❛ 𝘅𝗶𝗶𝗶. 𝖺 𝖿𝗎𝖼𝗄𝗂𝗇𝗀 𝖽𝗂𝗌𝖼𝗈𝗏𝖾𝗋𝗒.



❛ 𓄼 CAPÍTULO TRECE 𓄹 ៹



          NO ENTIENDO —escondo mi rostro entre mis manos escuchando a Kory decirnos que el doctor Adamson solo hablaría con Rachel y conmigo. Ya habíamos vuelto y sus palabras fueron lo primero que escuchamos—. ¿Por qué yo? ¿Qué me hace tan especial?

La del cabello extravagante se encogió de hombros. —Tal vez sepa sobre la luz y la oscuridad que hay en ti y Rachel.

—Necesitamos hablar con él —afirma la pelimorada—. A solas.

—No creo que sea buena idea —niega Dick.

—¿Por qué? ¿Porque no puedo cuidarme sola? Lydia estará conmigo.

—No lo sé, Rachel —niego dubitativa—. Yo aún no me siento bien. Tras nuestro asunto personal... —le lanzo una mirada a Grayson, quién suelta un suspiro.

—Lyds, sé que eres fuerte —la mano de la pequeña chica cae sobre la mía, y me mira de una forma que no sé decifrar—, pese a todo has estado ahí para mí, y quiero estarlo para ti.

—Tiene razón, tenemos que averiguar quién es y por qué la persiguen —doy una pequeña sonrisa como respuesta, siendo un suspiro lo que quiero dejar salir en realidad.

—No confío en él.

—¿Por qué no confías? Está atado —interviene Kory sentándose a mi lado en la mesa—. Si le hace algo a las chicas entraré y le patearé la cara. Y sin decir lo que Lydia haría.

—Dick, por favor —pide Rachel.

—Volveremos en cinco minutos, D —sentencio.

Me levanto de la mesa envolviendo mi mano derecha alrededor de su brazo izquierdo dubitativa, antes de acercarme a él y compartir una mirada significante. Mirándonos por unos segundos. Esto era nuevo para mí y Dick, y considerando que aún tenía el ❛ enmendar las cosas conmigo ❜ pendiente, nos las apañábamos.

—¿Usaste tu poder en él? —susurra Rachel frente a la puerta del baño.

—No. Pero tiene que recompensarme por tratar a mis sentimientos como la mierda por años, no me dará un no como respuesta —reímos, cambiando nuestras expresiones a neutras al entrar.

—Niña —dice en dirección a Rachel—. Detective. No deben tener miedo. Cierren la puerta —nos miramos con duda, inseguras de si fuera a pasar algo—. Por favor —y lo hacemos sin mucha resistencia—. Esperamos mucho tiempo por este momento.

—¿Qué quieren de mí? —pregunta Rachel cruzándose de brazos.

—Lo que queremos de ustedes —corrige, lo que me hace fruncir el ceño—. Ayudarlas. Creen que son un monstruo. El mal dentro de ti —me apunta con su dedo—, y el bien dentro de ti —ahora es a Rachel—. Pero tú ves el mal en el espejo —ella se mira en uno, pero beso su cabeza distrayéndola de eso—. Pero tú no eres la muerte, Rachel. Al igual que Lydia no es la vida. Puede ser todo lo contrario. Ustedes vinieron a la tierra como parte de algo. Vinieron a salvarnos, si es que Rachel hace bien su trabajo sobre Lydia —furiosa, enterré mis uñas en las palmas de las manos—. Lo probaré... ¡Sálvenme! —y se cortó el cuello con aquel pedazo de cristal que acababa de romper.

—¡No, espera! —grito—. Yo no tengo el poder de curar —me alarmo, pero aun así, ambas nos lanzamos a su cuello presionándolo con nuestras manos—. ¡Dick!

Ella me miró asustada, y yo desconcertada. Aquellas emociones aumentaron cuando separamos nuestras manos de su cuello y en él no había ningún corte. —Ustedes sanarán al mundo.

Dick y Kory entran listos para cualquier cosa y Gar llega corriendo detrás de ellos, para quedarse sorprendidos al ver la sangre manchando al doctor, el suelo y nuestras manos, pero no ver ninguna herida abierta.

          GAR DETIENE LA PIERNA INQUIETA DE LA CASTAÑA POR TERCERA OCASIÓN, Kory y Dick estaban con Adamson tratando de sacarle alguna información, resultando con el resto en la sala, nerviosos, o al menos por parte de Lydia.

—Es mucha espera para mí. Iré a ver —se levanta regresando al baño, a punto de abrir la puerta en el momento en que ambos adultos aparecen en su campo de visión totalmente sorprendidos.

—Lydia... —murmura Kory, pero Dick la detiene diciendo que se adelante.

—¿Qué pasa? —inquiere confundida.

—¿Sabías que podías curar a la gente? —responde con otra pregunta, dejándola más confundida de lo que estaba.

—No, jamás lo supe. ¿Todo bien? —esta vez no responde, ni con una pregunta.

Sus manos paran en la espalda baja de ella, estrechándola contra si. —Solo no quiero perderte. Siempre hemos sido tú y yo contra el jodido mundo. No estoy preparado para estar separados.

