8



Evan

—No suenas demasiado convencido de que la amas, Peters —dijo Leah, y dejé de abrazarla. No sabía qué decirle, y estoy seguro de que mi cara lo demostraba.

¿Amaba a Emma?

Claro que sí... la conocía desde hace dos años, supongo que era el tiempo suficiente como para amar a alguien y casarse, ¿no?

—No sé por qué lo dudas, Leah, y si sueno convencido —dije tratando de defenderme.

Ella alzó las cejas, incrédula.

—Estás a la defensiva, Evan —entrecerró sus ojos como si estuviera buscando la verdad en los míos.

—No lo estoy, Eleanor. ¿Por qué lo estaría? - reí nervioso y miré hacia otro lado. Creo que había empezado a sudar —Supongo que dos años son suficientes para luego casarse.

Volví a observarla, con un tono más seguro.

Leah alzó sus cejas como si no pudiera creer lo que decía.

—Mira, no soy quien para juzgar, pero si te casas por el tiempo que llevan juntos y no por el amor que se tienen, deberías terminar eso —en su rostro se notaba esa dulzura con la que dijo esas palabras. —Y sé que dirás que sí la amas, pero sabes que eso no es así...

—Que si la am-

—Cállate.

Me dio un pequeño golpe en el brazo y me quejé falsamente, pero luego siguió hablando.

—Ev, no está bien que te cases de esa manera y lo sabes. —lo sabía en el fondo, pero me costaba aceptarlo —¿Qué es lo que sucede?

Sentí una leve presión en mi pecho, creo que ese había sido mi corazón al escuchar su pregunta.

—No te entiendo, Leah —la observé confundido.

Ella se veía algo nerviosa, pero creo que era normal, tal vez estaba preocupada y no quería verme en un matrimonio infeliz.

—Sé que amas a Emma, pero no en la forma en la que deberías como para casarte con ella —tragué duro —¿Acaso amas a alguien más? —se rió mucho más nerviosa y perdida a la vez.

¿Qué le diría?

La verdad.

—¡Bien! —suspiré, ya derrotado —no estoy seguro de lo que siento por Emma.

—¿Por qué?

—No lo sé, creo que simplemente nos acostumbramos a estar ahí para que la soledad no nos atacara y bueno... supongo que se nos olvidó que debíamos amarnos porque adorábamos todo del otro y no por envejecer solos —eso me producía algo de tristeza pero decidí abrirme —Con Emma nunca he sentido que mi mundo tuviera más color, o que las largas noches se volvieran cortas al estar con ella y su sonrisa. No la amo de esa manera.

Leah tomó mi brazo y lo abrazó.

—Al menos nos tenemos el uno al otro, Peters —me regaló una de sus más bellas sonrisas haciendo que se le iluminara el rostro.

Sonreí automáticamente también.

—Así es... te tengo a ti.

—¿Le dirás la verdad?

—Lo haré, pero no sé cómo - apreté los labios.

—Claro que no sabes, nadie sabe cómo romper su compromiso. Por cierto, ¿cuánto llevan comprometidos?

—7 meses.

—¿Me estás jodiendo?

—Ya sé, dejé pasar mucho tiempo y será peor cuando se lo diga —ella me miraba enojada.

—Eres un idiota, Evan.

—¿Estás enojada?

—¿Tú qué crees? —estaba totalmente seria y sentí miedo —ni siquiera estoy enojada por el hecho de que no me contaste apenas se lo propusiste, sino que me enoja lo idiota que eres. ¿Cómo dejaste pasar tanto tiempo? Siento lástima por ella, ¿cómo crees que lo tomará? No la conozco aún, pero me pongo en su lugar y ¡mierda! Si fuera ella, no te perdonaría nunca.

Tenía razón.

¿Qué iba a hacer?

—Tienes razón, y ahora que lo dices me siento peor —me pasé las manos por la cabeza. Ya me empezaba a estresar.

—Mira, sigo molesta, pero tienes que decírselo —su semblante cambió poco a poco a uno más suave—Sé honesto, a veces preferimos que nos digan la verdad aunque duela y nos mate , a que vivir en un mundo que creímos que era real pero en realidad nosotros lo construimos.

Eso iba a hacer, así que me despedí de mi amiga, no sin antes decirle que volvería en dos días, ya que iría a Los Ángeles para hablar con Emma.

