002. idiot
LA NOCHE HABÍA CAIDO, cada uno estaba haciendo su pequeña labor antes de dormir, para suerte de Jules no volvió a cruzar palabra alguna com Enoch, quien en menos de un solo día ya le caía mal, aunque claro que podía sentir su mirada por momentos, estaba segura de que trataba de intimidarla y por eso no le agradaba.
Se desearon buenas noches y cada uno se fue hacia su habitación, Olive tan amable y servicial como siempre le recordó que a dos puertas estaba ella por si necesitaba algo.
Ahora Jules estaba frente a la ventana con su vestido pijama negro, el viento helado golpeaba contra su piel causandole un poco de escalofríos, no había ruidos ajenos ni voces de niños. Silencio, Jules amaba el silencio.
Describiría ese día como el más loco de su vida (al menos hasta el momento) su corazón palpitaba con tranquilidad mientras su mente procesaba todo por completo, sus padres la habían mandado a la otra punta del mundo con una mujer que aún no conocía bien, estaba en un hogar con más niños diferentes y ciertamente iguales a ella. Todos tenían en común ser llamados raros, monstruos y abominaciones por tener algo distinto al resto.
Jamás pensó que sus ojos eran raros hasta que oyó a su tía Mary decirle de esa manera, tampoco se consideraba bruja por ser distinta hasta que los niños se lo gritaron en la cara.
Suspiro y cerró sus ojos sintiéndose tranquila, esperaba que sus padres la visitaran pronto.
Se sentía cómoda en la casa de Peregrine, la habían recibido con amor y con una cálida bienvenida por lo que Jules siempre se sentiría de alguna forma agradecida, pero aún no la consideraba su hogar. Y estaba segura de que considerarla así le tomaría tiempo.
Decidió cerrar la ventana y acostarse en su cama, protegiéndose con el grueso cobertor de la oscura y noche fría.
Cerro sus ojos decidida a dormir como consuelo, era la primera noche fuera de su casa, sin sus padres. Y aunque intentaba ocultar el hecho de que estaba lejos de su hogar, comenzaba a extrañar su habitación, sus peluches, su ventana enmarcada con óleos de colores.
La noche perduraba y Jules seguía luchando contra el insomnio que le causaba la angustia, en su casa acostumbraba a caminar por el salón o ir a afuera a tomar aire lo que le terminaba causando sueño, pero esa no era su casa y aún no tenía la confianza para salir de su habitación.
Suspiro moviéndose incomoda sobre su cama, se maldecía, ¿por qué no puedes agradecida y dormir de una vez?
Y aún así, no logro dormirse.
Después de un largo rato decidió ignorar la pena que sentía, y bajaría a la cocina para prepararse un té, quizás así lograría dormirse de una vez.
Abrió la puerta con el mayor cuidado posible y camino descalza sintiendo el frío suelo bajo suyo, el silencio supulcral la relajaba.
Bajo las escaleras sin emitir un solo ruido, el único sonido que se oía era el tick tack del reloj.
Saco una pequeña taza de la despensa y coloco la tetera en el fuego, se apoyo ligeramente en la mezada esperando paciente a que el agua estuviera caliente.
Estaba relajada y centrada en su propio silencio, hasta que unos pasos fuertes alarmaron su presencia y corrompió su tranquilidad.
Su pulso calmo notablemente al darse cuenta de que solamente se trataba de Enoch, estaba en piyama usando una camisa negra de dormir y pantalones sueltos. Aunque le tranquilizaba no le agradaba para nada su presencia.
Él frunció el ceño claramente mostrando su sorpresa al verla a tales horas de la noche, su mueca fue evidente, tampoco estaba muy contento de verla.
—¿Estas bien?—preguntó el peli-negro en un tono que Jules pudo percibir como falsa preocupación—. ¿Que haces despierta a estas horas?
Jules oprimio una mueca y puso su mejor cara, elevo sus comisuras levemente fingiendo una sonrisa.
—No puedo dormir—contesto con toda sinceridad, apretó sus labios incomoda—. Solamente baje para hacerme un té.
Enoch asintió sin darle demasiada importancia.
—¿Que hay de ti?—decidió indagar la castaña, era su turno de preguntar—. ¿No puedes dormir?
