(🍶) ━━ O2 : little pervert

Unas manos grandes y fuertes se pasearon por la pequeña cintura de la pelirroja, el agarre se hizo más fuerte cuando invadieron sus muslos y un jadeo escapó de sus labios, Lina abrió los ojos de golpe. Se removió en su lugar apegando un poco más su cuerpo al del pelinegro que ahora la tenía aprisionada entre sus manos y un gruñido escapó de los labios del más alto cuando el trasero de la alemana se restregó con su miembro que comenzaba a despertar gracias a los roces para nada delicados.

—Binnie —Jadeó la chica al tiempo que tomaba bocanadas de aire más grandes gracias al repentino calor que se instalaba en su cuerpo. El pelinegro detrás de ella solo sumergió su nariz en el hueco de su cuello y aspiró profundamente su olor erizando la piel de la irlandesa.

—Hueles delicioso, podría comerte justo ahora —Su voz pesada y borracha solo podía indicarle a Lina que su amigo seguía dormido.

¿Qué se supone que debía hacer ahora? ¿Despertarlo y qué él se diera cuenta de que tenía su culo sobre su erección mañanera? No, definitivamente no. Intentar salir de la cama, esa era una mejor opción.

Con mucho cuidado intentó sacar el brazo de Changbin de alrededor de su cintura, pero el resultado fue decepcionarse al darse cuenta de que no iba a poder moverlo en la posición en la que se encontraba solo con la fuerza de sus brazos. Plan b, con sus piernas intentó empujarse hacia arriba para deslizarse de entre el túnel de los brazos masculinos aumentando el roce de sus cuerpos y haciendo gruñir al pelinegro en el proceso, el rostro de Lina adquirió un color rojo vibrante que hizo juego con sus rizos pelirrojos.

Al diablo todo.

—Changbin —Dio pequeños golpes sobre su brazo para intentar levantarlo, pero el pelinegro ni se inmutó. —Hora de reaccionar, no es el momento de tener un sueño húmedo —Se removió con fuerza en parte intentando por fin zafarse, pero el mayor solo se aferraba más a su pequeño cuerpo. —No sé con quien diablos estés soñando, pero soy Lina y te aseguro que no quieres devorarme.

Los golpeteos en la puerta de la habitación la hicieron brincar en su lugar.

—Hey, chicos, Han y yo regresamos hasta tarde, pórtense bien y si ensucian limpien —Lina tardó en entender el doble sentido de Chan haciéndola chillar, pero antes de que pudiera responder algo coherente finalmente la voz consiente de Changbin se hizo presente en la habitación.

—¡Deja de decir idioteces y ya vete! —Gruñó haciendo reír al australiano.

—¿Has estado despierto todo este tiempo? —Preguntó Lina girando su cuerpo hacia el pelinegro que había aflojado el agarre en su cintura, pero él negó.

—Me despertó la voz de Chris ¿me hablaste antes? —Changbin arqueó una ceja.

—Sí, como cien veces —La pelirroja dejó un golpe sobre el pecho musculoso del más alto haciéndolo reír.

—Estoy seguro de que no fueron de cinco —Con la misma volvió a cubrirse de pies a cabeza con la sabana para evitar que la luz natural del sol siguiera lastimando sus ojos. —Si vas a arreglarte o lo que sea que hacen las mujeres en el baño por la mañana, ve. Te alcanzo en la sala, pasaremos por algo de comer y te llevaré a casa.

—Está bien, trataré de no tardar —Lina salió rápidamente de la cama y caminó de puntillas hasta salir de la habitación sin querer hacer mucho ruido mientras Changbin terminaba de levantarse.

Fue un poco difícil arreglarse el cabello sin todos sus productos para cabello rizo, pero intentó maniobrar lo mejor posible luego de una ducha tibia rápida. Changbin había pasado su ropa del día anterior en la lavadora así que estaba lista para volver a usarse y regresar a casa. No era muy fan de repetir la ropa y mucho menos en la misma combinación dos veces, pero esperaba que Changbin no la hiciera bajar del auto hasta llegar a su departamento. Cuando salió del baño lista para salir, Changbin ya la esperaba en la sala vistiendo unos pantalones de mezclilla ligeramente sueltos y una sudadera blanca de mangas rosas. Seo Changbin tenía una larga colección de sudaderas rosas que no le avergonzaba usar ni un poco, lo cual era una bendición porque ese color le quedaba de maravilla. 

