❛ 𝘃𝗶𝗶𝗶. 𝗂'𝗅𝗅 𝖻𝖾 𝗍𝗁𝖾 𝗃𝗈𝗄𝖾𝗋 𝗁𝗂𝗆𝗌𝖾𝗅𝖿.
❛ 𓄼 OCTAVO CAPÍTULO 𓄹 ៹
LA MUJER DE PIEL OLIVA ARRASTRA SUS PIES CON PEREZA, maldiciendo a Dick y a su reunión con los Titans que habían interrumpido su siesta de la tarde; por ello, examina la planta completa bajo una mirada analítica y un puchero en sus labios, debido a la dinámica alerta en la que se encontraba el equipo las veinticuatro horas no contaban con un sofá en el recibidor, así que teniendo que conformarse con el suelo de madera, deja caer su cuerpo como costal en él.
Las palabras de sus compañeros iban y venían, Lydia creyó captar las más importantes relacionadas al caso que se encontraban revisando, pero no se molestó por confirmar o negar si las había captado, permaneciendo con los ojos cerrados y las manos detrás de la cabeza hasta que sintió el balón con el cual estaban jugando aproximarse a ella, rodando su cuerpo lejos del punto de impacto enseñando su dedo medio a Dick, quien arrojó el objeto con la pura intención de hacerla enfadar.
Una vez terminada la reunión, Garth logró convencerla de cambiar de ánimos, tonteando como recién enamorados alrededor del lugar. Se besaban en el recibidor, se abrazaban en la cocina, bailaban a través de los pasillos y soñaban por medio de palabras en la habitación que les pertenecía, pero llegada la hora de ponerse las máscaras y los trajes, no dudaron en centrar su atención en el criminal, desfilando con el resto del equipo por el pasillo.
—Nueva información sobre el cargamento militar —informa Dawn—. Saldrá a las dos mil cien horas.
—Maravilloso, justo lo que necesitábamos. Menos tiempo —la queja de Hank coincide con los pensamiento pesimistas de Lydia, pero que decide callar.
—Si el Doctor Luz pone las manos sobre ese láser, será como una bomba nuclear ambulante —advierte Robin.
Cuando llegaron, el cargamento ya se encontraba en posesión del Doctor Luz, así que dividiéndose el trabajo Banshee, Hawk y Dove se encargaron de dejar noqueados a los ayudantes del villano, mientras Robin, Aqualad y Wonder Girl se encargaban de él.
Banshee había salvado a sus compañeros de ser disparados, manipulando una descarga de agua de uno de los contenedores y golpeando al criminal, siendo a los segundos que Robin pide por refuerzos, siendo acorralados por el Doctor Luz quien atacaba en contra de Garth con sus potentes corrientes eléctricas.
—Eh, bombilla —la antiheroína llama su atención, sus ojos mostrando su característico dorado—. Aléjate de mi esposo —no es necesario advertir cuando sus compañeros se tapan las orejas buscando refugio lejos de ella que un grito brota de su garganta, mandando al hombre a volar, golpeando duro contra el cargamento.
Robin corre, con su bo termina la batalla rompiendo la fuente de poder en la armadura del pecho del Doctor Luz.
—Buen trabajo en equipo —Donna y Lydia ayudan a Garth a levantarse.
—Solo estaba haciendo mi trabajo.
COMO MANERA DE CELEBRACIÓN A OTRA DE SUS MUCHAS VICTORIAS, el equipo se organizó en comer hamburguesas con cervezas en un reservado, y una vez terminaron de comer, se miraron entre ellos preguntándose quienes pagarían la cuenta.
—Bueno, somos cinco, ¿Dos pagan? —y como ninguno se ofreció, Lydia se acabó su cerveza de un trago, enderezando su espalda en la silla—. Técnicamente les salvé la vida a ustedes dos —señaló a Hank a su lado y a Dawn frente a ella—, y dejé al villano fuera de combate.
—Yo fui la distracción —se excusa Garth, siguiendo los pasos de su esposa—. Estuvo fatal.
—Yo di el golpe final —el rubio y la peliblanca ruedan los ojos, sin embargo el par se levanta para pagar.
—Vaya trabajo en equipo, ¿No? —refunfuña Hank.
Lydia alza su dedo medio en contra de él, Hank respondiendo a su gesto con el mismo. Garth es quien borra aquello, tomando la mano de Lydia para dejarle un beso en sus nudillos. Los besos subieron por su brazo, hombro y mejilla hasta besar sus labios con fervor.
—Para esto yo también hubiera pagado la cuenta —se queja Dick.
—Para esto mejor le hubiera insistido a Donna en venir, si es que íbamos a recibir estas quejas.
La sonrisa burlona del castaño se apagó, mirando con seriedad a la pareja.
—¿Donna? ¿No habló con ustedes de nada?
—Bueno —el atlante frunce el ceño, girando a los ojos de Lydia para confirmar sus palabras—, dijo que se iría a la cama temprano. Después de la pelea... —se interrumpe al tomar en serio la expresión de Grayson—. ¿Qué?
