002.

“No estoy interesada en unirme a Herbalife.”




La mujer se encontraba ahora sentada en una banca en el metro, mojada de pies a cabeza, sus ojos hinchados de todas esas lagrimas derramadas, con su cabeza baja, esperando a que el tren pasara. Las personas pasaban frente a ella susurrando sobre "Aquella escena tan trágica" o "¿Quién le habrá hecho daño para que estuviera así?".

Ella ignoraba todo lo que las personas pensaban que no podía escuchar, no sería la primera vez que la veían llorar en el metro, o en cualquier lugar publico.

Hasta que un hombre bastante arreglado se sentó a su lado, usando un traje y portando un maletín.

—Señorita, ¿Tiene un minuto? –Preguntó aquel hombre, ella le dio una mirada rápida con su rostro demacrado.

—No estoy interesada en unirme a Herbalife. –Soltó seria, antes de moverse a la izquierda para estar un poco más alejada del hombre.

—No se trata eso. –Continuó el con su tono neutral. —Quisiera hablarle de una gran oportunidad que...–Ella lo interrumpió antes de que terminara su frase.

—Se como funcionan las estafas piramidales, no estoy interesada. –Se levantó de la banca dispuesta a alejarse.

—Yelena Aleksándrovna Novikova, cuarenta años de edad, nivel educativo, secundaria, emigró de Sokovia a los catorce, trabajo en naengdong-gansig por cinco años hasta su quiebre, después de eso trabajó en el negocio de la prostitución hasta los veinticinco, en una joyería hasta los treinta y tres, y en un negocio de pollos que fracasó, actualmente es contadora.  –Yelena dio la vuelta mirando al hombre petrificada, el había dicho cosas que ni siquiera Sang-Woo sabía. –Lleva casada seis años, y tiene su deuda individual excede los 250 millones de Wones.

—¿Cómo es que sabe todo eso? –Cuestionó Yelena preocupada por lo que ese hombre pudiera ser o hacer. —¿Es un espía o algo? Porque si es así... –Se acercó lentamente al tipo del maletín. —Debo decirle que no soy una persona con la que puede meterse, si investigó eso de mi debe saber lo que hice en Sokovia y créame, aún puedo replicarlo. –Soltó firme.

—No quiero hacerle nada. –Respondió con tranquilidad. —Tampoco soy un espía...

—¿Entonces que quiere? –Volvió a interrumpir la castaña. 

El hombre mostró una pequeña sonrisa, abriendo su maletín lentamente, dejando ver una considerable cantidad de dinero dentro.

—Señorita ¿Quiere jugar un juego conmigo? –Ella frunció el ceño aún más confundida. 

—¿Qué clase de juego?

—¿Alguna vez a jugado ddakji? –Cuestionó sacando dos piezas de papel color rojo y azul, ella asintió levemente.

—Un par de veces, sí. –Admitió acercándose nerviosamente a la banca, observando la cantidad de dinero en el maletín.

—Juegue ddakji conmigo, cada vez que gane le daré 100,000 wones ¿le parece? –Ella asintió poco convencida.

—¿Está diciendo que me dará 100,000 wones por darle vuelta a su ddakji? 

—Así es, y cada vez que yo gane deberá darme 100,000 wones. –Ella se lo pensó unos segundos, por un lado, el dinero no vendría mal, pero por otro lado ella no era precisamente buena jugando y no tenía con que pagarle al hombre si perdía. Pero finalmente, decidió aceptar. –Dejaré que usted empiece, ¿Qué color le gusta mas?

—Azul. -Soltó ella sin pensar. –Como la canción.

El hombre puso su ddakji en el suelo, Yelena lanzó el suyo fuertemente, pero apenas moviendo el rojo.

El no emitió ninguna expresión o palabras, sólo levanto su ddakji, y lo lanzó contra el azul, usando cierta técnica a la cuál la mujer puso mucha atención, pues el sí logró dar vuelta al ddakji azul.

Una mueca incomoda se hizo presente en Yelena.

—¿No tiene cómo pagar? –Adivinó el hombre buscando mirarla a los ojos, pese a que ella estaba intentado evitar el contacto visual. —Puede usar su cuerpo para pagar...

Los ojos de Yelena se abrieron con sorpresa.

—Todo esto...¿Sólo para eso? –Cuestionó indignada. —¿Sí sabes que hay otras formas de liga...? –Sin poder terminar su frase, la mano del hombre se estrelló contra su rostro, con una cachetada. —¿!Pero qué te pasa!? –Exclamó.

—Descontaré 100,000 con cada bofetada. –Ella sobó su mejilla, pese a todo nunca había sido abofeteada, pero estaba dispuesta a dejarse por dinero, este era posiblemente su punto más bajo, y ojalá Sang-Woo no se entere de eso.

—Otra más. –Dijo levantando su ddakji, intentando imitar la técnica del hombre, fallando.

Otra bofetada vino, y luego otras tres, en cada una, ella parecía poner más atención a la técnica del hombre aunque no le había funcionado.

La sexta ronda vino, de nuevo, ella no pudo voltear el ddakji, pero el sí lo hizo, para sorpresa de nadie.

Un par de rondas más llegaron, la gente miraba con extrañeza toda esa escena mientras pasaban, a ella no le importaba sólo quería darle vuelta al ddakji y ganar el dinero.

—¿Disfrutas esto verdad? –Soltó viendo la pequeña sonrisa formada en el rostro, esta vez el bajó la fuerza del golpe, pues su mejilla ya era de un rojo intenso.

Tras varias rondas, varias bofetadas, haber perdido el metro y mucha humillación publica, Yelena logró dar vuelta al ddakji del hombre.

Como si hubiera ganado la lotería, comenzó a dar saltos y gritos de felicidad, el hombre aplaudió silenciosamente con una sonrisa.

—El dinero que prometí. –Entregó dos billetes, que ella recibió como si fuera el material más preciado del universo. 

Jugaron un par de rondas más, al final, ella consiguió 400,000 wones, que contó con la sonrisa más grande mientras el hombre guardaba el resto de cosas en su maletín.

—Gracias por esto. –Dijo volteando su mirada al hombre. –Y gracias por no golpearme tan fuerte después de unas rondas.

—Escuche, podría ganar mucho jugando estos juegos unos días. –La sonrisa de la mujer se desvaneció.  –¿No le gustaría probar su suerte?

—¿A qué clase de cosa se refiere? –Soltó desconfiada. –No puede ser algo bueno si sabe toda mi información.

El sacó una tarjeta con los símbolos de un cuadrado, un triangulo y un circulo, entregándoselo a ella quien lo tomó temerosa.

—Debería considerarlo. –Le dedicó una última sonrisa. —Espero su llamada.

El hombre se fue, dejando a la mujer confundida, esperando al siguiente tren, en definitiva ganar dinero jugando podría ser una buena idea, pero muy poco creíble, tal vez la discutiría con Sang-Woo al día siguiente, cualquier manera de resolver sus deudas y mantener su matrimonio a flote sería bienvenida.








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Holi, espero les haya gustado.

Alch, yo sí me dejaría cachetear por Gong Yoo si tuviera la oportunidad, hasta lo haría gratis.







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