𝘀𝗽𝗲. 𝗆𝖾𝗆𝗈𝗋𝗂𝖾𝗌 𝗈𝗇𝖾
─ ESPECIAL ─
MEMORIAS UNO
❝FAMILIA❞
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Habían pasado cinco años desde que la azabache había entrado a la Legión. Cinco años desde que le pidió que fuese suya sin saber que aquellas palabras habían sido el detonante para que la Ackerman estuviera siempre a su lado.
Al demostrar que su fuerza estaba por encima de todos, inmediatamente después de un año se convirtió en capitán de un escuadrón especializado en acabar con los titanes en grupo. Liberty se encargó de escoger a los reclutas con las habilidades requeridas para no fallar y morir, poco tiempo después, aquel escuadrón se le conoce como lo mejor de las murallas.
El escuadrón de élite.
Sería mentira decir que el cargo de capitán fue aceptado gustosamente por la mujer. Llegó a negar aquel rango solo por el miedo de que a la castaña le sucediera algo por no estar con ella. Al poco tiempo había aceptado gracias a Zoe, quien le dio a elegir entre aceptar o escucharla toda la noche hablar de los titanes.
──Mientras esté contigo, no me molesta escucharte.
Se sorprendió cuando Liberty dijo aquello, era algo normal escuchar las quejas de todos cuando comenzaba hablar sobre los titanes. Al final le tuvo que dar un discurso sobre que tenía que ayudar a la humanidad con su fuerza. Lo que Hange no sabía es que la azabache ya había aceptado desde el momento en que la castaña le dijo "hazlo".
Y fue así como Liberty se convirtió en un capitán digno de su puesto. Respetada y temida por las tres divisiones, era inevitable no hablar de la fuerza que la mujer poseía. Al año de convertirse en capitán, Hange ya no podía reprimir aquellos sentimientos que incrementan cada vez que estaba con la azabache. Intentó reprimir sus sentimientos al creer que ella jamás la miraría con otros ojos, cayendo en una pequeña depresión en los brazos de su mejor amigo, quien era el tío de su amor platónico.
──Es muy frustrante. ─dejó caer su cabeza en el corral donde los caballos yacían.
──¿Qué es lo frustrante? ─preguntó su amigo notando la presencia de otra persona, una sonrisa surco su rostro al tener una idea.
──Verla y no poder estar con ella. ─confesó sin notar que él se había ido. ──. Desde el primer momento que vi a Liberty... me enamore. Pero se que ella jamás me mirará de otra manera. ─soltó un leve suspiró de frustración. ──. He visto a muchos hombres pedirle su mano, eso me enfurece, pero me alegro al ver como los rechaza. A veces me gustaría ser hombre para decirle cuan enamorada me tiene, pero no lo soy... al menos no aquí.
El silencio reinó mientras ella miraba los caballos.
──Nunca creí que me iba a enamorar tan repentinamente, pero lo hice. ─dejó salir otro suspiro. ──. Quiero ser egoísta y tenerla solo para mí, pero sé que ella jamás se fijaría en mí. En la mujer loca de los titanes.
Se quedó en silenció esperando que el hombre dijera algo pero no hubo nada.
──¿Erwin? ─en el momento que giró su cabeza su rostro palideció al no encontrar al rubio, en lugar de su amigo estaba la dueña de aquellos sentimientos. ──. ¿L-liberty?
Tartamudeo. Ella podía ser la mujer más hiperactiva, pero cuando esta la azabache olvidaba todo eso y su nerviosismo aparecía de pronto. Y más al darse cuenta de todo lo que dijo.
──¿Desde cuándo estás ahí? ─preguntó deseando que dijera que hace pocos segundos.
──Lo suficiente para decirte que no soy la mejor opción para ti. ─dijo con suavidad mirando los ojos de la castaña sorprendiendose de que no le dijera que el amor entre mujeres era una aberración. ──. No hay nada que pueda ofrecerte y ante mis ojos mereces el cielo completo.
Sin más dio media vuelta. No quería arrastrar a aquella mujer a la mierda en donde vivía.
──No necesito el cielo... sólo a ti. ─ni siquiera sabía de donde saco el coraje para decir aquello. ──. Eres lo único que necesito.
La Ackerman soltó un leve suspiró. Esperaba no arrepentirse de lo que iba hacer, pero era inevitable ocultar el hecho de sentirse extraña cuando estaba con aquella mujer de ojos castaños.
──Me voy a la mierda, ¿lo sabes no? ─la miró de reojo. ──. ¿Vienes conmigo?
Los ojos de la castaña brillaron con ilusión y absoluta felicidad. Había notado sus intenciones con aquella frase.
──¡Joder, sí! ─saltó de la emoción. ──. Me encantaría ir a la mierda contigo por el resto de mi vida, Liberty.
Corrió para abrazar el torso de su ahora novia. Nadie podía quitarle la enorme sonrisa de su rostro.
──Vaya manera de decirle "¿quieres ser mi novia?". ─comentó cierto rubio mirando a su amiga siendo abrazada por su ahora pareja.
