❝O3. - 𝙀𝙨𝙘𝙖𝙡𝙤𝙛𝙧𝙞𝙤𝙨... ❞
𝑯𝒐𝒚 𝒑𝒓𝒆𝒔𝒆𝒏𝒕𝒂𝒎𝒐𝒔
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Escalofríos...
╰───⌲Cap. 𝐎𝟑. ༣. . ·
Un mes después
Un mes había pasado desde ese trágico día. Pablo ha hecho todo lo posible para mantenerte feliz, ya sea que te daba un pequeño dulce, te sacaba a pasear, te compraba flores, etc. Y aunque no lo hacía con mala intención, le causaba felicidad que las sonrisas que le dabas a él, no se las dabas a nadie más.
Ambos iban de camino hacia la escuela. Estaban sumergidos en su propio mundo, platicando de cualquier cosa que les pasó o recuerdos felices que ambos tenían, tanto que ni se dieron cuenta de que alguien a la lejanía los estaba observando como si fueran una presa.
—¿Cuándo empezamos con el ataque? -preguntó a su compañero.
—El maestro dijo que en dos años, a más tardar -contestó- Dijo que el plan era complicado de realizar, ya que nadie se debe de enterar, que por el momento mantuviéramos vigilados a la señorita y a su mejor amigo para que no hicieran nada sospechoso; además, todavía tenemos que ver la otra cosa -voltea a verlo.
—Ya quiero ver cómo reaccionarán al verla muerta -sonríe siniestramente- Qué mal que haya elegido estar de su lado, pudo haber sido una buena aliada
—Eso lo sabemos -asintió- Hubiéramos tenido las cosas a nuestro favor, pero decidió ir por el camino equivocado
—Aunque pensándolo bien, también era un peligro -mencionó- Podía habernos traicionado en cualquier momento si se unía a nosotros...
Se quedaron callados un par de minutos. Minutos en los que ninguno decía nada, hasta que alguien más habló.
—Yo quiero probar su sangre -habló.
—¿Por qué tienes que arruinar el ambiente, loca? -preguntó una voz grave.
—Silencio, Toga, Dabi -voltea a verlos- Ellos no deben de enterarse de que estamos aquí
—¡Pero Shigaraki! ¡Kurogiri, dile algo! -Toga volteó a ver al hombre de niebla.
—Lo siento, señorita, por el momento no puedo hacer nada -voltea a ver a Shigaraki- Es momento de irnos
—Está bien -asintió- Vamos
Kurogiri abrió un portal y los tres entraron.
• • •
Ambos se dirigieron a sus respectivos asientos, los cuales se encontraban uno al lado del otro. Sus compañeros comenzaron a llegar, no se les hizo raro a ninguno de ellos que ambos estuvieran platicando de lo más normal, como si antes ambos no estuvieran en las mejores condiciones.
La maestra llegó un par de minutos después, por lo que los que estaban levantados, se dirigieron rápidamente a sus asientos, ya que no querían tener problemas con la maestra preferida por muchos.
—Buenos días, alumnos -sonríe.
—Buenos días, maestra -contestaron al unísono.
—Bueno, como actividad del día de hoy, harán una investigación de la Matanza de Tlatelolco -voltea a ver a todos- Lo harán en hojas blancas, por favor -comienza a escribir en el pizarrón- Debe de tener portada, con todos sus datos personales -recordó- Título en la parte de arriba, el resumen y las fuentes en formato APA. Mínimo tres cuartillas, máximo cinco. Pueden comenzar, tienen dos horas para hacerlo
• • •
Habías sido la primera en terminar el trabajo. Ya habías recogido todas tus cosas. Estabas demasiado entretenida viendo la pulsera que habías hecho con Izuku, esa pulsera que él mismo te regaló; todavía recuerdas el cómo te la regaló.
—___-chan, ven -te tomó de tu mano y te llevó a su habitación, al entrar, ambos se sentaron en la cama y te entregó una hoja de papel.
—¿Qué es esto? -te atreviste a preguntar.
—Quiero que diseñes unas pulseras que se nos verían bien -sonríe.
—¿Para qué?
—Solamente hazlo -niega sonriente.
—Comenzaste a hacer el diseño de las pulseras con colores, detalles y frases. Unas dos horas después terminaste, por lo que le entregaste la hoja a Izuku y la guardó.
Un mes después, Izuku te citó en la playa, por lo que sin ningún problema fuiste; obvio, con el permiso de tus padres y a Yuuto vigilándote. Al llegar, platicaste un poco con Izuku, hasta que, de repente, sacó una cajita y te la entregó; al abrirla, te encontraste con las pulseras que habías diseñado. Comenzaste a llorar e Izuku colocó ambas pulseras y te besó. Ambos lloraron como nunca ese día.
Suspiraste y sonreíste como enamorada, algo que no pasó desapercibido por Pablo, quien solamente dirigió su mirada a tu pulsera y una expresión triste no tardó en aparecer en su rostro.
—___ -tu maestra te llamó, sacándote de tus pensamientos. Rápidamente, te dirigiste a su escritorio y te paraste al lado de ella.
—¿Qué sucede? -preguntaste.
—Ten -te da tu trabajo- Tienes diez de diez -sonríe.
—Muchas gracias -sonríes y te diriges a tu asiento.
—Hey, pásatelo -Pablo susurró, tratando de ver tu trabajo, el cual estabas a punto de guardar.
