Capítulo 1

"Soy Sunghoon."

"Soy Sunoo."

Los dos se miraron de los extremos opuestos de la caja, sus manos tocaban el cristal y recorrían el cuadrado donde se encontraban.

"Esto... ¿tú... Tampoco recuerdas nada?" preguntó Sunoo con cierta timidez, comenzó a peinar su cabello hacia atrás, cosa que hacia cuando se ponía nervioso, el mayor no había necesitado mucho tiempo para darse cuenta de aquello.

"No." respondió el otro, sus ojos fueron hacía el exterior, a la oscuridad, algo de luz escapaba de la caja y se reflejaba en el suelo, de un sucio color gris, podía ver las grietas.

"Pues, te veo muy calmado para esta situación." Sunoo sonrió de forma temblorosa, sus manos temblaban aún más, estaba por entrar en pánico de nuevo de pensar en aquel extraño encierro y situación.

Sunghoon lo miro con expresión fría e indescifrable, habló con la misma frialdad.

"En situaciónes como estás, uno tiene que estar nervioso por los dos, y uno calmado por los dos."

Sunoo lo miró sin saber que decir.

"Si los dos estuviéramos en pánico, esto sería una batalla de muerte." continuó el mayor. "Y si los dos estuviéramos calmados esto sería aburrimiento mortal."

Sus ojos conectaron un momento, y Sunghoon pudo ver el segundo en el que correspondía y aceptó la verdad.

"Tienes razón." murmuró, mientras continuaba caminando, Sunghoon lo siguió, continuando la distancia que los separaba.

No supieron cuánto tiempo continuaron haciendo eso, simplemente parecía eterno.

"Cuánto tiempo crees que allá pasado?"

Sunoo tragó duro, su vista fue al suelo.

"No lo sé." murmuró. "Me da miedo todo esto, ¿sabes?"

"Es comprensible." dijo Sunghoon. "También tengo miedo."

"Lo llevas mejor que yo." comentó Sunoo con una sonrisa temblorosa, sus manos volvían a agitarse. "No sé nada, ni dónde estoy, ni como llegué aquí, ni cuánto tiempo pasó... Estoy aterrado."

Sunghoon lo miró temblar, se acercó a él despacio, colocó sus manos sobre sus hombros, y Sunoo lo atrajo hacía el, y lo abrazó con fuerza, hundiendo su rostro en su pecho, mientras su cuerpecito se agitaba por el llanto y el miedo, Sunghoon lo abrazó de regreso, frotando su espalda, dejándolo descargar todo lo que necesitaba sobre él.

Los ojos del mayor miraron hacia la luz cuando notó que está comenzó a ser cada vez más tenue, vió el lugar oscurecer, y todo tomó un color un poco más azul y apagado.

Cuando el menor se apartó del abrazo y encontró todo más oscuro abrió sus ojos con espanto.

"Con calma." murmuró Sunghoon, llevó sus pulgares hacia sus mejillas, y limpio sus lágrimas. "Deben anunciarnos que es de noche, deberíamos dormir."

"¿Quienes?" preguntó Sunoo.

"No lo sé... Pero debe haber alguien detrás de todo esto. ¿No crees?"

Sunoo asintió, se apartó de las manos de Sunghoon, miró en todo el interior de la caja, donde no había nada más que suelo.

"Supongo que tendrá que ser en el piso." murmuró, y simplemente se recostó allí, Sunghoon se recostó cerca, mirando hacia arriba, hacia el infinito vidrio de más paredes que no terminaba de crecer.

"Desearía que fuera una cama." murmuró el mayor, él otro asintió.

Y como si lo hubiera escuchado, el duro suelo se hundió ligeramente en la suavidad nueva que se sentía como un colchón, ambos miraron alrededor con algo de sorpresa, y al voltear, un par de almohadas igual de blancas los esperaban, los tomaron con algo de duda, pero en verdad eran simples almohadas, que terminaron acomodando debajo de sus cabezas, Sunoo casi abrazándola.

"Sunghoon..."

"¿Si?"

"¿Puedo tomar tu mano?"

El mayor extendió su mano hacia la de él, tomándola con suavidad, era pequeña, suave, podía definirla como esponja.

"No sé como iremos a despertar mañana." murmuró Sunoo. "Pero no quiero perderlo, al menos no estoy tan solo..."

"Tranquilo, Sunoo." dijo el mayor, su voz gruesa sonaba casi inmaculada imperturbable. "No pienses en esas cosas, sueña un poco para escapar un rato, seguiré aquí."

Sunoo sonrió por primera vez con más seguridad.

"Hasta mañana."

"Hasta mañana, Sunoo."

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