Tenía su atención centrada en la pantalla de su teléfono mientras sonreía abobado, de seguro hablando con alguna chica. La pelirroja tomo de manera brusca su cartera haciendo sonar los colgantes que la decoraban para llamar la atención  del pelinegro y lo consiguió con éxito.

—¿Nos vamos?

—Sí, vamos que tengo hambre —Dejó que Lina saliera primero para poder cerrar su apartamento y juntos se encaminaron al auto.

Para la suerte de la alemana, Changbin había hecho el pedido de la comida antes de que salieran del departamento así que solo llegó al restaurante a recoger la orden y condujo hasta el departamento de Lina quien durante todo el trayecto solo se encargó de poner la música.

—Hace un rato que no hacemos una noche de pelis —Habló Changbin mientras sacaba un par de vasos de la alacena.

—Sí, desde que terminamos hablando de mi nula vida sexual —Se quejó Lina con un tono hostil mientras terminaba de servir el pollo frito y el pure de papas.

—Ya pedí disculpas por eso —Él rodó los ojos.

—Sí, pero ahora el tema no sale de mi cabeza —Resopló la pelirroja. —Es como si la vergüenza no me dejara olvidarlo.

—No hay nada porque... —Las palabras quedaron a mitad de su boca al igual que la cucharada de pollo que iba en dirección a su boca. Lina lo observó extrañada sin entender a qué venía aquel repentino silencio, Changbin parecía estar carburando algún tipo de información. —Lina ¿por eso dejaste que Yeonjun se acercara tanto a ti? ¿Querías cambiar el resultado de aquella conversación?

La boca de Lina se abrió y cerró varias veces en un intento de encontrar la respuesta correcta a aquella acusación, una forma de desmentir la teoría del pelinegro, pero era imposible, él tenía razón.

—Supongo que tu reacción me hizo querer comprobar si realmente el sexo era algo tan genial como insinuaste aquella noche —Murmuró con la mirada puesta en su plato de comida. El sonido de su trinche picando la loza siendo la única razón por la cual no se formó un silencio incomodo entre ellos. Changbin se pasó una mano por el rostro incrédulo.

—Mierda, no pensé que fueras a sentirte obligada después de esa estúpida conversación. Lo siento mucho Lina.

—Ya olvídalo, esto es vergonzoso, no importa que sentido tome la conversación —Repitió ella como lo hacía cada que llegaban a este tema de conversación. Changbin, por respeto a ella no volvió a decir nada, solo mordió otro pedazo de carne mientras redirigía su atención a la pantalla de su móvil. La irlandesa que se negaba a formar un ambiente tenso e incomodo trató de pensar en otro tema para hablar con su mejor amigo. —¿Qué película veremos hoy?

—Aún no lo sé —Changbin chasqueó la lengua mientras piensa. —Pero definitivamente no será una al azar. —Lina rió recordando la tragedia de la ultima vez y asintió. —Ya se me ocurrirá algo en el instante.

—¿Por qué últimamente no hay nada bueno para ver? —Gruñó Seo mientras continuaba pasando con rapidez la cartelera de Netflix. —A este paso terminaré poniendo Harry Potter otra vez.

—A mi no me molesta mirar toda la saga otra vez —Lina se encogió de hombros mientras recogía varias prendas que había dejado tiradas el día anterior en su prueba de oufit para su cita con Yeonjun. —Solo pon algo, no tiene que ser nuevo.

—¿Te parece bien los juegos del hambre entonces?

—Sí, solo que creo que eso está en Max —La pelirroja seguía dándole la espalda al pelinegro confiada de que estaba distraído con el televisor, tanto que no se dio cuenta en que momento Changbin divisó el libro debajo de su almohada.