—Investiga tú, pinche flojo -Pablo volteó a verte sorprendido; en cambio, Nahomi se ahogó con su propia saliva. Al darte cuenta de esto, comenzaste a darle pequeños golpes en la espalda- ¿Todo bien?
—S-Sí, todo bien -asintió.
—¿Desde cuándo dices groserías? -Pablo se atrevió a preguntar.
—Desde hace mucho, ¿por qué la pregunta? -volteas a verlo.
—No, por nada -niega y vuelve a escribir.
No sabías que era lo que sucedía, pero lo dejaste pensar, ya que pensabas que no era importante.
• • •
Ambos se encontraban comiendo debajo del árbol en el que suelen estar. El silencio reinaba en el lugar, ninguno se atrevía a decir algo; ambos estaban más que felices en ese cómodo silencio.
—___... -Pablo murmuró, teniendo miedo a que te negaras a hacer su propuesta.
—¿Qué pasó? -volteaste a verlo, y te diste cuenta de que estaba demasiado nervioso.
—¿Podrías... ayudarme a entrenar? -preguntó en un susurro apenas audible.
Sonreíste para tus adentros y asentiste, por lo que él comenzó a hacer un pequeño baile de felicidad. Sabías que él trataba de pedirte eso desde hace varios días, pero no había tenido el valor para decírtelo, por lo que te puso demasiado feliz y emocionada el que tuvieras a alguien más con quien entrenar.
—¿Cuándo podríamos comenzar? -te tomó bruscamente de los hombros.
—Mmm... Bueno -volteas a verlo- Comenzaríamos con algo sencillo, como lo hice yo, pero no creo que podamos viajar a una playa sucia y recoger toda la basura del lugar -tu amigo volteó a verte como si estuvieras loca- ¿Qué me ves? Así comencé a entrenar -rueda los ojos.
—¿Es neta? -era obvio que no te iba a creer.
—Es neta wey -asientes- Así comencé, pero si quieres, hacemos algo más simple
—Está bien -asintió.
—Bien, ¿cuál es el máximo que puedes correr?
—Un kilómetro de ida y de regreso -contestó- O sea, uno de ida y uno de regreso
—Bueno, comenzaremos a correr dos kilómetros de ida y dos de regreso
—¡¿Qué?! ¡¿Estás loca?! -exclamó- ¡Con trabajos y puedo correr dos kilómetros y ahora me pides el doble! -chilló.
—Ay, no seas miedoso -rueda los ojos- ¿Quieres entrenar o no? -preguntaste a lo que él asintió- ¿Entonces?
—No lo sé -contestó- Siento que voy a sufrir demasiado con este entrenamiento -puchero- Ya me estoy arrepintiendo -bufó.
—Te aseguro que no te vas a arrepentir -sonríes.
—¿Estás segura?
—Estoy completamente segura -sonríes- Te lo prometo por mis padres y por mi pareja
Él, al escuchar la mención de tu pareja, frunció el ceño e hizo una pequeña mueca. ¿Por qué siempre debías mencionarlo? ¿Acaso no puedes pasar un día sin mencionarlo? Era obvio que le molestaba, y agradecía el hecho de que tú no te hayas dado cuenta. Tal vez para él suene algo egoísta, pero él desde hace tiempo está enamorado de ti, para ser más exacto, dos años antes de que desaparecieras, y no iba a dejar que un arrimado le quitara al amor de su vida; por eso, se comprometió a conquistarte sin importar el precio, aunque eso le costara la pérdida de su reciente amistad. Él está seguro de que serás su pareja, y vivirán felices para siempre. De eso estaba seguro.
• • •
Las clases finalizaron, y con ello, todos los alumnos comenzaron a guardar sus cosas, sin embargo, la maestra los detuvo.
—Bueno, alumnos, la directora contrató a un nuevo maestro -volteó a ver a todos- Este maestro les enseñará japonés, por lo que ahora tendrán una hora diaria -sonríe- No sabemos la razón por la cual la directora decidió esto -suspiró- Este maestro también tendrá un taller para enseñar defensa personal -volteaste a ver a Pablo- Dentro de una semana comenzarán las clases, por lo que a partir de mañana comenzarán las inscripciones. Eso es todo, pueden retirarse, que tengan bonito día
—¿Escuchaste? -sonriente, te acercaste al asiento de tu amigo- Creo que ya no tendré que ayudarte -sonríes.
—Gracias a Dios -ríe- Creo que no voy a sufrir con este profesor -se coloca la mochila- ¿Tú te inscribirás? -preguntó.
—Dependiendo del profesor -te encoges de hombros.
—Ya veo, bueno, vamos
• • •
De camino a casa, caminaba con Pablo, como lo hacías normalmente, sin embargo, al pasar por una casa abandonada, sentiste que estabas siendo observada, por lo que disimuladamente, comenzaste a ver a tu alrededor.
—Lo sientes, ¿verdad? -Pablo preguntó.
—¿Sentir el qué?
—Que estás siendo observada
—Sí
—Vamos, caminemos más rápido
Dirigiste tu mirada hacia una ventana de esa casa abandonada. Un escalofrío recorrió tu cuerpo al notar cuatro pares de ojos en la oscuridad. Era mejor apurarse, no querías que algo malo sucediera, y menos con tu amigo presente.
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