00. El Silencioso Aullido del Joven Lobo


/ ⁄ LOST LOVE PRESENTS

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Los Gemelos

301 d.C

Con disgusto observo la fiesta que acontecía a su alrededor. El matrimonio de Edmure Tully con una de las hijas de Lord Frey. Esperaba que el hombre hiciera su parte del trato porque no quería estresarse más de la cuenta. No por esas fechas.

—Estas demasiado tensa, hija mía —murmuró su padre.

—Espero que Lord Frey y tú, padre, cumplan con sus partes del trato. No quiero llamar a mis muchachos —comento mirando de reojo a Robb Stark sentado en otra mesa junto a Lady Catelyn y hombres leales a los Stark—. Tienes que darme una señal para sacarlo de aquí.

—Lo sabrás, en el momento correcto —respondió su padre.

Solo movió su cabeza sin más que decir. Lo que estaban por hacer les daría el pase para gobernar el Norte, ser los nuevos señores supremos del Norte, guardianes de Invernalia y del Muro. Desde hacía años que su padre deseaba ostentar el poder de Lord Eddard Stark. Y en esos tiempos, gracias a los Lannister, se lo entregarían. Le darían poder a su padre más no a ella.

Ella les pidió algo a cambio que su padre no pudo negarle. Ventajas de ser la primogénita y la consentida. Ayla guardaba un secreto que ponía en peligro el próximo poder de su padre.

Bajo una mano a su vientre y acaricio leve. Su vista se fue hacia los balcones que había en el Salón, hombres armados esperaban pacientes la orden de su Lord. El riego de sangre seria esplendido de observar, lástima que no estaría allí para poder verlo. Debía marchar junto a alguien, más bien, ella se marcharía y la otra persona la seguiría.

Siempre tras de ella con firmeza.

—Es hora —murmuro su padre.

Lo miro y asintió. Tomo el jugo que aún le quedaba en la copa, para después levantar su cuerpo y mover la cabeza a Lord Frey. El hombre solo asintió, con mirada desagradable en su cuerpo. Ojala haber tenido su arco y flecha para ensartarle una bonita flecha en su mugriento cuello. Ver como se ahogaba en su propia sangre era tentador al pensarlo, como intentaba respirar, la sangre cayendo por su piel y ropa, una de sus manos sosteniendo la herida.

Magnifico.

Se giró para caminar fuera del Salón, la mirada de los Stark fija en ella. Sonrió al escuchar una silla moverse y a alguien caminando tras de ella. Perfecto, lo tenía donde quería. Robb la seguía a todos lados cuando ella marchaba a los recónditos lugares del bosque, durante la guerra. Varias veces la encontró cazando animales o, torturando a enemigos que intentaban atacarlos. Claro que el joven no estaba feliz con sus métodos, pero no decía nada porque no quería ser el siguiente en su lista.

El joven Lobo se volvió aún más persistente en sus huidas luego de encontrar el cuerpo de Jeyne Westerling amarrado a un árbol con su cuello abierto de lado a lado. Ayla no iba a negar que estaba celosa. Celosa por la amistad que Robb tenía con la chica y, el cómo esa chica tocaba el brazo de su Robb ¿Quién se creía que era? Tuvo incluso el descaro de decirle que el Stark no la iba a amar por ser una mujer cruel y sádica.

¿Cruel? Lo era y a mucha honra ¿Sádica? Eso se lo dejaba a su hermano bastardo Ramsay.

—Las uñas de tu lobo suenan mucho con los azulejos del suelo, Stark —comento, llegando a uno de los aposentos lo bastante alejado del Salón.

Al girar, Robb miraba al Lobo Greywind con algo de regaño y el lobo tenía su cabeza algo baja y sus orejas caídas.

— ¿Por qué dejaste la fiesta? —Cuestiono el chico.

Lo miro unos segundos, pensando en que responderle. Aquellos ojos celestes la atravesaban de una manera dominante, acariciando cada parte de su piel, cada recóndito lugar de su cuerpo. Noches atrás, las manos del Stark recorrieron todo su cuerpo mientras la embestía con fuerza, gruñendo en su oído por la fuerza que ejercía.

— ¿Por qué no? Soy una pobre jovencita en un lugar de viejos borrachos que pueden intentar tomarme a la fuerza, esposo —respondió, ingresando en el aposento.

