𝐮𝐧𝐨. 𝐩𝐫𝐨𝐦𝐞𝐬𝐚𝐬 𝐲 𝐦𝐞𝐧𝐭𝐢𝐫𝐚𝐬


📍Estambul, Turquía. 🇹🇷
📆 26 de Junio de 2022.

El ambiente eufórico era palpable por toda la zona; las calles parecían no parar, inclusive con la lluvia que azotaba la antigua ciudad de Constantinopla. El barrio de Bebek se encontraba en su pleno apogeo, siendo este el epicentro de la celebración después del Grand Prix del Circuito de Estambul. La metrópoli estaba usualmente habitada por celebridades turcas, ilustrando perfectamente el lujo al que estas personalidades estaban acostumbradas. Tiendas, restaurantes, hoteles y discotecas de opulencia ofrecían una vista perfecta al río donde estaban aparcados varios yates, certificando nuevamente la fortuna que poseían los pobladores de aquel barrio, así como quienes lo visitaban.

La familia de Josie formaba parte de aquel círculo social altamente exclusivo. El Gran Premio de Turquía era una tradición para su familia; desde que la menor tenía memoria, cada año su "linaje" lo usaba como el pretexto perfecto para su reunión anual. A pesar de la crisis sanitaria y todo lo que había traído consigo, la dinámica familiar parecía intacta, o por lo menos así lo estaba unas horas antes.

Adalet Erçel de Graham era la matriarca de la familia, quien había tomado las riendas después del fallecimiento de su esposo, Louis, asumiendo el papel de madre y padre para su única hija, Ivory. Desde su nacimiento, Ivory era la luz de sus ojos, alegrando cada segundo de su vida, incluso en los momentos más difíciles. Aquellas dolorosas experiencias las afrontó con dureza y valentía, haciendo lo mejor para Ivory, quien apenas tenía 4 años.

Los meses pasaron y con ello la relación de Adalet con su hija se volvió aún más protectora, queriendo mantenerla bajo su protección todo el tiempo posible. Aunque las intenciones de la madre carecían de maldad, el control y la exigencia se volvieron una rutina en la vida de la menor. Estos rasgos trajeron consigo una necesidad de darle a su hija lo mejor, guiándola para estudiar algo que consideraba de "provecho" y en lo que ella tenía un gran interés: cirugía cardiotorácica.

Para decepción de Adalet, su hija no estaba dispuesta a obedecer aquella petición. La castaña había cedido múltiples veces ante los caprichos de su madre, pero renunciar a su pasión por el arte no era una opción. Aunque varias veces intentó persuadir a su progenitora, sus intentos resultaron inútiles. Adalet estaba decidida, igual que Ivory. "De tal palo tal astilla", pensó.

Intentando encontrar una solución, la única salida era alejarse de su madre, ganando aquella independencia sobre sí misma y su vida que tanto anhelaba. A pesar de la distancia, la exigencia de su madre seguía allí. Con culpa, la menor decidió optar por las mentiras, pretendiendo estudiar medicina en Georgia cuando en realidad vivía en su apartamento, intentando recrear la perfección.

La frustración, acompañada con un inmenso cansancio, resultó en el catastrófico final de su mentira y el rompimiento de su relación más apreciada.

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—¿Cómo va todo en la facultad, Ivy? ¿Ya has demostrado ser una orgullosa Graham? —preguntó Adalet con delicadeza, acompañada de una sonrisa en su rostro.

—Todo perfecto, ma —contestó rápidamente, intentando dejar el incómodo tema atrás.

—Me alegro mucho, ruhum. Me encanta ver que pones en alto a la familia, eres mi mayor orgullo.

Josephine suspiró mientras posaba su atención en la carrera que se desarrollaba en la pista, ignorando la opresión en su corazón. —Gasly parece estar haciéndolo bien, ¿no?

—Supongo que sí, aunque no veo posible que pueda rebasar a Lewis. A pesar de la habilidad de Pierre, los años sumados a la habilidad de Lewis son mejores, Ivy —respondió con seguridad, ignorando la mueca de desagrado que se posicionó efímeramente en el rostro de la menor. —Es como aquel dicho, el diablo sabe más por viejo que por diablo, ruhum.

—Depende de la perspectiva... —susurró, ganándose una mirada poco amable de su madre.

—Tal vez dependa de eso, Ivory —dijo seriamente—. ¿Recuerdas aquella película que tanto te gustaba cuando eras pequeña?

—¿Tangled? —preguntó.

—Justamente esa. La madre cantaba algo que espero que no hayas olvidado, mi cielo. "Sabia es mamá", Ivory —contestó de manera defensiva, claramente ofendida por que su hija le llevara la contraria.

