❝11. - 𝘾𝙤𝙣𝙛𝙚𝙨𝙞𝙤𝙣 ❞
𝑯𝒐𝒚 𝒑𝒓𝒆𝒔𝒆𝒏𝒕𝒂𝒎𝒐𝒔
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Confesión
╰───⌲Cap. 𝟏𝟏. ༣. .
Dos años después
Dos años habían pasado desde que regresaste a tu mundo. Tu relación con Julio iba de mal en peor. No había momento en el que él te recordara de que por él seguías viva, que pagó mucho dinero para que regresaras a su lado y le pagaras de esa forma, entre otras cosas que ya ni siquiera recordabas.
Estabas en tu habitación en la casa de Julio acomodando todas tus cosas para las clases. Estabas en tu último año de preparatoria, y tendrías que pasar a universidad. No pudiste quedarte en casa de Yuuto debido a que él salió de imprevisto a un viaje y no quería dejarte sola, por lo que no tuviste otra opción más que irte con Julio durante un tiempo.
Tomaste tu mochila y te la colocaste. Tomaste las llaves de la casa y saliste de tu habitación para dirigirte hacia la entrada de la casa. Te colocaste tus zapatos y saliste de la casa.
—¡___! -Julio salió gritando de la casa. Volteaste a verlo con enojo y desagrado.
—¿Qué quieres, Julio? ¿Qué no ves que se me hace tarde? -escupiste con asco y odio.
—Felicidades -sonrió antes de volver a meterse en la casa.
Desconcertada y con mil dudas en tu cabeza, comenzaste tu rumbo hacia la escuela. ¿Por qué te dijo felicidades? ¿Acaso habías ganado algo y no lo sabías? ¿Por qué se veía demasiado feliz? No le tomaste importancia y seguiste tu camino hacia la preparatoria.
Durante todo el camino te la pasaste tarareando tu canción favorita, por lo que no fue sorpresa para ti que no te dieras cuenta cuando llegaste a tu escuela.
No tardaste en entrar y sentir la mirada de todos sobre ti. Desde hace varios meses que ya a nadie le hacía raro tu presencia en la escuela, pero el día de hoy, pareciera que todos te estuvieran viendo como el día en el que llegaste.
Sin hacerles un poco de caso, te dirigiste a tu salón y entraste. Te dirigiste a tu asiento y sacaste tu celular para comenzar a leer en Wattpad, a veces Yuuto te mandaba uno que otro mensaje, preguntándote cómo estabas, entre otras cosas sin importancia.
Volviste a sentir la mirada de tus compañeros encima de ti, pero esta vez como si quisieran decirte algo, pero algo se los impedía. No es como si te importará. Tu relación con ellos jamás había sido buena y, desde tu llegada, no habías hecho el esfuerzo de mantener una relación con ellos; tampoco es como si quisieras tenerlos en tu vida.
La profesora Paty entró un par de minutos después, por lo que todos se devolvieron a sus asientos, dando así, comienzo a la clase.
—Buenos días, alumnos -sonrió- El día de mañana el profesor Yuuto retoma sus clases, para que vayan preparando sus cosas de japonés después de mi clase el día de mañana -todos asintieron- Bien, comencemos con la clase.
• • •
Te encontrabas entrenando en el patio que estaba detrás de la preparatoria algunos nuevos movimientos que habías estado practicando con Yuuto. Algunos golpes, patadas y uso de tus quirks. Aprovechaste las dos horas libres que tenías antes de tu siguiente clase.
Escuchaste un par de pasos dirigirse en tu dirección, por lo que volteaste y notaste la presencia de Carlos y Nahomi. Te dirigiste hacia ellos con el ceño fruncido.
—¿Necesitan algo? -preguntas con seriedad y enojo al verte interrumpida en tu entrenamiento.
—___, hay algo que necesitas saber -Carlos habló al ver a Nahomi cabizbaja.
—Que sea rápido, estoy entrenando -cruzas los brazos.
—Mira, sabemos que desde la muerte de tu hermano, has sido demasiado cercana a Pablo, ¿no es así? -asientes- Bueno, desde tu llegada, esa conexión volvió a aparecer. Hace un par de meses, él ha estado preparando algo demasiado importante para él, algo que posiblemente te afecte a ti también -ambos voltean a verse con nerviosismo.
—¿Y qué es eso tan importante?
—Mira, ambos sabemos que tienes una pareja -te sorprendiste- Pablo nos contó -habló antes de que les preguntaras- Pablo ha estado preparando una forma de declararse a ti -te señaló por lo que te sorprendiste.
—¿A mí? -te señalaste, a lo que ambos asintieron.
—Ajá -Carlos contestó- Sabemos que no dejarías a tu pareja por Pablo -sonríe- Solamente queríamos avisarte para que no te sorprendieras si llega a declararse en la hora de la salida
—Ya veo -asientes- Les agradezco -les sonríes de manera sincera.
