Changbin se estacionó a toda velocidad frente al pequeño café donde el GPS le indicaba que se encontraba Song Lina. Se estacionó como pudo y salió del auto dando trompicones, estuvo a punto de entrar corriendo al lugar de no ser por un cabello pelirojo que destacaba frente a la poca iluminación que el café desprendía desde su ventanal. Ni siquiera podía ver su rostro porque estaba sentada en una banca con la cabeza agachada dejando que sus suaves rizos cubrieran su rostro, debido a la hora el frío se apoderó de la ciudad y la chica que solo llevaba un vestido de tirantes tiritaba de frío como un cachorro recién bañado.

El pelinegro caminó hasta ella y se quitó su propia chaqueta para colocarsela a ella sobre los hombros, Lina dió un pequeño saltó ante el tacto inadvertido, pero se relajó apenas sintió el perfume de su mejor amigo inundar sus fosas nasales. Con lentitud alzó la mirada hasta encontrarse con la mirada preocupada de Changbin que a la vez parecía molesto.

—¿Qué haces afuera? Hay mucho frío. Puedes enfermarte —Le riñó él intentando ignorar los ojos cristalizados y el labio tembloroso de la más baja. —Sube al auto, te llevaré a casa.

—No quiero ir a casa —Respondió con rapidez la peliroja.

—¿Por qué no?

—No quiero que Chaewon me vea así —Intentó explicar. —Se va a preocuparse y yo le prometí que estaría bien.

Changbin lo pensó un poco antes de asentir con lentitud.

—Bien, entonces iremos a mi departamento, si no te molesta que Jisung y Chan estén dando vueltas por los pasillos —La pelirroja negó. Recordaba a aquellos chicos con los que Changbin compartía departamento y le parecieron muy monos, eran igual de hormonales que su mejor amigo, pero eran muy respetuosos con ella, lo cual ella agradeció. —Entonces sube al auto.

Lina asintió y se puso de pie para encaminarse al auto aún con la cabeza gacha, Changbin no se movió de su lugar hasta ver a la pecosa ingresar al puesto de copiloto y una vez adentro encendió la calefacción para aminorar los temblores de Lina, esta vez no encendió el reproductor de música ni la bombardeó de preguntas o datos estúpidos, de reojo vigilaba el comportamiento de la pelirroja a la espera de que se tranquilizara y cuando finalmente lo hizo rompió el silencio.

—¿Qué pasó exactamente? —Atajó sin quitar la mirada de la carretera. Lina se removió incómoda en su asiento sin querer hablar realmente, pero sabía que Changbin no se conformaría con su silencio.

—Ya te dije, salí corriendo de mi cita con Yeonjun, quise tomar un taxi y entonces me di cuenta de que ya no tenía mi cartera conmigo —Repitió lo que le había dicho al teléfono cuando le pidió entre lágrimas que fuera a buscarla.

—¿Por qué saliste corriendo? ¿Qué hizo para qué quisieras huir? —Siguió insistiendo él. —Sé que eres muy impulsiva, Lin, pero no al grado de salir huyendo de algún lugar. —Nuevamente Lina guardó silenció y el contrario quien estaba desesperado por respuestas le dio voz a ese silencio por sí solo. —¿A caso intentó...

—¡No, no, no! —Se apuró Lina a hablar antes de que Changbin decidiera dar vuelta y buscar a Choi Yeonjun para golpearlo el mismo, el pelinegro se quedó en silencio mirándola de reojo a la espera de su respuesta y Lina suspiró agotada, pero se armó de valor y siguió hablando. —Bueno... en realidad, sí intentó acercarse a mí.

—Ese hijo de...

—¡Pero yo se lo permití! —Se apuró continuar ella. Changbin nuevamente guardó silencio mientras escondía su mueca de sorpresa. —L-luego de ir al cine fuimos a su departamento que no estaba lejos, la cosa iba bien, pero luego me arrepentí, él fue comprensible y se detuvo, pero me invadió el pánico y salí casi corriendo de allí.

—Dios mío, Song Lina, me diste un susto de muerte —Volvió a reñirla apenas terminó de escuchar la historia completa. Quizo decirle algo más al respecto, pensó en volver a repetirle aquella charla sobre que el sexo no era algo malo ni difícil, pero no quería incomodar aún más a la peliroja que ya de por sí parecía un ciervo asustado. —¿Y la cartera donde pudo haberse caído?

—Tal vez en el transcurso donde salí corriendo, no lo sé.

—¿Había algo de valor en ella? —Ella negó.

—Dinero y mi identificación estudiantil solamente —Por primera vez Lina agradeció todos esos consejos que su madre le dió respecto al cuidado de sus documentos. —No era mucho dinero.

—¿Sabes qué? Haremos una parada antes de ir a casa, compraré la cena.

—Pero sí es nuestra pelirroja favorita —Habló Chan apenas vió entrar a fémina con Changbin cuidándole la espalda, Lina les sonrió como forma de saludo. —¿Qué te trae por aquí tan de noche?

