𝐃𝐈𝐂𝐈𝐎𝐓𝐓𝐎. MISSIONE "CELOS"

Capítulo 18. misión "celos"

Pandora se encuentra en el bufete Jipuragi, esperando que el resto del equipo llegue para comenzar su reunión matutina. Coloca labial color rojo oscuro en la comisura de su boca observándose en el espejo para una aplicada perfecta. A la vez, Vincenzo mantiene su vista serena en ella, verla ocupándose de sus asuntos lo entretiene y con cada acción se ve muy atractiva. La rubia se da cuenta de su mirada y se voltea un poco hacia él, dándole una sonrisa pequeña, pero esta desaparece cuando se acuerda de algo.

Vincenzo y yo no usamos protección

Se pone de pie de un momento a otro sobresaltando a los hombres, impactada. Pasaron 5 días, todavía tiene unas pocas horas, según la pastilla que compró el tiempo es hasta por 120 horas. Busca en su bolso.

— ¿Sucede algo? — cuestiona su pareja confuso al verla tan asustada.

— No, no, nada, nada. — lo que menos quiere es preocuparlo ahora que está tan ocupado con Babel. Quizás él no lo demuestre, pero sus preocupaciones por culpa de aquella empresa tan corrupta, son mayores de lo que cree. En especial ahora que tiene una familia.

La señorita Hong no tarda en entrar al bufete saludando. El italiano prepara café con leche para sus compañeros y enciende la televisión viéndola junto con el señor Nam.

— "La decisión del Banco Shinkwang de invertir en el Grupo Babel, una empresa conocida por ser cruel, contribuirá a su recuperación. Como el Banco es muy exigente al momento de invertir, esta inversión captó la atención de todo el mundo financiero" — lee Pandora en el artículo que encontró en Internet.— Señorita Hong ¿tienes información sobre ese chico?

— En esta se encuentra toda la información personal del presidente Hwang Min-seong. Lo demandaron cuatro veces por abuso en el noviazgo.

— ¿Abusa de sus parejas? — el señor Nam revisa las fotos en sus manos. — Todos son personas jóvenes.

— Sí, esa es su preferencia. Lo importante es que el abuso es una forma de violencia sin importar el género.

— Qué hombre tan horrendo, me da escalofríos — susurra la rubia

— ¿Cómo pasa?

— Se acercaba a los miembros del club que le gustaban y salía con ellos, si se negaban a hacerle caso, los golpeaba. Sus víctimas tenían miedo de que la gente se enterara así que nunca lo hacían público.

— Adivino, no lo condenaron gracias a Wusang.

— Exacto. La señora Choi fue la fiscal a cargo, ella y Seung-hyuk deben estar en un complot.

— Entiendo, entonces... Choi Myung-hee usó esto contra él y lo convirtió en el salvavidas de Babel. Pero esto no alcanzará para romper su acuerdo de inversión.

— Si ese banco invierte en Babel, los demás Bancos querrán hacer lo mismo por simple influencia. Al parecer le siguen el juego a ese niño malcriado.

— Hay una manera de impedir la inversión y hundir al presidente. Si fuera heterosexual, la señorita Myeong sería sin duda mi primera opción, lamentablemente no lo es, entonces... Usaremos a un hombre fatal y carismático que lo hunda. He estado investigando y tiene un gusto muy especial. — la abogada sonríe cómplice — le gustan con cara pálida y ojos brillantes. Una persona joven, guapa y que naturalmente sea inteligente.

Ambos miran a Vincenzo. Pandora cambia su rostro enseguida y mira al italiano dándole una mirada de "ni lo pienses". Él escupe el agua al darse cuenta de lo que están pensando.

— Paren, no, ¿qué están insinuando?

— ¡Y por último, una manera de hablar tranquila y cortés!

— ¡No lo haré, no puedo! — se niega rotundamente recogiendo sus cosas para irse.

— Por favor, piénselo.

— No sea ridícula, es absurdo.

— Señor Nam, bloquee la puerta.

— No puedo hacer esto, no está bien.

— Sólo será una simple actuación, lo va a hacer por la justicia, créame.

— Me importa muy poco la justicia.

La rubia se acerca— si él no quiere no podemos obligarlo a hacerlo.

— ¡Somos dos contra dos!

— Seguro se enamorará de usted ¿cierto, señor Nam?

— Sí. Nunca se lo dije pero de hombre a hombre usted es muy atractivo para todos los géneros.

— ¡Basta!

— Esto funcionará, impidamos la inversión y venguemos a la señora Oh.

— ¡No, no puedo hacerlo! Es imposible y totalmente ridículo.

— Estaremos cerca de usted y nos encargaremos de darles instrucciones para que no se ponga nervioso, confíe en su equipo.

