❛ 𝘃𝗶𝗶𝗶. 𝗂'𝗅𝗅 𝖽𝗈 𝗐𝗁𝖺𝗍𝖾𝗏𝖾𝗋 𝗂 𝖿𝗎𝖼𝗄𝗂𝗇𝗀 𝖽𝖾𝗌𝗂𝗋𝖾.
❛ 𓄼 CAPÍTULO OCHO 𓄹 ៹
LYDIA SIGUE ENFADADA, aquella emoción siendo reflejada en su ceño fruncido y en sus brazos cruzados sobre su pecho. No ha pronunciado palabra con Dick por su atrevimiento y traición; Rachel y Kory divertidas de la escena, al contrario de Dick, sabiendo que era algo importante para ella.
—¡NO VOY A DEJARLO, Dick! ¡Es mi bebé! —grita la castaña sosteniéndose de la puerta del auto, reacia a dejarlo en aquel lugar rodeado de autos sin comparación alguna con su belleza.
—Esto es vergonzoso —dice Kory mirando a otro lado con las manos en sus bolsillos.
—¡Cállate, Kory, tengo este auto desde que tengo memoria, no voy a dejarlo! —vuelve a gritar, sosteniéndose con más fuerza cuando Dick trata de apartarla.
—Por favor. Lyds, debemos marcharnos lo más pronto posible —suplica Dick incrédulo de su actitud.
—Entonces váyanse ustedes, yo los despistaré tomando otro camino, pero no abandonaré a mi bebé —se niega rotundamente apartando las manos de Gar de un manotazo, quien solo trataba de ayudar a Dick. La risa de Rachel siendo escuchada de fondo no ayudó al castaño.
—Tiene razón —secunda Gar, dejando caer sus manos a sus costados.
—No ayudas, Gar —suspira Dick—. Está bien, tienes razón. No lo dejaremos.
—¿En serio? —pregunta con una sonrisa, aflojando el agarre.
—No —Dick la aparta de la puerta y monta a Lydia sobre su hombro—. Nos llevaremos el auto familiar —pidió al encargado del lugar.
—¡Jamás creí que me traicionarías! —patalea tratando de liberarse, pero Grayson lo evitó—. Te juro por dios que si cuando volvemos ya no está, oh, prepárate para morir, Richard Grayson.
—NO PUEDO CREER QUE HAYAS CAMBIADO UN PORSCHE POR UNA CAMIONETA —murmura incrédulo Gar, sin embargo agradeciendo internamente por el espacio.
—Mi porsche —refunfuña Lydia—. También era mío.
Dick suspira mirando a la castaña. —Estamos más comodos.
—Me gusta la camioneta —admite Kory. Lydia rueda los ojos.
—No nos quedaremos aquí, ¿Verdad?
—Oye, tal vez haya un hotel más adelante —sugiere la pelirosa inspeccionando la fachada.
—Nos buscan unos dementes salidos del manicomio. Los hoteles llaman la atención —contradice Dick sin dejar de mirar el lugar.
—Sí, pero también duermes mejor.
—Hay solo una forma de entrar y salir. Debemos vigilar solo un punto de acceso, y también...
—Es silencioso, si sucede algo lo escucharemos —le sigue Petrova a Grayson.
—¿Y quién dijo que vamos a dormir? —pregunta Dick saliendo del auto con dirección a la recepción.
—Cabrón —masculla la castaña en voz baja, tomando un cigarrillo de su bolso bajo el asiento, el cual nunca dejaba su lugar.
—Uh, no creo que debas hacer eso —duda Gar.
—Dick ha vendido mi auto, haré lo que se me de la puta gana —el chico se encoge en su asiento cohibido, dándole la razón.
MÁS TARDE COMPRARON PIZZA, reuniéndose en una de las habitaciones del motel a discutir lo que sabían hasta ahora y de lo que había pasado en las últimas horas.
