ha despertado. ─se levantó mirándolo. ──. Seguramente ya se murió. ─mire el reloj de arena a un lado del shogi, esta se detuvo de repente. ──. ¿Eh? La arena se detuvo, ¿qué le pasa? Se le olvidó seguir cayendo. Que fastidio.

──No creo que se le haya olvidado seguir cayendo, pero tampoco se porque lo hizo. ─poca atención de di.

En eso Naruto abrió sus ojos repentinamente mirándonos desconcertado.

──Vaya, decidiste despertar. ─habló el vago.

──¿Donde estoy? ─miró a sus lados. ──. ¿Qué es esto?

──El hospital. ─le contesté bebiendo otro vaso de agua que me dio el Nara.

──Dicen que has estado inconsciente por tres días seguidos, Yumei solo por dos. ─no me sorprendí pues gaste mucho chakra.

──¿Tres días? ─pregunto procesando las palabras. ──. ¡¿Tres días seguidos?! ─grito levantándose alterado.

──S-si, más o menos. ─le responde Shikamaru confundido por su repentino cambio de expresión.

──¡¿Cuando comienza la competencia final, Shikamaru?!

──Eh, mañana. ─yo solo me quedé en silencio observando a el rubio alterarse.

──¡¿Como?! ─tomo a Shikamaru de la camisa acercando a esté a su rostro. ──. ¡¿Porque no me despertaste antes, eh?! ¡¿Como pude desperdiciar tanto tiempo?! ¡Debo de estar listo! ¡Y Ero-sennin, ¿donde está el ermitaño?! ¡Se supone que ese viejo cuidaría mi entrenamiento!

──Oye niño relájate, no tengo idea de lo que estás hablando.

Aproveché sus gritos para tomar mi ropa del clóset, por los gritos del rubio el Nara no noto que salí de la habitación. Fui a la habitación de Kenzo, quién aún seguía en el hospital ya que según él no está recuperado del todo, pero la realidad era que solo se quedaba por las enfermeras.

──Hola. ─entré sin tocar.

──¡Yumei! ─sonrió en cuanto me vio. ──. Me alegra ver que estás bien.

──Hmp. ─emití. ──. Usaré tu baño. ─entré, pero salí nuevamente. ──. Si intentas espiar olvídate de tener descendencia. ─amenacé con frialdad.

──No necesitas decirlo dos veces. ─soltó nervioso.

Me vi al espejo notando unas leves ojeras por no haber dormido correctamente en estos días.

──Con Barni de maestro nadie dormirá bien. ─hablé para mi misma.

Me hice un amaré en mi cabello deshaciéndose de la ropa de hospital. Me metí a la regadera abriendo esta, siempre me ha gustado bañarme con agua caliente sin importar el tiempo, una vez que limpie mi cuerpo desate mi cabello para lavarlo bien, ya que no disponía de un baño en mi entrenamiento.

Agradecí internamente que mi periodo haya pasado hace una semana la cual no fue la mejor para Banri, mis cambios de humor son una pesadillas y los malditos dolores me pegaban super fuerte, ni siquiera podía hacer un sello sin sentir como me venia un río entero.

Cerré la regadera después de estar casi una hora dentro. Enrolle mi cabello y cuerpo en una toalla distinta, saque la ropa de una mochila dándome cuenta que era la de uso ordinario.

──Peor es nada. ─sin decir más procedí a cambiarme.

Me peine el cabello con mis manos ya que no disponía de un cepillo, pero mi hermano gracias al cielo empacó mi desodorante y perfume.

Al terminar guarde la ropa en la mochila. Colgué las toallas para que se sequen.

Salí del baño con la sorpresa de no encontrar a Kenzo. La puerta estaba abierta así que camine en busca del pelirrojo.

──Ke–... ─me callé en cuanto escuche el escándalo provenir de la habitación del nuevo amigo de Kenzo.

