❛ 𝘅. 𝗂 𝗐𝗂𝗅𝗅 𝖼𝗎𝗍 𝗒𝗈𝗎𝗋 𝖻𝖺𝗅𝗅𝗌.



❛ 𓄼 CAPÍTULO DIEZ 𓄹 ៹



          PARECE QUE ESTÁ MUERTO —comenta el nuevo Robin, arrastrando el cuerpo desmayado de Adamson por el estacionamiento.

—Créeme —Dick parece no querer hablarle, tan siquiera le dirige la mirada—, hay una diferencia entre muerto y noqueado.

—¡Esto es grandioso! —exclama el joven sonriendo, aparentaba la misma edad que Gar, pero él era castaño y con un poco más de altura—. Banshee, Robin y Robin en acción.

—¿Quién demonios eres tú? —preguntó despectivo.

—Jason Todd —responde apartando la mirada de Lydia, la primera vez desde que la vio—. El nuevo Robin. Robin dos punto cero.

—¿Hay una nueva Banshee? —esperaba que no, por dios en verdad lo deseaba. Mientras que Robin fue creado por Bruce, y Dick en un principio sería el único compañero de Batman, Banshee había sido creada por Lydia, para probarle a Bruce que ella también podía romper huesos y patear criminales.

—No. No habrá otra Banshee —y ese comentario la tranquiliza, recuperando su actitud habitual, la cual se basaba en confianza y altanería.

—Y, ¿Eres mayor de edad, Jason Todd? —Lydia se asoma por enfrente del cuerpo de su amigo, alzando las cejas.

—Lydia, no —le prohíbe Dick con una sola palabra, haciéndola reír.

—Bien —Jason ríe pretendiendo no escuchar—. Es un honor conocerlos —extiende el puño mirando a Dick. Lydia ríe divertida por el rostro de Dick antes de chocar el puño con Jason, y después le sigue Grayson.

Los tres suben al doctor al maletero del auto que habían tomado con anterioridad a la familia que trató de matarlos. Jason habla de lo mucho que esperó por conocerlos, y emocionado corre por sus cosas dejando a Grayson y Petrova solos por un momento.

—Déjalo ir, Dick —toca su hombro tomando su mejilla, para tener su atención, con la otra mano.

—No sé de qué hablas —niega y rodando los ojos asegura el maletero.

—Estás molesto. Estás molesto porque Bruce te ha remplazado con una versión joven.

—Si te hubiese remplazado a ti, también estarías como yo.

—Tienes razón, haría una rabieta —concuerda, imaginándose en aquella escena—. En especial porque yo soy la creadora de Banshee, no Bruce. Pero esta nueva versión no la hace mejor a la anterior. Tú eres el original, el primer modelo, sin ti no habría Robin... Además, el nuevo es ególatra y arrogante —Dick la mira sorprendido—. Oye, tengo un sexto sentido, ¿Recuerdas?

Asiente, y se acerca a abrazarla, suspirando para bajar la tensión.

—Gracias. Por todo.

—Sí, sí. Pero, Dick, si me vuelves a apartar, cortaré tus pelotas —advierte sin remordimiento, y Dick asiente imaginándose con sufrimiento las palabras.

Cuando Jason regresa un minuto después, suben al auto conduciéndolo sin rumbo fijo.

—No puedo creerlo. Estamos los tres juntos, en el mismo auto. Esto es genial —Lydia mira a Jason en el asiento trasero, y luego a Dick con un pañuelo en su nariz quitando la sangre.

—Sí. Eres grandioso.

—¿Desde cuándo tú y Bruce están...?

—¿Juntos? —el nuevo Robin mira a la chica, interrumpiéndola—. Ah, casi un año.

—¿Un año? —Dick lo mira por el espejo, hablando con molestia.

Todd asiente y Petrova toma la mano de Dick mostrando apoyo, algo que él agradece.

—Wow, de acuerdo. No perdió tiempo. ¿Y cómo fue que...?

—Estaba robando autos —responde, interrumpiendo por segunda vez, en esta ocasión a Dick. Ambos adultos lo miran desconcertados—. Y creo que elegí el equivocado. O el correcto.

—¿Quisiste robar el batimóvil? —Lydia casi chilla de la impresión.

—No, cómo creen. Solo los rínes.

—¿Y solo por eso te eligió? —Lydia refunfuña ofendida—. Yo tuve que crear a una antiheroína y casi morir para ser su compañera —masculla entre dientes y es el turno de Dick de coger su mano.

—¿Qué tal el nuevo traje? —pregunta—. Tiene mejoras asombrosas. El peto es de fibra de Zylon, seis veces más resistentes que el Kevlar. Podrías atacarme con un lanzallamas a tres metros y diría, ¿Nada más?

—¿Qué tal el grito de una sirena a menos de cincuenta centímetros para callarte? —murmura y solo Dick la ha escuchado, y es lo que pretendía, por lo cual él se ríe.

—Fibra de Zylon —repite Dick aparentando interés.

—Oigan sin ofender, pero acéptenlo. Su versión era anticuada —Lydia tensó la mandíbula, odiaba esas palabras, claramente resultaba en un efecto negativo.

—¿Cómo nos encontraste?

—El rastreador —responde como si fuese cualquier cosa.

—¿Qué rastreador? —sus ojos saltan como resorte hacia Jason, perdiendo la paciencia.

—El del brazo.

—¿Tenemos un jodido rastreador en el brazo? —gruñe Lydia separando su mano de la de Dick palpando su brazo, buscando el rastreador.

—Sí, yo también tengo uno. ¿No recuerdan que se los puso? —Jason tomó su brazo, tratando de señalarle el punto exacto, pero Lydia lo quita de un manotazo.

