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CAPITULO
UNO

❝ SUBTERRÁNEO ❞

• • •

La leve luz del sol se presentó atravesando la ventana dando una gran iluminación a mi despacho. Ya era pasado del medio día y seguía encerrada revisando los informes, que su ortografía fuera impecable y su redacción clara.

Suspiré por quinta vez al ver como la mayoría estaba hecha un lío. Ni siquiera se podía leer la fecha con claridad. Notaba a simple vista que este reporte fue escrito en menos de cinco minutos.

Unos toques a la puerta se presentaron.

──Adelante. ─demandé sin dejar de hacer mi trabajo.

La puerta se abrió.

──Heichō, el Danchō Shadis le manda estos papeles. ─alcé mi vista cuando Alex dejó una columna de papeles en el escritorio.

No podía negarme aunque quisiera.

──Gracias. ─agradecí. ──. Le puedes decir a Caroline que se presente a mi despacho, es urgente.

──Enseguida, Heichō. ─hizo el saludo correspondiente.

Alex Shass. Fue el más sobresaliente de su promoción, un chico educado y responsable, a pesar de que por fuera pareciera confiado, dentro suyo cree que es el peor de todos.

Regresé a mi trabajo dejando de lado aquel reporte mal hecho. Preferí aumentar el ritmo de mi mano para tratar de terminar todo el papeleo por este día. Nuevamente, unos toques en la puerta se presentaron antes de abrirse.

──¿Me mandó a llamar, Heichō?

Mis ojos se deslizaron hasta verla por completo. Tenía una mirada desafiante como acostumbraba a llevarla, aquello solo le traía problemas con casi todos en la Legión.

──Necesito que en media hora me entregues tu reporte correctamente. ─ordené sin mirarle.

──¿Perdone? ─preguntó sin creer lo que dije. ──. Yo fui la primera en entregar mi reporte.

──Ser la primera no significa que esté correcto. ─aclaré alzando mi cabeza. ──. Tú reporte es el peor de todos. No se entiende nada y no tengo tiempo de hacer tu trabajo.

──Con todo respeto, Heichō, pero tuve entrenamiento y el tiempo no me alcanzó.

──Y de igual forma, tus compañeros tampoco tuvieron mucho tiempo y me entregaron un reporte perfecto. ─recargue mi espalda en la silla. ──. No salgas con excusas y acata lo que se te ordena. ─su mirada desafiante se doblegó ante mi mirada gélida y autoritaria. ──. No me hagas repetir las cosas, Emily, por qué te irá peor.

Ella se quedó en silencio desviando su mirada lejos de la mía, no podía sostener lo penetrante que era.

──En media lo quiero impecable. ─ordené regresando a mis hojas. ──. Puedes retirarte.

──Con su permiso. ─hizo el saludo yéndose por donde vino bufando de coraje.

Emily Caroline. Fue la segunda mejor ganando el odio hacia Alex. Es muy competitiva en todos los ámbitos y eso en ocasiones es un problema, pues sus habilidades no son superiores cuando se enfrenta a otros.

Me concentré tanto en terminar mi trabajo que olvidé la hora de la comida. No tenía cabeza para pensar en comer, quería terminar la primera columna de papeles.

Tres toques en la puerta me advirtieron que alguien entraría a mi despacho.

──Buenas tardes, Heichō. ─la cabellera rubia se asomó por la puerta. ──. El Heichō Erwin me pidió que le dijera que sí se podía presentar en su despacho.

──¿Te dijo para qué?

──No, solo que era importante.

Suspiré dejando la pluma en su lugar, no había de otra, tenía que ir a ver que necesitaba de mi.

──Hazme un favor, Alan. ─el nombrado se puso firme. ──. Encargarte de que esté todo en orden mientras regreso.

──Hai, Heichō. ─sin rechistar, hizo su saludo.

Alan Zcharley. Un chico introvertido, pésimo para colocar su equipo, pero diestro para acabar con titanes. Poseé una gran inteligencia además de destreza fuera de la murallas.

──Emily todavía no entrega el reporte. ─avisé. ──. En menos de cinco minutos ya debería de estar en el escritorio.

──Entendido.

──Regresó en un rato. ─anuncié saliendo del despacho.

Me detuve a tiempo, antes de que Sam echará la bandeja con comida encima mío.

──¡Cuanto lo siento, Heichō-sama! ─sus mejillas se tiñeron de rojo haciendo una leve reverencia procurando no tirar la comida. ──. Le traje algo de comer. Noté que no se presentó al comedor.