La señorita Hong y el señor Nam se colocan en sus hombros mirándolo. Pandora se para a su frente con mano dura y agarra su bolso saliendo del bufete. Vincenzo aprovecha para irse corriendo de allí y seguirla.

— Sabe que no voy a involucrarme — habla al lado de la mujer, ella no le contesta y sigue su camino — no se enoje, por favor, no voy a hacerlo.

— Usted y yo sabemos que hace lo que sea por el bien de la gente, después de todo, tiene buen corazón — se detiene cuando él la toma por los hombros.

— Es mi mujer, y si no quiere que haga algo, no lo haré — se niega.

— Aún así nuestros compañeros no están convencidos de su decisión por lo que estoy segura que tendrá que hacerlo obligatoriamente. A decir verdad, estoy muy celosa — desvía su vista con inseguridad.

El italiano cruza la mirada por el pasillo procurando que no haya nadie para después abrazarla dulcemente. La chica rodea su torso recostando su cabeza en su pecho.

— Admito que tienen razón, les gusta a todos — Vincenzo ríe apoyando su mentón en su cabeza y rozando sus dedos con su pelo.

— Pero a mí sólo me gusta usted.

Se aleja clavando sus ojos en los suyos con una pequeña sonrisa. 《 ¿Cómo un mafioso puede ser tan tierno?

— Guarde esto — mete algo en el bolsillo de su chaqueta — es una copia de la llave de mi apartamento, puede entrar cuando quiera pero no toque mis tulipanes.

— ¿A Seong-jin no le incomodará?

— Para nada, casi siempre está con Gae, como sabe, me quedo sola el 80% del tiempo, un poco de compañía no me haría mal. Oh, ahora que lo recuerdo, hoy estaré sola, durmiendo en la soledad con mis peluches— le hace ojitos, él aprieta su mandíbula con una sonrisa complaciente.

— Yo seré uno de ellos.

Pandora ríe, el hombre acaricia su mejilla suavemente disfrutando ver cómo sus ojos "desaparecen" al reír de manera dulce. De pronto, la mujer lo empuja con toda su fuerza contra la ventana al ver a Cha-young y el señor Nam viniendo por el pasillo.

— ¿Por qué hizo eso? — cuestiona adolorido estático debido a su espalda lastimada.

— ¡OMG! Señor Cassano ¿se encuentra bien? — pregunta el señor Nam ayudándolo.

— No voy a practicar con usted sobre cómo tiene que tratar a ese imbécil, señor Cassano. Vaya y hágalo por su cuenta. Qué pesado. — le habla la chica simulando molestia.

— ¿Pero qué...?

— ¿Por qué las mujeres son tan bipolares? casi me deja sin columna — dramatiza.

— Olvidando este extraño hecho, la señorita Myeong tiene razón, hay que prepararlo para su misión.

Sus amigos se lo llevan a rastras, Pandora aguanta la risa desde su lugar mientras Vincenzo intenta volver. Debe procurar a toda costa que nadie sepa de su relación, por el momento. Saca su teléfono. 《 "Perdón por lastimarlo, ya sabe qué es un secreto, se lo pagaré *corazón*"







Pandora y Cha-young recogen excremento de caballo como trabajadoras del club campestre. No se les ocurrió más nada, además de que dichos animales hacen del año a menudo y así pueden estar cerca del lugar para cabalgar. Ambas se hacen una seña cuando el director del Banco llega con su caballo. Vincenzo hace su entrada viéndose muy guapo como siempre.

— Qué belleza — murmura la rubia. La castaña voltea a mirarla enseguida con una cara emocionada. — digo... qué porquería esta caca.

— Ajá — ríe— quedémonos disfrutando el espectáculo, si algo sale mal, ya sabe qué hacer.

— No creo que sea buena idea tirarles estiércol, no sólo porque es anti higiénico, sino que también pueden demandarnos.

— No se complique, no va a pasar, ¡estamos incubiertas! ¿Qué le parece si después de esta misión, en la noche, hacemos algo divertido?

— Lo siento, tengo planes — su amiga hace un puchero triste— pero mañana estoy libre.

Salta sonriente. Las dos continúan analizando la escena, al parecer hablan un rato, hasta que Vincenzo parece acariciar su nuca con suavidad, Pandora hace un puchero 《 ¡A no me hace así! Tonto director, está aprovechando todo lo que es mío 》Balbucea celosa barriendo las hojas del piso. El italiano da un vistazo hacia ellas y evita reírse al ver el traje de granjera de su pareja. La abogada y la escritora se paralizan con su mirada fija en su compañero al verlo montando caballo. La rubia suspira profundamente.

— Debería ser ilegal ser tan atractivo.

Toma su celular sacando una foto disimulada y se la guarda con emoción.






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