La puerta estaba abierta así que podía ver lo que sucedía adentro. Lee se encontraba dormido en la camilla, pero con la leve diferencia que había arena encima suyo, junto a él, estaba el pelirrojo de Sunagakure y enfrente de él estaba tanto Naruto, Kenzo y Shikamaru este último usando su sombra con el enano sin cejas.

──¿Qué mierda sucede aquí? ─los presentes me miraron. ──. Se dan cuenta que este es un hospital y no una arena de combate. ─hablé fríamente observando a los presentes. ──. Si quieren matarse vayan a otro lado, pero aquí no.

──Yumei. ─los chicos me miraron, Kenzo con un poco de alivio.

──Yo te diré qué sucede aquí, Yumei. ─Naruto señaló al enano. ──. Gaara intentó matar a Lee mientras dormía, nosotros evitamos que lo hiciera.

──En serio no puedo tener un día tranquilo. ─susurré para mí. ──. ¿Por qué carajos quieres matarlo? Ya lo venciste, ¿cuál es la razón para ello?

──Matarlo. ─su voz fría me hizo estremecer por un segundo. ──. Si no se quitan de mi camino los mató.

──¡Quiero ver que lo intentes! ─gritó Naruto.

──Naruto. ─llamé sin quitarle la mirada al pelirrojo. ──. Él es mucho más fuerte que todos aquí, si sigues hablando todos moriremos. Así que calla. ─Kenzo pasó saliva al escuchar mis palabras.

──Lo que faltaba. ─el Nara suspiro. ──. Estamos perdidos.

──Bien, Gaara. ─hablé, él solo me miraba. ──. Tu puedes manipular la arena e incluso ella te protege por cuenta propia, pero al igual que tú, el viento me protege a mí.

──Lo sé. ─habló sin dejar de verme. ──. Puedo ver una figura humana protegerte y eso me molesta. ─la arena a su alrededor se levantó aun estando en el jutsu del Nara.

──¿En serio quieres hacerlo? ─no fue necesario hacer algo, el viento por voluntad propia se hizo visible al moverse seguidamente.

La arena comenzaba a moverse acercándose a mí, el viento no tardó en imitar las acciones para protegerme e intentar atacar.

──Ahora, déjame sentirme vivo. ─la arena se acercó rápido a mí.

──No lastimaras a nadie, escoria. ─el viento se acercó ferozmente.

──Basta, es suficiente. ─una voz nos hizo detenernos. ──. Esperen a mañana, porque la competencia final va a comenzar.

Era el maestro de Lee, su doble con más años. Tanto la arena como el viento se dispersaron.

──Hoy sería un desperdicio, ¿es eso lo que quieren? ─yo solo me quedé en silencio.

Sin embargo, el pelirrojo se llevó sus manos a la cabeza, como si tuviera un dolor, ante eso la arena comenzó a meterse en la calabaza en su espalda.

Sin decir nada, caminó afuera de la habitación.

──De igual modo los mataré, solo esperen. ─se detuvo en la puerta. ──. Los mataré a todos. ─dicho eso, se retiró de la habitación.

Solté un suspiro para caminar hacia la puerta.

──Yo no lo mataré, pero no hagan nada estúpido. ─dije saliendo de ahí caminando a paso lento por los pasillos los cuales estaban muy vacíos y no había ningún personal cuidando la recepción.

No le di mucha importancia y me fui del hospital, tenía mucha hambre y como no tenerla si no he comido por dos días y en los últimos no es como si me preocupara por comer.

Decidí ir a comer dangos, ya que era el puesto más cerca que encontré. Cuando iba a entrar al puesto mire a una señora de unos 30 años aproximadamente cargar muchas bolsas y al parecer le costaba así que me acerque.

──Disculpe, ¿quiere que le ayude? ─ella giró a mirarme.

──No quiero molestar.

──No es ninguna molestia. ─tome la mitad de ellas.

──Muchas gracias jovencita. ─me regaló una sonrisa. ──. Mi casa no está muy lejos.

──La sigo. ─de cierta forma se me hacía un poco conocida.