──Procura siempre mirar adelante. ─dije tomando una galleta. ──. Tengo que ver a Erwin, deja eso en mi escritorio y ayuda a Sam. Cuando regrese lo comeré, pulgarcita.

Despeiné sus cabellos castaños.

──Qué le vaya bien, Heichō-sama. ─sonrió en grande mientras me veía caminar por el pasillo.

Samley Kreish. Baja estatura y muy tímida. Poseé una gran agilidad y flexibilidad y debido a su pequeña estatura los titanes no la toman en cuenta dando oportunidad a que acabe con ellos.

Los cuatro eran mis subordinados y aunque en ocasiones tienen sus diferencias ─por parte de Emily─ en las misiones poseen una gran sincronización sin necesidad de palabras. Somos el 1er escuadrón, conocidos por ser el escuadrón de élite de la Legión.

En otras palabras, somos lo mejor de las murallas.

Llegué al despacho del rubio tocando una vez para entrar antes de que me lo permitiera.

──¿Para que me necesitas? ─pregunté yendo al grano.

Erwin alzó su cabeza de los papeles mientras que Mike estaba a su lado como siempre.

──Te seré honesto. ─tomó una pose más firme. ──. Me quieren matar.

──Brutal. ─fue lo único que dije haciendo que Mike riera. ──. No hay de otra, entrega tu corazón.

Él soltó un suspiró dejando ver una pequeña risa. Le había causado gracia aunque lo negara.

──¿Ahora que hiciste para que quieran matarte? ─cuestione cruzando mis brazos.

──Es sobre los papeles de Lobov. ─respondió dejando ver los documentos en la mesa. ──. Al parecer contrató a personas del subterráneo.

Un escalofrío recorrió mi espalda. Hace años que no "visitaba" el subsuelo.

──Ya, ¿y? ─me encogí de hombros. ──. ¿Qué pinto en todo esto?

──Liberty, a ti también quieren matarme. ─soltó recargando su cabeza en el respaldo.

──¿A mí? ─alcé una ceja confundida. ──. Pero si soy un ser inofensivo.

Ambos alzaron sus cejas con una mirada de "en serio".

──Bueno, puede que haya hecho cosas fuera de la ley. ─murmuré mirando a otro lado. ──. Pero fue hace mucho tiempo. Ya no hago eso.

──¿Recuerdame porque tenemos los papeles de Lobov? ─preguntó Mike divertido.

──Por qué los robe. ─contesté sin más. ──. Pero, aclarando, que nada de esto estaría sucediendo si me hubieras permitido dejar sin testigos cuando los robe. ─miré a Erwin. ──. No estuviéramos discutiendo esto.

──Mañana vamos a ir al subterráneo. ─comunicó. ──. Vamos a atrapar a nuestros ejecutores.

──¿"Vamos"? ¿Por qué hablas en plural? ─entrecerré mis ojos.

──Necesito que tu escuadrón nos ayude. ─pidió. ──. El Danchō Shadis ya está al tanto de la movida al igual que el generalísimo Zackly.

──No tengo elección, ¿verdad?

──Lamentablemente.

Solté un suspiró.

──Bien, cuenta con nosotros. ─accedí haciendo sonreír al hombre, sentía que esa sonrisa escondía algo ──. Les daré el aviso.

──Mañana a primera hora.

Simplemente di media vuelta saliendo de la habitación.

Mañana sería un largo día.









[ • • •]









Me dejé caer en la suave cama cerrando mis ojos por unos segundos. Por fin había terminado con todo el papeleo y les había informado a los mocosos sobre la misión de mañana para que se prepararan.

Sentía el sueño comenzar a envolverme lentamente, a los pocos segundos de dormir por completo, unos brazos envolvieron mi cuerpo en un abrazo sin tanta fuerza. Abrí un ojo notando la cabellera castaña estar encima de mis pechos. Llevé una de mis manos acarició su cabellos con delicadeza.

──¿Te desperté? ─preguntó alzando su cabeza mirando mis ojos.

──No, no estaba dormida. ─dije cerrando mis ojos.

Sentí que movió hasta quedar a horcajadas sobre mí apoyando sus manos en cada lado de mi cabeza. Abrí mis ojos contemplando la escena frente a mi.

──Escuche que mañana vas a ir al subterráneo.

──Escuchaste bien.

──Sé que no te gusta regresar a ese lugar. ─ella me conocía más que nadie. ──. Pero estoy segura de que no será por mucho tiempo. ─sonrió acercando su rostro a mi cuello.

──Eso espero. ─susurré cerrando mis ojos sintiendo sus labios sobre mi cuello.

