❛ 𝘅𝗶. 𝖺 𝗇𝖾𝗐 𝗋𝗈𝖻𝗂𝗇, 𝖺 𝗇𝖾𝗐 𝗉𝖺𝗂𝗇 𝗂𝗇 𝗍𝗁𝖾 𝖺𝗌𝗌.



❛ 𓄼 CAPÍTULO ONCE 𓄹 ៹



          CAIGO COMO PESO MUERTO EN EL SOFÁ, tomando asiento de manera ansiosa, pero atenta a cualquier cosa que Jason nos tenía para contar al antiguo Robin y a mí.

Acabábamos de salir del baño, con una venda en el brazo de Dick —mi regeneración ya había hecho su parte dejándome como nueva—, cuando el castaño le entregó los rastreadores a Jason acompañados de un ❛ vuelve a Gotham ❜. Y está claro que la respuesta no fue la que buscaba.

—No tenían que hacerlo —murmura, viendo los pequeños aparatos—. No entienden —niega por una segunda vez subiendo el tono de su voz—. Él lo hizo por ustedes. Por nosotros. En caso de que algo nos pasara nos encontrara.

—Gracias por ayudar —ignora, entregándole su maleta.

—¿Tú qué piensas, Lydia? —inquiere Jason ante el silencio de mi parte.

Me apoyo contra una de las sillas del comedor, mirando a Dick y luego a él. —No sé... —murmuro sin saber cómo responder. Me encojo de hombros mirando mis botas después—. Hubiese sido mejor saber que teníamos un localizador en el brazo y que no fuera un secreto para él. Sin consultarnos, ni siquiera avisarnos.

Mis ojos se llenaron de lágrimas al ver las fotos colocadas sobre la mesita de cristal. Reprimí el deseo de soltarlas, y golpear cualquier cosa en mi camino, junto con la ira creciente. Reprimí todas mis emociones en ese momento.

—¿De dónde las sacaste? —pregunta Dick, quién aparenta no estar afectado.

—Las enviaron a la policía de Gotham para Robin y Banshee. Quién las haya enviado aún piensa que eres Robin, y que Banshee está fuera de juego.

Sentí una mano posarse sobre mi hombro, proporcionando un apretón. —Conocemos a estas personas. Trabajamos con ellos en el circo Haly.

Tres hombres y dos mujeres, cada uno de ellos parte de nuestras vidas al crecer. La mitad de sus caras derretidas, mostrando el terror en sus expresiones, o la mirada perdida.

—Antes de que tus... —Jason se interrumpió a sí mismo al verme—, sus padres...

—Sí —concuerda Dick. Me levanto del sofá excusándome unos momentos para ir al baño en balbuceos, aunque solo logré doblar la esquina, donde me recargué contra la pared.

—Debió dolerles.

Lydia fue la más afectada —susurra, haciéndome saber que él no quería que oyera lo que fuera a decir—. Perdió a sus verdaderos padres, luego a sus padres adoptivos y ahora esto... La conozco, su esfuerzo es enorme para no colapsar —y tenía razón.

Antes de que siguieran hablando de mí, entro nuevamente a la pequeña sala tomando una de las fotografías, examinándola detalladamente. —Los quemó con ácido fluorhídrico. El sello de la jodida familia Maroni —arrugo el pedazo de papel botándolo al suelo.

—Harvey Dent, sus padres...

—Lo sabemos. Tony Zucco trabajaba para los Maroni cuando mató a nuestros padres. Pero lo encarcelaron hace años.

—¿Por qué lo hizo? —inquiere.

—Haly debía dinero por protección —respondo abrazando de mí mirando a cualquier lado posible que no fueran ellos—. Pero no reunieron el dinero. Y nuestros padres pagaron la deuda con su vida.

—Los periódicos lo llaman el asesino ácido porque les quema la piel con ácido. Es horrible, ¿Verdad?

—Necesito tomar aire, a solas —me adelanto al antiguo Robin, quién tiene claras intenciones en su rostro de seguirme.

          CLAYTON WILLIAMS, a quién conocieron en su pasado por el nombre de ❛ Atlas, el hombre fuerte ❜ seguía vivo, era el único sobreviviente del circo Haly, y mientras Dick fue en busca de Rachel, Gar y Kory en la planta baja, Jason salió a la terraza donde Lydia se hallaba.

