❛ 𝘅𝘅. 𝗂 𝗐𝗈𝗎𝗅𝖽 𝗆𝖺𝗄𝖾 𝗍𝗁𝖾 𝗌𝖺𝗆𝖾 𝖽𝖾𝖼𝗂𝗌𝗂𝗈𝗇 𝖺𝗀𝖺𝗂𝗇.



❛ 𓄼 CAPÍTULO FINAL. VEINTE 𓄹 ៹



          LA SIRENA Y EL HUMANO SE MOVIERON ENTRE LAS PELIGROSAS CALLES DE GOTHAM HACIA LA MANSIÓN WAYNE. Pensamientos diferentes rondaban sus cabezas, pero comenzaban de la misma forma. Hacerle saber a Bruce que no había matado a el Joker.

Una vez ahí, intentaron acceder a la Baticueva por medio de uno de los pasadizos, pero Bruce lo había bloqueado conociendo las intenciones de sus hijos adoptivos. O al menos, conociendo parcialmente sus intenciones.

—Bruce —Dick llamó—. ¿Estás ahí? Oye, no vinimos hasta acá para hablar con un maldito reloj. Tenemos una hija en casa y otra...

—Dick —el tono de voz de Lydia advirtió al castaño del comportamiento que estaba tomando—. Él no necesita que sea más difícil.

Su esposo suspiró, decidiendo no contradecirla. —Hoy tuviste suerte. El Joker no está muerto. Significa que no eres un asesino... Entiendo por lo que estás pasando —buscó la mano de Lydia entrelazándola con la suya, queriendo sentir el apoyo que el tacto de la castaña le proporcionaría—. Después de que Tony Zucco murió, me sentía vacío. Y por mucho tiempo estuve deprimido, pero gracias a quiénes me querían pude volver a ser el mismo de antes —sintió el suave apretón de Lydia y sonrió—. Y cuando encontré a alguien que me necesitaba. Nos necesitaba... Una niña, bueno, ¿Te suena familiar? Terminó por regresarme a la vida. Escucha, sé que tú también estás deprimido, pero estarás bien. Bruce, a nadie le deseo lo mismo, sobre todo a ti. Y para ti es más sencillo, porque... No has cruzado esa línea. No en realidad. No aún.

El millonario Wayne no contestó a las peticiones del castaño sobre tener una charla para ayudarlo, así que Lydia le pidió esperarla afuera en lo que ella intentaba hablarle.

—Bruce —la sirena miró hacia sus tacones de bota antes de regresar la vista al reloj, y como si ese fuese él, le dedicó una enorme sonrisa—, me importas demasiado, ¿Si? Lo que Dick piensa de nuestra niñez contigo aquí, es muy diferente de lo que yo lo hago. Te estoy agradecida por todo lo que hiciste por mí. Nos diste tú mejor intento y Dick lo interpretó diferente, pero yo no. Me enseñaste a usar mis poderes, me contaste de mi familia y me permitiste acercarme a ti como Dick no lo hizo, por lo que te conozco más. No te digo todo esto con buenas intenciones, porque en esto no seré la buena de la historia. Sé que no buscas redención, no después de todo lo que hizo el Joker. Digo, yo habría hecho lo mismo. Yo hice lo mismo con Zucco. No estaré molesta por lo que hagas, pero si te pido una sola cosa. No mueras y no te dejes arrestar, Hope y Hazel deben conocer a su abuelo.

Con aquello, dio fin a su discurso regresando los pasos a la ventana por la cual entró.

          EL HOSPITAL ❛❛ Nuestra Señora de los Huérfanos ❜ se imponía ante ellos custodiada por varios policías, inclusive agentes del FBI, tanto por fuera como por dentro del lugar, por lo que cualquiera supondría qué persona en grave estado de salud se hallaría ahí.

—Finney nos dijo que lo trajeron —a la par, sacaron sus placas mostrándolas al guardia—. Dijo que podríamos verlo.

Les dieron el permiso de ingresar señalando la habitación del criminal. Entrando, Lydia no evitó la sonrisa de satisfacción al verlo postrado en la cama con varios cables conectados a él. Bárbara y su padre tendrían justicia al fin.

—Espero te pudras —había espetado a su oído bajo la mirada de reprimenda de Dick.

—Dicen que vivirá —se giraron de golpe, encontrando a Kory sin su extravagante cabello rosa y, además, enfundando un traje del FBI—. Supe que estaban aquí. No quería perderme la diversión.

—Es bueno verte otra vez, Kory —Lydia extendió sus brazos abrazando a la morena con una sonrisa nostálgica.