—Este es el plan, chicos. Parece que estamos a salvo por ahora —Gar le pasa la caja de pizza a Lydia, quién sube los pies a la mesa—. Analicemos muy bien la situación y planeemos una estrategia para atacar.
—¿Para atacar?
—¿Eso dicen los policías? Porque parece que sí —Gar sonríe divertido.
—Cuando éramos pequeños aprendimos a pelear —explica Lydia con indiferencia, centrada más en su porción que en la conversación.
—Y es policía. Bueno, ambos lo son.
—Detectives —corrige Lydia.
—Espera, ¿Crecieron juntos? —Gar parece sorprendido—. ¿Acaso son hermanos?
Lydia ríe pensando en lo ridículo que era el comentario de Gar. —Fuimos adoptados juntos.
—Un momento —Kory interrumpe el intercambio sin sentido de palabras—. ¿Escuché bien? Porque hablaste en plural —es ese el momento en el que Petrova mira a Kory, entrecerrando los ojos.
—Sí, los que estamos aquí somos un grupo de personas con un enemigo en común.
—¿Y qué somos nosotros? —pregunta Kory.
—Una alianza —responde sin titubeo mirando por la ventana—, la cual surgió por una necesidad mutua.
—¿Y cuál es? —vuelve a preguntar Kory haciendo que Lydia ruede los ojos levantándose de la silla.
—Proteger a Rachel, ¿No es claro? Por eso están aquí, cada uno de ustedes. ¿Acaso no fuiste tú la que dijo que no dejaría a Rachel? —inquiere apoyando el peso en una pierna cruzándose de brazos, demostrando altanería.
—A todo esto, ¿Quiénes son ellos? ¿Qué quieren? —pregunta Gar dándole un pedazo de pizza, y sentando a Lydia de regreso a la silla para tratar de evadir una futura pelea.
—No sabemos quiénes son, pero me quieren a mí —contesta Rachel ante el silencio de Dick.
—Es por sus... —Richard aclara la garganta sin saber cómo llamarlos.
—Sus poderes —completa Lydia, dando una mirada tranquilizadora, demostrando que no había de lo que preocuparse—. Es lo que son.
—Hacen que la violencia parezca arte.
—Los que nos atacaron pelean como uno solo. Estaban coordinados, nosotros no —niega Dick mirando de reojo a su amiga—. Primero tenemos que conocer los movimientos de cada uno.
—Qué inspirador. ¿Y cómo lo vamos a hacer? —vuelve a cuestionar Kory.
—Permanecemos juntos. Y entrenamos.
Volvieron al auto y Dick condujo a una granja abandonada donde podrían mostrar cada uno sus talentos sin ojos curiosos.
—Para trabajar juntos, pelear y defendernos como un equipo coordinado debemos ver lo que cada uno puede hacer —habla Grayson frente a todos con Lydia a su lado—. ¿Algún voluntario? —todos evitan el contacto visual con Dick como si este fuese su maestro, el cual les pedía que resolvieran una ecuación en el pizarrón—. Kory, Rachel dijo que puedes crear luz, calor. ¿Es cierto?
—En realidad aún sigo descubriéndolo.
—Hagámoslo juntos —Lydia se encoge de hombros metiendo sus manos a los bolsillos de su chaqueta—. ¿Cómo lo haces?
—Creo que viene del sol. Puedo absorber su energía y dirigirla —explica—. Pero en la noche soy débil, algunas veces estoy vacía y me toma mucho tiempo recargarla.
—¿Cuánto?
—Varias horas, un día. No lo sé —duda.
—¿Puedes controlarla?
—Por supuesto —responde como si fuese absurda la pregunta.
—Entonces, ¿Puedes quemar ese tractor? —Kory accede caminando hacia delante, a la vez que Dick y Lydia se apartan para no estorbar ni salir heridos.
La piel de Kory adquiere un tono anaranjado al igual que su cabello, y sus ojos pasan a ser completamente verdes. Una ráfaga sale de su mano siendo dirigida hacia el tractor dejando un hoyo en este.