En el transcurso del camino venía diciendo que los hombres en su casa son unos holgazanes yo le comentaba que conocía uno peor, siempre dormía en todos lados. Al final nos dimos cuenta que somos parecidas en nuestro carácter lo cual nos causó gracia.

Cuando llegamos a su casa le ayudé a acomodar las compras.

──Gracias por ayudarme.

──No hay nada que agradecer. ─en eso se escucho mi estomago rugir haciendo que mis mejillas se enrojecieron.

──¿No has comido? ─preguntó con un tono de preocupación.

──No se preocupe. ─traté de quitarle importancia. ──. Comeré algo ahorita.

──No señorita, usted va a comer ahora. ─me tomo de la mano llevándome a una mesa donde me sentó. ──. Ahora vengo, voy a prepararte algo de comer.

──No la quiero molestar.

──Tómalo como un agradecimiento por ayudarme. ─antes de decir otra cosa se fue a la cocina, y en menos de diez minutos me trajo tonkatsu.

──Gracias. ─le agradecí. ──. Itadakimasu. ─mientras comía ella me sacaba la platica o viceversa.

──Ahora que recuerdo, no pregunte tu nombre.

──Cierto, me llamo Sarutobi Yumei.

──¿Eres la hermana de Asuma?

──Si, ¿lo conoce? ─pregunte tomando mi vaso de agua.

──Claro que lo conozco, de hecho... ─fue interrumpida por la puerta siendo abierta.

──Tadaima. ─se escuchó la voz de un señor.

──Okaeri. ─fue a recibir a quien me imagino que es su esposo. ──. Ven tengo que presentarte a alguien.

──¿Alguien? Es muy inusual que invites a personas a la casa. ─los escuche llegar hasta acá, mientras tomaba agua mire al señor.

Escupi toda mi agua causando que ambos me miraban raros, me golpeé mi pecho para poder hablar.

──¿Es la madre de Shikamaru? ─ante mi pregunta ella se sorprendió.

──¿Conoces a mi hijo?

──S-si. ─mire a otro lado sintiendo mi rostro arden, por alguna extraña razón, esto no pasó desapercibido por ellos y menos por ella quien sonrió.

──Vaya, Shikamaru nunca mencionó que tenía una "amiga". ─hizo énfasis en amiga. ──. Tan linda como tu.

──Bueno, no es algo que me importe mucho. ─hable indiferente, ese estúpido nunca habla de mi.

Estúpido, espero y Asuma te ponga hacer más cosas. ──pensé.

La puerta se volvió a escuchar.

──Tadaima.

Esa es la voz del vago no hay duda alguna, llego hasta donde nos encontramos. Al mirarme se quedó sorprendido.

──¿Pero qué demonios? ─lo mire inexpresiva con un toque de enojo. ──. Yumei, ¿qué haces en mi casa?

──¿Tú qué haces aquí?

──Esta es mi casa.

──Y quien dice que tu madre no me adoptó y ahora vivo aquí. ─lo mire con una ceja en alto.

──Que chica tan problemática. ─pasó su mano por la cabeza.

──¿Tienes algún problema con eso, Nara?

──Qué fastidio. ─miró a su mamá. ──. Mamá, ¿que estuvieron hablando? Conociendo la problemática no me lo dirá.

──Hablamos de lo holgazanes que son los hombres. ─ante sus palabras los dos se quedaron callados mirándonos.

──Acaban de pensar "Que fastidio", ¿cierto? ─los dos padecieron al escucharnos hablar al mismo tiempo. ──. Si no contestan es porque es cierto.

Ambos se miraron con miedo de lo que pasara.

Mire a los cuatro hombres en la barra, los padres del equipo 10 junto a su sensor osea mi hermano quien me atrajo hasta este enredo.

──Bueno, al menos con una hija en casa no se afecta tanto el bolsillo. ─comentó Choza; el padre de Chouji mirando al padre de Ino; Inoichi y a mi hermano que estaba decaído como el rubio cenizo. ──. Casi todo mi dinero se convierte en comida y desaparece.

──Deja de quejarte, no eres el único que tiene problemas. ─le dijo Shikaku. ──. Oye te entiendo, tener hijos es un fastidio o en tu caso hermana.