Josephine decidió simplemente asentir e ignorar el comentario de su madre, intentando no comenzar una discusión.

La carrera continuó sin ningún inconveniente, manteniendo una cordial conversación con su familia, evadiendo temas que podrían ser polémicos. A pesar de los múltiples intentos, la conversación siempre parecía regresar a sus supuestos estudios en medicina, pero Josie era muy buena esquivando los detalles.

El estado de alerta de Ivory fue interrumpido por la llegada de la madre de Alex Albon y su novia, Lily Muni He, quienes se encargaron de aligerar el ambiente. O al menos así parecía al principio. La conversación transcurrió con normalidad en relación al contexto en el que se encontraban, hablando vagamente de la carrera (puesto que ninguna era una experta en ese ámbito) y del rendimiento de sus pilotos favoritos, obviamente Alex Albon y Lewis Hamilton, el protegido de su madre. Mientras esto sucedía en un extremo de la habitación del box de Williams, Josie y Lily susurraban secretamente como solían hacerlo cada año, acompañadas de una copa de vino.

—No puedo esperar a que la carrera termine, mi madre me tortura en cada oportunidad y la culpa me consume —confesó Ivory cínicamente, puesto que el hermano de su amiga se encontraba dentro de la pista.

Lily se limitó a negar con una sonrisa, dejando pasar el comentario. —Bueno, Ivy. Tu tortura no durará por mucho, el golden boy de Red Bull está por ganar. Vaya sorpresa —dijo con sarcasmo.

Y justo como lo predijo la asiática y probablemente la mayoría de los espectadores, Max Emilian Verstappen ganó, aumentando sus puntos en el campeonato de pilotos. La premiación se celebró entre gritos, especialmente de la escudería húngara. Con un 1-2 de Red Bull y un tercer puesto de Leclerc, la mayoría de los pilotos se encontraban de regreso en sus motorhomes.

Alex llegó rápidamente con una sonrisa, pues aunque su carrera no resultó como esperaba, el tailandés siempre se mostraba alegre y positivo. Y bueno, pasó la bandera a cuadros con un Williams en la 15va posición, lo que era un logro.

—¡Cariño! —llamó Lily.

Alex inmediatamente se dirigió a la castaña con una sonrisa, estrechándola en sus brazos con cariño.

—Ustedes dos me dan ganas de vomitar —bromeó Ivory.

—Gracias por tus buenos deseos, Ivs. ¿Les gustó el Gran Premio? —preguntó Alex, aún con Lily en sus brazos.

—Muy interesante. Ya sabes, conversaciones incómodas con mi madre, alcohol y carritos dando vueltas.

—Sigo sin entender cómo Ivory lleva años viniendo a este Gran Premio y no entiende lo mínimo del deporte.

—¡Familia! —gritaron con unanimidad Alex e Ivory.

La atención de los presentes (incluyendo a sus madres) se centró en ellos, provocando vergüenza en el dúo mientras Lily intentaba no reírse. Antes de que alguien pudiera remediar la incómoda situación, el himno de Países Bajos sonó en los altavoces de la sala.

La mayoría observó las múltiples pantallas del hospitality, donde se podía admirar perfectamente al ganador del GP, Max Emilian Verstappen. Sin embargo, Ivory parecía poco emocionada por el piloto originario de Países Bajos. La explicación que le había dado Lily era simple y concisa sobre su desagrado sin argumentos: le tenía envidia.

¿Qué se sentiría ser el orgullo de la familia?

Ivory desganadamente miró la celebración de los pilotos, enfocándose nuevamente en la actitud soberbia que irradiaba incluso a través de la pantalla.

—Sigo sin entender cómo hay gente que lo apoya, es repugnante.

—Ivs, no digas eso. Es un buen amigo y muy talentoso, está en todo su derecho de actuar un poco presumido frente a las cámaras.

—¿Hablas en serio, Alex? Es el bastardo que de manera indirecta te hizo ser su corredor secundario. ¡Te sacaron por él! ¡Abre los ojos, Albon! —Argumentó Ivory de manera imprudente, ganándose una mirada amenazadora de Alex.

Antes de que pudiera recibir una respuesta del aludido, Lily decidió interrumpir la discusión. —Jo, creo que deberías calmarte —dijo suavemente.

—Solo digo la verdad y lo saben. No entiendo por qué les molesta tanto que diga la verdad.

—Sabes perfectamente que esa no es la verdad, Ivs. Miéntete a ti misma, entonces. No discutiré cuando estás así —declaró duramente el filipino, decidido a no dar un espectáculo.