—Supongo que necesito practicar —dice pretendiendo no estar sorprendida, volviendo a su lugar.
—Grandioso.
—Tu turno, cariño —los labios de la castaña se curvaron en una sonrisa al notar las mejillas sonrosadas del chico.
—De acuerdo, solo esperen —trota al centro del lugar y comienza a dar saltos para prepararse—. Ya casi —Gar se truena el cuello también.
—Tenemos todo el día si gustas —lo apresura Dick.
—Sí, ah... Bueno, es un poco extraño que me miren —Lydia arruga el ceño—. La primera vez que me transformé se rasgó mi ropa y —Roth soltó un risita—, esta es mi chaqueta favorita.
—Espera, ¿Debes estar desnudo para...?
—Sí —lo interrumpe avergonzado—. Pero valdrá la pena, lo prometo —asegura.
—Siempre dicen eso.
—Y casi siempre lo vale —dicen Kory y Lydia respectivamente.
Todos se giran a esperar el poder de Gar.
—Si esto no fuera un entrenamiento ya estaríamos muertos.
De repente un rugido resuena y Dick y Lydia no evitan dar un brinco de sorpresa. Gar se acerca a ellos, pero no en su aspecto humano, ahora el adolescente era un tigre color verde.
—Ay, Dios —farfulla Dick, retrocediendo. Lydia suelta una carcajada mirando con fascinación a su amigo.
—Valió la pena, tenía razón.
—¿En verdad es él? —cuestiona Dick sin apartar sus ojos temerosos del tigre verde.
—Asombroso, ¿No? Pero, ¿Cómo?
—Una enfermedad o algo así —responde Rachel sin borrar su sonrisa.
—No —niega la castaña con una enorme sonrisa—. Yo pienso que la enfermedad ayudó, pero sea lo que aquel doctor le metió lo convirtió en tigre.
—Ya puedes transformarte de nuevo. En Gar.
—¡Ta–rán! —exclamó una vez humano.
—Gar —Rachel desvió la mirada al notar el cuerpo desnudo.
Lydia abre sus ojos y boca con sorpresa, apartando la vista del peliverde. —Vaya —aún así, se divierte del momento—, qué guardado lo tenías, chico.
—Ah, sí. Lo olvidé —vuelve tras las pilas de heno, colocándose su ropa.
—¿Nunca te has comido a alguien?
—¿Comido? —repite Gar—. No. Ni siquiera he mordido a alguien.
—Asustaría más si no fuera verde o vegano —comenta Kory.
—De acuerdo, tenemos a la mujer sol y al chico tigre.
—Chico Bestia —murmura Lydia interrumpiendo a Dick—. Los nombres se me dan, tú eres Chico Bestia —sonríe antes de aplaudir—. De acuerdo, mi turno. ¿Listos? —todos asienten a la espera.
De su bolso, saca una botella de agua y la abre antes de dejarla en el suelo. Se concentra, y con su mano hace movimientos de muñeca que logran que el agua salga de la botella y se mueva a su voluntad.
—Asombroso —farfulla Gar, encantado.
—Y eso que no has visto nada, cariño —Lydia deja caer el agua sobre Dick empapándolo.
—¡Lydia! —gruñe molesto.
—No hables —ordena, mirándolo a los ojos. Dick hace lo que le ordena y frunce el ceño caminando a ella—. Quieto —Dick se detiene quedando completamente quieto—. Sé un caballero, Richard. ¿Por qué no besas mi mano como uno? —Dick rueda los ojos y toma su mano dejando un pequeño beso.
Kory, Gar y Rachel están sin palabras, no se esperaban aquello por parte de la mujer. —Gracias, Dicky —dirige su mano a la mejilla del chico mirando una vez más sus ojos chocolates.
—Mierda, Lydia —Dick se aleja cuando la compulsión se ha roto—, sabes que odio cuando haces eso.