El joven fue tras de ella, abriendo la puerta para que el lobo entrara y se acomodara en la alfombra de terciopelo frente a la chimenea. Encendida y manteniendo el ambiente del aposento acogedor. Robb la tomo del brazo para hacerla voltear y asi quedar de frente. Este la miraba con su boca entreabierta. Intento besar sus labios, pero se alejó.

— ¿Qué embrujo me lanzaste, Ayla? —Sus labios se rozaba, sus narices jugaban entre sí. Las manos de la joven Bolton fueron a los pectorales del joven Stark, donde quedaron allí a espera de algún movimiento. Pero no hubo uno. No quería separarse de aquel joven que amaba—. No puedo dejar de pensar en ti. Tú estás en mis pensamientos día y noche. Quiero estar contigo todo el tiempo.

— ¿Y que esperamos para estar juntos ahora? —Respondió ella, llevando sus manos hacia atrás del cuello del joven, para acercarlo a su boca.

El dese de besarlo estaba allí, recorriendo sus venas como la adrenalina misma.

El beso fue mutuo, ambos lo deseaban en aquellos momentos. Estuvieron separados la mayor parte del tiempo gracias a Lady Catelyn que, como madre, sospechaba de sus intenciones para con Robb. La mujer no la quería solo por ser hija de un Bolton y, por ser la siguiente en Línea de su Casa. Para la mujer Tully las mujeres estaban hechas para dar herederos a su esposo, cuidar y criarlos, siempre estar bajo la protección de su Lord Esposo.

Ayla no creía en lo mismo ¿Por qué las mujeres no podían defenderse? ¿Por qué las mujeres no podían aprender a usar un arma? Porque los hombres temían del poder que eso podría darles a las mujeres. Poder que ella ya obtenía desde que convenció a su padre de dejarla entrenar con su arco y flecha. Se sintió poderosa, sin dejar que alguien la obligara a hacer cosas que no eran de su agrado.

Robb mordió su labio inferior, ella gimió leve ante el dolor que le provoco. En venganza, también mordió su labio. Ambos sonrieron, separándose para unir sus frentes. Estaban calmados aunque con sus respiraciones descontroladas, que intentaban controlar erróneamente. Ayla sabía que en cualquier momento todo lo que sentían en esos momentos, se destruiría.

De pronto, gritos y el uso de armas se escuchó fuera del aposento. Greywind ladro, levantando su cuerpo sobre sus cuatro patas para mirar la puerta cerrada. Era el momento de cumplir con su parte del plan. Antes de que Robb pudiera salir a ver que sucedía, ella lo empujo contra la cama donde cayó sentado y corrió a la puerta para cerrarla con llave. Llave que lanzo por debajo de las rendijas hasta el pasillo.

— ¡Ayla! ¿Qué está pasando? —Pregunto Robb sin comprender.

Lo miro mordiendo su labio. Este sangro ante la fuerza que hizo.

—Lo lamento, pero es algo que tengo que hacer —respondió.

Robb negó, escuchando a lo lejos los gritos de los hombres Stark luchando y, de la mujer Tully. El muchacho quiso salir, pero Ayla levanto su arco y flecha que tenía escondido tras la puerta.

El Stark la miro con dolor.

—Tú me engañaste —comento con dolor.

Negó.

— ¿Engañarte? No, te salve, Robb —respondió ella.

Entonces la puerta se abrió y hombres de la Casa Bolton ingresaron al aposento. Ayla salió del lugar, escuchando los gruñidos de Robb y ladridos de Greywind. Forcejeos, golpes y gruñidos. Era todo lo que se podía escuchar.

Hasta que todo fue silencioso.

¡Hola! Uff este prologo 👀

Ayla será el personaje que caiga mal con todas sus decisiones, pero que cae bien con su personalidad. Es casi una versión de Cersei Lannister pero del Norte, pero se puede decir que ella fue mas inteligente que Cersei ejemMorionMartellejem.

Me va a doler Robb en el primer acto 🤧🤧

Con esto me despido 😘 Les menciono que cuento con Canal de Difusion donde informo de varias cosas entre ellas actualizaciones, spoilers, fics en borradores. El link lo pueden encontrar en los comentarios del tablero💖

Nos vemos,

Monse 🐺🐺

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