—No hay de qué, solamente hicimos lo que creíamos correcto -Carlos negó- Desde que te comenzaste a juntarte con él nuevamente, no ha parado de decir que te va a conquistar, que pronto serías su pareja, y muchas otras cosas más, llegó incluso a insultar a tu pareja y al profesor Yuuto -abriste los ojos como platos. Él, al darse cuenta de que se le escapó información de más, volteó a verte sorprendido e incluso nervioso.
—¿Qué es lo que acabas de decir?
Carlos suspiró. No tenía caso el ocultarte las cosas.
—Dije que desde que te comenzaste a juntarte con él nuevamente, no ha parado de decir que te va a conquistar, que pronto serías su pareja, y muchas otras cosas más, llegó incluso a insultar a tu pareja y al profesor Yuuto -voltea a verte.
—Ese hijo de-
—Lenguaje -Nahomi advirtió- Lo que queremos decir es, que tengas cuidado, no sabemos qué es capaz de hacer Pablo cuando lo rechaces
—No se preocupen, tengo todo controlado -le restas importancia- De todas maneras, muchas gracias por avisarme
—No hay de qué, nosotros nos retiramos
• • •
La hora de la salida había llegado, y con ello, la hora de la confesión de Pablo. No tardaste mucho en salir del salón, con Carlos y Nahomi detrás de ti; que desde que te dijeron el plan de Pablo, no han parado de ir detrás de ti.
Notaste que varias personas te miraban, no sabías que expresaban sus miradas, solamente pensabas que posiblemente ellos ya sabían de que Pablo se te iba a declarar.
Aunque ya sabías de lo que iba a suceder dentro de unos minutos, estabas nerviosa. Tenías demasiadas emociones acumuladas en tu cuerpo; enojo, tristeza, nervios, sorpresa, ansiedad, incomodidad, confusión, temor, terror, nostalgia, y muchas otras más.
—¡___! -esa voz.
El momento había llegado. Respiraste profundamente y te diste la vuelta, viendo a Nahomi y Carlos a tu lado. Ambos te dieron una sonrisa y se las regresaste. Caminaste hacia Pablo, el cual estaba cabizbajo.
Los susurros de los demás no se hicieron esperar. Notaste a varios de tus compañeros detrás de Pablo, con pétalos de flores, confeti y alguien tenía un cartel. Regresaste tu mirada a Pablo, que por fin se dignó a mirarte.
—___, déjame contarte un poco sobre mi vida. Cuando era más joven, vivía sin un por qué, no pensaba mucho en mi futuro y casi siempre sufría por no tener a nadie a mi lado -sonríe- Hubo un tiempo en el que pensé que nunca hallaría a nadie en mi camino, que me diera toda la felicidad que añoraba; no podía estar más equivocado -toma tu mano- El destino, una vez, de pronto, te puso en mi camino, y como buenos amigos, hoy transitamos esta vía de estudios y trabajo, el camino llamado vida, el cual ahora veo hermoso junto a tu compañía. Esa primera vez que te hablé, sin pensarlo, ya me había enamorado de ti -ríe- Sé que te sorprende, pero es la verdad. Todo este tiempo siendo amigos, mi amor por ti no hace más que crecer, pues creo firmemente que eres tú mi alma gemela, la chica con la que estoy destinado a unirme para toda la eternidad. Me atrevo a decirte esto porque ya no aguanto la presión. Hemos sido amigos por bastante tiempo y me he enamorado de tu actitud, de tu personalidad, de tu belleza tanto interior como exterior, pues para mí tú eres perfecta. Yo quisiera ser más que un amigo para ti, quisiera darte todo el amor que siento, protegerte y estar a tu lado a cada momento de tu vida -acaricia tu mano- Si me aceptaras, prometería darte felicidad cada día, por toda la eternidad, y estar a tu lado en las buenas y en las malas. No sé si te parezca apresurado el que lo diga, pero en mi vida, tú eres única, eres la mejor en todo lo que haces, y, sobre todo, tienes un alma pura y limpia, y es eso lo que me ha hecho enamorarme perdidamente de ti -acaricia tu mejilla- Ten en cuenta que nuestra amistad no acabaría, simplemente compartiríamos muchas más experiencias bonitas juntos. Siempre te daré lo mejor, pues te mereces todo -suspiró para arrodillarse y extenderte la rosa que tenía en sus manos- Termino esta carta preguntándotelo oficialmente: ___, ¿quisieras ser mi novia? Te prometo que siempre voy a llenarte de miles de motivos para que te sientas afortunada de ser la dueña de mis sentimientos -sonríe.
Dos chicos abrieron el cartel, mostrando la frase en todo el cartel "¿Quieres ser mi novia?". Otros comenzaron a lanzar confeti y pétalos a su alrededor con una gran sonrisa. Los gritos de los demás diciendo que aceptaras tampoco se hicieron esperar.
—Pablo, yo...
—¿Qué está pasando aquí? -una voz detrás de ti te hizo abrir los ojos como plato, tanto que las lágrimas no tardaron en aparecer.
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