Él arqueo su ceja, no esperaba que se interesará y le preguntará.
—Yo no duermo.
Jules alzó sus cejas, no esperaba una respuesta así.
—¿Cómo los vampiros o que?—le preguntó con una pizca de gracia, era notable que él había suprimidó una sonrisa.
—Algo así, no siento la necesidad de dormir.—respondió apartando su mirada de ella.
—¿Y que haces?¿no te aburres de pasar la noche solo?
Enoch trago saliva y apretó los puños, pero su cara no reflejo lo afectado que se sintio por un segundo. Jules mordió su lengua pensando en lo imprudente que había sido.
—Perdona.—se disculpo rápido.
Oyó el silbido de la tetera anunciado que el agua ya estaba lista para su té, rápidamente apago el fuego y se dio vuelta para servirlo, podía sentir la mirada de Enoch clavada en su nuca.
Mierda, debí haberme quedado en la habitación.
Carraspeo intentando disimular sus nervios, aunque sus manos moviéndose nerviosas la delataron.
—¿Quieres un poco de té?—preguntó ocultando sus nervios.
Pero diablos, ¿por qué tenía que observarla?
Le provocaba nervios, y eso comenzaba a frustrarla estaba segura de que Enoch quería entorpecerla de alguna manera.
—Prefiero el café.
Avanzó acercándose a la mezada, poniéndose a un lado de ella para tomar otra taza.
El silencio se apoderó de la escena, Jules solo quería volver a su habitación.
Sostuvo la taza entre sus manos y camino a la pequeña meza en medio tomando asiento. Esperaba que Enoch tomara su taza y se fuera a su habitación. Pero no, Enoch sonreía levemente preparando su café, decidió tomar asiento enfrente de ella. Él podía reconocer fácilmente que a Jules no le agradaba por completo su presencia y claro, no es como si le interesará en lo absoluto, pero decidió tomar asiento frente a ella mientras bebía de su café caliente.
Que él ni siquiera apartara su vista de ella empeoraban sus nervios, Jules podía sentir como si la mirada quemara su cuerpo.
Suspiro calmandose, debía irse cuanto antes a su habitación.
—Así que-rompió el silencio—. ¿Te gusta tu nuevo hogar? Se que puede ser raro, algunos preferirían irse.
Jules arqueo su ceja por el tono en que lo dijo, es como si quisiera que se vaya.
Y si era así, Enoch aún no confiaba en ella.
De igual forma, Jules no le daría el gusto de hacerle creer que se iría de alguna forma.
—Algunos, pero no yo.—le respondió en el mismo tono—. Me encanta este lugar, creo que me acostumbrare a quedarme aquí, es lindo después de todo.
—Victor pensaba lo mismo.—suspiró el peli-negro, su mirada se pego al piso destellando por un segundo tristeza.
¿Victor?
Los ojos violetas de Jules se pegaron en Enoch sintiendo curiosidad, quería saber quien era Victor pero por la mirada que le dio Enoch supo porqué no estaba con ellos.
—Lo lamento—le dijo Jules intentando romper el silencio incomodo, jamás había estado en una situación así—. Si quieres hablar...
—No, no.—se apresuró a negar el chico, retomando su postura seria—. Olvídalo.
Enoch se levantó incómodo, para Jules fue obvio que era el tipo de persona que no hablaba sobre sus sentimientos. Comenzó a lavar su taza concentrado, Jules solo lo miró silencio intentando comparecer su comportamiento un poco idiota, después de unos segundos el extendió su mano hacia ella, la castaña no comprendió.
—Tu taza, dámela.—le pidió él mirando su taza vacía.
—Yo puedo...
Enoch simplemente la miro pidiendo nuevamente la taza, Jules cedió después de un segundo.
Lo espero en silencio mirando a cualquier otro lugar.
No sé dirigieron la palabra más, Jules apago la luz del comedor y Enoch la siguió detrás subiendo las escaleras.
—¿Ya tienes sueño?—le preguntó el chico mirándola.
—No—respondió sincera parándose sobre su puerta—. Da igual, encontraré alguna forma de dormirme.