──Si, hombre a veces ni siquiera sé cómo lidiar con ella.

──Tal vez no sea mi hija, pero la he cuidado desde bebé y es como tal. ─suspira. ──. No la entiendo, y en algunas ocasiones es difícil tratar con ella.

Se les olvido que tanto Shikamaru como yo estábamos escuchando todo.

──Los entiendo, es difícil ser padre y aburrido. ─los cuatro estaban tomando sake y estaban pasados.

──Ja, y a mi me dicen que me deje de quejar. ─leyó la cartilla del menú. ──. ¡Oiga! ¡Oiga amigo! Traiga una orden más por acá. ─enseño todo el menú. ──. Traiga todo lo que está en el menú.

──Ya me cansé de estar aquí. ─me pare poniéndome detrás de Asuma. ──. Lamento fastidiar tu vida Asuma, pero ya es momento de irnos. ─este se tenso al escucharme.

──Concuerdo con Yumei. Papá. ─Shikaku miró al Nara menor. ──. Ya es tarde, ¿podemos irnos a casa?

──Oigan no sean aburridos, se supone que debemos disfrutar el festival.

──Si claro, el festival. ─solté sin ganas cruzando mis brazos.

──Qué aburrido y qué fastidio.

──Muchacho tonto. Disfrútalo. ─debió sake. ──. La competencia final siempre ha sido un festival.

──Nosotros estamos en la competencia final de mañana. ─antes mis palabras tanto Asuma como Shikaku me miraron.

──Hay viejo, que fastidio. ─sin duda era la primera vez que escuchaba al Nara decir tantos fastidios. ──. No tengo tiempo para ser tu niñera.

──Cierto, se me había olvidado por completo. ─habla Asuma llevando un cigarro a su boca.

──¿Estás ahí? ¿Enserio estas? ─le pregunto a su hijo sin creerlo.

Tanto Shikamaru como yo soltamos un suspiro.

──Olvídalo, por favor. ─dijimos al mismo tiempo.

──Iré a tomar un poco de aire. ─salí de ahí y no tardé en escucharlo los pasos del Nara. ──. Así que mañana, ¿eh?

──Eso parece. ─nos sentamos en una banca. ──. Perdona el comportamiento de mi padre.

──No importa, Asuma estaba igual. ─mire la luna resplandecer, me agradaba el silencio que había, era cómodo.

No necesitamos hablar para tener un buen momento con tan solo estar los dos juntos es lo que se necesita.

──Me gusta estar contigo. ─admiti observando la luna.

──A mi también me gusta estar contigo. ─sentí su mano tomar la mía, no me opuse, algo dentro mío se sintió tan cálido.

Recargue mi cabeza en su hombro y recargo la suya en la mía. Cerré mis ojos disfrutando del momento.

──Shikamaru. ─abrí mis ojos mirando la hermosa luna brillar.

──¿Qué pasa?

──Me prometes siempre estar juntos. ─lo mire, él se quedó en silencio unos segundos.

──Te lo prometo. ─nos miramos a los ojos. ──. Realmente tienes unos ojos hermosos.

Inclinó su cabeza rozando sus labios con los míos, sintiendo su respiración mezclarse con la mía, antes de hacer otro movimiento se escuchó a dos personas llamar nuestros nombres.

Ambos nos separamos rápido, mi cara era roja completamente y la de él ni hablar.

──¡Yumei! ─escuche nuevamente el grito de mi hermano.

──Me tengo que ir. ─dije levantándome. ──. Te veo mañana.

──Sí, hasta mañana. ─ni siquiera podía verlo.

Camine hasta llegar junto Asuma platicando con Shikaku.

──¿Nos vamos? ─pregunte.

──¿Por qué tardaste tanto? ─me miró fijamente.

──Por nada, Asuma. ─me crucé de brazos. ──. Andando, que mañana será un largo día.

Sin decir más camine delante suya, pensando en lo que iba a suceder hace unos minutos.

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