Los tres salieron al corredor, y mientras caminaban por este, Kory insistía en que dieran a Batman por perdido, alegando que este ya no tenía consciencia por casi matar al Joker. Y cuando Dick lo pensó con seriedad, llegando hasta a decir un ❛ quizá tengas razón ❜, las luces del hospital entero se apagaron y los antiguos amantes pensaron en la misma persona, por lo que salieron corriendo a la habitación de donde salieron.

—Espero esta vez no reviva —Lydia deseó caminando en la misma dirección, pero a pasos lentos. El rostro de horror golpeó su cara al notar a los enfermeros y policías tirados, sin querer saber su estado de vida, hasta que lo miró. El villano de Gotham por fin había caído ante las manos de Batman.

          DICK ESTABA PERDIENDO LA CABEZA, o al menos el temperamento. De eso estaba segura al cuarto golpe en contra de aquel hombre que maltrataba a su compañía, y cuando los gritos de horror de ella la abrumaron, decidió ejercer fuerza, notando que su esposo no era el único con el repentino mal temperamento.

—¡Cállate! —exclamó. Sus ojos se tornaron violetas a la vez que su aura del mismo color se expandió a la mujer, obligándola a dejar de gritar. También, posó la mano en el hombro de Grayson, deteniendo sus golpes y dejándolo congelado—. Lo siento, no debí hacer eso —le murmura, volviendo a tomar control de sus poderes.

—Lyds. Lyds —el hombre volvió en si, enroscando sus brazos en la delgada figura de ella. Volver a su pasado los regresaba al tiempo en donde la violencia era su única forma de vida—. Nos vamos de aquí ahora —se adentraron en su habitación, empacando sus cosas con descuido, sus únicos deseos eran regresar a casa y abrazar a Hope.

Lydia echó un vistazo a su celular, aceptando la llamada desde el teléfono de su hogar al reconocer el número.

—¿Hola? —preguntó, queriendo averiguar quién de las cuatro personas que se encontraban en su casa la llamaba.

—¡Lydia, bombón! —escuchó al otro lado de la línea provocando que ella rodara los ojos absolutamente divertida.

—Buenos días para ti también, Hank —se arrepintió de decir su nombre al cruzar miradas con Dick, quién aún después de tantos años no lograba conciliarse del todo con él.

—Lo sé, lo sé. Escucha, aún es temprano y Hope sigue durmiendo, su nana ha ido de compras y Jason es un dolor de culo...

—Sí, te lo advertí cuando te dije que se quedaría por un tiempo —vio a Dick alzar una de sus cejas preguntando de forma silenciosa de quién más hablaba—. Le dije a Jason que podía quedarse unos días en casa —susurró para él desactivando el micrófono.

—¿Dejaste a Jason Todd y a Hank en nuestra casa con nuestra hija? —Grayson se cruzó de brazos. No los consideraba los más aptos para cuidar a su pequeña y adorada primogénita.

—Por favor, Dick, ¿En serio? En primera, Hank está pasando por un período difícil, él y Dawn terminaron. Esta vez parece ser la definitiva. Y, también, desde que Jason está en silla de ruedas su nivel de madurez creció —la explicación lo hizo callar para que prosiguiera—. ¿Qué pasa, Hank?

—El marco de la ventana de Hazel, ¿Amarillo o verde?

—Verde —respondió—. Combina más con las paletas de colores que tengo, solo no olvides poner la cinta alrededor del marco —avisó.

—Sí, mamá pez.

—No me hagas discutir contigo, pajarraco —respondió ante su burla—. Me tengo que ir, hablamos luego.

—¿Pintará el marco de Hazel? Por dios, Lydia, te dije que lo haría al volver.

Ella chasqueó la lengua ignorando el ataque de celos. —Él se ofreció y conoce a ambas niñas. ¿Cuál es el problema, Dick?

—Lo sabes perfectamente.

—No lo volveremos a discutir, fue algo que pasó cuando no estábamos juntos. Y no te hagas el santo conmigo, Richard, ¿Recuerdas lo de Dawn y Kory? —tensó la mandíbula, reprimiendo su naturaleza—. Necesito salir, llámame si pasa algo.

—Lydia... —Dick trató de llamar, pero la castaña negó.

—Estamos tensos, amor, necesitamos un respiro —tomó su mano dejando un suave beso en ella—. De verdad, solo llámame.

          RICHARD GRAYSON, no te atrevas a ignorar mis llamadas —espetó desesperada al buzón de voz, agitando su cabello sin saber qué hacer.