—¿Eres un puto perro faldero? —la pregunta abrumó a la sirena, y también la confundió.

—¿De qué mierda hablas? —espeta rodando los ojos, desviando la vista de él.

—De ti. Dick habló por ti, y tomó la decisión por ti, ¿En serio esperas que no me crea que pareces un perro faldero yendo tras él cada vez que se mueve? Sé por qué dejaste Gotham —el nuevo ayudante de Batman sintió su piel arder al sentir el contacto de la palma de Lydia contra su mejilla.

—Cierra la puta boca —masculló, su voz sonó agresiva y fría. Lo tomó por la camisa estampándolo contra el vidrio, dejando su rostro a centímetros del suyo—. No tienes ni una jodida idea de por qué dejé Gotham. No soy un perro faldero sin cerebro. En cambio de ti, sé elegir mis propias batallas y cuando actuar o no. El seguirlo quedó en el pasado —dijo, esperando que cada una de sus palabras fueran ciertas en un futuro—, pero cuidaré de él porque yo si tengo a alguien a quién amar. Sin él, sin un propósito estoy rota por dentro, colapsando a cada segundo. Estoy jodida, mental y físicamente. Bruce no debió ocultarnos los localizadores, estaba en todo mi derecho.

Por primera vez, se dijo la verdad, dijo la verdad en voz alta y dijo la verdad a alguien más. Jason Todd no la atacó de ninguna forma, se sintió asustado —y sumisamente hipnotizado— ante los ojos violeta y la imponente figura de Lydia Petrova.

—Lo siento —Jason se sorprendió a si mismo disculpándose por algo—. No lo sabía.

—No tenías que saberlo —se empujó hacia atrás tomando distancia.

—Mi tío Ray me llevaba a bares cuando era pequeño —contó—. Murió cuando tenía trece años. Mi mamá vive en el norte, y mi padre en el sur. Estuve en todos lados. Orfanatos, salía y entraba, y después en la calle.

—¿Quieres comparar lo que vivimos? ¿O se supone que eso me haga sentir bien? —frunce el ceño en su dirección.

Aceptémoslo, Lyds —esbozó una sonrisa condescendiente—. Eres la diosa de lo jodido, yo soy el rey y el mundo nuestra perra —la descendiente Petrova, o el chico Todd no tuvieron que decir más, se juntaron en un abrazo de apoyo y sentimientos tristes.

—Sabía que con un nuevo Robin, un nuevo dolor en el trasero llegaba —soltó, hurgando en los bolsillos del chico, agarrando el localizador entre sus dedos para después guardarlo dentro de sus jeans.

          EL CAMINO EN AUTO FUE CÓMODO Y SILENCIOSO, ella y Jason salieron antes del regreso de Dick con el resto del equipo evitando así cualquier tipo de interacción física o verbal que ninguno de los chicos buscaba, pero a cambio terminaron recibiendo una por parte de Dick, quién se molestó bastante por haberse quedado atrás sin entender la súbita salida de los dos.

—Tranquilo, D —despreocupó la de ojos cafés tensando la mandíbula al sentir el bisturí perforar su piel. Jason proporcionó una palmada a su hombro, introduciendo el dispositivo en el brazo contrario de donde se hallaba—, Jason y yo tuvimos que encargarnos de algo, aprovechando salimos hacia Milwaukee —ese algo era la resistencia de verse afectados ante Gar, Kory, Rachel y Dick—. Descuida, te esperaremos —y con eso logró convencerlo.

Claro que esperaron a Grayson, pero lo divertido no se hizo esperar. Fue una hora entretenida —en la cuál Jason molestó a Lydia y viceversa—, y al caer la noche, también lo hizo el detective dando leves golpes a la ventana.

—Lo siento —articula con una mueca en sus labios cuando el guardia no deja entrar a Jason al bar.

Va tras de Dick, a quién no notó cuándo había comenzado a caminar dejándola unos pasos atrás. Como respuesta a su orgullo herido, agitó su cabello caminando largos pasos hasta rebasarlo.

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