Ojalá no lo hubiera hecho.

──── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ────

Cuando aterricé en Los Ángeles, Emma me estaba esperando en el aeropuerto. Gracias al cielo no había paparazzi.

Durante todo el vuelo estuve pensando en cómo decirle la verdad a mi prometida. Sabía que era difícil, pero debía ser honesto.

¿La destrozaría?

Tal vez, pero creo que Leah tenía razón. Es mejor la verdad que la mentira.

Cuando salí a la parada de taxis, pude reconocer mi camioneta negra, así que me acerqué para adentrarme en ella y al hacerlo, unos delgados brazos me rodearon suavemente.

—¡Llegaste! — dijo con emoción mientras me daba besos en el rostro.

Yo no sabía cómo comportarme ahora.

Solo pude regalarle una amable sonrisa y devolverle el abrazo.

—Al fin llegué. Aunque regresaré en dos días, otra vez.

Emma, se alejó y me miró extrañada.

—¿Entonces por qué volviste?

—Porque quería verte y hablar de algo contigo - solté de la manera más delicada posible, tratando de que no sonara como "voy a terminar contigo".

Ella se lo creyó.

—Supongo que por algo pasan las cosas - dijo de la nada y alcé una ceja —porque yo también tengo algo de qué hablarte.

Se veía bastante feliz.

Ahora que la analizaba mejor, estaba algo sonrojada y, no sé, lucía diferente. Más tranquila.

—¿Y qué es eso que te tiene tan emocionada? —pregunté.

—Ya lo verás cuando estemos en casa.

¿Cómo me sentía?

Nervioso.

A veces ella me sorprendía. Era una persona muy linda y con la que normalmente formarías una agradable amistad. Pero cuando eres su pareja, todo cambia.

Obvio, todo tiene que cambiar pero, este "cambio" con ella era algo más pesado.

Emma era una persona muy celosa. Tanto, que dudó sobre mi viaje para reencontrarme con Leah, ya que siempre decía que yo aún seguía amando a mi mejor amiga desde mi adolescencia y que ella era solo su reemplazo o algo por el estilo. Eso siempre terminaba en una gran discusión.

Durante todo el camino a casa me preguntó sobre Eleanor, quería saber cómo se había tomado lo del compromiso, si iba a ir al matrimonio y si quería conocerla.

Raro.

Ella nunca antes había insistido tanto sobre lo que pensaba o no pensaba Leah. Es más, ni le importaba.

Cuando por fin llegamos, bajé y sin haberme dado cuenta, Emma ya estaba a mi lado.

Le sonreí, amable y ella me devolvió la sonrisa.

—Cuando estemos adentro quiero que cierres los ojos —dijo bastante emocionada mientras caminábamos hacia la puerta.

No estaba muy seguro de querer hacerlo, pero creo que era algo justo.

—De acuerdo. —Apenas tocamos el suelo de la casa, cerré mis ojos y logré escuchar cómo ella corría por la casa.

—Listo. Ahora, extiende tus manos - las extendí y sentí que dejó algo en ellas. Creo que era una caja algo pequeña. —¡Ábrelos!

Poco a poco mi vista se fue acomodando y si había acertado, era una caja notablemente pequeña color beige y traía una cinta blanca.

Me reí bastante nervioso y algo confundido.

—¿Qué es esto, Em? - la observé.

—Solo ábrelo. Quiero ver tu reacción.

Dejé mi mochila en el suelo y me preparé.

Deshice el pequeño moño que tenía la caja y la abrí. Dentro había una pequeña media blanca y una hoja, yo solo tomé la nota mientras la observaba confundido, pero luego quise ver qué decía la hoja y era un examen de sangre.

Decía:

(Prueba de embarazo) POSITIVO

No puede ser.

Mis ojos se abrieron tanto que me dolió. Yo solo seguía leyendo el resultado del examen una y otra vez. Esto no estaba pasando en verdad.

Mierda.

—¡Vamos a ser papás! —Emma se me abalanzó para abrazarme, notablemente feliz.

Yo, por otro lado, no sabía qué decir.

Sí quería ser papá, y mucho, pero ¿Por qué ahora, cuando ya tenía claro lo que sentía y por quién, pasó esto?

¿Qué iba a hacer ahora?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top