—No.

—Tal vez lo olvidaron. ¿Y adónde vamos?

—A buscar un lugar para dejar a este tipo.

—¿Podría sugerirles uno? —pregunta con lo que parece una sonrisa petulante en su rostro.

          LA CASA DE SEGURIDAD SUGERIDA POR JASON NO ERA MALA OPCIÓN PARA OCULTARSE, se localizaba en un punto cercano y era el único lugar al que podían ir, por lo que no hubo rechazos flotando en el aire.

—Bruce dice que el diseño de este lugar está inspirado en el estilo de Frank Lloyd —comenta el menor viendo el alrededor.

—Wright —corrigen Dick y Lydia, sus ceños fruncidos no se logran notar.

—Sí, lo sé. Creo que le gustan los ángulos y esas mierdas. Bruce tiene muchos lugares así. Les llama casas de seguridad, pero parecen departamentos. Nunca he estado en uno.

—Te gustará —afirma Dick. Avanza y coloca su ojo frente al escáner a una distancia prudente, recibiendo un acceso denegado.

—Yo lo hago —toma el lugar de Dick mirando al escáner, y segundos después escuchan un acceso concedido—. Cambió la seguridad.

Lydia rueda los ojos pasando a su lado y entrando al ascensor, seguida de Dick y Jason. Una vez dentro, ve por el rabillo del ojo a Dick mirando el maletín del chico y luego el suyo.

—¿Por qué haces esto? ¿Por qué quieres ser Robin?

—¿Estás bromeando? Este es el mejor trabajo. Salir con Batman, patearles el trasero a los chicos malos, ser famoso. Conducir el maldito batimóvil.

Los ojos de Petrova arden fuego apartando a Dick con la mano. —¿Te dejó conducir el puto batimóvil? —brama.

Grayson pasa a sostener su maletín con una mano, envolviendo la muñeca de la sirena con la otra.

—¿No preferirías tener tu propio nombre? —cambia de tema, temeroso de lo que pueda hacerle—. Como Sparrow o Blue J, por Jason.

—Claro que no —niega como si le ofendiese el cambiar de superhéroe—. El punto es ser Robin. Batman necesita a Robin. ¿Por qué crees que usamos esos colores? Porque llamamos la atención. ¡Por aquí, idiotas! —Lydia le da una mirada de advertencia a Dick respecto al joven. Él asiente y finalmente ella retrocede recargándose en la pared—. Y luego bam, aparece Batman y patea traseros.

          LYDIA Y DICK, arrastrando otra vez a Adamson, lo dejan esposado a una tubería que se encuentra en la bañera de la casa de seguridad una vez han dejado el ascensor. El silencio es palpable, Lydia está tan furiosa que sería capaz de arremeter contra su amigo si decía las palabras equivocadas.

—Los encontré —avisa Dick, sacando bisturíes y una pinza.

—No estoy segura de esto, D —ella retrocede, pensativa—. Esos rastreadores nos ayudaron, pudiste morir.

—Lydia, Bruce los puso ahí sin consultarnos, ni siquiera avisarnos. No necesitamos su ayuda —afirma—. Hemos estado bien por nuestra cuenta, ¿O no?

—Sí, pero...

—Entonces no lo pienses ahora —Petrova termina por aceptar, callando una discusión.

Con ayuda de un escáner, Dick localiza el rastreador en el brazo de la sirena, diciéndole que será lo más cuidadoso posible.

—No soy una niña pequeña, Dick —rueda los ojos—. Solo hazlo.

Y cuando le hace el corte en el brazo, suelta un apenas audible quejido siendo opacado por el tono de la llamada entrante en el celular de Lydia.

—Continúa, es Kory —responde a la pregunta no formulada del castaño—. Siempre tan oportuna —dice al contestar, presionando el botón del alta voz.

—¿Dónde están?

—En Chicago —responde.

—¿Qué...? Creí que iban a regresar.

—Se puso un poco feo en el departamento de nuestro amigo —contesta él con una mirada de disculpa al verla contener otro alarido—. Es el doctor Adamson, por cierto. No sabemos qué clase de doctor sea.

—Adivinaré, intentó matarlos.

—Quería desayunar con nosotros, y sus amigos trataron de matar a Dick y secuestrarme.

—¿Por qué te querrían secuestrar? —pregunta Kory.

—Me hago la misma pregunta. Como sea, eran seis, suponemos que hay más como ellos.

—¿Acabaron con seis asesinos ustedes solos? Nada mal.

—Robin y Banshee tienen grandes habilidades —Dick deja caer el bisturí para tomar las pinzas—. ¿Hay novedades de la familia?

—Ah, están muertos —confiesa, ellos fruncen el ceño.

—Kory... —reprende Dick.

—Yo no los maté —asegura—. Cuando regresé ya estaban muertos. Les explotó la cabeza.

—Qué maldita coincidencia.

—Yo...

—Mierda, Dick —maldice, llevando por reflejo su mano libre al brazo de su contrario.

—¿Estás bien?

—Sí, solo tenía algo —despreocupa—. Tu turno, Dick.

—Deberán de venir. Estamos en North Lakeshore Drive ochocientos ochenta y ocho. Está a una hora, estarán a salvo aquí —dice cambiando de posiciones con Lydia, siendo ella quién ahora toma el otro bisturí lista para cortar.

—¿Están seguros?

—Es una casa de seguridad —Lydia le tiende el aparato a Dick para sostenerlo—. Su nombre lo dice.

Termina, y Kory cuelga. Ahora es turno de Dick de quitarse el rastreador.

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