—Se quedará a dormir esta noche —Respondió Changbin antes de que su amiga comenzará a echar humo por las orejas pensando en una excusa. Ni Jisung ni Chan objetaron nada, solo compartieron una mirada rápida entre ellos que la peliroja no supo interpretar. —Compramos cena.

—¿Changbin hyung invitando la cena? —Los ojos de Jisung se abrieron de par en par emocionado. —Nona, eres más que bienvenida, incluso puedes mudarte con nosotros.

—No empieces, Han Jisung —Le riñó en parte bromeando el pelinegro. Lina que se mantenía cerca del mismo al que había designando su protector parecía seguir asimilando la escena que se desarrollaba frente a él, después de todo las interacciones entre ellos tres eran muy diferentes a los que solían tener ella y Chaewon. Unos dedos largos sobre su cintura la hicieron saltar en su lugar y Changbin se acercó a ella por detrás para agacharse un poco y susurrarle al oído. —Puedes darte un baño si quieres, ya sabes cual es mi habitación y puedes tomar algo de ropa en mi closet.

Lina alzó la mirada chocando con la de su mejor amigo que se notaba oscura y algo intimidante, definitivamente nunca la había mirado de esa manera, pero podía comprenderlo, la mayoría del tiempo estaban a solas siendo Lina y Changbin, los mejores amigos, pero hoy también se encontraban sus compañeros de piso y era entendible que su comportamiento fuera uno totalmente distinto. La pecosa permaneció unos segundos más embobada con los ojos de su mejor amigo antes de asentir torpemente y alejarse de él hasta llegar a su habitación.

Tardó cerca de diez minutos buscando alguna camisa de Changbin que no le quedara tan grande, pero la misión fracasó rotundamente, era más que obvio que su pequeño cuerpo flotaría entre las prendas de un hombre que le llevaba al menos cinco centímetros de altura e iba al gimnasio todos los días, porque la verdad sea dicha, Seo Changbin poseía el mejor físico que ella había visto jamás, sus bíceps y cuadros abdominales se le marcaban a través de las camisetas pegadas que solía usar y sus brazos se marcaban con cada flexión que realizaba, definitivamente entendía a todas las chicas que babeaban por el pelinegro todos los días. Lina se sacudió la cabeza intentando sacarse la idea de su mejor amigo sin camisa frente a ella y tomó las primeras prendas que vio para meterse al baño que por fortuna se encontraba frente a la habitación de Changbin.

Lina se dio una ducha larga, se lavó el cabello con calma y dedicación y luego se enjabonó el cuerpo con suavidad, mientras se tallaba las caderas y la cintura recordó la escena hace una cuantas horas en el departamento de Yeonjun, recordó lo rápido que latía su corazón cuando el más alto la beso, por un momento la sensación le había agradado, Yeonjun besaba como un experto, no es que Lina tuviera un gran historial para comparar, pero lo sabía, lo había sentido, sus manos también parecían saber el camino que debían seguir y eso a ella la asustó, porque a diferencia de él, ella no sabía lo que hacía, no sabía dónde colocar las manos, si debía seguir la intensidad de su beso o solo dejar que él tome el control, eso la llenó de inseguridad, por no cumplir con las expectativas de Yeonjun y eso la llevó a huir. La necesidad de borrar aquel recuerdo de su cabeza la llevó entonces a otro tacto en su cintura, el tacto protector de Changbin, el que la hizo sentir segura en una sala con tres hombres que desbordaban una vibra dominante a pesar de intentar ser amigables con ella.

Fue entonces en medio de la ducha, con el agua cayendo sobre su cabello como una cascada que por su mente pasó una duda fugaz, una casi estúpida, que se tuvo que sacar con un chorro de agua helada para despejar su mente.

No, solo estoy muy estresada, claro que no tengo ese tipo de pensamientos con mi mejor amigo.

Y luego de eso se apresuró a vestirse con la ropa que había tomado del closet de su mejor amigo, mientras se colocaba las prendas fue imposible no darse cuenta de lo gigante que le quedaba aquella camisa, fácilmente su cabeza podría entrar por la manga lo cual a Lina le pareció realmente gracioso porque recuerda claramente lo bien que se le ven los brazos a Changbin con esa camisa, incluso ella le había dicho que era su favorita porque marcaba perfectamente el resultado de su trabajo diario en el gimnasio. Ahora que lo pensaba bien, moría de ganas por tocar los brazos de su mejor amigo, de comprobar la dureza de los músculos y comprobar si cabría en su mano o tendría que usar ámbar para rodearlo.

Tres golpes en la puerta de la habitación la hicieron salir de sus pensamientos.

—¿Todo bien, Lin? —Preguntó Changbin al otro lado de la puerta. —La cena ya está servida, te esperamos para comer.

—S-si, ya voy.

—Bien, no tardes o Jisung se va a comer todo el arroz.