—Si tú lo dices, Alex —respondió molesta.

Después de la pequeña pero desagradable conversación con sus amigos, Josie decidió que había tenido suficiente. Rápidamente y sin decir adiós, la castaña tomó su bolso y se alejó, ignorando el hecho de que una Adalet bastante enojada la seguía.

—¡Josephine!

La aludida paró en seco al escuchar su nombre, especialmente la voz que lo había gritado. Suspirando y de manera errática, la menor volteó en dirección a su madre. —¿Qué sucede, madre? —preguntó sarcásticamente.

—¿Bromeas? La escena que acabas de montar allá es una completa vergüenza. Ve a disculparte con Alex ahora mismo, estás dejando una muy mala impresión de la familia. ¿Qué pensarán, eh?

—Mamá, lo que ellos piensen no me importa. Solo quiero irme de aquí, entiéndelo...

—Ya he dicho lo que harás, no era una pregunta. Ahora, por favor, hazlo Josephine —contestó autoritariamente Adalet.

—Y yo ya he dicho que no. Ya no soy una niña a la que puedes obligar a hacer o decir lo que tú quieras, Mamá.

La mujer suspiró mientras asentía, aceptando la negativa de su hija. Después de todo, tenía razón; su pequeña había crecido.

—Comprendo, hija. Solo por favor, estas personas son importantes para mí y no quiero que tengan una mala impresión de ti. Eres mi orgullo, el de tu padre y el mío, mi pequeña Doctora.

La vulnerabilidad y comprensión de su madre tranquilizaron por primera vez en el día a Ivory, quien la abrazó rápidamente mientras se refugiaba en los brazos de su madre. Tal vez una charla sincera era todo lo que necesitaban para arreglar su vínculo.

—Mamá, no soy doctora.

—Por supuesto que no, preciosa, te faltan 2 años más para tus prácticas y tu especialidad —contestó suavemente su madre con una sonrisa.

—No, mamá, no estoy estudiando medicina —aclaró seriamente.

—¿Qué? ¿De qué hablas, ruhum? Pero es tu sueño ser doctora, ¿acaso alguien te trató mal allá? Sabes que aquí también hay muy buenas universidades, el dinero no es problema —dijo ingenuamente.

—Al contrario, mamá, fueron todos muy amables el primer semestre. Yo dejé la carrera.

Al escuchar aquella oración, los brazos de su madre la soltaron mientras esta negaba suavemente.

—Tu sueño es ser doctora, Ivy. Tú tienes que salvar a tu padre, a personas como él...

De un momento a otro, todo el ruido del paddock desapareció, y la única cosa que se escuchaba era la respiración entrecortada de su madre. —Mami, yo estuve solo un semestre, pero ser doctora jamás fue mi sueño, fue el tuyo.

—¡Por favor, Ivory, no digas estupideces! Me lo dijiste cuando tu padre falleció —dijo desesperada, deseando que fuera una mentira.

—No son estupideces, ma. En ese momento era una niña y estaba triste por papá, pero creciendo encontré mi verdadero sueño, mi pasión. Quiero pintar, y de hecho lo he estado haciendo desde que dejé la carrera.

Con lágrimas en su rostro, la mayor negó, rehusándose a aceptar la verdad. Su hija le había mentido, su hija la traicionó. Traicionó a su padre y no estaba dispuesta a perdonarla.

—¿Entonces el dinero para la matrícula y gastos extras lo gastabas en? —inquirió seriamente.

—Lo usaba para pagar el alquiler y mis gastos básicos, mamá —contestó confundida—. ¿Eso es lo único que te importa? ¿El dinero?

—Por supuesto que no, solo espero que durante estos años de mentiras hayas guardado dinero o conseguido un trabajo, Ivory. Pues aunque me sea difícil, desde este momento estás sola. Te di 18 años de educación y de valores, o al menos eso es lo que yo pensaba; pero decidiste traicionar la confianza que brindé y en especial la que te brindó tu padre —dijo con orgullo sin dirigirle la mirada a su hija.

Las palabras de Adalet fueron como cuchillos que se clavaban en el corazón de Ivory. Era consciente de que había decepcionado a su madre, pero no esperaba que la respuesta fuera tan dura y despiadada.

—Mamá, lo siento mucho. No quería decepcionarte, pero necesitaba seguir mi propio camino y encontrar mi verdadera pasión. Sé que cometí errores y te fallé, pero soy tu hija, y mi amor por ti no ha cambiado. No te pido que comprendas ahora, solo te pido tiempo para que puedas ver lo feliz que soy siguiendo mi sueño —explicó Ivory con voz entrecortada por la emoción.

