❝O6. - 𝙉𝙪𝙚𝙫𝙖 𝙫𝙞𝙙𝙖... ❞
𝑯𝒐𝒚 𝒑𝒓𝒆𝒔𝒆𝒏𝒕𝒂𝒎𝒐𝒔
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Nueva vida...
╰───⌲Cap. 𝐎𝟔.༣. . ·
Una semana había pasado desde tu llegada. Durante estos días habías estado bajo vigilancia por parte de las enfermeras y de los doctores por petición de Aizawa.
Hace unos minutos te habían dicho que ya habías sido dada de alta, por lo que te dejaron un conjunto de ropa que al parecer Aizawa te había dado, puesto que la blusa tenía una pequeña decoración de gatito.
Ahora mismo estabas saliendo del baño, ya cambiada y bañada para que pudieras irte a tu nuevo hogar. Te sentías un poco mejor, ya que la mayoría de heridas habían sido curadas, pero lamentablemente habían dejado cicatrices.
Estabas nerviosa, porque este sería el comienzo de una nueva vida. Una vida donde deberías de hacer todo a lo que no estabas acostumbrada.
Tus pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de la puerta abrirse. Aizawa entró y te vio.
—¿Estás lista? -pregunta.
Asentiste y nerviosa, te acercaste a él. Comenzaron a caminar por los largos pasillos del hospital, mientras te sujetabas por detrás de la camisa de Aizawa para no perderte. Podría verse algo tierno, pero también era por el miedo de que las personas la juzgaran por sus cicatrices.
Al salir del hospital, una camioneta de color negro estaba frente a ustedes, y un hombre vestido de negro estaba frente a la camioneta, esperando por su llegada. Espera, ese hombre se parece demasiado a Levi de Attack on Titan.
—___, él es Kobayashi Yuuto, él es tu guardia personal que mandó el gobierno -dijo.
"Yuuto" hace una perfecta reverencia. Ahora tenías que acostumbrarte a llamarlo Yuuto y no Levi, que mal.
—Buenos días, señorita ___, como dijo Aizawa-kun, mi nombre es Kobayashi Yuuto, mejor conocido por mi apodo "Levi" -bueno, ahora no será un problema- Seré su guardia personal durante estos seis años -se endereza.
—¿Por qué tantos? -desconcertada.
—Será tu guardia personal hasta que cumplas la mayoría de edad -dijo Aizawa.
Asentiste a lo que dijo. Ahora ibas a tener a alguien detrás de ti todo el tiempo.
—Es momento de irnos, Yamada-san nos está esperando en la nueva casa
Ambos asintieron y se subieron a la camioneta.
Cabe recalcar que la camioneta era de color negra, y por dentro tenía un pequeño televisor; sin mencionar que era demasiado cómoda.
Estabas demasiado asombrada, ya que jamás habías visto algo así.
• • •
Habían llegado a la casa que les había asignado el gobierno. Por fuera, la casa era de color blanco brillante, por dentro era igual y tenía un estilo tradicional japonés, pero con una combinación de estilo moderno.
Al entrar, uno se podía encontrar la sala del lado derecho, del lado izquierdo, podías encontrarte la cocina y el comedor. Al lado del comedor, se podía encontrar una puerta que daba directo a un baño, y al lado de la sala, estaba una escalera para dar al segundo piso.
Por las escaleras bajó Mic con su ropa de civil, este al verte salió corriendo hacia ti y te dio un fuerte abrazo. Con timidez le devolviste el abrazo. Vaya, se sentía demasiado bien y calientito. No querías que terminara. ¿Desde hace cuándo no sentías el amor y calidez de alguien en un abrazo? No lo recordabas, pero no querías que terminara.
—Bienvenida pequeña -acaricia tu cabeza- Espero te sientas cómoda aquí -sonríe.
—Gracias -susurras.
—Ve a tu habitación, es la que está arriba en el fondo -dijo Aizawa.
Asentiste y te dirigiste a la escalera. Al subir al segundo piso, pudiste notar que cada puerta tenía un mini letrero al lado de cada una, mostrando que era lo que había ahí.
Al subir las escaleras, te podías encontrar con la oficina y la habitación de Aizawa y Mic, algo que te desconcertó demasiado, ya que sabías que eran cercanos, pero no lo demasiado como para dormir juntos en la misma habitación. Si seguías caminando, estaba la habitación de Yuuto. Frente a la habitación de Yuuto, se encontraba tu habitación.
Al entrar a esta, pudiste notar como las paredes estaban pintadas de blanco, tenías un armario, un pequeño baño, además de tener un balcón para ti sola. Era espacioso, demasiado para ti, para ser sinceros.
—¿Te gusta? -pregunta Aizawa de repente, sacándote un pequeño susto.