Mientras la app cargaba en la televisión, Changbin decidió curiosear un poco del libro que su amiga leía en ese momento. A primera vista el libro se veía interesante, tenía muchas paginas marcadas con diferentes colores y se preguntó si estarían colocadas de manera intencional o estaban al azar. Al abrirlo, en la primera pagina se encontró con la fecha de dos días atrás y una tabla de colores, eran los mismos colores de los post-its en el libro, debió suponer que Lina era de ese tipo de lectoras. La tabla era clara, el amarillo para frases memorables, el morado para momentos inolvidables, el verde para curitas para el corazón, y luego estaba el rojo, ¿spicy? ¿Qué era eso? Alzó la mirada para preguntarle a Lina sobre su referencia, pero ella ya no se encontraba en la habitación, debió salir para llevar la ropa a su closet. Siendo victima de la curiosidad decidió averiguarlo por su propia cuenta, buscó una de las etiquetas rojas y abrió el libro en la pagina indicada, el texto no solo estaba marcado, estaba subrayado e incluso habían pequeñas notas de la misma Lina en ellos, con lentitud Changbin comenzó a leer.

—Bin ¿ya pusiste la...? ¡Changbin deja eso! —La pelirroja intentó quitarle el libro de las manos, pero Changbin fue mas rápido y se puso de pie sin dejar de leer el enorme texto subrayado con la boca abierta y los ojos como platos. —¿Dónde lo encontraste?

—Lina ¿lees porno? —Gritó un shockeado Changbin que no podía despegar la mirada de la lectura.

—No es porno —Chilló la acusada. —E-es literatura erótica, son cosas distintas.

—Es porno —Insistió el pelinegro. —Porno muy explícito.

—Mierda, deja de leer eso —Lina dio un paso hacia adelante y Changbin dos para atrás negándose a dejarlo.

—¿Me estás diciendo que no puedes ver una escena de sexo en una película pero sí leer quinientas páginas de porno?

—No es para nada lo mismo —Se defendió ella con las mejillas sonrojadas, nuevamente.

—Claro que no, esto es mucho más detallado —Su cerebro parecía ir a mil por hora procesando cada palabra y detalle de la pagina a la que ya le había dado la vuelta. —Joder, esto es más excitante que el mismísimo porno.

—Voy a fingir que no acabas de comparar un libro con videos porno.

—¿Qué haces con esto? ¿Te masturbas mientras lees? ¿Utilizas solo una mano?

—¿Es que acaso no conoces otro tema de conversación que no sea sobre sexo? —Se cruzó de brazos la irlandesa.

—Para que conste —Changbin la señaló con su dedo acusatoriamente. —Este es TU libro, pequeña pervertida.

—Ah, joder. No vuelvas a llamarme así jamás.

—Solo si finalmente aceptas hablar de esto conmigo —Pidió cerrando el libro entre sus manos sosteniendole la mirada su mejor amiga.

—¿Qué tema?

—Te gusta el sexo, tus anotaciones lo dejan más que claro. —Lina rodó los ojos.

—Ajá, ¿y?

—No le tienes miedo al sexo, le tienes miedo a las personas con las que has tenido la oportunidad de tener sexo.

—¿Sabes cuantas veces has mencionado la palabra sexo en menos de diez minutos? —Ella se dejó caer en la cama evitando la mirada acusatoria del más alto.

—No intentes distraerme, Song Lina —Exclamó el contrario fingiendo seriedad.

—Lo que dices no tiene sentido —Intentó defenderse.

—¿Estás segura? —Changbin arqueó una ceja. —Cuando lees esto estoy seguro de que te imaginas a ti como la protagonista.

Mierda, ¿cómo podía saberlo?

—Claro que... —Se preparó para negarlo, pero Changbin volvió a interrumpirla.

—¿Y a quién imaginas que te está follando? —De repente la mirada de Changbin ya no era de diversión, había algo oscuro en su mirada que instaló un nudo en la garganta de la irlandesa.

—Yo... —Changbin esperó paciente a por su respuesta acercándose hasta donde se encontraba ella sentada en la orilla de su cama a pasos lentos y casi pesados. —Y-yo no lo sé.