──¿Qué esperabas? Es Liberty. ─le recordó su amigo viendo ahora a su capitana enredar sus piernas alrededor de su amiga mientras ella caminaba como si nada. ──. Pobre de ella.
Lidiar con Hange Zoë no era fácil.
Al paso de los años la relación de aquellas mujeres iba creciendo sin problema alguno. Nadie sería tan estúpidx para intentar algo con la castaña al saber que su pareja era la Ackerman. Ni mucho menos hacer un mal comentario sobre la relación entre mujeres, si bien eso no era bien visto con el paso del tiempo lo fue, pues la azabache intimidaba y no había nadie que pudiera con ella.
No hubo ninguna pelea en la relación, la azabache odiaba los problemas así que nunca le negaba nada a la castaña... aunque claramente en las noches cobraba su recompensa.
Para Erwin, el tío de la azabache, fue un alivio cuando Hange entró a su despacho gritando que la mujer de sus sueños acepto sus sentimientos. Él no tuvo ningún problema con la relación que existía entre su sobrina y su amiga, aunque le advirtió que no intentara nada más allá de caricias, pues la azabache iba a cumplir 17 en algunos meses siendo la castaña 7 años mayor que ella.
Aunque claro, él no sabía que la azabache era la que tenía ese control para subir de tono las "caricias".
A pesar de que Erwin no tenía problemas con la relación, él no era el único familiar de Liberty.
La azabache tenía familia por parte de su padre una familia pequeña siendo únicamente su tío, tía y su pequeña prima de tan solo cinco años.
──¿Nerviosa aún? ─preguntó la azabache a su pareja, quien tropezaba con cualquier cosa mientras caminaba al lado de ella.
──¿Y sí no les agrado? ¿Y sí creen que estoy loca? ¡Joder! Ahora me arrepiento de no bañarme hoy. ─gritó de desesperación pateando una roca misma que golpeó un árbol provocando que esta rebotara dándole en la pierna a la castaña. ──. ¡Auch! ─expresó con dolor sobando la zona afectada.
Liberty soltó un suspiró pesado al ver a la mujer muy alterada. Comenzaba a creer que hubiera sido mejor no aceptar la cena por su vigésimo aniversario que su tío le había preparado, aunque creía que sería la oportunidad perfecta para presentarles a su pareja.
Estaban a meses de cumplir 3 años y creía que la castaña ya estaba lista para conocer a su familia Ackerman.
O eso creía.
──Sí no te sientes segura, podemos regresar. ─ofreció la azabache viendo a la mujer gritarle a la roca que pateó y, posteriormente, la golpeó.
──¿Qué? ¡Claro que no! ─negó mirando a su mujer. ──. Muy pocas veces vez a tu familia, no voy a echar a perder este día especial.
──No quiero pasar mi cumpleaños contigo incomoda. ─aclaró mirando pocos centímetros abajo. ──. Les diré que no me sentía bien y por eso no pude venir.
──No quiero arruinar tu día. ─soltó un leve suspiro. ──. Te prometo que ya me relajaré. ─hizo un mohín abrazando el torso de su novia. ──. Y no causaré molestías, ¿sí? ─escondió su rostro entre el pecho de la azabache. ──. Prometo también portarme bien.
Liberty soltó un suspiró mientras rodaba sus ojos ante la mirada de la castaña.
──Está bien. Seguiremos.
Hange sonrió feliz parándose de puntitas para besar dulcemente los labios de su pareja. Al ver que no alcanzaba del todo, se inclinó besando con profundidad a su mujer. La azabache le daba igual sí la veían o no, simplemente correspondía a las muestras de afecto que su pareja le daba, sí ella no las pedía, Liberty no las daba.
El camino a la casa de su tío duró poco con Hange abrazada de su brazo mientras admiraba la naturaleza que la montaña les brindaba. Lo que la Ackerman adoraba era el lugar alejado de todos en medio de la naturaleza donde nadie los pudiera molestar.
Unos minutos más tarde se dejó ver una pequeña casa de madera, la cual dejaba ver humo saliendo de la chimenea dando una sensación de calidez, justo lo que se necesitaba por las fechas de frío.
──¡Wow! Es muy linda. ─comentó la castaña mirando más de cerca la cabaña.
──La hizo mi tío. ─dijo, justo dando unos suaves golpes a la puerta. ──. Pase lo que pasé, quiero que seas tú misma y no aparentes algo que no eres solo por querer impresionar.
La azabache la miró de reojo sintiendo cómo la castaña miraba a otro lado, pues precisamente creía que sería lo mejor aparentar ser alguien como lo era su pareja y no dejar salir su lado loca.
La puerta se abrió dejando ver a un señor de cabello rubio y ojos verdes, por su apariencia se veía menos de treinta años, cuando en realidad ya estaba por los cuarenta.
──Liberty, cariño, me alegra que hayas venido. ─sonrió el hombre abrazando a su sobrina. ──. Creí que no ibas a venir. ─se separó del abrazo notando la presencia de otra persona. ──. Y veo que no viniste sola.