Enoch asintió cruzado de brazos, la miraba quizás algo ansioso, como si quiera decirle algo pero a la vez no. Jules hizo un ademan de manos despidiéndolo dándole una sonrisa, y cerró la puerta.
Se giro a volver a su cama, un extraño hormigueo en su estómago la detuvo.
—Ugh, quizás el té me cayo mal.
;༊
Cuando sol salió fue cuestión de segundos para oír las alegres voces de los niños emocionados por saber que harían en la tarde, Jules estaba frente a su espejo peinado su cabello usando un vestido largo simple de color verde oscuro.
Unos toques en su puerta hicieron que dejara su cepillo en la mesa y abriera la puerta.
—Buenos días—le sonrió Olive usando un vestido floral en color rosa, su cabello lucia muy bien peinado—. ¿Vamos a desayunar?
Jules asintió con una sonrisa, Olive enrollo su brazo con el de ella caminando por los pasillos alegre, la castaña admiro su buen humor desde temprano, a ella aún le pesaban sus ojos.
—Ayer creí oír tu voz en el pasillo a la noche.—dijo Olive preocupada-. No sabía si era real o solo un sueño mio.
Jules carraspeo avergonzada por alguna razón.
—Si era yo, no podía dormirme.
—Oh...me hubieras despertado, siempre charlo con Emma hasta cansarme.
—No quería molestarte.
—Los amigos no son una molestia Juls.
La castaña asintió bajando su mirada, seguía siendo extraño para ella todo eso.
Los niños comenzaron a correr por el pasillo peleando, jugando y saludando.
La señorita Peregrine estaba preparando las tostadas, las saludo de buen humor y educación, Olive se quito sus guantes para hervir el agua mientras Emma y Jules preparaban la mesa en gran comedor. Emma hablaba muy alegre mencionando que podrían ir a un lago cercano uno de esos días, Jules, quien jamás había ido a algún lugar, se mostró emocionada.
—Buenos días.
La voz ajena y masculina de Enoch interrumpio el ambiente, ambas le saludaron, aunque Emma más feliz y amable con su amigo. Él paso a un lado sin tomarse la molestia de apartar su mirada de Jules, nuevamente el estómago de Jules se sintió raro, quizás era hambre. La castaña a pesar de sentir nervios, sostuvo su mirada con la de Enoch, hasta que él decidió irse hacia la cocina.
—¿Que fue eso?—la joven rubia sonrió perpicaz y emocionada, se acercó más hacia la castaña preparada para cuchichear.
—No lo sé—expresó Jules sin ánimos—. Creo que no le agrado.
Emma arqueo sus cejas.
—Pero no importa, él tampoco me agrada.
Y la rubia rió.
Jules no comprendió la razón de su risa.
—Enoch...—habló Emma—. No creas que no le agradas, él es así. Siempre está a la defensiva con la gente que no conoce, créeme, cuando yo llegue aquí ni siquiera me miraba.
—Pues mejor eso—suspiró la castaña—. A mi no me quita la mirada, siento que me matará en cualquier momento.
—Quizás le estés empezando a agradar, Enoch es muy raro al amistar—le tranquilizo su nueva amiga.
Me he dado cuenta.
Siguieron con su labor, la señorita Peregrine y Olive acomodaron el desayuno en la mesa y con solo un llamado por parte de la mujer, los niños corrieron a sus asientos.
—Jules—Hugh la llamo emocionado—. ¿Quieres unirte a nuestro partido de fútbol con Millard?
—No, no—negó la pequeña rubia—. Jules, ¿quieres tener una fiesta de té conmigo?
Y así, excluyendo a Enoch, Emma, Olive y Horace, los más pequeños comenzaron a pelear por compartir tiempo con su nueva y recién llegada amiga.
Será un largo día.
Pensó la castaña viendo a los pequeños.
𖹭 aylu's note !
Hola, hago aparición nuevamente.
Pronto tendremos más interacciones entre Enoch y Jules, en el capítulo de presentación actualice y publique una playlist para ambos personajes, también presentaré prontamente a Abe Portman como nuevo integrante en la casa de Peregrine.
Y en ultima instancia espero les haya gustado el capítulo!
Besos, hasta la próxima actualización!
🫶🏼
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