🥋three ; problemas alimenticios
Nota: En este capitulo se mencionan los problemas alimenticios y todo lo que esto conlleva, yo no estoy jugando con este tipo de temas porque yo sufro de problemas alimenticios, los problemas alimenticios NO SON JUEGO, como ya dije los problemas alimenticios de Megan serán un reflejo de mi experiencia, todas las personas que sufren de esto lo manejan de una manera diferente, si no te gusta este tema o no te sientes comod@ eres libre de dejar de leer y no hacer malos comentarios, sin mas que decir, disfruten del capítulo.
capitulo tres
NARRADOR OMNISCIENTE POV
Las sábanas se sentían incómodas, la cama se sentía incómoda, la poca luz de la luna que entraba por la ventana se sentía incómoda, Megan se sentía incómoda y el calor que la noche de verano daba no estaba ayudando en nada. Todo estaba incómodo, todo estaba mal.
Megan no aguanto más y tomo la decisión sentarse en su cama para poder observar su habitación con la luz de la luna, se sentía mal, incómoda, aislada, afligida, se sentía como una estúpida.
Dañar a su familia en silencio la estaba matando poco a poco, tener problemas alimenticios a escondidas de tu familia no es fácil y Megan lo sabía. Había empezado con sus problemas siendo una niña de apenas nueve años, cuando unos niños le hicieron comentarios sobre su físico de que estaba muy delgada, luego cuando empezó a comer más le dijieron que estaba muy "gorda", Megan no entendía a la gente, no les gustaba nada y además ella sabía que no tenía que hacer caso, pero aún así hacía caso a las palabras de sus compañeros.
A los diez años cayó a una anemia severa, estando internada en el hospital por días, con el suero corriendo por sus venas y con una apariencia digna de zombie de The Walking Dead, se sentía mal, era una niña débil, según ella.
Charlotte y Ryan sufrieron demasiado al ver a Megan así, su pequeña hija, una niña llena de vida, llena de alegría, que siempre estaba con una sonrisa, a los diez años ya estaba en la cuerda floja, entre la vida y la muerte, habían solo dos caminos, el de la luz y el de la oscuridad y alguno de esos dos caminos elegira a Megan.
Una niña de diez años se debatía entre la vida y la muerte en uno de los mejores hospitales del país y todo por culpa de ella por prestarle atención a sus compañeros o la culpa de sus compañeros por opinar de cuerpos ajenos?
La anemia fue un golpe duro para Megan, vivió con eso durante tres años, según su familia, porque en la actualidad, a sus quince años, aún seguía sufriendo de anemia, y se sentía estúpida al ocultarlo a su familia.
Megan se sentía afligida, se ha sentido así toda su vida, sintiendo que tiene un propósito que hacer en este mundo de mierda, sintiendo que tiene un futuro por delante muy grande, pero sigue sin encontrarlo. Se sentía aislada de los demás, sentia y sabía que su futuro no solo iba a ser dirigir la inmobiliaria de su familia, sabía que tenía mucho más para dar, pero aún no sabía que.
Megan se volvió a acostar en su cama, tratando de encontrar comodidad, agarro su teléfono y lo encendió, quiso distraerse viendo sus redes sociales o algún vídeo pero no funcionó, lo volvió a apagar y lo dejó en su mesita de noche mientras se acomodaba en su cama en dirección al techo.
Se sentía desesperada, afligida y no entendía el porqué. Sentía que algo grande venía pero no sabía que, estaba a una semana de entrar de nuevo a la escuela y ella conectaba toda esa desesperación a eso, pero hasta ella misma sabía que no era así.
La incomodidad y la desesperación lideraban la habitación de Megan, se sentía un ambiente pesado, demasiado pesado. Había incomodidad y desesperación pero a la vez había una calma bastante extraña, la luz de la luna al ser la única iluminación en la habitación de Megan era algo en si relajante y acogedor, aunque también incómodo.
Ni ella misma entendía sus sentimientos, no estaba segura de ella misma.
─────Estúpida, estúpida─────dijo Megan mientras se daba la vuelta para quedar viendo a la pared mientras cerraba los ojos para poder conciliar el sueño de una vez por todas.
megan pov
Estaba más dormida que despierta, pero iba a salir con Clarisse y Leah desde la mañana y mi papá me iba a llevar con ellas, así que me tenía que levantar temprano.
Cerré la puerta del departamento con llave mientras mi papá caminaba enfrente mío con sus herramientas para el trabajo y con la bolsa de basura.
Sali caminando detrás de mi papá cuando escuché la voz de un chico detrás de mi.
