𝗢𝗢𝗢. 𝗉𝗋𝗈𝗅𝗈𝗀𝗎𝖾
─ CAPITULO ─
CERO
❝ PRÓLOGO ❞
• • •
Eran mediados del año 844, el frío por aquellas épocas estaba muy presente dentro de la murallas. Los días lluviosos desde hace poco se presentaron dejando a la Legión inactiva por un corto tiempo. Las gruesas pero pequeñas gotas de lluvia chocaban contra la ventana de una de las tantas habitaciones que se encontraba en la base.
Las luces se encontraban apagadas, solo se podía apreciar una pequeña llama de fuego proveniente de la chimenea dentro del dormitorio. Gracias al calor que producía, el frío no abrazaba la desnudez de ambas mujeres, que se fundían en un profundo beso con la intención de ahogar los gemidos que la azabache le producía a su amada bajo su merced.
Gotas de sudor recorrían el cuerpo de aquella piel, de un color ligeramente canela, mientras que unos ojos azules claros observaban los suyos inyectados del placer que le brindaba. Quería gritar pero no podía, sus gemidos eran reprimidos por los gruesos y suaves labios que la sentenciaban a silenciar su placer.
Poco después, su mirada cambió, de transmitir placer ahora le suplicaba, con sus mejillas ligeramente rojas, que continuará con sus caricias, que besará su cuello dejando sus dientes marcados mientras sus dedos la embestía con rudeza.
Los labios de la azabache se separaron de los de su mujer, no duró un segundo, cuando mordió su labio inferior dejando un leve color rojo en la zona.
──Eres mía. ─sus labios entreabiertos dejaron salir su respiración caliente chocando contra su cuello erizando su vello, su hermoso tono de voz dominante fue el detonante para que la castaña disfrutara de su orgasmo soltando el gemido que reprimía.
Sacos sus dedos empapados de aquel jugo solo para llevarlos a su labios saboreando el sabor de la mujer debajo suyo.
──Eres deliciosa.
La castaña se enrojeció al deleitar con sus ojos aquella imagen. Su respiración era pesada, la azabache la había dejado exhausta. Sin embargo, su descanso no dudaría cuando la mujer le abrió sus piernas acercando su cuerpo al suyo rozando su intimidad con el suyo. Una ola de placer la llenó por completo, si bien su zona estaba sensible por el orgasmo, sentir aquel roce la hizo desear más.
Sin poder evitarlo, un gemido sonoro se escapó de sus labios.
──Dios mio. ─echó su cabeza hacía atrás pellizcando sus pechos al sentir el vaivén cada vez más rápido. ──. Más. ¡Quiero más! ─pidió con súplica.
──Sí quieres más grita mi nombre. ─demandó dominante agarrando con fuerza de su cuello para ahorcarla deleitando sus ojos con la vista que tenía. ──. Diles a todos de quién eres.
La castaña envuelta de placer las palabras no salían con claridad y más sintiendo su mano apresar su cuello. Hacía todo lo posible por mantener sus ojos en los de ella reprimiendo sus gemidos para poder gritar de quien era.
──¡Soy toda tuya! ─gritó de golpe como pudo cuando la azabache aumento sus movimientos dejando que el choque de pieles resonará por toda la habitación. ──. ¡Liberty! ─gimió poniendo sus ojos en blanco mientras sus manos apretaban el brazo de ella.
Una sonrisa surcó el rostro de la nombrada y dejó de ahorcar para saciar su boca con uno de sus pezones aumentando su ritmo. La castaña pasó sus manos por la espalda hasta llegar a su trasero enterrando sus dedos en ellos para que siguiera dándole lo que tanto le gustaba.
──Más. Más. Quiero más, Liberty. ─rogó en su oído sintiendo su segundo orgasmo llegar. ──. Por favor, dame más.
El tono de voz tan sumiso suplicando por placer hacía enloquecer a la azabache como no imaginaba la castaña.
──Joder, como me encanta oírte suplicar. ─gruñó la azabache sintiendo que su orgasmo estaba por venirse.
Tomó las manos de ella para llevarlas por encima de su cabeza observando lujuriosamente los gestos que hacía la castaña ante su vaivén.
──¡Liberty! ─gimió con fuerza llevando su cabeza hacía atrás cuando se corrió por completo.
Los labios de la azabache devoraron el cuello de su mujer dejando marcas y mordidas dando unas últimas embestidas con fuerza sintiendo su orgasmo salir a flote.
Abrió sus labios ligeramente dejando salir su aliento soltando las manos de la mujer. La respiración de ambas era agitada e irregular siendo lo único que se podía escuchar en toda la habitación, acompañada de las gotas de lluvia chocar contra el vidrio. Las manos de la castaña se deslizaron hasta despejar el rostro de su mujer acercando sus labios hasta depositar besos largos y profundos.
──Hange. ─una leve voz la llamaba.
No le prestaba atención, se concentraba en besar a la mujer con mucha pasión. Amaba besar sus labios, tenían un leve sabor a manzana que le encantaba.
──¡Hange!
El gritó la hizo despertar del profundo sueño. Miró a sus lados notando que se encontraba en su despacho, se había quedado dormida en la silla cuando estaba haciendo su trabajo.
Todo había sido un sueño.
Uno muy real.
Podía sentir su zona palpitar fuertemente al igual que sentía sus bragas húmedas, se había excitado al recordar el fascinante sueño que la había acogido.
──Te volviste a quedar dormida. ─la voz de alguien más en la habitación la hizo ponerse nerviosa cerrando inconscientemente sus piernas.
──L-liberty. ─miró con nerviosismo a la azabache frente a ella. ──. ¿Q-qué haces aquí?
──Iba a la habitación, pero escuché mi nombre y creí que me llamabas. ─explicó cruzando sus brazos debajo de sus pechos resaltando estos, Hange miró a otro lado recordando lo jugosos que se miraban. ──. Pero me di cuenta que dormías.
La castaña ni siquiera podía mirar sus ojos, a pesar de todo lo que ha hecho frente a ella, aún le daba pena algunas cosas, pero solo cuando la Ackerman estaba con ella.
──No quería despertarte, pero cada vez que gemías mi nombre dormida, me era imposible irme.
──¿C-comó? ─Hange miró con un gran sonrojo los ojos de la mujer notando que estaba más cerca de ella.
──Llevas días queriendo que te folle, ¿verdad? ─acercó su rostro al suyo subiendo un poco por el escritorio. ──. Pero sigues siendo tan tímida para pedirlo, ¿o me equivoco, cariño?
Su aliento chocó contra sus labios ligeramente abiertos. Las palabras de su mujer eran muy ciertas. Podía ser la persona más hiperactiva de la Legión, pero cuando se trataba de intimar era todo un ratoncito asustado por el enorme depredador frente a ella.
──¿Quieres que te haga mía como lo hice hace una semana? ─preguntó la azabache rozando su nariz con la de ella.
──S-sí. ─tartamudeo sintiendo su intimidad a estar a nada de correrse, escucharla y sentirla tan cerca le ponía y mucho.
──Te voy a follar tan fuerte que no vas a poder caminar.
Su voz ligeramente excitada chocar en su oído hizo lo que nunca nadie más había logrado. Venirse en segundos y sin ser tocada. Soló Liberty podía hacer aquella estupenda magia con ella.
Y solo su esposa lo podía hacer.
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