Basta un toque suyo para hacer que quiera devorarla por completo.

──Hange. ─advertí al sentir como chupeteaba mi cuello dejando una marca bastante visible. ──. Si mañana quieres caminar, detente.

──Yo no soy la que tiene que ir de misión, ¿o sí? ─susurró en mi oído.

Joder.

──Ven aquí, cariño. ─la tomé de su barbilla para atraerla hacía mis labios plantando un profundo beso.

Sentí sus manos desabrochar mi blusa de botones dejando a su merced mis pechos sin cubrir. Deslice mi mano de su cuello hasta abrazar su cintura y sin mucha fuerza, giré dejando a la castaña debajo mío.

──Voy a disfrutarte como no te imaginas. ─hablé sobre su cuello erizando su piel.

Mis labios sin perder tiempo comenzaron a repartir besos sobre su cuello escuchando sus jadeos de placer.

Hoy no se duerme.









[ • • •]








──¿Seguro que pasaran por aquí? ─pregunté mirando las oscuras y lúgubres calles.

──Sí. No deben de tardar. ─aseguró Erwin. ──. Parece que los tres manejan bien el equipo tridimensional. En especial el líder.

Me limité a mirarlo de reojo ocultando mi rostro en la capucha de mi capa. Aunque no me haya dicho, sabía que planeaba algo muy dentro suyo.

Cómo si quisiera probar las habilidades de uno de ellos conmigo.

Preferí regresar mi mirada hacía las calles y está vez noté tres figuras deslizarse entre los tejados con el equipo tridimensional.

──¡Es hora! ─anunció Erwin. Mike y su escuadrón no tardaron en perseguirlos

Yo por mi parte di media vuelta.

──¿H-heichō? ─mi escuadrón estaba confundido al verme ir a otro lado.

──Conozco el lugar. ─dije con calma tomando mis pistones. ──. Vamos a interceptarlos.

Salté del tejado para desplazar mi cuerpo con el equipo. El truco era ir por lo más bajo de las casas para que los criminales no se percataran de nuestra presencia. Justo al frente pasó uno de ellos sin darse cuenta de nosotros.

Enganche mis arpones a la pared cambiando de dirección dando un giró de 360° grados a gran velocidad. Ante el inesperado giró, mi escuadrón tardó un poco en tomar mi ritmo nuevamente. Me impulsé hacía arriba y midiendo el espacio y el tiempo levanté mi pierna asentando una patada al criminal.

Su equipo se desequilibrio y antes de que cayera al suelo, Alan lo tomó de un brazo.

──Alan, Sam coloquen las esposas y llévenlo al punto de encuentro. Alex y Emily, conmigo.

Ordené continuando el camino con los otros dos siguiendo mis pasos a su ritmo. Estuvimos por la calle unos cuantos minutos hasta que visualizamos a los otros dos. En cuanto se dieron cuenta de nuestra presencia, se separaron.

──Alex, Emily tras del rubio. ─demandé. ──. Me encargo del otro.

──Entendido.

Use un poco más de gas para impulsar mi cuerpo con más velocidad llegando a la par del azabache. Él pareció sorprenderse por haber seguido su ritmo en su propio terreno. Gracias a mis reflejos, esquivé su daga dándole tiempo para meterse por debajo de un puente.

──Qué idiota. ─dejé salir de mis labiosz aquello no me iba a impedir atraparlo.

Clave mi equipo en el puente y con gran fuerza lo destroce interrumpiendo la huida del chico. Le asenté una patada en su equipo para que no pudiera escapar.

──Ya no tienes escapatoria, así que entrégate. ─sugerí severamente. ──. Quiero ver a mi esposa.

──No si te gano primero. ─dejó a relucir su daga.

──Nunca nadie lo ha hecho, enano.

Él no pareció entender que mi fuerza era superior y se abalanzó contra mí listo para cortar mi garganta. Lo esquivé con facilidad y sin darle tiempo, tomé su brazo, evitando que se moviera para girar sobre mi propio eje pateando su antebrazo al cubrir su rostro. Gracias a la fuerza, lo impulsé a varios metros de mí. Él parecía querer reponerse, pero corrí y evitando a que reaccione tomé su brazo detrás de su espalda estrellando su cabeza contra el suelo.

──Nadie me ha ganado, tú no serás la excepción.

Él me miró como pudo dando una mirada gélida que poco me importó pues sentí un par de ojos mirarnos desde hace rato. Alcé mi mirada encontrando la sonrisa de Erwin mientras observaba al azabache.

Como predije, solo quería medir sus habilidades.

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