Kory hacia un par de horas que llamó a Dick para informarle de la masacre que provocó Batman en el Asilo Arkham, no solo asesinando a criminales, sino también a guardias, enfermeras y al alcalde del lugar. Ante eso, Dick tomó la decisión de revelar la identidad de Batman, a lo cual sabía que Lydia no accedería por lo que se encontraba ignorando sus llamadas en la estación de policías.

—Carajo. Carajo. Carajo —golpeó la pared y toda su ira quedó plasmada en un hueco—. Vendrán y no resultará bien —miró de soslayo a Bruce, quién usando su traje dio un seco asentimiento de cabeza acercándose al panel electrónico para sellar la Baticueva.

Fue cuestión de horas que los policías y todos los agentes que se pudieron reunir marcaron un perímetro alrededor de la mansión. Lydia podía ver por las cámaras cada punto en el que una bomba era puesta, masculló entre dientes maldiciendo a Dick.

—Bruce, soy Dick —se escuchó dentro de la Baticueva en cada una de las bocinas que esta tenía. Ahora fue el turno de Lydia de ignorar la llamada de Dick, la quinta en realidad—. Vamos a entrar por ti. Te arrestaremos. Por favor, no te resistas, Lydia no quisiera eso.

—¡Estoy aquí, idiota! —gritó, aunque no iba a escucharla—. Y de aquí no salimos esposados —se volteó para quedar frente a quién fue su padre y lo abrazó con amor recibiendo el mismo afecto—. Te veré del otro lado.

—No quiero que salgan heridos —habló de los hombres con armas—. Incluyéndote. Terminemos con esto.

Observaron las cuerdas caer, conectaron por última vez sus ojos antes de esconderse. Esta era la pelea de Bruce y Lydia se aseguraría de que él no acabara mal.

Comenzó con una explosión, luego la sangre brotó de todos los cuerpos que se interponían en el camino de Batman. Disparos, gritos, alaridos fueron todo lo que escuchó Lydia, pensando en la exageración de las acciones que estaba tomando Wayne.

Los cuerpos se apilaron y el apenas vivo Finney trató de advertirle a Kory sobre el enmascarado. Kory se lo prometió a Dick, no lo mataría, pero sí provocaría heridas para que no pudiera salir sin guardias alrededor suyo. Levantó su mano, sus ojos quedaron completamente verdes y su cuerpo junto a su cabello se iluminó.

—¡Bruce, no! —pero era tarde, para cuando apenas salió de su escondite, el arma congelante había impactado contra el pecho de Kory, asesinándola—. Solo salgamos de a... —la frase no se completó cuando la estructura se derrumbo sobre ellos y Lydia empujó al hombre recibiendo un bloque de concreto.

—Kory —pasaron unos minutos que la débil voz de Dick a oídos de Lydia se escuchó.

—D–Dick —balbuceó.

—¡Lydia! —grita, con el corazón más roto que nunca al verla bajo pedazos de pared y escupiendo sangre—. ¿Qué hacías aquí? —su voz cambió, tratando de mover los objetos.

—N–no podría de–dejar que se lo lleva–ran —sus ojos se cristalizaron, mordiendo su mejilla interna de dolor—. Te amo, pero volvería a to–tomar la misma deci–sión.

—No, no digas eso. Estarás bien. Lo estaremos —sollozó—. No me hagas esto.

—Dile a Hope que la amo —suplicó, su mano detuvo la pierna de Dick obligándolo a tirarse de rodillas—. Por favor, no abandones a Hazel.

—Lyds, se supone que no me abandonarías. Te amo, te amo. Lo siento tanto —envolvió su cuerpo entre sus brazos, retirando la máscara de su rostro—. Es todo mi culpa.

—No te culpo por na–nada —carraspeó.

—Hicimos un trato —las lágrimas cayeron de ambos, Dick juntó sus frentes pidiéndole no irse—. Se supone que no se rompería.

—Mis tra–tos no se rompen —presionó los ojos con dolor, sin resistir el besarlo una última vez. Y así lo hizo—, pero si llegan a su fin.

Sus movimientos fueron reduciéndose hasta ser nulos, su cuerpo dejó de respirar y sus ojos quedaron viendo al vacío, concluyendo la vida de Lydia Petrova en los brazos de su amado esposo.

Su muerte destrozó a Dick y la oscuridad lo consumió sin dejar nada.

Inserten Saturno  de Pablo
Alborán con imágenes de
Hope y un matrimonio
Grayson Petrova de fondo.

fin del primer acto

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