—No hay tiempo para esto, Ivory. Mi tiempo es valioso y no puedo malgastarlo en una hija que me ocultó la verdad y me mintió durante meses. Si hubieras sido sincera desde el principio, quizás las cosas serían diferentes —respondió Adalet con dureza, finalmente mirando a su hija a los ojos.

La angustia y el dolor se reflejaron en el rostro de Ivory mientras luchaba por contener las lágrimas. Se sentía perdida, sin saber cómo reparar el daño que había causado a la relación con su madre. Pero también sabía que no podía renunciar a su sueño, a su pasión por el arte, por complacer a los demás.

—Mamá, por favor, solo dame una oportunidad. Déjame demostrarte que puedo ser feliz y exitosa siguiendo mi camino. No quiero perder la relación con mi familia, pero tampoco puedo renunciar a mí misma —suplicó Ivory, esperando que sus palabras pudieran llegar al corazón de su madre.

Adalet miró a su hija, luchando con sus propios sentimientos y deseos. La imagen de su pequeña Ivory, siempre obediente y dedicada a cumplir sus expectativas, se mezclaba con la joven apasionada que tenía frente a ella, dispuesta a luchar por su sueño y su independencia. No obstante, la promesa de amor eterno a Oliver y el sufrimiento de su pérdida era más grande que cualquiera, durante años lo amo y eso no estaba pronto a cambiar.

Con mucho dolor, Adalet acomodó su bolso y se marchó del lugar, dejando a su hija en aquel lugar. Se sentía perdida y abrumada por sus emociones, sin saber cómo afrontar lo que acababa de ocurrir.

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El bar estaba lleno de música vibrante, luces tenues y risas animadas. La multitud se mezclaba entre las mesas altas y la barra, disfrutando de sus bebidas y conversaciones animadas. El murmullo constante llenaba el aire, creando una atmósfera bulliciosa y llena de energía. Turquía celebraba el Grand Prix.

"Dime por favor que no estás aquí sola" se escuchó a su alrededor, llamando la atención de Ivory. La castaña por primera vez en la noche levanto la mirada de su copa, observando a un hombre sentado junto a ella.

—Llevo aquí unos minutos, me preguntaba cuando tu cosmopolitan perdería lo interesante —bromeó.

—Contestando tus preguntas, la barra es para los que vienen sin acompañantes, entonces saca conclusiones. Y mi cóctel pierde lo interesante cuando ya no hay, aunque puedes pedirme otro y tal vez tú te vuelves interesante —comentó desvergonzadamente, haciendo notar que ya llevaba algunas copas encima.

—Entonces lamento decirte que ya no estás sola —contestó con una sonrisa mientras llamaba la atención del bartender, ordenando un mojito y un cosmopolitan.

Las bebidas fueron preparadas de manera rápida pero cuidadosa y colocadas sobre la barra, dejándolos nuevamente solos. Ivory sonrió en cuanto este acto sucedió, dando inicio a una nueva y emocionante conversación.

El ambiente en el bar se volvió más animado conforme la conversación entre Ivory y el desconocido continuaba. Ambos parecían disfrutar de la compañía del otro, y el coqueteo se volvió evidente en sus risas cómplices y miradas juguetonas.

—Debo admitir que alegraste mi día —admitió Ivory, jugando con el borde de su copa.

—Oh, me halagas—respondió aquel hombre con su característica sonrisa.

El encantador hombre le guiñó un ojo, volviéndose más atrevido. —Tal vez te podría alegrar toda la vida.

Ivory sonrío al escucharlo -pues aunque ninguno de los dos estaba completamente sobrio-, la vaga promesa de tener a alguien queriéndola de por vida parecía suficiente.

—¿Lo prometes, guapo? —preguntó ingenuamente, ansiosa de una respuesta positiva.

—Por supuesto; aunque no me mencionaste tu nombre, amor.

El apodo aceleró el corazón de la castaña, aumentando el sonrojo de sus mejillas. —Mi nombre es Josephine, un placer conocerte —respondió con una mirada coqueta mientras extendía su mano para estrecharla con la del desconocido.

—Me gusta, Josie, mi Josie—contestó él, saboreando cada sílaba del nombre de la encantadora mujer frente a él.

—Ahora dime el tuyo, es lo justo.

—Lando Norris.

💭 | MARIANNE'S NOTE:

FYI, en 2022 no existió el GP de Turquía.

Gracias por leer, votar y comentar, lo aprecio mucho y me inspira a continuar 💌.

-xoxo,marianne.

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