──Siempre quisiste conocer a mis compañeros, ¿no? ─palmeó su hombro antes de entrar arrastrando a la castaña. ──. Hola, tía Kazaa.
La mujer de rasgos orientales volteo para encontrar a su sobrina.
──Mi pequeña Liberty cuánto has crecido en estos meses. ─abrazó con una sonrisa a la joven. ──. Te ves cada día más hermosa.
──No comiences, tía. ─se separó acercándose a la más pequeña de la casa sentada en el sofá en la sala. ──. Hey, pequeño demonio. ─acarició su cabeza despeinando su cabello.
──Berty~ ─alzó sus brazos para que pudiera tomarla entre sus brazos, la azabache lo hizo con gusto.
Hange no sabía donde esconderse al sentir todas las miradas sobre ella, en especial de la pequeña que se aferraba al cuello de su prima. Liberty se acercó un poco a la castaña para poder presentarla.
──Hange, ellos son mi familia. ─habló mirando a los adultos. ──. Él es mi tío Minzo y su esposa Kazaa.
──Mucho gusto. ─la mujer oriental le brindo una sonrisa cálida, le dio un codazo a su esposo para que saludara.
──Me alegra ver que mi sobrina tiene amigas.
Auch, golpe bajo.
──Y ella es su hija, Mikasa.
La azabache menor le enseñó la lengua a la castaña ocultando su rostro en el pecho de su prima. A Hange no le gustaba en lo absoluto la pequeña niña Ackerman.
──Familia, ella es Hange Zoë. ─miró a la nombrada. ──. Mi pareja.
──Mucho gusto y lamento irrumpir en su casa sin avisar.
Nadie decía nada.
──Insistió mucho, no me quedaba de otra. ─aclaró la azabache ganando un pequeño codazo de Hange.
──Pareja... ─balbuceo Minzo mientras parpadeaba indicando que acababa de procesar la información.
Aún así, la sorpresa se quedó congelada en el rostro de los adultos cuando la azabache dejó de hablar. Liberty nunca mostró indicios de interesarle a alguien de forma romántica y cuando preguntaban siempre decía que no era algo prioritario, y ahora presenta a una mujer diciendo que es su pareja.
──¡¿Qué?! ¡¿Tú pareja?! ─el primero en reaccionar fue Minzo, incapaz de aceptar aquello. ──. ¿Ella? ─miró de pies a cabeza a la castaña.
Hange mordió su labio inferior al escuchar al tío de su pareja alterarse y mirándola con desdén. Nadie le comentaba nada sobre salir con una mujer por el simple hecho de que Liberty les cerraba el hocico a todos, pero creía que con su familia no iba a ser igual.
──Minzo, suficiente. ─su esposa le golpeó en la cabeza levemente. ──. Estás asustando a la mujer.
──Pero, Kazaa...
──Pero nada. ─lo miró amenazante. ──. Liberty ya es toda una mujer y solamente ella puede decidir con quien compartir su vida.
──Eso lo entiendo. ─aclaró mirando a su esposa. ──. Pero no apruebo que salga con nadie hasta los 30 años.
──Y aquí vamos de nuevo. ─susurró Liberty al saber que su tío era peor que su padre en cuanto a su vida amorosa.
Ninguno quería que tuviera pareja hasta los 30 años.
Hange estaba confundida. Creyó que Minzo la rechazaría por salir con su sobrina y que le diría de palabras, pero tal parece que mal interpretó las cosas y en realidad el Ackerman no estaba de acuerdo que su sobrina tuviera pareja a una edad "temprana".
Su cuerpo se relajo cuando Liberty tomó su mano dando un pequeño apretón al saber lo que su novia pensaba.
──Puedes estar tranquila, Zoë. ─habló, mirando sus ojos. ──. No te hubiera traído si sabría que no eras bienvenida en la casa.
La castaña cerró sus ojos soltando un pesado suspiro de alivio recargando su rostro en el hueco de su cuello.
──Me siento aliviada. ─miró a su novia. ──. Gracias. ─se puso de puntillas para besar sus labios, pero una manita en su mejilla lo prohibió. ──. ¿Eh?
──i-berty es mía. ─la pequeña azabache no aceptaba que alguien le quisiera quitar a su "hermana".
──No es cierto, es mía. ─abrazó el torso de su novia. ──. ¿Verdad que sí, mi titán? ─tomó la mejilla de la azabache para acercarla y plantarle un beso en sus labios.
Mikasa frunció el ceño disgustada. Infló sus mejillas mirando a su prima esperando a que le diera un beso también, Liberty soltó un suspiró pesado dejando un pequeño pico en sus labios. Dándole un piquito como su madre solía hacerlo.
──¡Oye! ─Hange hizo un mohín. ──. Creí que me amabas.
──Hange, ¿estás celosa de mi prima de cinco años? ─alzó una ceja al ver como la castaña desvió su mirada. ──. Increíble. ─soltó con ironía.
Tal parece que haber presentado su pareja a su familia no fue buena idea, pero si fue un gran recuerdo que viviría feliz en su memoria.
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