LYDIA Y GARTH NO DUDARON NI UN SEGUNDO ANTES DE SALIR CORRIENDO Y SUBIRSE AL AUTO DE LYDIA, Dick les había proporcionado los datos del aeródromo de donde partiría Donna, la castaña completando su ubicación al usar su sexto sentido para localizar los sentimientos de culpabilidad y vergüenza en Donna.
—¡Donna! —llamó su atención Lydia con Garth a su lado—. ¿Qué carajos?
—¿Podemos no hacer esto justo ahora, por favor? —la azabache se desequilibra, sin tener conocimiento de que se presentarían sus mejor amigos ahí por ella.
—No. Somos como tú buscando ese maldito pez payaso. No nos rendimos fácilmente —Lydia recordaba la anécdota del pez que alguna vez Donna compartió con ella.
—¿Qué tiene que ver esto con un pez payaso? —pregunta la mujer de las amazonas.
—¡Nada!
—¡Todo! —contradice Garth.
—Lamento lo de esta noche, pero no puedo seguir con esto.
—¿De qué hablas, Don? Sabes que nos puedes contar cualquier cosa en el mundo. Por favor, no huyas. Eres mi mejor amiga, si estás en problemas... —Troy la corta, sus ojos cristalizados.
—Me he sentido agobiada. Mi destino no está con ustedes.
—¿No has pensado que nosotros y tu destino podrían ser el mismo? —Garth desea que se quede tanto como Lydia, así que insiste—. Déjanos probarte que están enlazados, y si no lo logramos, te dejaremos ir.
Lydia asiente, tomando la mano de Garth para tender la contraria a Donna. —¿Qué te parece ese trato?
Donna termina por asentir, aceptando la mano de Lydia y quedando en un abrazo con los dos.
—¿Envío el jet a casa?
Petrova no sabe qué ha pasado, en un segundo Garth ya no se encuentra a su lado y la energía vital de su esposo se evapora, ya no puede sentirlo con ella. Solloza, su corazón se agrieta y un nudo se instala en su garganta.
—¡No! —Lydia cae de rodilla junto al cuerpo de Garth, tiene una herida de bala en el pecho y su bello rostro se encuentra salpicado en sangre. Lo atrae a ella, encerrándolo entre sus brazos—. Corazón.
Un segundo disparo, las manos de la mujer intentan arrastrar a Donna y a Lydia a un lugar seguro, pero la castaña se remueve, permaneciendo junto al cuerpo de su enamorado. Levanta el rostro, entre las sombras alcanza apenas a divisar la sombra de una persona, importándole poco si está expuesta o no, si una bala la alcanza o no, si muere o no, grita con el corazón, con todo su ser y con todo el poder que lleva dentro. Con cada partícula de ella rota.
Proyecta sus ondas contra el asesino, las cosas vuelan, golpean, se destruyen, pero si logró acabar con él no lo supo, porque su vista se nubló antes de caer desmayada.
EN ALGÚN PUNTO DE LA MADRUGADA DESPERTÓ, se sentó contra el respaldo de la cama y abrazó sus piernas, sus ojos recorrieron la habitación que compartía con... Él. Tragó saliva y volvió a llorar, buscando su calor entre las sábanas, buscando su recuerdo. Sintió su anillo de matrimonio helado en su dedo anular, no podía soportar el dolor que martilleaba su cerebro.
Se levantó, sus piernas temblaban pero no evitaron que se cambiara la ropa que alguno de sus compañeros le había puesto, con una camisa del atlante, pantalones de lana y calcetines se dirigió a la sala de controles donde tomó asiento frente a los monitores y comenzó su búsqueda del asesino, al parecer había logrado escapar, gravemente herido. Escaneando y comparando datos biométricos lo halló.
Coraje. No puede evitar ponerse en pie y posarse detrás de la silla, quedando estoica frente a la fotografía del culpable que no notó al resto del equipo a sus lados, ella en medio de todos.
—Se llama Deathstroke —Dick lo nombra por su alias, siendo su nombre verdadero Slade Wilson.
—Cazaremos a este hijo de perra —asegura Hank, sus dedos entrelazándose con los de Lydia—. Y lo haremos pagar.
—Ojo por ojo —tanto los ojos de Donna como los de Lydia retienen lágrimas, pero eso no les impide, y sobre todo a la castaña, mantenerse.
—Este es el momento —Dawn mira primero a Lydia y luego a Dick—. Sean Batman.
—Créeme, seré el mismísimo Joker —Lydia masculla en voz lo suficientemente audible para llegar a los oídos del resto mientras se marcha por el túnel.
Una semana después...
TODA LA SEMANA PASADA SE MANTUVO INVESTIGANDO, hasta la mínima información que pudiera recabar de Deathstroke, ya sea por medio legal o por la red oscura, declarando la guerra. Slade Wilson había ido por la persona más importante para Lydia, así que ella le devolvería el favor yendo tras su hijo, Jericho.
Y ahí estaba, frente al muchacho después de haber intercambiado un disco de vinilo que sabía que él quería por uno de David Bowie en la tienda, junto con Dick buscando entablar una amistad con el menor para llegar a su padre.
Su venganza comenzaba.
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