─────Hola! Soy Miguel, nos mudamos al 109───── hablo un chico detrás de mi, papá y yo volteamos a ver y pude observar que era un chico moreno, un poco más alto que yo y que vestía una sudadera roja y blanco. Yo solo me límite a sonreír.
─────Genial, más inmigrantes───── hablo mi padre que caminaba enfrente de mi con un tono frío y seco.
─────¡Papá!───── hablé enojada mientras le pegaba en el hombro.
─────De hecho, somos de Riverside───── hablo el tal Miguel detrás de mi con una expresión de duda.
─────Pero me preguntaba si tienen problemas con la presión del agua, porque no sé si es nuestro fregadero o... Las botellas van en el azul!─────.
─────Escucha, menudo, he vivido aquí por diez años, la tubería no funciona, la fuente esta llena de orina y lo único bueno de aquí es que no tengo que hablar con nadie, asi que fue un gusto. Vámonos Megan───── hablo mi padre mientras agarraba sus herramientas, voltee a ver a Miguel con una mirada apenada y una sonrisa igual de apenada.
─────Muy bien, bueno, que tengan un buen día... supongo───── hablo con un tono lleno de extrañes al igual con una expresión extrañada.
Seguí a mi padre hacía el auto y me subí al asiento del copiloto mientras mi papá se subía al del conductor y dejaba sus herramientas en la parte de atrás y encendía el auto. Mi papá arranco y salimos del complejo de departamentos rápidamente.
Llegamos a la avenida principal donde paramos en un semáforo y mi papá volteo a ver hacía arriba en un cartel de publicidad.
─────Tiene que ser una broma───── hablo mi padre con un tono irritado mientras miraba el cartel publicitario de la concecionaria LaRusso, perteneciente a su peor enemigo, Daniel LaRusso.
He escuchado tantas veces esa historia que hasta llegué a soñar un enfrentamiento en vivo de ellos 2. Mi papá se puso sus lentes de sol y subió el volumen de la radio donde estaba sonando rock, como siempre. Arranco el auto mientras yo movía mi pie al ritmo de la música y chateaba con Leah y Clarisse en mi teléfono.
Llegamos a un semáforo nuevamente y a mi papá le tocó la lado de la acera donde se encontraba una mujer rubia haciendo estiramientos, mi papá se le quedó viendo y se quito los lentes.
─────Hola───── hablo con un tono coqueto, la chica lo vio y rodo los ojos mientras volvía a correr.
Yo solté una carcajada al ver cómo la chica le decía "Deprevado" mientras corría por la acera, mi papá se puso los lentes y me volteó a ver.
─────Cállate───── me dijo mi papá mientras volvía a manejar, yo solo reí levemente y seguí concentrada en mi teléfono.
Luego de unos minutos llegamos a RedWood y mi padre me dejó en la entrada, me despedí con un beso en la mejilla y antes de que se pusiera a darme advertencias me fui corriendo.
Camine durante unos minutos viendo las grandes casas de al menos tres niveles, casi todas las casas con una entrada decorada por flores, casas de colores verdes claros y café, personas tomando café mientras platicaban afuera de sus casas, un niño en bicicleta repartiendo los periódicos, una vista normal en el vecindario de personas importantes en el gobierno o en el país.
Siempre sentía melancolía al caminar por el vecindario, se sentía nostalgia y melancolía por las personas que había conocido a lo largo de toda mi vida viviendo aquí, personas que ya se habían ido a otros países, estados, vecindarios o ya habían muerto. La nostalgia y melancolía me invadieron al pasar por la casa que fue de uno de mis mejores amigos en la infancia, Luke Ackerman, ese pelinegro que me volvía loca desde muy pequeña por sus travesuras y locuras, siempre terminaba acompañadolo a todas sus locuras y efectivamente ambos terminabamos castigados.
La familia Ackerman se había ido hace dos años, perdí a mi mejor amigo cuando tenía alrededor de trece casi catorce, perdí a mi mejor amigo y al primer chico del que me enamore profundamente, estaba mal, muy mal, lo conocía desde los tres años de edad, era un bebé apenas y el también, crecimos juntos literalmente.
Mi mamá y la de el, la señora Zoe Ackerman se habían hecho mejores amigas, al igual que Ryan con el señor David Ackerman, todos eramos amigos de todos, David también era mejor amigo de Robby. Técnicamente David solo nos tenía a nosotros y a los estúpidos de sus amigos, era hijo único, todo era para el, la atención solo para el, era un hijo solitario, que sus padres ganaban cada que le compraban algo que acabará de salir al mercado.
Ni siquiera sabía en qué momento me enamore de el, tal vez fue la vez que se cayó de su patineta y vino directamente a mi para que lo consolará, tal vez fue la vez que hicimos nuestra primera pijamada a los nueve años, tal vez fue cuando el y yo casi incendiamos mi casa, no lo sabía y no quería descubrirlo, era una niña apenas, una niña que no sabía que era el amor y actualmente tampoco lo sabía.