—No te creo, Lin.

¿Por qué de repente se escuchaba mas ronco?

—No hay nadie en mente, eso es verdad —Lina aceptó el reto indirecto de sostenerle la mirada sin importar lo mucho que él se estaba acercando a ella.

—Imposible —Finalmente Changbin la acorraló en su lugar empujándola lentamente obligándola a retroceder en la cama y reclinarse aún más hacia atrás para mantener una distancia prudente entre sus rostros. Changbin apoyó una de sus rodillas en medio de las piernas de la pelirroja acercándose peligrosamente a su entrepierna mientras ambas manos descansaban lado a lado de la pecosa ahora acorralada entre el colchón y Changbin. Acercó sus labios al oído de Lina y siguió hablando con ese nuevo tono de voz. —Debe haber un rostro en esa cabecita tuya, uno que imagines entre tus piernas haciéndote retorcerte y gemir su nombre como en ese librito tuyo. —Joder ¿por qué de repente había tanto calor? —Unas manos que te imagines sosteniendo tus rodillas mientras te folla hasta el cansancio consumiéndote de placer.

—Bin, mierda. Deja de decir todas estas... ugh —Un quejido escapó de los labios delgados de la fémina cuando Changbin pasó su lengua húmeda y caliente por el lóbulo de su oreja causándole escalofríos. —¿Q-qué estás haciendo?

—Compruebo mi teoría —Otra lamida, pero esta vez en la piel expuesta de su cuello. —De que solo necesitas confiar en la persona. Tal vez yo pueda darte tu primer orgamo real ¿no crees pequeña pervertida? —Otro jadeo retumbó en su pecho haciendo reír a Changbin. —Pequeña pervertida, reacciona ya.

—¿Qué? —Parpadeó varias veces confundida hasta que en uno de esos parpadeos Changbin desapareció de sobre de ella reapareciendo en el mismo lugar donde estaba hace cinco minutos, tenía la misma sonrisa divertida y burlona y el libro todavía descansaba entre sus manos.

—¿A dónde viajó esa mente tuya pequeña pervertida?

No estaba segura, no sabía desde que momento de la conversación comenzó a alucinar y mucho menos si había dicho algo incoherente en el proceso. Solo sabía que ahora no podía sacarse de la cabeza aquella versión oscura de su mejor amigo que la hizo sentir como una adolescente hormonal en menos de tres minutos.

—¿De qué estábamos hablando? —Había verdadera confusión en su voz, pero para Changbin solo era una más de las trampas de la pecosa.

—Te dije que no intentaras distraerme y luego te perdiste en la nada —Arqueó una ceja no muy convencido de la actuación de Lina. —Tú ganas, dejaremos el tema por la paz.

Pero era demasiado tarde, ahora Lina tenía muchas cosas por decir, ninguna era una buena idea,  pero en su cerebro hacía sentido, el Changbin de su cabeza tenía razón.

—Bin ¿me ayudarías a ganar más experiencia en esto del sexo?

La cara del pelinegro era un poema, sus orejas se tornaron rojas y su bica se abrió y cerró varias veces imitando a un pez.

—¿Q-qué dijiste?

—Tú sabes mucho sobre eso ¿no? Entonces enséñame.

La cabeza de Changbin hacia cortocircuito mientras su sangre se movía por todo su cuerpo a mil por hora ¿no estaba alucinando? ¿De verdad Song Lina estaba pidiéndole que le enseñara a ser buena en el sexo?

—Eso no se aprende como una clase de anatomía, Lin —Respondió Changbin haciendo uso de todas sus neuronas.

—Lo sé, digo que tengamos sexo —Joder, esto tenía que ser una broma, no había manera de que Song Lina estuviera diciendo algo así con tanta tranquilidad. —Eres mi amigo y confío en ti, no hay nadie mejor para enseñarme como ser...

—No lo digas —Suplico Changbin en un hilo de voz.

—...buena en la cama —Pero lo dijo y Changbin sentía que su cabeza podía estallar allí mismo.

Mierda.

¡REGRESAMOS CON TODO! MUAJAJA

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