𝐐𝐔𝐈𝐍𝐃𝐈𝐂𝐈. AMORE AMORE AMORE
Capítulo 15. amor, amor, amor
¿Qué puede hacer una mujer para que un hombre haga todo por ella? tentarlo. El deseo sexual es una emoción, un impulso, una fuerza que nos mueve al encuentro íntimo con otras personas. Nos motiva a relacionarnos, a compartir intimidad, a mantener relaciones afectivas y sexuales, a disfrutar y pasarla bien, a sentir placer, etc. Justo lo que Pandora necesita para llevar a cabo su plan. Y afortunadamente ella es muy buena haciendo eso.
Aplica un poco de brillo en su boca para hacerlos ver más llamativos y recoge su cabello. En ese instante tocan la puerta y se apresura en colocarse una bata para no estar de todo expuesta. Suspira profundamente. Se sorprende al no encontrar a nadie y frunce su ceño cerrándola. Últimamente hay muchos ladrones y acosadores sexuales, por lo general nunca está sola, siempre con los niños o alguna otra persona, debe tener cuidado. Antes de cerrarla por completo, un pie se atraviesa, pensó que era el señor Cassano. Pero no era así.
Un hombre vestido de negro pasa y ella retrocede angustiada por el pequeño pasillo.
— ¿Quién es usted? ¡váyase de mi casa! ¡tengo un sistema de seguridad!
— Eso es mentira ¡deme su teléfono! — exige con un cuchillo, Pandora se lo entrega sin protestar. Su vida vale más que un simple aparato.
Duda sobre si sacar su arma o no. Si lo hace y lo detiene, la policía obviamente sabrá lo que pasó, pero su vida está en juego. El hombre escucha ruidos en la entrada y se gira un poco.
— Quédese ahí, no intente hacer nada.
Se acerca a la puerta, donde se asoma y al parecer no encuentra nada. De repente, antes de cerrarla, recibe una patada en el rostro que lo tumba al suelo.
— ¡Señor Cassano! — exclama la rubia con asombro. Este se acerca rápido.
— ¿Está bien? ¿la lastimó? — pregunta examinándola preocupado. Ella niega.
El hombre la ataca sorpresivamente. Vincenzo abraza a Pandora protegiéndola de aquella apuñalada que por fortuna solo rozó una parte de su traje. Empiezan a pelear en el suelo, el italiano dándole golpes en el rostro, y cuando ve que pierde la ventaja, la rubia toma una lámpara y la estrella contra la cabeza del agresor. Ayuda a levantar a Vincenzo. El hombre se va herido.
— No, ya déjelo. — lo detiene Pandora evitando que vaya tras de él. — Usted y yo sabemos que si lo atrapamos, lo liberarán, Babel tiene dominados a todos. No creo que vuelva después de esta paliza.
— Stolto (imbécil) — suelta molesto arreglando su traje.
La chica se sienta en los cojines del suelo para tranquilizarse— Gracias a Dios Seong-jin no estaba aquí, qué desastre. Prométame que no le dirá nada. Le agradezco demasiado por ayudarme.
— Siempre voy a querer que esté bien... — exclama sacando una botella de vino de su bolsillo, Pandora sonríe — Podríamos beber un poco para pasar el mal rato.
Asiente. Luego de buscar unas copas y un par de bocadillos, ambos beben vino juntos.
— Esos malditos... me las van a pagar — maldice el italiano molesto.
— Prefiero no meterme con ellos, después de todo, mi jefa trabaja para ellos y si le dicen algo, estoy muerta. No literalmente. Por eso prefiero mantener la distancia — dice comiendo una fresa. — Lamento que este encuentro haya sido un desastre por culpa de esos idiotas.
— Descuide, he tenido citas peores.
— ¿Esto es una cita? — alza una ceja, él ríe levemente dando otro trago — Señor Cassano... me gustaría preguntarle algo.
— Adelante.
— ¿Con qué personas trabajó como consigliere? No tengo muy bien entendido cómo hace su trabajo— pregunta curiosa.
— Ser consigliere es algo muy filosófico, me gusta mucho. Trabajé con muchas personas, pero... El más importante fue mi padre Fabio, para mi mala suerte, murió hace poco.
Pandora quita su sonrisa entrando en shock. Fabio. El culpable de la muerte de su esposo... ¿es el padre de Vincenzo y está... MUERTO?
— Oh... es una lástima — murmura sin saber qué más decir.
Todos sus intentos de acercarse al culpable se fueron a la borda. Fabio está muerto, y no puede hacer nada para revivirlo y volver a matarlo, y sería injusto hacerle daño a Vincenzo por algo que no hizo. Se nota que no tiene ni idea de lo sucedido ¿Ahora qué se supone que va a hacer? se acercó al italiano para nada. Agarra un gran sorbo de vino con melancolía.
— Me gustaría saber más sobre su esposo— confiesa. — ¿Cómo la trataba?
— Era un buen hombre, quería demasiado a Seong-jin. De vez en cuando íbamos juntos a jugar láser tag. — sonríe con tristeza.
— Si me permite preguntar ¿Cómo fue su muerte?
Pandora duda antes de responder. ¿Qué más da? ya nisiquiera puede vengar su muerte. Necesita desahogarse.