—¿A dónde vas? —Preguntó la pelirroja al ver a Changbin tomar una almohada de su cama y encaminarse a la salida de su propia habitación.

—A la sala —Respondió con simplicidad. —Tú duerme aquí, llámame si necesitas algo.

—Quédate —Le pidió entonces Lina alertando los sentidos de Changbin quien solo se quedó parado allí en medio de la habitación. —Hemos dormido en mi cama decenas de veces ¿por qué esta noche no puede ser igual?

—Mi cama es más pequeña —Changbin señaló el mueble para redirigir la mirada de su mejor amiga de él a las sábanas. —No quiero hacerte sentir incómoda.

—No seas ridículo, te confiaría mi vida sin pensarlo dos veces —Insistió Lina. —Duerme conmigo o voy a irme a casa, no me importa que sea media noche.

Changbin resopló resignado sabiendo que no podría hacer que Lina cambie de opinión y caminó a pasos lentos hasta posicionarse a su lado justo a centímetros de la cama.

—¿Prefieres dormir a la orilla o pegada a la pared? —Habló él evitando todo contacto visual con la pelirroja.

—La orilla, sin duda —Changbin rió mientras entraba primero a la cama y luego pegó la espalda a la pared para dejarle el mayor espacio posible a la pelirroja. Mientras Lina se dejaba caer a la orilla fue que el pelinegro se permitió observar la pequeña figura de la fémina, se rió internamente cuando se dió cuenta de que su camisa le quedaba como una bata y enseguida se arrepintió de preguntarse si llevaba sus propias bragas o había tomado también su ropa interior de los cajones, el simple y fugaz pensamiento mandó un torrente de sangre al sur de su cuerpo que tuvo que ocultar con una de las miles de almohadas de su alrededor.

Se maldijo internamente por lo fácil que era hacer reaccionar a su miembro con el mínimo pensamiento sexual, pero es que no era culpa suya, hace casi dos años que ninguna chica se negaba a pasar una noche con él y nunca había tenido que esconder las reacciones que su cuerpo tenía ante esos pensamientos, muy al contrario las chicas siempre se ofrecían a ayudarlo con su problema. Pero Song Lina era otro asunto, no solo era una chica del montón, era su mejor amiga, ignorar las miles de veces que se ha quedado mirando la silueta de su cuerpo cuando la ha visto en pijamas cortos o las decenas de sueños húmedos que la pelirroja había protagonizado desde que iniciaron la universidad era casi imposible, dormir en la misma cama no había suponido un problema porque en la de Lina fácilmente cabrían tres personas, pero en la de Changbin el espacio si bien no era poco, le permitía observar más detalladamente ciertos rasgos que no había notado anteriormente y solo le daba mayor material a su cabeza para seguir soñando con ella.

—¿Todo bien, Bin? —La suave y calmada voz de la irlandesa se hizo presente de nuevo en la habitación y el pelinegro la miró aún con el shock brillando en sus ojos, Lina sólo rió. —¿Qué pasa?

Pero Bin negó con la cabeza. Lina se había recostado de lado en la cama quedando cara a cara con él, eso solo significaba que aún no tenía sueño y quería charlar un poco más con él.

—¿Quieres hablar de algo? —Preguntó moderando la voz, no quería que sus roomies que dormían a sus costados escucharan lo que sea que fueran a decir.

—Quería agradecerte por lo de hoy —Balbuceó Lina jugando con los dedos de sus manos, una obvia señal de que se encontraba apenada, así que Changbin le sonrió con calidez.

—No tienes porque, acudiré a tu rescate cada que lo necesites —Aprovechó la poca distancia que había entre ellos y llevó una de sus manos a la mejilla pecosa de la contraria para repartir pequeñas caricias circulares con su dedo pulgar. —No importa la hora ni el día, tú mejor amigo siempre estará para ti.

Lina sonrió y colocó su mano sobre la de Changbin disfrutando del calor que le brindaba a su cuerpo. —Lo sé, gracias Bin.

El pelinegró miró embobado la tierna escena donde Lina tomaba su mano y la llevaba hasta sus labios para dejar un beso en sus nudillos, luego la soltó y Changbin pudo recuperar el control de ella, la piel que acababa de ser besada se sentía caliente y vibrante, agradeció infinitamente que la tenue luz no alcanzara a darle en el rostro o Lina se reiría de sus mejillas sonrojadas.

—Mañana los chicos saldrán temprano y regresaran hasta la tarde, puedes dormir hasta tarde si quieres —Le informó Changbin removiéndose un poco en su lugar al tiempo que se aferraba a la almohada sobre su entrepierna que ahora latía casi con dolor. —Intenta dormir, iré al baño antes.

—Está bien —Lina se dió media vuelta dándole la espalda y envolviendose en la sábana que Changbin le había prestado mientras el aprovechó que no tenía su mirada encima para salir de la cama y de la habitación casi volando.

Bien, sería una noche larga.

Me niego a creer que tuve que escribir esto tres veces :[

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