—¿Cómo querías que probara mis poderes? —un puchero se forma en su rostro tomando la mano del castaño.
—¿Qué eres? —pregunta Gar con los ojos brillando de la emoción.
—Una sirena —contesta con una sonrisa.
—Vaya, ¿Es normal que sienta esta clase de hipnotizante atracción hacia ti? —inquiere Kory y Gar concuerda con ella—. Claro, sin ofender.
—Es el encanto, nadie se puede resistir al encanto de una sirena. Como en los cuentos cuando cantamos y los marineros son atraídos por nuestras voces, aunque eso es un falso mito —desmiente—. Sabemos cantar, pero eso no provoca la compulsión. Somos hermosas por naturaleza... Rachel tu turno.
Rachel niega varias veces alegando que podrían salir heridos, y era lo que menos quería, pero unas palabras dulces por parte de su luz hicieron que la oscuridad saliera al juego.
Un líquido espeso y de color negro sale de Rachel y se va haciendo un remolino sobre ella entre más crece. Kory llama a Rachel tratando de hacerla reaccionar.
—De acuerdo, ahora regrésalos. ¿Rachel? —pregunta. El líquido se acerca peligrosamente a ellos lo que inquieta a Lydia, y apartando a Dick grita dirigiendo con sus manos las vibraciones al líquido, que regresa a Rachel después de que esta soltara un grito de dolor.
—Eso ha dolido —se queja Garfield sobando su cabeza, levantándose del suelo, como Kory y Dick.
—¡Rachel! —exclaman Lydia y Dick preocupados por ella.
—Atrás.
Rachel gira, y responde con calma las preguntas de los Wayne acerca de su bienestar.
—Nosotros ya pasamos —Gar pregunta observando a Dick—, ¿Tú qué puedes hacer?
—Mantenerlos con vida.
—GAR, ¿Podemos hablar? —el chico sonríe antes de mover su cuerpo, dejando a la mujer entrar a su habitación.
—¿Sobre qué quieres hablar, Lyds? —la castaña rueda los ojos divertida, aquel chico tomaba confianza muy deprisa.
—¿Bebes? —pregunta en respuesta, mostrando una botella de alcohol oculta en su chaqueta.
—No, pero puedo acompañarte —ofrece. Lydia se encoge de hombros, abriendo y bebiendo de la botella.
—Necesitaba compañía, solamente.
—¿Y qué haces aquí en lugar de estar en la habitación de Dick? —Gar se divierte a causa del rostro de ella.
—Vendió mi auto, y ese auto significaba todo para mi emocionalmente —chasqueó su lengua con un ademán de mano restando importancia—. Da igual. ¿Quieres saber algo interesante? —inquiere acercándose al peliverde.
—Claro —aceptó con duda y una mueca al oler el alcohol.
—Como sirena, tengo un sexto sentido —explica dando otro trago a la botella—, son emociones que puedo percibir en la gente y hay... Ciertas emociones de ti que me gustaría entender.
—Yo...
Alzó una mano haciéndolo callar. —Está bien, no tienes que excusarte, lo entiendo. Pero quiero saber —lo incitó palmeando su pierna.
Garfield suspiró. —Rachel es mi primera amiga, no quiero arruinarlo.
—Claro. No confío en algunas personas para cuidar de Rachel, pero en ti sí. Totalmente. ¿Lo harás? Ella te necesita, Gar, también eres su primer amigo. Y ya no podemos abandonarla, ¿Trato?
El rostro serio del chico desaparece, siendo remplazado por una creciente sonrisa. —Por supuesto. Pero no impedirás que haga otro trato —niega apuntándola con el dedo.
—¿Cúal? —inquiere.
—Lo que he visto en ti, me recuerda a mi madre —la miró a sus ojos, lleno de añoranza—, y extraño a mi madre, así que haré otro trato —asiente efusivo olvidando el pasado—. Puedo prometer que protegeré sus vidas a toda costa. La de Rachel y la tuya.
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