— Ese día iba a casa de mis padres ya que era navidad y nos peleamos por mis tontos celos. Él decidió no ir para no incomodar a mis papás. No duramos tanto allá porque me sentía muy culpable, así que... Regresamos no tan tarde. Cuando llego encuentro la casa incendiada y a Park-jon dentro. Quise entrar para buscarlo pero ya era tarde. Cuando apagaron el incendio lo encontraron con un tiro en la cabeza, dedujeron que había sido un suicidio, pero yo sabía que no era así así que... Vivo con aquel remordimiento de que alguien lo apartó de mi lado y por mi culpa se cumplió.
— No se ve muy traumada. — murmura al notar que no soltó ni 1 sola lágrima.
— Pasó hace tanto tiempo que ya me acostumbré a tener ese dolor en mí. — sonríe sin mostrar sus dientes. — Desearía que el amor no fuese tan complicado.
— "Maldito sea aquel que al inicio de una historia de amor no cree que es para siempre" — cita. — Además, si no se echa leña al fuego ¿cuál es la gracia de asar la carne?
— Tiene razón.— ríe y lo mira a los ojos — gracias, señor Cassano... Es la primera vez que le cuento a alguien sobre esto.
— Dejar el pasado atrás es parte de crecer.
Pandora baja su mirada observando de compromiso el anillo en su dedo. Iba a quitarlo cuando Vincenzo toma su muñeca y se lo quita dejándolo en la mesa, para después dar un beso en ella. La chica muerde su labio muy asustada. El hombre acaricia su brazo.
— Su piel es muy suave — alaga.
Sus labios se acercan a su hombro dando pequeños besos y se dirigen a su cuello con lentitud. Succiona su piel y la rubia suelta un jadeo.
— Señor Cassano...
Su mano aprieta su muslo interno callándola. Pandora lo aleja un poco.
— Hace calor ¿no? — pregunta sonriendo nerviosa y bebe un poco más de vino.
Vincenzo agarra su mentón haciendo que lo mire. La besa. Pandora abre sus ojos enormemente ante esa acción, sin embargo, los cierra siguiéndole. El sabor a uva se impregna en sus lenguas dándole un toque dulce a aquel encuentro.
— Tentazioni come te meriti peccati come me (Las tentaciones como tú merecen pecados como yo) — susurra con una voz profunda que de manera inmediata encendió a SU mujer.
El italiano quita la horquilla de su cabello soltándolo, haciéndola ver aún más hermosa, al mismo tiempo que deja su reloj.
— No haré nada si usted no me lo permite.
— Por favor, hágalo.
Vincenzo sonríe ante aquella respuesta rápida. Pandora toma su mano llevándolo a la habitación, en donde cierra la puerta con seguro por si acaso. El consigliere quita su chaqueta tomándola por la cintura pegándola a su cuerpo, dejando besos y chupones a su cuello.
— Me encanta, Pandora— murmura, baja su mano apretando su trasero. Ella suelta un gemido. — no puedo parar de pensar en usted desde que la conocí.
— ¿Enserio? por un momento pensé que le interesaba la señorita Hong.
— Nadie se compara a usted.
Se sienta en la cama. Pandora posiciona sus piernas a cada lado de las suyas y continúa besándole. Afloja su corbata cuando ella mueve sus caderas encima de él.
— Usted también es muy atractivo, Vincenzo— confiesa la rubia. Él sonríe.
— Según la gente, tenemos mucha tensión.
Pandora solamente sonríe. Alza la blusa de su pijama quedando expuesta en la parte de arriba. Vincenzo besa su pecho con lujuria y ella se dedica a jadear. Cuando el italiano toma el mando, desciende sus labios a través de su abdomen, dando caricias calientes en sus muslos, al mismo tiempo que la mujer siente su parte más íntima siendo atacada.
— Vincenzo... — gime apretando las sábanas. — p-por favor... ¡ah!
El hombre regresa a su frente observándola tan vulnerable. Coloca un mechón de su pelo detrás de su oreja. Pandora suelta un gemido al sentir algo atravesando sus pliegues.
— Se sei così per un paio di dita, voglio immaginare come ti prenderai quando sarà dentro di te (si estas asi por un par de dedos, quiero imaginar como te pondras cuando esta dentro tuyo) — murmura en su oído.
— Es muy malo... — dice con la respiración agitada. Él sonríe presumido.
Las caderas del italiano se mueven contra la mujer con potencia. Sus uñas se clavan en su espalda.
— ¡Toccami! (Tócame) — grita la rubia echando su cabeza hacia atrás. El pulgar del hombre remueve su punto más débil.
Vincenzo apresura sus movimientos cuando su cuerpo se calienta a tal punto de sentir su piel quemando. Pandora suelta leves lágrimas de lujuria mientras su espalda se arquea y el nudo bajo su estómago se desata. Cierra sus ojos fuertemente cuando llega al aclamado orgasmo y aprieta el cabello de su pareja.
El italiano cae rendido a su lado rodeándola con sus brazos dulcemente y deja varios besos en su hombro. Los dos regulan sus respiraciones.
— Quiero hacerlo otra vez — exclama la chica en shock por haberse sentido en el cielo, lo mira a los ojos — eso fue... demasiado increíble.
— No tengo problema con eso — acepta.
Pandora sonríe y se coloca encima de él besándolo.
¿Quién diría que acabaría en esta situación con Vincenzo Cassano?
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