—Sí, es bonita -susurras viendo los alrededores.
—Mañana iremos a comprar todo lo necesario para que puedas decorar tu habitación -dijo- No lo hicimos nosotros debido a que no sabemos tus gustos
—Está bien
—Por lo mientras dormirás en nuestra habitación, para ser más específicos en mi cama, yo no tengo problema en dormir en el sofá o en el suelo -dijo.
—Pero es tu cama -dices viéndolo.
—No te preocupes -dijo- Como ya dije, no me importa dormir en el suelo o en el sofá, me puedo quedar dormido con facilidad, así que no te preocupes -dijo.
—O-Ok
—Oye -habla- Pasado mañana empezaremos con tu entrenamiento también, por lo que también necesitarás un poco de ropa -dijo.
—De acuerdo -dijiste.
Este salió de la habitación, dejándote completamente sola.
• • •
Ya era de noche, y ahora mismo se encontraban haciendo la cena. Tú estabas sentada en la sala viendo un programa de televisión, mientras Mic y Aizawa hacían la cena.
Yuuto se encontraba fuera de la casa vigilando los alrededores de esta para que ningún maleante pudiera entrar a ella.
No entendías muy bien el programa, pero hacías el intento de hacerlo. Aizawa y Mic te veían con una sonrisa, mientras seguían preparando la cena para los cuatro.
—Se ve muy tierna -ríe Mic.
—Tienes razón -concuerda Aizawa.
—¿Tienes planeado decirle? -pregunta después de segundos de silencio.
—No lo sé -dijo- Se veía que ya sospechaba desde el hospital, y más ahorita con la llegada a la casa -contestó.
—Más adelante se lo diremos, por lo tanto, hay que dejarlo así -dijo.
Aizawa asintió y siguió preparando la comida junto con Mic. Minutos después habían terminado de cocinar y te llamaron a cenar junto con Yuuto.
—Se ve rico -susurras- ¿Qué es? -preguntas.
—Se llama Yakitori -dijo Yuuto- Es un tipo de brocheta de pollo, también conocida como kushiyaki acompañado de verduras -contestó.
—Ya veo -dices.
—Pruébalo, te va a gustar -habló esta vez Aizawa.
Asentiste y con cuidado llevaste un pedazo de comida a tu boca. Al probarlo, tus mejillas se sonrojaron un poco y tus ojos brillaron.
Mic y Aizawa voltearon a verse con una sonrisa cada uno, felices por haberte causado esa reacción con la comida.
—Está delicioso -sonríes.
—Nos alegra que te haya gustado pequeña, si quieres más nos dices ¿De acuerdo?
Feliz aceptaste.
• • •
Había pasado ya unos cuarenta minutos, y ya habían terminado de comer.
—¿Estás segura de que ya te llenaste pequeña? No te servimos demasiado -pregunta Mic.
—Debes de comer bien, no comiste ni la mitad del plato -habló Aizawa, tomando en sus manos el plato donde tenía la comida
—Sí, ya me llené, no estoy acostumbrada a comer demasiado -dices.
Ambos recordaron lo que el doctor les había dicho a ambos al saber que ellos serían tus tutores legales.
—Bien, lo que quería decirles también, es que le obliguen a comer, ya que por lo que vimos, su peso no es para nada normal -dijo.
—¿Cuánto pesa? -pregunta Mic.
—El peso en el que debería de estar es entre los 50 y 60 kilogramos, pero vimos que pesa menos que eso, para ser más específicos, 45 kilogramos
Ambos se sorprendieron demasiado. ¿Cómo era posible que a tu edad pesaras eso? No era nada normal.
—Deberá de comer por lo menos tres frutas al día, que beba por lo menos dos litros y medio de agua al día, realizar actividad física, además de incluir proteínas en todas las comidas, pueden ser frutos secos, cereales integrales, semillas o legumbres ya cocidas
—¿Es seguro que suba de peso con eso? -Aizawa pregunta.
—Claro que si, en más o menos dos meses, podrá estar en el peso adecuado para ella -respondió.
—De acuerdo, pero deberás de empezar a comer más -habló Mic.
Aceptaste, aunque no estuvieras de acuerdo.
—Es hora de dormir, mañana debemos de levantarnos temprano -dijo Aizawa.
—¿A qué hora? -preguntas.
—Cinco de la mañana -contestó, pensando que te ibas a negar.
—Está bien -dijiste.
Ambos, desconcertados te dejaron ir a la habitación a dormir, para que pudieras descansar para el día de mañana, ya que sería un día demasiado pesado.
Esa noche, por fin pudiste dormir sin tener pesadillas relacionadas con la muerte de tu hermano y de tu madre.
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