El corazón de la castaña se encoge, ella también pensó lo mismo en algún momento. Se alejó un poco de él, y sin romper el abrazo, lo besó lentamente acariciando sus mejillas, al principio con indecisión, mientras que Grayson acariciaba su espalda en medio del beso, siguiéndole. Sus palabras en verdad llegaron a tocar su corazón.

—¿De qué hablas, D? ¿Por qué me perderías? —dice al separarse.

La toma de la mano saliendo del estrecho pasillo, viendo los tres pares de ojos en ellos.

—Dijo que tu mamá biológica está viva —miró a Rachel. Lydia sintió cómo la presión de su mano en su cintura aumentaba.

—¿Qué?

—Aseguró que la tienen prisionera, tal vez mienta.

—Dice que tu mamá se llama Angela Azarath —habla Kory levantándose del sillón y parándose a lado de Lydia, dejando caer su mano en su hombro, la castaña frunciendo el ceño confundida—. Y que es tu tía, Lydia.

Su alrededor se detuvo por un momento, pero lo ignoró riendo a carcajadas separándose de ellos. Todos la miraron, cada uno con sentimientos diferentes.

—¿Están jodiendo? —pregunta sin parar de reír—. Yo ya no tengo más familia, solo me quedan Dick y Bruce.

—Dice que es tu tía paterna, eso lo explicaría todo —dice Dick—. Que tú y Rachel sean luz y oscuridad para la otra. Que sean primas.

Lydia deja atrás la diversión, y se separa abruptamente de la pared en la que se había recargado, ahora totalmente seria.

—Esto es un puto descubrimiento —para cuando termina, ya no está en el lugar.

Grayson quiere seguirla, pero Kory lo detiene con una mano en su pecho. —Yo me encargo —aseguró.

          PENSABA DECIR ❛ estoy fantástica, Kory, puedes regresar con los demás ❜ —habla, conociendo que la chica se aproximaba a la habitación gracias a su sexto sentido, por lo que no hizo falta verla—, pero no estoy cerca de estarlo. Tengo familia, tengo a Rachel y a su madre.

—¿Qué piensas hacer? —pregunta, sentándose a su lado en la cama, mirando el mismo punto en la pared que ella.

—Nada. Ya estoy grande para querer a una tía cuidando de mí. Ni siquiera la conozco. Pero Rachel... Siento que es mi rayo de sol, aunque sea oscuridad. Mi mente está tan confundida que no puedo tomar una decisión sensata.

—Bueno —pasó su brazo sobre los tensos hombros de la sirena—, cuando tengas una decisión, avísame. Estaré ahí para darte un abrazo y ser tu cubierta mientras huyes por la puerta trasera.

Lydia soltó una risilla mirando de reojo a Kory. —Gracias, rosadita —besa su mejilla como gesto agradecido.

De vez en cuando un amigo no es suficiente, y se necesita una amiga. Las chicas debemos de permanecer unidas, Lydia —soltó una risa, escuchando sus pensamientos—. Y no me puedes decir que estar rodeada de adolescentes no te hace volver loca.

          PETROVA ENTRÓ AL PEQUEÑO CUARTO OSCURO DONDE LAS MÁQUINAS DE AVANZADA TECNOLOGÍA Y BÚSQUEDA SE ENCONTRABAN. Suspiró, arrojando la toalla que había usado para secarse el cabello fuera de cualquier camino, evitando que fuera un estorbo.

—Y bien, ¿Qué tenemos? —inquiere posicionándose junto a Dick, poniendo la mano en el respaldo de la silla.

—Según los archivos —contesta el castaño—, el lugar donde está la madre de Rachel está cerrado y abandonado.

—A mí no me parece que sea así.

—No —le dan la razón—. Tiene catorce monitores, conectados a sistemas CCTV y sensores infrarrojos. Los escáneres térmicos de arriba demuestran que hay diez guardias de seguridad vigilando.

—No hay señales de calor fuera de los edificios —señala Lydia—, pero hay otra docena de guardias vigilando el terreno.

—De acuerdo. Entonces, opción uno —comienza a enumerar Kory, cuando Dick escucha en su oído un ❛ déjame intentar por parte de Lydia. Este asiente separándose de la mesa aún en la silla, permitiendo que la sirena se siente en su regazo comenzado a teclear. Algo que ya era habitual en ellos—. Vamos y tocamos la puerta. Opción dos, tiro la puerta. U opción tres...

—Túneles —dice Dick al ver los resultados de la búsqueda. Besa la unión del hombro con el cuello de Lydia como gesto de felicitación—. Conectan el edificio principal con los abandonados de afuera. Podríamos usarlos para evadir la vigilancia. Aunque cuando estemos adentro nos superarán en número.

—Pero hemos pasado peores —sonríe como si se tratara de entrar a su propia casa—. Iremos por los chicos.

Con un caminar lento, ambos suben a la siguiente planta para informarles a Rachel y Gar sobre la misión, encontrándose con ninguno de ellos.

Dick Grayson busca su reacción, observando que sus hombros se han echado hacia atrás, sacando su pecho, inclinando su cabeza, mirando al techo. Le preocupa, pero aún más al ver sus ojos dorados.

—Lydia —llama, tocando su hombro.

—Rachel... —como si quitaran el pausa de su cuerpo, sacándola de su estado de conmoción, reacciona de inmediato—. Están en problemas.

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