Pero, ¿Me dolió perderlo?, me mato por dentro perderlo, no solo perdí a mi compañero de aventuras, perdí a mi primer amor. Pero efectivamente yo no fui el primer de el.
Luke siempre me vio como su hermana, siempre fue así. Al ser hijo único sus hermanos éramos yo, Robby e Issac, era tratada como una hermana por el, pero para mí el era todo menos un hermano. Probablemente al principio si era un hermano pero ya después se convirtió en el primer chico que me gusto.
Seguí caminando mientras recordaba todo los momentos que viví con el, probablemente sea estúpido, si lo es, pero actualmente ya lo 'supere' si se puede decir así.
Por fin llegué a la casa de Leah y toque la puerta, esperando a que ella o alguno de sus padres me abriera la puerta
─────Oh, ¡Hola, cariño!───── hablo la señora Stella Baker cuando me abrió la puerta. La madre de Leah era un amor de persona, siempre me recibía con una gran sonrisa mostrando sus dientes totalmente blancos y su sonrisa efectivamente era demasiado demostrativa de sus emociones.
─────Hola Stella─────salude sonriendo, la señora Baker rápidamente me abrazo y yo lo recibí gustosa, de verdad necesitaba ese abrazo. Nos separamos y me dejó pasar a su casa, casi todas las casas del vecindario eran iguales, todas modernas, aburridas y sin color, pero la casa de la familia Baker era diferente, era rústica, con un toque mexicano, colores cafés y verdes, madera, puertas de madera y toques florales grabados en la madera, era simplemente increíble.
Stella era mexicana de nacimiento, creció ahí toda su vida, hasta que por cosas del destino conoció a Logan Baker un estadounidense que quedó completamente enamorado de ella, al ser ya ambos mayores de edad Logan la trajo con el a los Estados Unidos. Años después tuvieron a Leah, la única hija del matrimonio.
Leah se encontraba bajando las escaleras de madera, se encontraba vestida con una pantaloneta de mezclilla, zapatos blancos, una blusa corta de tirantes color amarillo con blanco, un estilo completamente diferente al mio.
─────¡Meg!─────dijo emocionada mientras bajaba el último escalón y cuando estuvo en el piso fue corriendo hacia mí para darme un abrazo que me hizo tambalearme un poco pero aún así reí levemente y la abrace fuertemente.
Leah me jalo enrollando su brazo con el mío para que caminaramos juntas hacia la sala y sentarnos en el sofa de color café, con cojines de colores verdes y amarillos claros.
─────Clarisse jamás llega temprano─────dijo Leah un poco frustrada mientras sacaba su teléfono del bolsillo izquierdo de su pantaloneta mientras yo reía levemente.
─────Ya sabes que ella es súper impuntual─────dije riendo suavemente mientras dejaba mi bolso a un lado.
─────¿Quieren, niñas?─────hablo Stella con una sonrisa mientras se paraba enfrente de nosotras con una bandeja de galletas de chips de chocolate, pero rápidamente la incomodidad llegó a mi estómago, pero sabía que no podía negarme, Leah agarro dos mientras le agradecía a su madre en español, me dio una galleta y ella se quedó con una, sonreí forzadamente y tome la galleta, ella le dio un mordisco a su galleta mientras su madre se iba de nuevo a la cocina.
Ví como Leah comía sin sentirse tan mal como yo, no quería comerme la galleta pero no quería hacer sentir mal a Leah ni mucho menos a su madre, una vez más, pongo los sentimientos de los demás por encima de los míos. Siempre era así.
Le di un mordisco a la galleta y la culpa ya estaba invadiendo mi cuerpo, ya estaba invadida de culpa y náuseas. Me trague la galleta con dificultad pero lo hice y una pequeña parte de mi se sintió orgullosa de mi misma.
Comí la galleta con dificultad, pero lo hice, al menos por un momento aún así el sentimiento de culpa y las náuseas me invadía, pero lo supe controlar, tanto como Leah y yo habíamos terminado de comer nuestras galletas, en el momento que mi cerebro me permitió saborear y disfrutar de las chips de chocolate, mal idea.
Al instante las ganas de vomitar me invadieron aún más, trague con fuerza tratando de evitar esas ganas de ir al baño a vomitar mi desayuno y la galleta.
¿Acaso siempre sería así? Me pregunte a mi misma mientras en mi mente me insultaba a mi misma.
NO A LOS LECTORES FANTASMAS, VOTEN Y COMENTEN POR FAVOR :)
p.d: mil gracias por los 100 votos y las mil vistas <3
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